No se ni para que me molestaba en razonar con Shui estaba mas que claro que por mucho que le dijeramos buscaria otra escusa- Si shu el pañuelo esta mejor, pero tendrias que tapar tus manos y todo lo demas, no creo que sirva, no seria mejor dejarte crecer el pelo, ya se que crees que es antihigienico pero solo seria por un tiempo-
No me sale el pelo tan rápido. Y para las manos me puedo poner guantes.
Percibo que la tormenta amaina y me separo a regañadientes de Jin
- Creo que tendríamos que continuar...tenemos una misión que cumplir-
Temblaba de pies a cabeza y el rubor aun teñía mis mejillas, no deseaba que el momento terminase pero también savia que los demás no tardarían en importunarnos
-Por favor...no hables de esto con los otros...-
Le devoví la mirada, más segura que nunca y dije -Tienes razón...y si quieres mantenerlo en secreto, por mí bien. Me conformo con saber que sientes lo mismo.- Le devolví la mirada y esperé a que saliera a cubierta...aún tenía un asunto que tratar con Kham.
Se abre la puerta del camarote de Yue y esta sale de el con un aire cansado y mas palida de lo normal (probablemente por el esfuerzo de mantener el escudo), os comunica que ha pasado la tormenta y mientras deshace el escudo de hielo os pone a trabajar preparando los aparejos para proseguir la travesía. Jin llama a Kham al camarote de yue y cierra la puerta una vez ha entrado
Entras en el camarote de yue por primera vez y te sorprendes, es tan grande como el común que hay en el piso de abajo pero infinidad de veces mas lujoso, Jin te indica un lugar donde sentarte y sirve dos tazas de te.
Miro a Yue y pienso en todo menos en que su cara de cansancio tenga algo que ver con mantener el escudo, seguidamente cumplo con mis tareas no es momento de perder el tiempo.
- Gracias, Jin -hice un ainclinación respetuosa hacia el intempestigo maestro del fuego, agradeciendole el té. Noté que estaba un poco frío para mi gusto y lo calenté levemente, controlando la temperatura. Tras verificar de un sorbo que estaba a mi gusto, observé a mis camarada elemental. Pero si bien compartíamos el entendimiento de un elemento, no así era entre nosotros. Y eso debía cambiar para que la misión siguiera adelante. Quizás por eso me había solicitado que acudiera al camarote.
- A la maestra del agua Yue se le ve cansada, Jin... -inicié la conversación, con tono tranquilo y suave, y una punzada de preocupación- Especialmente agotada... ¿Está bien? ¿Hay... hay algo que yo pueda hacer para ayudarla? -titubee un momento, bajando la vista hacia la taza de té- Se que hemos tenido nuestras diferencias, y que no confías en mi. Pero en verdad me gustaría ayudar, si puedo...
Había comprobado lo mucho que le importaba a Jin aquella chica y supuse que interesarme por su salud sería un punto de unión. Cuanto menos una cortesía.
-Yue esta bien Kham, creo que podemos decirlo así...no te preocupes por ella- Me senté frente a él y lo mirá a los ojos, planteándome el inicio de esa conversación, me lo tomé con calma. Cogí mi té y dí un pequeño trago...después otro.
-Hemos sido compañeros por más de cinco años, hemos entrenado juntos con el elemento del fuego y por un malentendido y mi orgullo no podemos dejar que esto continue así. Debo pedir disculpas por mi comportamiento durante los últimos días- Dije al final lentamente, esperé su respuesta dando otro pequeño trago.
Estaba sentado sobre mis rodillas, con una postura relajada y las espalda recta cuando escuché atentamente las disculpas de Jin. Jin siempre me había parecido alguien orgulloso, pero supongo que la misma imagen debía proyectar yo mismo en ocasiones. Dejé pasar unos instantes, con mi humeante taza en las manos, leyendo en sus ojos. Di un nuevo sorbo y después deposité mi taza a un lado.
- Humildemente, agradezco y acepto tus disculpas, Jin. Son un gesto que te honran. -hice una inclinación respetuosa que mantuve unos segundos. Luego me reincorporé y clavé mis ojos en los suyos- Pero debes saber que las acepto solo con una única condición... -mi mirada sostuvo la suya, firme y decidida, unos instantes- Somos camaradas, Jin. Aliados. Y por la hermandad del Clan Fénix, también hermanos. Ambos hijos de la guerra, y servidores del Avatar Aang. Pero más allá de eso, quiero renovar contigo ese vínculo de hermandad. Con sangre. En pago a la imprudencia que yo realicé, la cual desató tu orgullo y liberó tu rabia. Imprudencia por la que también yo te pido disculpas a ti tal como haré con Yué cuando esté descansada y repuesta del mal que le aqueja... Quiero que hagamos un juramente solemne, y que la huella y el recuerdo de dicha promesa nos sirva de recordatorio durante los momentos difíciles que nos han de sobrevenir... -hice una pausa y me remangué la manga del brazo izquierdo, estirando el brazo hacia él- ¿Me concederás ese honor, Jin? ¿El honor de poder llamarte hermano y así cerrar el círculo de confianza que debió haber existido siempre entre los dos maestros del fuego elegidos por el Avatar...?
Miré a Kham a los ojos mientras me decia todo aquello, tenía razón, pero su último acto...me sorprendió, no me lo imaginaba. Dudé un momento y después me levanté, cogí mi katana desenfundándola y me puse la punta en el antebrazo. Estaba tan afilada que un pequeño chorro de sangre ya caía, sin gestos de dolorhice un tajo algo profundo a lo largo del antebrazo sin comprometer las venas.
Sonriendo pero sin decir ninguna palabra, le dí la vuelta a la katana para ofrecérsela a Kham por el mango. Esperando que la tomase y después darnos la mano juntando ambas heridas.
Tomé el arma que Jin me ofrecía. Era la priemra vez que me fijaba en ella. Un arma excelente, terriblemente afilada y con un mango de muy bella factura, además de ligera como un pincel. Honré a su autor y realicé un corte largo, fino y longitudinal en mi antebrazo, también teniendo cuidado de evitar venas y tendones, pues el filo cortaba la piel como si fuera mermelada.
Hecho esto, limpié la sangre en un lienzo y le devolví el arma, sujetándola con reverencia, ofreciéndole el mango tal como Jin había hecho. Luego extendí el brazo y lo junté con el suyo, agarrando con mi palma su codo y viceversa para que las sangres se mezclaran.
Luego retiré el brazo, dejándolo aun extendido, y alcé mi mano derecha, con el dedo índice hacia arriba, donde se encendió una pequeña pero intensísima llama de color blanco, que bailó, ávida de oxígeno que alargara su efímera existencia.
- Juro solemnemente que este hombre que hay ante mis ojos es mi hermano, y que de ahora en adelante le protegeré y ayudaré y no habrá duda ni inquietud en mi corazón. -proclamé con tono solemne- Y con este fuego lo sello...
Y entonces apliqué el dedo llameante al corte y fui cauterizando lentamente la herida, cerrándola, mientras apretaba los dientes soportando el dolor. Un dolor que dejaría una marca indeleble que nos evitaría volver a cometer errores futuros. A veces, solo se aprendía así.
Repetí el juramento con la pequeña llama de color azul en mi dedo y lo pasé a lo largo de la herida con un ojo cerrado. El dolor era casi insoportable, pero eso me haría recordar...me haría aprender y ahora tenía un hermano más.
Cuando terminé de cauterizar toda la herida guardé la katana en su funda y miré a Kham con una sonrisa -Pues a partir de ahora...somos más que amigos, somos hermanos- Digo sonriendo -Creo que deberíamos subir a cubierta...¿Qué es lo que se ha puesto Shui en la cabeza? Está ridículo- Digo riendo al recordar el pañuelo que e había visto al maestro del aire.
Le devolví la sonrisa a Jin, mi nuevo hermano y la amplié cuando hizo el comentario del joven maestro del aire.
- Shui intenta encontrar una solución para ocultar sus tatuajes... -comenté- ...pero hasta ahora, como puedes comprobar, tiene más entusiasmo que éxito... Supongo que vamos a tener que convencerle de que se deje crecer el pelo, lo que al parecer él considera algo... ejem... antihigiénico... Subamos a ver si tenemos éxito.
Y levántándome, abrí el camarote y Jin salimos a una nueva realidad...
Navegais con viento favorable durante unba hora y al quedaros sin aire Yue pone a Shuy y a Tet a trabajar generando viento sobre el velamen. Cae la noche y Yue prepara el barco para el ultimo tramo de travesia mientras el Shang hace la cena. Os reunís mas alegres de lo habitual (excepto Yue que como siempre es puro hielo) y haceis una pequeña fiesta celebrando vuestra primera misión y futuro éxito.
¿Qué ha sido de Kham y Jin durante el día?
Han charlado durante unos minutos y despues han salido con los demas. Han trabajado con todos vosotros y os hacen compañia en la celebracion.
Me siento contento de que todos colaboremos, y no pongo ninguna pega a impulsar las velas cuando el aire no colabora con nosotros.
Durante la cena cuento anécdotas de mi vida como monje, pero también del tiempo que hemos estado entrenando, ambas cosas son importantes en mi vida.
Desde la conversación sobre mi pelo, no me he quitado el pañuelo de la cabeza para irme acostumbrando.
Me repasé la cicatriz del brazo con el dedo...aún no me acostumbraba a verla ahí. Sería cuastión de tiempo pero había sido un buen día...el mejor de mi vida y se notaba a primera vista que estaba contento y que gran parte de mi inseguridad había desparecido.
Miré a mis compañeros y dije -Shui...¿Por qué no te dejas crecer el pelo?- Lo mirá ahora a él, si no...bueno casi prefería que nos descubriran a verlo de esa manera -No está nada mal tener una buena melena...si no miramé a mí y a Yue..-
-Es una guarrada, no esperes que me deje pelo, además, por nada del mundo dejaría que mis tatuajes del bisonte volador quedasen ocultos, una cosa es esconderlos momentáneamente, otra hacerlo de larga duración.