Partida Rol por web

En cuanto Duncan tira de la cuerda suceden dos cosas: la primera es que el suelo del cubiculo y la palanca de la que ha tirado comienzan a descender lentamente hasta que, tras bajar unos tres metros, se detiene abriendose una pequeña puerta que da aceso al pozo(o bajura en este caso), esto lo veIS porque lo segundo que acontece es que las planchas del suelo se vuelven a abrir mostrandos el fondo del pozo donde se encuentra Ataulfo sentado y esperando con su mandoble dispuesto enfrente a él.

-mmm, una especie de elevador. Muy práctico este karvoquian. Ataulfo, supongo que si entras en el cubículo y vuelves a darle a la palanca este subirá. Claro que podemos echarte una cuerda si prefieres lo clásico-

Duncan se acerca a observar el habitáculo.-Juro que me pareció oir una voz antes de caer, seguro que hay una puerta secreta por aquí.- Acto seguido se pone a buscarla, bajando si fuera necesario.-

- Por fin - exclama al ver vuestros rostros aparecer - No me fío de los magos - dice el guerrero poniéndose en pie de un salto. Aunque su armadura aparenta ser pesada, parece como si la magia inherente la hace algo más liviana de lo normal - echadme una cuerda y continuemos - acaba con ciertos síntomas de impaciencia.

Ataulfo sale del pozo sin mayores problemas y de nuevo el grupo ya reunido se encuentra en el pasillo un poco más adelante se bifurca hacia izquierda y derecha. Ademas de ten3er una puerta abierta enfrente de vosotros que da a una pequeña habitación en la que lo unico destacable es un par de alfombras con quemaduras.

Una vez las cosas han vuelto al orden natural dedico una mirada casual a la habitación donde estaba prisionera la criatura de ácido "que desperdicio de alfombras" y luego señalo en una direccion al azar

-¿derecha mismo?-

Raangar comenta lo de ir hacia la derecha seguramente por que a la izquierda el pasillo gira a unos tres metros pero a la derecha se ven un poco mas adelante tres puertas, una a la derecha del pasillo, otra a la izquierda y un poco mas alla otra en la pared del fondo.

Por mí vale

-De acuerdo, derecha.-

- No seré yo el que os lleve la contraria - dijo el guerrero ancogiéndose de hombre embutido en su pesada armadura.

Romualdo se une al resto encogiendo los hombros y se coloca cerrando la fila esta vez.

- Esta bien, pero ahora prestaremos mas atención ¿Verdad Ataulfo? - dice socarrón. Luego se coloca tras el halfling, orgulloso aún de su hazaña.

- Bien hecho Siriel, ha sido todo un acierto lo del fuego, ¿eh?- Añade.

Viendo que la gente ya se coloca, Duncan comienza a avanzar con paso lento, observando todo a su alrrededor, techo, paredes y suelo, hasta llegar a las puertas.

Una vez delante de ellas, pega la oreja en cada una de las puertas y las revisa por si alguna caída o un dardo estuviera dispuesto a frenar a los intrusos.

Duncan se adelanta con cuidado pasillo adelante examinando la zona para poder detectar cualquier tipo de trampa, y al no detectar ninguna se acerca a las puertas donde primero examina las cerraduras y despues escucha con atención pegando su oreja a cada una de las puertas. Despues de realizar esta operación en cada una de ellas y al no escuchar nada os hace señas para que os acerqueis.

- Vamos - dice escuetamente Ataulfo mientras se acerca hasta su compañero pícaro - ¿has escuchado algo? - le pregunta lo más bajo posible.

-Eso es lo que me preocupa-contestó al guerrero-no escucho nada, ni siquiera los ruidos típicos de un subterráneo, nada..-El ladrón se dá la vuelta y señala la puerta de la izquierda esperando la aprobación del grupo.

-extraño desde luego- sin embargo no podemos quedarnos aquí por el silencio

-habrá que seguir adelante, pero con cuidado, si algo ha escuchado el sonido de la lucha anterior pueden estar preparando una emboscada-

¿No es mejor que abramos las puertas? A lo mejor lo que estamos buscando está en una de ellas. Y si hay criaturas de esas....pues la volvemos a cerrar y seguimos.- dijo el pequeño Siriel encojiéndose de hombros

-Que fácil lo ves todo halfling.-Aunque no le faltaba razón, se abría la puerta y a improvisar sobre la marcha. Sin más dilación, observó que sus compañeros estuvieran dispuestos y abrió la puerta con la daga preparada...

La jovialidad y simpleza de la mente del halfling no hacia mas que arrancar sonrisas del guerrero, no sabía si el halfling era en verdad tan inocente como aparentaba o un incosnciente, aunque una cosa no descartaba la otra.

- Ya has oido a nuestro pequeño héore Duncan, abrela.....- dijo tratando de contener la risa.