Partida Rol por web

Costas de la Mantis. Hora de Fu Leng.

Vuestros hombres cumplen las órdenes de Bato y llevan al único superviviente pirata a la posada entre forcejeos.

Poco después, un aldeano se presenta en la posada. Sus conocimientos son rudimentarios, pero consigue hacer algunos torniquetes que paran las hemorragias más graves. Pese a todo, olvidáis el protocolo.

Parecía que habían acabado con al menos una parte de los piratas y casi todos los jovenes samurais habían sobrevivido, sería bastante gloria para todos ellos si realmente habían acabado con los problemas... Desgraciadamente y siendo en tierras de la señora no le quedaba otra nada más que dar al superviviente a la terrateniente para que lo ajusticiara...

Así que dejó a sus compañeros en la posada Haced un recuento de heridos y muertos, si algún samurai ha caido quiero su nombre de familia y su daisho envuelto en sus ropas, entendido??? Dos de los que esteis menos heridos, acompañadme... Se volvió a mirar las ropas por suerte para él la única sangre que corría por su armadura era la de sus enemigos...

Una vez en el exterior buscó a alguno de los aldeanos que hubiera participado en la batalla y lo detuvo con voz alta declaraba para que todos lo oyeran Despojad de todo lo que tuvieran a los piratas, será vuestro, pero necesito de dos cosas, una que envolvais sus cuerpos, no serán enterrados en estas tierras, no se merecen ese descanso ni vosotros que mancillen vuestas tierras, tambien necesito que me presenteis todas las posesiones que tuvieran los piratas, es esencial para saber si vendrán más o si eran los únicos piratas...

Costas de la Mantis. Hora de Fu Leng.

Dos jóvenes acompañan a Bato fuera de la posada y hacen cumplir sus órdenes. Poco tiempo después todo lo ordenado ha sido cumplido. Las posesiones de los piratas no hacen pensar que la banda de piratas tuviese más miembros, pero la piratería era algo común en las Islas de la Mantis, por lo que era posible que otra banda sustituyese a la caída.

Se comienzan a preparar las hogueras para quemar los cadáveres. Los aldeanos van juntando madera en pilas y van amontonando los muertos sobre el fuego. Lo que hagáis con las cenizas es cosa vuestra.

El cansancio os comienza a pesar. La noche avanza y las nubes amenazan con nuevas tormentas.

La breve pero eficaz cura del aldeano hizo que parase de brotar sangre por la mal herida pierna. Me relaje antes de que con la ayuda de una talla de madera me dirigiese a la habitación para descansar mi maltrecho cuerpo.

Antes de subir las escaleras, aconseje a mis compañeros que se pusieran en contacto con los ETA de la población ya que aunque la situación lo demandaba no era muy honorable que un sámurai que se preciase hiciese ese tipo de labores con cadaveres. En el camino hacía el preciado descanso del guerrero decidí salir para encontrarme con Bato-san, al cual salude reverencialmente con una sonrisa de satisfacción en el rostro. 

-Mañana será otro día, sería conveniente que vigilasen bien al hombre de la cicatriz y mañana encontraremos la forma de que hable, que descanses compañero.- con esto me vuelvo a adentrar en la posada y me dirijo escaleras arriba.

Con un gesto leve de inclinación Bato se despedía del gigante. Cuidate esa herida compañero, tus ancestros estarán orgullosos, hoy has combatido como una auténtica Mantis...

Despues empezó su registro de las pertenencias de los piratas, buscaba minuciosamente entre todos los objetos algo que los relacionara con la señora de las tierras, o alguna casa samurai enemiga, incluso cualquier indicio de cual podría ser su base de operaciones...

Entonces llamó de nuevo a los mismos samurais que antes le habían ayudado... Registrad de arriba a abajo el barco, quiero que me traigais todo lo que encontreis dentro, haced que los aldeanos traigan absolutamente todo a la taberna y buscad al constructor de barcos del pueblo necesito hablar con él tambien... con un gesto de cabeza despedía a dos de los jovenes guerreros.

Empezaba a sentirse cansado, pero antes debía cerrar algunos asuntos... siguió el registro mientras ordenaba algo de té al posadero, la noche podía ser larga...

Costas de la Mantis. Hora de Fu Leng.

Mientras comienzas a subir las escaleras, cierta sensación de mareo te invade. Apenas habías conciliado el sueño cuando la aldea comenzó a arder. La lluvía volvía a sonar contra el techo de la taberna. Al menos ayudará a apagar los incendios causados. Piensas taciturno.

Cuando te dispones a entrar en tu dormitorio, con la vana esperanza de dormir algo, Uchija se acerca a ti. Has oído su movimiento frenético subiendo las escaleras. Eso no ayudará a tus heridas, compañero. Piensas mientras te giras.

Uchija, ansioso te dice que Bato va a registrar algunas cosas y pregunta si bajarás o si vas a descansar.

Costas de la Mantis. Hora de Fu Leng.

Tus órdenes comienzan a cumplirse y mientras algunos de tus hombres se dirigen al barco, otros continúan registrando los restos de los muertos o inspeccionan las labores de cremación de los cadáveres.

La lluvía comienza a caer de nuevo. Las islas parecen estar siempre húmedas.

Un chiquillo, algo herido, se dirige corriendo en busca del carpintero de la aldea.

- No, compañero, mucho me temo que si no reparo durante un Instante en mi deteriorado cuerpo, no pueda ejerce mis obligaciones durante largo tiempo. Por lo que me dispongo a descansar en mis aposentos. Uchija-san, ¿Cual es el estado de tus heridas?... deberias pensar en hacer lo mismo, aunque al menos sea por una noche... No hay nada que no se pueda hacer mañana que se pueda hacer esta noche...

- ¡Que no me moleste nadie hasta el Alba!.- le comento mientras le pongo una mano sobre el hombro. Honorable lucha la de hoy, compañero.- y continuó la ascención hacia el deseado Futon.

Costas de la Mantis. Hora de Fu Leng.

Uchija sale de la posada y te informa de que Yojiro ha ido a descansar por las heridas.

Arigato Uchija, vete a descanar si quieres, habla con los que esten menos heridos y montad guardias... aunque ahora que lo pienso, mandé dos hombres a registrar el barco pirata, acercate y asegurate que estan bien, me extraña que aún no hayan regresado...

Bato estiró un poco la espalda adelante y atrás y volvió a sentarse con las piernas cruzadas mientras disfrutaba de su té... el cansancio empezaba a acusarle gravemente pero quería dormir con las ideas tranquilas y haciendose una idea de la situación...

Costas de la Mantis. Hora de Fu Leng.

Tras un buen rato, en el que terminas perdiendo los nervios, Uchija y los otros dos guerreros vuelven con las manos vacías. Te informan de que por mucho que han registrado el barco no ha habido nada incriminante, aunque no te quedan muchas dudas de la relación de la tripulación con la señora de las tierras.

No había encontrado ninguna prueba y eso le cabreaba enormemente, pero ya era hora de mostrar las uñas, pidió a los tres samurais que lo acompañaran hasta donde estaba el pirata. Colgad boca abajo a este hombre, y montad guardia a su alrededor, que solo lo descuelguen si va a confesar, y si se duerme dadle un varazo... Aseguraos que sus ropas siempre esten mojadas...

Tras eso se volvió y dejó instrucciones a sus hombres habrían tres guardias de dos personas, uno con el pirata y otro en la posada donde el resto dormian, Bato se ofreció para acabar la primera guardia...

Costas de la Mantis. Hora de Fu Leng.

Mientras vigilas al hombre, el tiempo pasa, pero nada ocurre. La lluvia comienza a caer copiosamente y el pirata se mantiene húmedo tal y como deseabas, aunque tú no lo estás menos. En varias ocasiones tienes que elevarle para que no se ahogue con el agua de la lluvia.

Cuando por fin termina tu guardia, decides ir a buscar a tu sustituto.

Despues de despertar al que sería al sustituto el samurai tuerto volvía al futón algo humedo por la última lluvia, y con la esperanza de un descanso placentero.

Costas de la Mantis. Hora de Fu Leng.

Yojiro se despierta durante unos segundos al notar un movimiento en su habitación. Al poco, ve a Bato introducirse en su futón. Antes de que se dé cuenta, su respiración se acompasa y comienza a soplar suavemente. Yojiro se revuelve en su futón y se queda dormido.

Costas de la Mantis. Hora del Sol.

Una nueva mañana surge y la luz del astro rey penetra en la habitación. Por fin parece que deja de llover, aunque en las Islas de la Mantis eso no siempre ocurre. Cuando desaparecen las nubes de lluvia y dejan paso al sol, a veces, éste no dura mucho.

Ambos os despertáis casi al mismo tiempo, como sincronizados. Os hace gracia y reís de buena gana. Hacía tiempo que no lo hacíais. Algunos de vuestros samuráis presentes se miran intrigados entre ellos.

- Buenos días hermano, espero que anoche no fueran muy arduas y tardías las pesquisas, lamento no haberos podido acompañar pero la herida de mi pierna necesitaba un descanso urgente.- al decir esto siento una leve punzada en el muslo, retiro el futon para observar que el corte al menos no se ha infectado y parece que cicatriza normalmente.

Buena batalla la de ayer, creo que los aldeanos abran cambiado su opinión sobre nosotros, ¿lo habrá hecho también la señora de las tierras? ó, en cambio, ¿se habrá sentido defraudada?.- la última pregunta casi susurrada sólo va dirigida a Bato-san...

Con su único ojo sano, el samurai observaba a su gigantesco compañero, mientras sonreía abiertamente; se tornó un poco sombría su expresión al ver como Yojiro chequeaba la herida...

Como estas Aniki?? No te preocupes por anoche, te pondré al día en el desayuno; anoche fuiste el samurai más valioso que podía tener a mi lado, seguro que aqui tambien te habrás ganado tu nombre.

Una vez fuera del catre y ya vestido bajó a desayunar mientras mandaba despertar a sus hombres... se acercó a uno de ellos y le pidió que hiciera llamar al carpintero de barcos, pues no había aparecido la noche anterior y temía que estuviera entre los aldeanos caídos.

Costas de la Mantis. Hora del Sol.

El muchacho sale lanzado a buscar al carpintero, con la esperanza de tener mejor suerte, aunque algo en su gesto os hace pensar que ya tenía claro la otra vez que no lo iba a encontrar.

Mientras decidís vuestros siguiente paso, las nuebes vuelven a juntarse. Todo parece prometer lluvia. Maldecís por lo bajo. El agua parece no estar dispuesta a abandonaros.

La cara del chiquillo al salir disparado le hacía pensar que realmente no había sobrevivido y era una autentica pena, por un lado no sabría si habrían constuido el barco en esta isla y aún peor quien constuiría barcazas de pesca para los lugareños ahora... No obstante quería caminar hacía el hombre que tenían colgado y hablar con su compañero sin que nadie más los escuchara.

Yojiro-san, acercate... Bajó la voz mientras caminaba junto a su compañero de armas. Estoy intentando encontrar algo que enlace a estos piratas con la señora de las tierras, pero no termino de dar con algo claro... interrogaremos al pirata, a algunos aldeano y partiremos esta tarde, pero ni las pertenencias de los piratas, ni el barco son suficiente ayuda... Necesitamos algo determinante. Se te ocurre algo?