Partida Rol por web

" creo que estoy llegando, me prepararé Padre." Mi abanico de guerra pasa al lugar del otro. Lo balanceo con el pulgar apoyado en dos más, de la izquierda pasa a la axila derecha "Padre". La montura se agita, siento un continuo escalofrio, como si andara por campos cenagosos, se enerva el espinazo y el escalofrio quema. Cojo la montura miro el entorno paso a la derecha del capitan y sigo camino  " he de ser yo quien encabece esto".

A paso jaleo adelanto a toda la comitiva "estoy cansado de este paso..." , una brisa fresca me llena y el peso del conflicto me llega al hombro derecho.

Curvo y dolo,

pero recto y dolo,

no cae en vano.

Seguidamente caigo de la montura, "por un momento creo que me puse a andar encima del caballo." Pienso al recobrar el sentido. El golpe me deja inconsciente, una pena se apodera de mí, veo gente y muchas sombras algunas con luz, imagenes se cruzan de Ayano, otras vacias, recorro todo el clan y la aldea próxima a mi casa en un tiempo entre la hora del Sol y Shiba, un dolor de cabeza me atrapa en mi casa, recuerdo que creí cagalbar con Fergo, u este prosiguio camino. Como el que se levanta de la cama, así me despierto, busco el abanico, derecha otra vez. Avergonzado por la caida busco las bridas de la montura, monto y prosigo al paso que llevaba la comitiva.

Castillo del Cruce de Caminos. Hora de Shiba.

Jaintsi se prepara para intentar mantenerte el ritmo, aunque no lo va a tener fácil. No obstante se mantiene tenso y preparado para devolverte el golpe.

Tierras Grulla. Hora de Shiba.

A pesar de lo vergonzoso de tu caída, te recuperas con soltura y continúas cabalgando junto al resto de tus compañeros.

El camino se hace largo, pero cuando el sol lleva ya un rato decayendo, véis a lo lejos el castillo al que debéis llegar.

"pasaré el último...

Mientras voy dejando pasar la comitiva  voy pensando en mi casa, cuando he quedado relegado al último guardo el abanico.

 Decidido a vencer, me concentro para ganar el duelo...

Castillo del Cruce de Caminos. Hora de Shiba.

En el momento en el que ves que una gota de sudor cae por la frente de Jainchi, sabes que ya has ganado el duelo. Se dispone a adelantarse y tú a golpearle, cuando un sirviente entra corriendo y se acerca presuroso a ti. Jaintsi detiene su movimiento inmediatamente y se pone en posición erguida, el duelo ha terminado.

Te informan de que el magistrado Asahina Eiji y unos cuantos cortesanos más acaban de llegar.

 Me dirigí a mi compañero de duelo y le dije, con una reverencia cortés:

 - Gracias por el duelo, ha sido fascinante. ¿Me harías el gran honor de acompañarme para recibir a los recién llegados, por favor?.

Castillo del Cruce de Caminos. Hora de Shiba.

Sería un honor, Ashitaka-san, pero no sé si sería conveniente que yo me inmiscuyese en vuestras recepciones, podría malinterpretarse. Por tanto, creo que declinaré vuestra invitación. No obstante, vendré a entrenar cada mañana a este dojo. Espero volver a veros.

Jaintsi se inclina ante ti como despedida respetuosa y haces lo mismo. Te giras sobre tus pasos, dejas el boken en su sitio y vas a recibir a los nuevos invitados.

Castillo del Cruce de Caminos. Hora de Shiba.

Llegas por fin al Castillo del Cruce de Caminos cuando ves que una pequeña comitiva te recibe. Asahina Eiji va delante de todos y es saludado con honores. Algunos leones curiosos pululan por los alrederores. Aún no han llegado los Escorpiones.

Observas como un joven se acerca a Eiji y le saluda con confianza, aunque manteniendo las apariencias de respeto. Takako también le saluda.

 Me cerco a ellos y les saludo con cortesía:

 - Hola, bienvenidos...

"Leones y Grullas, han salido ha recibirnos... ¿y los Escorpiones? - mm Hola, Jotaro, encantado. Digo abanzando a jaleo hacia la recepción, recibiendo cortesmente el saludo de bienvenida. Pero no se si recibirán mi cortes llegada.

 - Yo soy Kakita Ashitaka, a vuestro servicio...

"Sigo jaleando, lo único que temo es que piense que soy descarado, pues me pregunto como será ver su rostro,cuan recuerdo sus mejillas que me confunden sus ojos" Relajo el paso, entonces me sorprende el saludo de alguien del clan. "Se que estoy enojado y sigo sin ver Escorpiones a presentarse, de los que somos, somos 4" -Hola Ashitaka, yo soy Jotaro del linaje Doji, me congratula mucho su bienvenida, siendo tan pocos como somos nosotros, pues yo cuento 4, usted Ashitaka, usted Takako (desviando la mirada hacia el caballo) y señor usted, Eiji. Si les parece viendo que los leones han tenido la cortesia de salir a recibirnos o como se lea dado el caso, me parece aportuno pedir a los Escorpiones que manden una representación a la entrada del castillo como respeto al clan, seria conveniente Señor que no yo transmitiera el mensaje. Si me permiten. "siento un calor muy intenso como si desatara un poder en el que pudiera manejar los elementos a voluntad y transmitir con mas realismo e intensidad". Taquicardias espasmaticas leves reflejadas en la mandibula me recuerdan mi casa, con movimientos serenos y seguros retomo mi abanico de guerra, lo cojo con la derecha la acaricio , busco el filo de una de las ojas y lo sostengo con el dedo al aire con el ribete dorado guardado hacia el pecho.

"Los que nos acompañan tendrán que ser anulados y debo averiguar que traman y que ha pasado en casa"

"Su cercania me produce inseguridad de hombre, tal vez puede ser por todo lo que he conocido acerca del coito, aun viendo el cuadro y llorando ante él tube la vergüenza de frecuentar burdeles, espero si algún dia soy capaz de mirarla a la cara sepa dar con las palabras correctas"

Una oscuridad

invade el aura en mi alma,

tenebrosa luz. "Su pelo me inspira lances de valentia, pues soy consciente de mis miedos, espero Eiji sepa ayudarme y perdornar mi arrogancia"

- Señor si me permite debo hablar con el capitan para darle una orden, si me permite su posición hacerlo. Vuelvo a decir mientras sereno mantengo la mirada en Ashaina, no puedo evitar fijarme en su hija pero siempre veo a mi sobrina.

 Después de saludar a Jotaro, me dirijo a Asahina Eiji y su hija Takako:

 - Saludos, me alegra de volver a verlos, ¿han tenido un buen viaje?. Mi padre se alegrará mucho de volverles a ver...

-Disculpen mi ausencia, no tardaré mucho en volver. Tiro de las bridas del caballo indicandole el camino a seguir, cuando llego al lado del capitan, me inclino sobre la silla y delicadamente digo: -Capitan, ¿puede hacerme un favor y hablar conmigo en privado?.