Partida Rol por web

Otosan Uchi. Hora de Akodo.

Hairo te mira extrañado, incluso ofendido por tu pregunta.

-¡Claro que lo conseguiremos! De otras peores he salido victorioso y no espero que esta sea diferente. La misión será compleja, eso seguro, pero sé que la justicia triunfará.

Otosan Uchi. Hora de Akodo.

Tu cuarto está tal y como lo dejaste cuando llegaste. Algunas gasas con sangre te traen a la memoria el enfrentamiento de hace unos días. Quizás en otra ocasión.

¨Tal vez pueda permitirme los servicios de un médico¨

Jin caminó un par de pasos mas hacia la joven y le tendió la mano diestra...la que aún no estaba cubierta en sangre.-Levantate niña,como te llamas?.Pregunta Jin mientras la examina con la mirada,tal vez los kamis le sonríen y es la hija de un samurai o no,pero soñar siempre fue bueno.El dolor de las heridas seguía presente,pero el sabía que viviría para contarlo,curarse y cicatrizar una vez mas....una nueva cicatriz a la lista de su vida.

Otosan Uchi. Hora de Akodo.

La chiquilla sigue asustada, pero aún así consigue reunir cierto valor y te da la mano, con lo que logra ponerse en pié. Una vez en pié, te agradece con varias genuflexiones seguidas el haberla salvado la vida. Tras ello dice:

-Gracias, mi señor. Mi nombre es Aiko. Un placer.

Confio en vuestra palabra sensei ,entonces seguro conseguiremos lo que nos propongamos.

Ahora vamos  a entrenar a algun dojo,de compras ....

Todos sus futuros compañeros se habian ido a sus quehaceres ,ahora les tocaba a ellos preparase y seguir con lo planeado antes de encontrar al resto.

Jin intentó hacer una reverencia pero el dolor de las heridas se lo impidió así que simplemente se llevó una mano al costado sangrante y agachó levemente la cabeza.-Encantado aiko-san...-Tomó aire.-Mi nombre es Jin...soy un humilde ronin al servicio de un gran clan y hoy los kamis me han guiado por estas calles para salvaros la vida...-Volvió a respirar hondo y se miró la mano,realmente necesitaría un médico mas tarde.-así que no olvidéis rezar para dar gracias a los kamis.

Otosan Uchi. Hora de Akodo.

La chiquilla ve tus ropas sangrantes y sus ojos dan cuenta de la gravedad de la situación.

-Estáis herido, Jin-sama. Seguidme, os curaré.

Sigues a la chiquilla entre varias callejuelas. El ritmo es frenético y pierdes el sentido de la orientación de forma absoluta. Tu prioridad es mantener la zona herida presionada de forma que contengas lo mejor que puedas la hemorragia y así lo haces.

Tras un rato, tus pulmones comienzan a pitar por el sobresfuerzo. Jadeas intensamente.

Por fin llegáis a una pequeña choza. Aiko te hace entrar y allí ves a una mujer arrodillada, bebiendo té. Es hermosa y tiene un gran parecido con Aiko. Su madre quizás. Otra campesina. Sin embargo, ese pensamiento desaparece inmediatamente, cuando ves sobre un reposaespadas un hermoso daisho.

Aiko te hace tumbarte y corre a por agua caliente y gasas. Con mimo, te cura y venda las heridas. En todo este tiempo, la mujer no ha dejado de beber té. No se ha movido, ni dicho nada.

Si bueno...-Jin se deja guiar por la mano de la joven con una extraña mirada en los ojos caminan y caminan hasta que los pasos de el se hacen pesados y erraticos,las fuerzas le fallan y por suerte sus pies antes de desfallecer dan con un lugar donde reposar,respira pesadamente a causa de la sangre perdida y mira con desconfianza a la mujer mientras aiko le trata las heridas.-Jin...Me llamo Jin...-Respira hondo y de forma entrecortada a medida que aiko tocaba la herida y le vendaba.

Otosan Uchi. Hora de Akodo.

La ciudad es enorme y sabes que puedes hacer multitud de cosas. Desde los grandes mercados de cualquiera de los barrios o más aún del Distrito Mercantil; la zona de embajadas, donde quizás puedas descubrir algo de tus tierras; los templos de cualquiera de los Kamis y Fortunas que son adorados en Rokugan...

Tras preguntar a tu sensei, éste dice:

-Quizás debiéramos buscar algún lugar donde entrenar, hace días que no lo hacemos.

Otosan Uchi. Hora de Akodo.

El dolor de las heridas es duro, incluso para ti, pero eres un samurái y consigues no gritar mientras Aiko, con presteza te ha cosido el gran corte que tienes. Aún con todo el dolor es grande y has perdido mucha sangre. Tus ojos se cierran lentamente, hasta que el negro te engulle.

Otosan Uchi. Hora de Hida.

Cuando por fin abres los ojos, la luz de los candiles te alerta de que varias horas han pasado. Te tocas la frente. No parece demasiado caliente. Miras a tu alrededor. La mujer no está, pero Aiko sí. Te observa y con una sonrisa en la cara dice:

-Vaya, por fin habéis despertado. ¿Os sentís mejor?

¡Maldición, Noriko! Repentinamente te acuerdas de tu protegida.

Maldición.-Jin maldice intentando levantarse y un amago de grito ue al final es ahogado hasta ser un gemido de dolor escapa de su boca,puntos de oscuridad se graban en su visión a causa del dolor y vuelve a recostarse,unos segundos mas tarde respira hondo e intenta de nuevo la operación pero esta vez mas lento hasta que definitivamente consigue ponerse en pie no sin esfuerzo.-me siento mejor..¿y la mujer que había aquí antes?,mejor dicho..que hora es? es tarde?he de volver a mi posada..-respira hondo por la falta de aire tras soltar tantas preguntas atropelladas.-mi señora Noriko me necesita,está sola y no puede ser así...soy un mal siervo.-recoge las espadas del suelo y tras colocarlas en el cinto inclina levemente la cabeza a modo de saludo.-gracias aiko-san....venid a buscarme mas tarde o mañana,me hospedo en el sapo con suerte.-tras aquello sale por las puertas de la casa,tenía prisa y su preocupación por noriko aumentaba cada segundo que pasaba.

Habia tanto que hacer y aquella ciudad era tan grande que no sabia por donde empezar.

Quizas podriamos acercarnos a alguna embajada y preguntar sobre noticias sobre mi clan.Y de paso puede que tengan un dojo propio para entrenar ,¿Que os pareceria la grulla por ejemplo?Suena interesante con todos esos maestros del iajutsu.

Y podriamos averiguar algo sobre la situacion del imperio,siempre es bueno estar al dia de lo que pasa antes de ir de aventuras.

Estaba ocioso despues de un tiempo de viaje ahora en la capital podia hacer muchas cosas y la emocion le embargaba

Otosan Uchi. Hora de Hida.

Aiko te mira asustada tras tu repentina reacción. Algunos puntos de tu costado se vuelven a abrir y sangre sale de tu costado, aunque continúas adelante. Renqueante te diriges hacia la posada donde tu amada reposa.

Entras en la taberna, donde no hay nadie.

Subes las escaleras de forma atropellada, casi tropezando en varios de los escalones. Por fin divisas la puerta de la habitación.

Cuando llegas la abres con brusquedad, mientras gritas el nombre de Noriko. Esta se despierta de golpe de su futón, asustada. Cuando la ves, caes de rodillas ante ella, la abrazas las rodillas y la oscuridad, fruto de tus heridas y la pérdida de sangre, te vuelven a llevar con ellas.

Otosan Uchi. Hora de Akodo.

Hairo asiente ante tu decisión. Saber de las cosas del Imperio siempre es algo inteligente.

Os dirigís al posadero, al cual preguntáis por la dirección. Cuando os contesta, tras daros multitud de indicaciones, os dirigís hacía allí.

Las calles están animadas. Cuando en un callejón veís multitud de gente apiñada alrededor de unos magistrados. Os acercáis para ver qué ha pasado. Dos cadáveres, de dos matones por lo que podeís ver, reposan sobre sendos charcos de espesa sangre. No hace mucho que han muerto.

Los magistrados, con la ayuda de algunos soldados, comienzan a dispersar a los curiosos. Nada más que ver piensas.

Seguís caminando hasta la zona de las embajadas. Por fin, en una de las casas veís una gran casa que hace las veces de embajada para varios pequeños clanes, entre ellos el tuyo.

Jin se retorcía entre sudores fríos en sus pesadillas, veía ante el a los hombres que había matado a lo largo de su corta vida sin piedad alguna en pos de un deber como era el suyo.-así acabarás?.-Una voz llegó hasta él una voz familiar y a la vez desconocida.-¿Quien eres tu?.-Jin se puso en pie rápidamente en la oscuridad reinante y de entre los cuerpos de los muertos a sus pies caminó un hombre vestido con un simple kimono,sin ornamentos cargados ni joyas simplemente los colores de la grulla y un gran Mon de la familia Daidoji en el corazón

.-Mi nombre es Kuregawa daidoji y soy tu ancestro...-El hombre pisó el circulo de luz en el que se encontraba Jin.-y repito mi pregunta joven¿Así vas a acabar tus días?...-Jin tragó saliva...ante el se encontraba su ancestro y no podía creerlo.-Mis ancestros...yo soy una vergüenza para ellos por lo que soy...debería de morir ahora mismo no?.-Jin tembló del frío.-Redime tus acciones y honrame de nuevo...haz un sacrificio por tu honor en el momento debido...-El hombre lentamente bajó la mano hacia el arma.-No estas solo aunque así lo creas,recuerda que tus ancestros siempre te acompañan..Recuerda que yo siempre te acompaño...-El hombre dió un paso hacía atrás y luego dio otro mas hasta casi salir del circulo de luz.-Espera¡.-Jin trastabilló cuando intentó alcanzar al viejo y cayó.

Abrió los ojos y sintió dolor,un punzante dolor en el costado frío y calor,había alguien mas con el.-Noriko-sama..volví como prometí.-Jin tenía los ojos nublados por la perdida de sangre y la mano apretada contra la herida necesitaba un médico cuanto antes o un shugenja...tal vez la ayuda de los kamis o simplemente la voluntad de un hombre...sea lo que fuere Jin necesitaba ayuda.

Otosan Uchi. Hora de la Luna.

Un nuevo día amanece en la capital imperial y un nuevo día te es otorgado. Aunque débil, ves que tus heridas han sido tratadas de nuevo. El dolor sigue, pero la fiebre ha sido mitigada.

A tu lado tres sombras pueden verse. Todas ellas reconocibles para ti. Todas ellas mujeres.

Noriko está a tu lado de la cama, detrás de ella, Aiko y la mujer misteriosa.

Ichiro se levantó con ánimo, se volvió a vendar las heridas tras limpiarselas y se puso su ropa. Se acicaló un poco y se dirigió al punto de reunión. Aún era temprano para la hora establecida para el encuentro con los otros samurai, pero prefería llegar temprano a llegar tarde.

Esperó a que los demás hiciesen su aparición...

Jin agachó la cabeza avergonzado.-Siento tremenda vergüenza por mi actitud sama....-Jin agachó la cabeza sintiendo el echo de no poder arrodillarse y hundir la cabeza mas allá del suelo.-Gracias aiko-san por vuestra ayuda a mi persona.-Jin decidió quedarse quieto un rato mas tal vez mas tarde pudiese valerse por si mismo,pero ahora necesitaba presentarse a la desconocida.-Mi nombre es Jin...y siento el aspecto que presento sama...como os llamais vos..dama?.-Jin intentó lentamente ponerse en una posición sentada pero no pudo,se recordó a si mismo el quedarse quieto nuevamente.