Partida Rol por web

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   Miráis la grieta y al orco, que tras unos instantes se ha levantado y tras moverse unos pasos pateando unas piedrecitas ahora está en la grieta mirando hacia su interior con cara de completo aburrimiento. Es bajito para ser un orco, debe medir poco más de un metro, sin embargo comparado con un humano de ese tamaño parece enorme. Sus largos y robustos brazos salen de unos hombros macizos, y casi tocan el suelo. Sostiene una espada curvada, pero no puedéis ver su rostro. Lleva una especie armadura de cuero pero la luz no es lo suficientemente intensa para ver los detalles

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Baldred sacó lentamente su espada. Habiendo magos y arqueros en el grupo, lo mejor era que esperara a que el combate pasara a cuerpo a cuerpo para actuar. Baldred les protegería, pero no haría el tonto como para alertar a otros posibles enemigos. Lo ideal era dejar al guarda inconsciente o muerto de un golpe. Ya fuera con un hechizo o con una flecha. Y Baldred no poseía esa habilidad. 

 Miré a mi alrededor, buscando a Allister, intuyendo que nuestro compañero estaba moviéndose entre las sombras, a la espera de atacar por sorpresa al orco y eliminarlo de manera furtiva y silenciosa. Indiqué a mis compañeros, con gestos, que esperásemos y nos mantuviéramos ocultos, a la espera de que entrara en acción. Además, si hacíamos ruido, este podría poner en alerta a los demás orcos que pudieran estar cerca.

Ahora tocaba esperar, pero no dudó en desenvainar su arma y estar atento en caso de tener que echar una mano si oía signos de lucha.

Caleb mantiene agarrado y cerrando el hocico a Urko para que no reaccione ni emita el mas mínimo sonido.
Mientras esperamos me concentro por si necesito lanzar un hechizo de modo urgente.

Estaban cerca de algo pues la presencia de un orco les indicaba que podrían haber más y siguiendo las recomendaciones de Aegon se mantiene en guardia esperando hasta cuando  sea el momento de atacar si es necesario.

Traspasar la grieta e intentar averiguar que hay dentro de ella, por no decir a donde conduce, tarea arduo díficil sin una luz mínima.

Allister pasa la mano por la pared manteniendo el contacto con ella, de forma que pueda imaginarse levemente por donde hay que seguir... Con el largo del arco por delante, mira de constatar si la escalinata o lo que haya, está en buenas condiciones, o está roto...

También se cerciora de si hay agujeros en la pared (como para que puedan pasar virotes de ballesta, un arma que ha visto manejar a bastantes enanos...

Dado que Fosco es más bajito que un enano medio, le parece bien que este abra la ruta. Es un tipo ligero, ágil y curioso... Igual si hay alguna ancestral trampa, el mediano no la active...

   Una luz amarillenta ilumina lo suficiente, por lo que puedes ver, la luminosidad proviene de un tipo de musgo que crece en las paredes. Al otro lado de la grieta hay un pasadizo y unos escalones bajan. La altura del pasadizo es amplia, no es que entres sin problema, es que tiene posiblemente 3 ó 4 metros de altura. Fosco no está contigo, te has adelantado tu sólo.

   Por lo que puedes ver, la escalinata está en buen estado. No ves agujeros en la pared.

Antes de separarse más, Allister preferíria notificar a sus compañeros la existencia de estas escaleras y su buen estado...

Quizás Bain pueda decirnos a donde se dirigen...  Aun así, es posible que no estemos solos.

Allister sacó la cabeza por el lado por donde había venido, cara a notificar lo que había visto a sus compañeros...

Compañeros, el camino parece transitable y bastante seguro... Bain sabes donde conduce esto?

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   El orco parece estar observando algo que hay frente a él, en concreto una escalera que se abre a sus pies en el interior de la grieta, sin prestar demasiada atención a todo lo que sucede a su alrededor. Su cimitarra permanece enfundada. De repente, vuelve a sentarse y se inclina apoyado hacia el muro.

   Saca un cuchillo y metódicamente empieza a escarbar el suelo con una expresión de aburrimiento en su rostro.

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  Seguimos esperando a que Allister actúe, mientras permanecemos ocultos en nuestros puestos de observación. Las escaleras que habíamos descubierto mientras esperábamos era un hallazgo interesante y que podríamos examinar con atención en cuando fuera el momento adecuado.

Mis compañeros vieron mis gestos y se pararon a tiempo. El orco que había enfrente no había visto a Allister cuando éste pasaba a su aldo y se introducía en una escalera que descendía. Había poca luz, dado que el musgo de las paredes solo iluminaba un pequeño área alrededor de donde crecía. El olor nauseabundo que me había venido antes, suponía que era de las inmundicias que solían dejar los orcos en sus guaridas. Eso me hizo pensar que el sitio exsecreto estaba lleno de estas criaturas. Volví a pensar en Allister. ¿Cómo es que no se había dado cuenta del orco al pasar? Era raro...

Me acerqué silenciosamente a mis compañeros, dado que se habían quedado parados y no hacían nada. No sé a qué esperaban, ellos eran los guerreros. Cuando estuve al lado, les susurré:

-"El orco está distraído, no se ha percatado de nuestra presencia ni la de Allister. ¡Pero él tampoco se ha percatado de la del orco guardián! Tenemos que deshacernos de esa criatura sin hacer ruido y estar atentos, ya que creo que el sitio ha sido tomado por ellos." Susurré.

Atendiendo a las palabras del mediano Dastar decide acercarse al orco lo más sigiloso posible  pero piensa que lo mejor será que el mago elfo intente paralizarlo o algo similar. La verdad el joven trotamundos no conoce las habilidades  arcanas de Aegon, pero asume que quizá entre sus conjuros domine alguno que pueda inhabilitar a un enemigo sin riesgo de hacer mucho ruido.

—Amigo Aegon —dice en voz baja—, algún hechizo que nos pueda servir para neutralizar al horrible orco. Podría clavar una flecha en su cabeza pero correríamos el riesgo de alertar a toda la jauría si fallo.

   Mientras intercambiáis impresiones en susurros, el orco se levanta y estirando los brazos lanza un mundo bostezo, mortalmente aburrido empieza a caminar dando patadas a las piedrecitas. En ese momento aparece Allister asomando la cabeza por la brecha y empieza a hablar en un tono bajo pero audible para que le escuchéis.

     - Compañeros, el camino parece transitable y bastante ... -

   Pero sea lo que sea que iba a decir a continuación no termina la frase, ya que se choca de bruces contra el orco. Ambos, orco y Allister dan un grito y pegan un pequeño salto hacia atrás como acto reflejo mientras se miran sorprendidos el uno al otro e intentan echar mano a sus armas.

Al final había pasado lo que imaginaba, que Allister diera la vuelta y se encontrara de frente con el orco guardián. El resto de la compañía, que eran unos cuantos, se habían quedado como pasmarotes mirando. Levanté mi arco y coloqué rápidamente una flecha en él, apunté y solté el proyectil. La flecha silbó por la cueva en dirección a la espalda del orco, pero pasó muy cerca de impactarle.

-"¡Maldita sea!" Mascullé entre dientes.

Avancé unos pocos pasos y volví a sacar otra flecha para dispararle al enemigo.

Baldred se adelantó, agarrando a Arothir con ambas manos. El orco estaba distraído con Allister quién, para sorpresa del guerrero, tampoco había sido capaz de ver al goblinoide. 

Con una gran fuerza, descargó un duro golpe contra el orco, esperando que no le diera demasiado tiempo a avisar a sus compañeros. 

Ceorl, al igual que su compañero, se dirige hacia el orco para eliminarlo con suma rapidez. Si bien logra impactar en el enemigo, su hacha no logra hacer el daño que le hubiera gustado. 

Gesticulo y recito el hechizo de Rayo Abrasador. Tras esto señalo al Orco a quien va dirigido.

Dos rayos chocan contra la pared, aunque uno viaja directamente contra el Orco.

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   El combate es breve y mortal, al menos para el orco. El potente golpe de Baldred con su cimitarra que blande con los dos manos hace que el orco se doble escupiendo sangre, aunque eso evita que Ceorl lo decapite con su hacha quien sólo le hace un rasguño en el cuero cabelludo.

   Mientras Caleb al fondo alza su bastón mientras pronuncia en voz baja unas palabras. Del extremo de su bastón parten tres proyectiles ígneos de fuego en dirección al orco. Si bien los de la derecha y la izquierda pasan rozándole el del centro se estrella y su pecho revienta en llamas, era el golpe de gracia para la criatura que se derrumba humeante y ardiendo.

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