Partida Rol por web

El plan consistía en atraerlos e ir acabando con ellos poco a poco. Si la vida fuera perfecta me habría quedado bebiendo cerveza en la taberna. Si la vida fuera perfecta el plan habría salido bien pero aquellas malditas criaturas se pusieron de acuerdo para venir todas en tropel. Eran demasiadas pero ya no había vuelta atrás. Los dados del destino estaban sobre la mesa y tocaba pelear.

Sin dudarlo salí de mi escondite para hacerles frente. Ataqué con la lanza al primer guardia que pasó cerca.

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Dasig, en vista de que sus compañeros han sido descubiertos, se lanza al ataque con su maza.

Los kobolds lanceros van en busca de la voz de Dasron y son sorprendidos al paso por el ataque de Garsam y Beohal. No obstante, los guardias entrenados de Lord Kroakus reaccionan y logran esquivar a tiempo. Visto lo sucedido, el resto de compañeros se apresta a vender cara la piel, pese a estar en desventaja numérica. El mago Barrik convoca una flecha mágica que impacta en la monstruosidad demoníaca, la cual lacera su piel. Dasron, enbravecido, atraviesa el corazón de un kobold y logra herir a otro. Dasig empuña su maza y le rompe el cráneo al que tiene más cerca.

Estáis en desventaja; si sobrevivís a la gesta, cantarán canciones sobre vuestras hazañas.

La lucha final había empezado, los enemigos estaban a merced y mis compañeros, a pesar de que el plan inicial no se logró, estaban dando buena cuenta de los kobolds. Entonces me apresto a lanzar un ataque a uno de los monstruos para reducir su número lo antes posible y poner todas nuestras energías en derrotar a lord Kroakus. Las criaturas sorprendidas dan ventaja y rápidamente vamos acertando de manera fatal para ellos. Mi daga se clava en la garganta de uno haciéndole una herida por donde se le escapa la vida.

Después de la sorpresa inicial, se formó una buena tangana entre mis compañeros y los kobolds. Yo seguía escondido detrás de la estalagmita, con la honda en la mano, preparado para seguir acribillando al demoníaco sapo. Saqué un puñado de piedras y disparé una al demonio. Mientras mis compañeros luchaban con los masillas, yo entretendría a Lord Kroakus. Cada vez que disparaba, me escondía, para que nadie me viera.

- ¡Retirémonos fuera del alcance del demonio! ¡hacia el tunel!- Grita Dasig mientras con su maza intenta mantener a los kobolds a raya.

El clérigo falló su ataque con la maza y se retiró hacia el túnel. Lo seguí de cerca para cubrirlo. No podíamos separarnos en este momento, la supervivencia de cada uno era vital para cumplir la misión. Ataqué al kobold que lo perseguía y murió en el acto. Sin perder tiempo en celebraciones me giré y golpeé a otro kobold dejándolo muy tocado.

El asesino fue a esconderse para apuntar aljefe

Garsam no está dispuesto a fallar de nuevo. Se fija muy bien en los movimientos de su oponente y aprovecha la oportunidad para clavarle su daga en la garganta. Barrik lanza un proyectil al demonio que no logra acertar, dada la distancia. Dasig se pone nervioso por sentir que os encontráis superados en número y se le escapa la maza de entre los dedos, necesita recuperarla. Dasron, viendo a su compañero en apuros da muerte al kobold que tiene frente a él y ataca a otro que intenta aprovechar la debilidad del clérigo, causándole bastante daño.

Uno de los kobolds, viendo que Beohal trata de atacar a su amo, trata de defenderlo con su lanza, pero este logra esquivarla. El kobold herido por Dasron lo pincha con su lanza, pero está tan débil que no logra perforar sus ropas. El compañero del kobold cuya garganta ha sajado Garsam quiere vengarlo y ataca al mediano, pero este se zafa del ataque y no sufre daños. Los ataques de Barrik contra el demonio no pasan desapercibidos y el último kobold trata de defenderle, pero Barrik elude su acometida.

Lord Kroakus no se mueve de su torre de huevos. Su cuerpo se estremece y sus ojos se iluminan con un fulgor dorado. La cabeza os da vueltas, sentís que intenta penetrar en vuestras mentes y convertiros en esclavos, igual que a los kobolds. Otra de las raíces del gran Árbol se vuelve de un color ceniciento.

Noté el poder de Lord Kroakus. Algo se removía en mi mente, me pedía dejar de lado a mis compañeros y unirme a él. Luché contra ese impulso pero era muy poderoso. Mi cabeza daba vueltas y poco a poco dejé de tener el control sobre mi cuerpo. Intenté avisar a mis compañeros antes de que fuera tarde.

-¡Luchad amigos!¡No le dejéis entrar en vuestra cabeza! ¡Me está dominando! ¡No dudéis en acabar conmigo si es necesario, proteged al árbol!