Partida Rol por web

Matisse observó las chupas de los moteros: Los Chulos. Conocía a esa banda, movían el tráfico de drogas y BTLs¹ en esta zona. Le parecía extraño que alborotaran de esta forma en su territorio.

Loky no tenía pensado devolver el fuego. Aquello no parecía ir con ellos y seguramente sería mejor dejar marchar a los moteros. Claro que el troll apostado en el medio de la carretera no parecía opinar lo mismo.

Big Cojones recibió la lluvia de balas como si nada. Un poco de plomo no era suficiente para inmutar al troll.

Así que si los moteros querían problemas, él se los iba a dar. Esperó a que el primero de ellos estuviese cerca, y cuando eso pasase, solo tendría que extender el hacha. Y que la velocidad de la moto y el filo del hacha hiciesen el resto.

Las balas zumbaban y el mago seguía en su posición. Aquello parecía algo entre los moteros y los dueños del local. Una especie de campaña de marketing inverso. El anciano no se movió. Aquello no iba con él y no le iban a dar dinero por salir a hacerse el héroe. Ni tampoco creía que pudiera hacer gran cosa contra unos melenudos con armas automáticas.

Una chica yacía herida no muy lejos de donde estaba.

- No parece grave. Después la podría curar con mi magia.- Pensó el mago. Tampoco es que fuera una alma altruista, pero algunas buenas acciones pueden desencadenar efectos interesantes. Era el principio de las leyes mágicas. Aquello que aportas al gran universo es lo que después de devuelve, aunque sea de formas inesperadas y en muchos casos con una buena dosis de ironía. El Sexto Mundo era bastante cabrón.

Se le ocurrió una cosa que quizás podría valer para algo, o no, pero nunca se sabía, así que ya algo más seguro al verse a salvo de las balas, invocó a un guardián astral para que siguiera a los pandilleros hasta su guarida. Quizás la persona adecuada pagaría algo por esa información.

Matisse sintió los impactos de bala en el costado, pero ni se inmutó. El blindaje estaba para eso, ¿no? Su plan seguía intacto: el asunto no iba con ellos así que mejor no intervenir, mantenerse agachado y esperar a que pasara la lluvia de balas...

-Esos son los Chulos ¿Qué harán unos camellos de chips montando este pifostio en medio de la calle? No es su estilo. Big ¿tú qué opinas? ¿Big? ¡Oh, mierda!- el troll había decidido que él también tenía un plan, o algo parecido, y que consistiría repartir caos con su hacha. Miró a Loky y se encogió de hombros resignado. -Habrá que echarle una mano, ¿no?- acto seguido apunto con el fusil al motero más cercano y disparó...

- Oh... venga ya... no me jodáis... ¿ahora matáis por deporte, gratis?

Resignado Loky74 desenfundó su uzi. Pero se mantuvo tumbado tras la cobertura. Igual los moteros eran lo suficientemente listos como para pirarse antes de que la cosa escalase más allá de dos o tres cadáveres en su bando.

El gigantesco troll extendió el hacha y los dos moteros que montaban la primera Harley calleron al suelo. El primero de ellos había quedado degollado por el hacha y el otro calló al suelo a los pies de Big. La Harley continuó rodando unos instantes hasta que fue a empotrarse contra un coche aparcado a un lado de la acera.

Matisse disparó al motero que llevaba la Uzi en otra moto. El disparo fue certero y el motero calló de la moto, rodó por el suelo y, en unos instantes, dejó de moverse.

Las cinco motos restantes se perdieron calle abajo justo en el instante en que las sirenas de Lone Star¹ comenzaron a escucharse en la lejanía.

En cuanto pasó el peligro el mago salió de su escondite, o cobertura, como él preferiría llamarlo.

- Ya vienen los buenos. Mejor será largarse ya.- Propuso el mago. Hizo ver que no se había fijado en todo aquel estropicio, con el asfalto lleno de sangre del motero decapitado y otro que algo más allá estaba relleno de plomo. A los pies del troll había un tercer tipo que seguramente aún seguía vivo.

- Vamos a un sitio más tranquilo par hablar de trabajo.- Propuso él. Se distanció unos pasos, en dirección al callejón más cercano.

- Bárbara, te necesito.- Comentó a su chófer por su móvil.- Estoy en el callejón cercano al local.- Se miró las ropas, arrugadas y sucias.- Me va a costar una pasta en lavandería.- Pensó, fastidiado.

Tras ponerse en pie agilmente, Bum Bum explicó lo evidente -O nos largamos rápido o esos de las sirenas nos lo van a hacer pasar mal.- Comenzó a revisar rutas de escape cuando el mago, tranquilamente se puso a hablar por teléfono -Perdona pero ¿en vez de traer más gente aquí, lo suyo no sería irnos nosotros?

Mientras hablaba, le echaba un vistazo rápido al callejón evaluando su potencial como ruta de escape.

El troll hizo una mueca de resignación al ver acercarse a la patrulla. Así que dando una patada al tipo que estaba a sus pies, para que no contase nada (que nunca se sabía con esta gente), decidió alejarse de allí. Una verdadera pena, porque había hecho todo esto pensando en todos los neoyens que sacaría vendiendo una de esas Harleys. Igual luego, si se acordaba, podía volver a recuperarla.

Poniéndose a la altura de Matisse, le dijo—. Igual no hace falta que huyamos. Tampoco nos han visto hacer nada —terminó de decir mientras quitaba la sangre del filo del hacha con su chaqueta y la guardaba—. Además, solo nos hemos defendido.

En realidad Big no pensaba que los Lone Star no fuesen a detenerse. Simplemente es que no le apetecía trepar muros, como parecía que estaba pensando el humano.

Mientras se acercaban las sirenas de la Lone Star apareció un coche¹ conducido por una joven de piel oscura, rapada y con cara de pocos amigos. Una vez el coche estuvo a la altura del hombre de pelo blanco que acompañaba al grupo la puerta de atrás se abrió.

Prácticamente a la vez, desde uno de los callejones aquel enano que hacía unos minutos les prestaba cierta atención, les hizo un gesto para que se acercaran. Las sirenas estaban cada vez más cerca. Tenían que tomar una decisión rápido.

Apareció un Ford Americar oscuro. Bien cuidado a pesar de ser de los primeros de aquel exitoso modelo, ya algo anticuado, pero fiable como pocos.

Al abrirse la puerta se podía ver el interior de cuero real, no una de esas imitaciones plásticas actuales.

Magosto se sintió turbado al ver otra vez allí al enano. Estaba claro que quería decirles algo, por lo que a su vez el mago le indicó el interior del vehículo. Todos cabrían dentro, enano incluido, y podrían hablar de forma íntima y segura.

-Venga, suba, caballero. De verdad que no le vamos a morder.- Comentó, amistoso.

La situación era ya muy surrealista. Pero si aquel enano quería algo, se tendría que mojar el culo.

El coche había sido creado ya después del Despertar, por lo que la amortiguación y los interiores quizás estaban pensados para aguantar un troll. Nunca lo había comprobado, pero tampoco había tiempo para otra cosa. Y por nada del mundo iba a dejar a aquel troll verdugo fuera de la invitación.

Matisse se metió dentro rápidamente y soltó un silbido. -Tienes clase amigo, sí, tienes clase...- se acomodó buscando una posición de tiro por si fuera necesaria.

El autobus escolar había llegado para recoger a los niños y Loky74 no tenía pensado volver andando.

- Eh, tú, o apuras o te quedas en tierra.- le insistió al enano mientras se subía - Nosotros no te hemos llamado, así que tú sabrás lo que quieres.

Se sentó dejando sitio para Big Cojones, que falta le iba a hacer.

- Joder, cuero de verdad. De verdad.- repitió acariciando el tapizado.

El enano se aproximó decididamente al coche sin dudar ni un instante y se sentó en el asiento de atrás. Alargó una tarjeta al asiento de adelante donde se sentaba Magosto donde se le presentaba como Laurent Nazaire, una cabeza visible de la Fundación Atlante¹.

Cuando la puerta estuvo cerrada Barbara pisó el acelerador y el coche comenzó a perderse en un callejón. A sus espaldas, las luces de los vehículos de Lone Star se perdían junto con el ahora apagado sonido de las sirenas.

—Estuvo cerca —dijo Laurent rompiendo el silencio de los primeros metros—. Hacéis demasiado ruido para la labor por la que os han contratado.

El enano dejó un momento de silencio para que su frase calara pero enseguida volvió a hablar.

—Se que os han contratado por el asunto de Fiona Craig... la chica no me interesa, pero sí un fragmento de obsidiana negra que ha traído de contrabando. Es sencillo, quiero ese objeto.

Paseó la mirada por todos los presentes, mientras aún sostenía la tarjeta con una pinta de ser más falsa que troll hippie.

Las palabras demasiado ruido aún resonaban en su cabeza. Razón lo faltaba al jodido enano, pero quizás algo de ruido tampoco importaría en un encargo como el que tenían entre manos, siempre que la arqueóloga saliera con vida. Incluso muerta tenía premio. Cosa que era inquietante. Y aquí llegaba otro competidor a meter una palada de mierda más.

- El ruido es una mala tarjeta de visita. Casi tanto como una en la que no pone sr. Johnson. Por eso se creó esa identidad, caballero, para no tener que ir soltando embustes. O eso o es usted tremendamente ingenuo. En este negocio nadie dice para quien trabaja. Excusatio non petita, accusatio manifesta.- Comenta, socarrón, el mago.

- Tampoco es que sea de nuestro interés, si el precio es bueno. Ambos sabemos que ese pedazo de obsidiana es mucho más que un pedazo de obsidiana. ¿Qué vale para su representante, sr. Nazaire?- Quiso saber. Si a él no le importaba vender un artefacto mágico, seguro que a sus compañeros tampoco. No parecían muy duchos en lo arcano.

-¡Eso!- intervino Matisse -¿Cuanto vale para usted ese pisapapeles? Y no es que nos estemos comprometiendo a nada... Ay.- Bum Bum intentó hacerse hueco entre la ventanilla y Loky. Big ocupaba demasiado sitio...

Bajó la ventanilla para poder tener sitio para su hombro y continuó -... Es simplemente que nos gusta tener las cosas claras antes de meternos en un lío. Por cierto ¿Qué sabe usted de la desaparición de la señorita?

- A mí me da igual si es obsidiana, un trozo del arca de la alianza o una cabeza nuclear. Y me la suda quien paga. Lo importante, como bien dice el mago es la paga. Y añadiré algo por si me sueltas la chorrada de 'podéis hacerlo barato porque os pilla de camino': ahora ya sabemos que la chica tiene algo valioso, algo que se ha metido de contrabando y algo por lo que alguien quiere pagar. Así que lo mejor es que pongas un buen precio y te ahorres dolores de cabeza discutiendo.

En momentos como aquel, intentando respirar bajo la masa aplastante de Big Cojones, Loky74 estaba tentado a meterse en la Matriz y aislarse del mundo físico.

Big, como siempre en las negociaciones, decidió mantenerse al margen. Que hablasen los humanos. Total, parecía que la nueva misión les pillaría de paso, lo que siempre estaba bien.

Además, estaba ocupado en intentar encajar en un coche minúsculo. La verdad es que la situación estaba lejos de parecer una negociación seria, entre las posturas que todos adoptaban debido al poco espacio y lo precario del momento.

Nazaire parecía bastante tranquilo.

—Verá Sr. Rodgers¹ —hizo una pausa dejando madurar la información que acababa de poner sobre la mesa—, este no es mi negocio. Discúlpeme si he ofendido sus formas. Hay veces que la necesidad pone las reglas y considero que es útil que sepan para quien trabajan. Les da un contexto y ayuda a asentar las condiciones.

El enano se incorporó un poco sobre su asiento y le hizo un gesto a la conductora.

—Señorita, pare junto a aquella señal, por favor —dijo antes de dirigirse al resto del equipo—. Por supuesto no espero que trabajen gratuitamente. Dispongo de 8.000¥ que pagaré por ese fragmento. No hace falta que me den una respuesta. En mi tarjeta tienen todos los datos para contactarme en el momento que tengan algo para mi.

El coche se detuvo junto a un callejón oscuro y el enano hizo un gesto a los ocupantes del asiento de atrás.

—Si me permiten, caballeros —solicitó educadamente.