Partida Rol por web

—¡Quita! —grito el troll empujando al orco de la espada. Igual era un valiente y se atrevía a lanzar un tajo al troll por la espalda, pero debería aprovechar para huir si fuese listo.

En cualquier caso, Big se acercó al orco del fusil, para darle un buen golpetazo con la parte roma del hacha y dejarle más tonto de lo que estaba por enfrentarse a él.

—¡Buen trabajo! ¡Eres mi asesino favorito!

Loky74 ya corría hacia el terminal que amablemente había limpiado Matisse de orcos.

—Venga, venga... ahora me toca jugar a mí.— comentó impaciente mientras se conectaba a la interfaz de conexión.

Después de lo sucedido decidió conectarse con un ColdSim. Ya había tenido suficientes sustos por el día. Sus dedos viajaron por la terminal buscando una puerta de entrada. El orco había dejado una clave a medias y sólo tuvo que probar suerte con un software de completado. Pan comido. Estaba dentro como usuario¹. Activo un programa de Sigilo para intentar evitar la seguridad interna mientras buscaba datos de interés².
 

Big Cojones apartó al orco que tenía enfrente y se dirigió al que aún andaba trasteando con el cargador de su arma. Pero el orco empujado no se tomó bien el desprecio y clavó su espada monofilo sobre el cuerpo del orco. La estocada había sido certera pero no consiguió atravesar la gruesa armadura del trol. A Big no le importó demasiado y fue a golpear con su hacha al otro orco que se tambaleó del golpe.

Tras el golpe Big vio como una puertecita empezaba a abrirse en el techo del almacén y algo empezó a zumbar en su interior. Pronto vio dos drones militares con una pistola pesada montada sobre su estructura y un pequeño lanzagranadas colgando en la parte inferior.

En ese momento Loky vio un mensaje en la consola: Defensas activadas. La contraseña había fallado y Loky lo comprendió rápidamente. Aquel orco tenía una contraseña temporal y él se había confiado.

Mientras, el elemental de fuego aumentó su aura incandescente y de él brotó una esfera de fuego que fue directa hacia el golem. Magosto la vio desde su puesto y sintió como penetraba en la criatura desmaterializándola. Magosto saltó despedido de nuevo a su cuerpo pero había sentido el efecto y estaba un tanto aturdido.

Bum Bum hizo una mueca al ver como el elemental derretía al gólem. No sabía muy bien qué pasaba en la otra sala, pero si no paraba al mechero aquel poco importaría. Pasó el dedo al gatillo del lanzagranadas y apuntó con cuidado... -Come explosivos campanilla...

La granada le dio de lleno y la explosión retumbó en el almacén... ¡YIIIIIHAAAA!

Al viejo nunca le había gustado la sensación de ser expulsado del plano astral para ser devuelto, como un trapo, a su cuerpo. Parpadeó confuso, y aunque se sentía bastante desorientado, sí que pudo ver como el espacio donde estaba el elemental se llenó de fuego, humo y cachos de cemento o lo que coño fuera que volaba en todas direcciones. Se cubrió de forma instintiva para evitar que un pedazo de ladrillo le abriera la cabeza.

Big decidió que era hora de rematar lo que había empezado, pero el golpe anterior fue tan grande, que el orco todavía estaba tambaleándose. Tanto, que ni siquiera pudo acertarle con su hacha.

La cosa se empezaba a poner interesante. Dos orcos y dos drones. ¡Esto iba a ser divertido!

Ahora que el elemental de fuego había acabado con el gólem Bum bum vio la oportunidad de usar el segundo gatillo de su AK-98. Una pequeña granada salió de la boca del fusil yendo a explotar justo bajo el elemental acabando de inmediato con su forma física. Con algo de suerte, la onda expansiva había hecho mella en la puerta de acero que cerraba el acceso a la planta superior. Pero ahora Bum bum tenía cosas mejores que hacer. Uno de los drones se acercaba a su posición descargando plomo de su pistola pesada. Bum bum estaba en un aprieto.

Mientras tanto, al otro lado del almacen, a Big Cojones se le acumulaba el trabajo. Afortunadamente tenía controlado a uno de los orcos que no se atrevía a atacarlo. Pero el otro lanzo su espada monofilo sobre el trol, aunque con poco éxito. Quizá el zumbido del dron que descargaba la Ares Viper sobre el trol le hizo descontrolar su espada. Una de las balas de la pistola pesada del dron impactaron sobre la gruesa coraza del trol, que empezaba a ceder.

Al lado de la consola, Loky todavía tecleaba algo con su teclado, ahora conectado a la red del edificio. Levantó un segundo la mirada solo para ver al dron entrar en la sala de servidores y sobrevolarla cerca de él.

Magosto, por su parte, vio pasar al dron rápidamente de un lado a otro del almacén. Y escuchaba al otro disparar sobre Big Cojones. Afortunadamente no descargaban sobre él, pero era cuestión de tiempo que lo hicieran.

El dron acribilló, literalmente, la zona en la que se encontraba Bum Bum. Varias balas rebotaron contra sus placas de blindaje y le dejaron desubicado... Solo pudo lanzarse tras una columna de servidores para interponer algo entre el dron y él mismo...

Aunque el elemental de fuego había desaparecido con el cebollazo de Bum Bum, aparecieron drones para ocupar el lugar del ente mágico.

El mago se esforzó para invocar un elemental de agua, con la idea que circuitos y agua nunca se han llevado bien, pero sus esfuerzos fueron vanos. No se materializó ser alguno. En aquel lugar la presencia de agua era residual, podía ser eso...

Observó las cañerías y pensó en esa agua, constreñida en aquel edificio, quitándole su majestad para ser un mero esclavo utilitario. Sí, debía valerse de eso. Seguro que valdría. Y debía darse prisa. Darle tiempo al decker. Aquel ataque cibernético era ideal para que Locky demostrara lo que valía. Por no hablar de los samurais, que ya llevaban mucho rato recibiendo castigo. Hasta los cyborgs con piel plástica y placas de cromo pueden ser derribados.

—Oh, joder, no lo vamos a contar. Puto mosquito gigante.

Loky74 tecleaba a toda la velocidad posible con su mano buena. O conseguía acceso de verdad o iba jodido, así que se la jugó el todo por el todo para acceder como administrador. El mundo era de los valientes. Y entonces apareció la pantalla en rojo denegándole el acceso.

—Venga ya...— se quejó amargamente el decker aganchándose de nuevo bajo la mesa del terminal con la esperanza de tener cobertura si el dron decidía hacerle picadillo.

Big se vio rodeado por los orcos. Tenía que despacharlos rápido antes de que los drones cogiesen al hacker. Así que ya sin andarse con remilgos, partió por la mitad al orco aturdido, para encararse al siguiente.

Solo tenían que aguantar un poco más hasta que llegase hasta él...

La situación se tornaba tensa para el grupo. Los drones estaban empezando a controlar la situación y Big Cojones no tenía tiempo de revertirla, ocupado despachurrando las cabezas de los orcos que trataban de golpearlo sin éxito.

Loky observó la pantalla del terminal al que estaba tratando de acceder: 10 segundos¹

—Luego me ocupo de ti —dijo el troll apartando al orco que quedaba para salir corriendo en busca del hacker. Tenían que salir de allí, ya verían qué pasaba después.

Con un sprint digno del más veloz de los humanos, el troll se puso a la par con el dron que estaba cerca de Loky. Ojalá se centrase en él lo suficiente como para que éste tomase el control de estos.

Y si no... Pues ya haría él que se centrase en él. Aprovechando su altura, el troll propinó un buen hachazo al dron, que hizo que su vuelo se viese un poco... Descompensado. Era como si su hacha funcionase bien de repente.

El trol corrió el almacén de lado a lado hasta plantarse frente al dron, dejando atrás un vano intento del orco para herirlo. El hachazo destrozó al dron que chisporroteó al caer al suelo.

El otro dron persiguió al trol disparando otra de sus balas que penetró en la armadura de Big Cojones: ¡aquello tenía que doler!

Mientras tanto, el orco salió detrás de Big pero, por el camino, se encontró a Magosto y descargó toda su furia e impotencia sobre él. El mago acabó muy malherido.

Aún estaba pensando en como invocar al elemental de agua cuando aparece un orco con cara de resentido que le suelta una ráfaga de plomo que deja al pobre abuelo para el arrastre. Apenas le duele. Siente un enorme escozor que le recorre su maltrecho cuerpo y una sensación como de ingravidez, muy cercana a la sensación cuando abandona su cuerpo para sumergirse en el mundo sutil.

Se esfuerza para enfocar sus sentidos terrenales pero es demasiado. Se desvanece. Todo se va volviendo negro.

- ¿Es esto morirse?- Resuena la mente del mago, desde el negro fondo de su ser.

Loky estaba enfurecido. ¿10 segundos? ¡Su puta madre diez segundos! Aprovechando la presencia de Big Cojones, y a la desperada, intentó nuevamente hackear el terminal.

—Dioses del ciberespacio: no creo en vosotros porque no existís pero si por un puto casual existierais podíais estiraros dándome una señal y dejándome entrar en este sistema para ayudar a mis colegas. Os juro que hago la puta tonsura y extiendo la Palabra si eso sucede. Si no existís pues da igual. Pero si existís y no me ayudáis: ¡que os den por el culo!

Acceso. Software de ataque. Credenciales de administrador. Cargando.

Cruzando los dedos...

Loky vio la denegación del acceso.

Levantó el dedo que le quedaba al aire:

—¡QUE OS DEN POR CULO HIJOS DE PUTA!— le gritó a los posibles dioses que estuvieran escuchándolo.

Y luego salió hacia donde estaba Big Cojones para intentar huir del lugar. Ya poco le importaba si los drones le volaban la cabeza. Había fracasado como un puto script-kiddie. En ese momento morir acribillado era algo que le parecía totalmente aceptable.

Bum Bum meneó la cabeza de lado a lado para despejarse -Blblblblblblblblblblb- Luego apuntó ahacia el dron que le había disparado, pero era un montón de amasijos chisporroteantes en el suelo al lado de Big, así que se levantó se asomó por el lateral de los servidores y apuntó hacia el otro dron, que asomaba por la puerta.

Sin embargo se ve que aún veía doble porque el disparo salió muy desviado... -Mecagüen...

Loky y Bum bum no parecían estar acertados en aquella pelea. Definitivamente el hacker cejó en su empeño de entrar en el sistema del almacén no sin antes rumiar el aviso que había aparecido en la pantalla.

Por su parte Bum bum permanecía oculto tras la columna de servidores disparando al dron sin mucho éxito.

Magosto parecía despedirse de la vida tras el golpe de la espada del orco. El anciano mago no estaba hecho para eso... o quizá si lo había estado, pero su momento había pasado.

—¡Hay que salir de aquí pitando! ¡Magosto tiene problemas serios!

El decker salió corriendo hacia la puerta maldiciendo el muñón parchado que hasta entonces había sido su brazo bueno. Sabía que si intentaba volarle los sesos al orco las posibilidades de alcanzar a Magosto eran altas. Eso era lo que más le preocupaba. El hecho de estar a tiro de escopeta del malnacido aquel ya ni siquiera lo tenía en consideración. Aquello había sido un desastre y él no había cumplido su parte. Por un momento pensó que hubiera sido mejor palmarla en aquel pasillo antes.