Partida Rol por web

Observo como se me enseño, procurando no mostrar emocion alguna mas mis ojos buscan los de mi sire con tono de pregunta. Hay muchas cosas que me resultan extrañas en esta presencion y no tengo a nadie de confianza con quien compartir mis dudas. Me temo que mi inesperiencia es demasiado evidente y sintiendo que puedo no estar a la altura procuro ser mas comedida si cabe en mis palabras y acciones.

 Me presento con educación y porte

Mis resecto y msi felictaciones Lord Jurguen,mi nombre es Francois Karolos vengo como embajador del clan Tremere ,le e traido unos presentes para usted y su esposa.Esta Hermosa relequia digan de un gran noble como voy y para vuestra esposa ,este collar de piedras preciosas  de incalculable valor yque acentuara mas aun su gran belleza,espero que le gusten estos regalos Lord Jurguen,( queria pediros si no es mucha molestia una audiencia en privado con vos e de hablar de unos de vital importancia) esto ultimo lo digo en baja para que solo me oiga el .

El caballero explotó en una súbita e irreprimible carcajada, aunque no lo suficientemente sonora como para perder la compostura o como para llamar demasiado la atención sobre el grupo.

- JA !!! Gracias a Nuestro Oscuro Señor por la perspicacia Tremere… que sería de nosotros sin su vigilancia constante… - tras unos segundos de un silencio indeterminado, prosiguió – Les ofrezco mis disculpas si por descuido me he inmiscuido en asuntos que los incomodan. No ha sido esa mi intención. Recuerden que todos estamos aquí por lord Jurgen, y hasta podría decirse que compartimos algunos objetivos comunes. Para ser sinceros, aunque ciertamente no sea propio tratarnos como camaradas, puede que tal vez no sean necesarios tantos recelos. En cualquier caso, vuelvo a pedir disculpas por haber sido inoportuno. Son invitados de mi señor, disfruten la velada…

Tras un respetuoso saludo, que a pesar del notorio desplante no perdió nada de su solemnidad, Sigfried se retiró en busca de allegados más cercanos.

Sigfried continuó con su metódica recorrida por el salón. El objetivo era poder acercarse lo suficiente a cada uno de los huéspedes que habían asistido y calibrar de primera mano cuanto podía confiarse en ellos. En principio, todos podían considerarse como aliados potenciales, pero por el momento aún no era prudente confiar en nadie. De hecho, era muy probable que alguno de los presentes trabajara para grupos cuyos intereses podían oponerse a los de Lord Jurgen. Con este cometido en mente, Sigfried se acercó a uno de los últimos grupos que le quedaban por conocer.

- Saludos, respetables camaradas. Es un día glorioso para nuestro clan y su presencia aquí no hace más que confirmarlo. Estamos muy honrados con su visita. Díganme que les parece todo. Si todo sale como esperamos, pronto vamos a necesitar gente de confianza por aquí y siempre es mejor contar con hermanos de sangre cerca.

La atención de la multitud va y viene mientras continúan las presentaciones. La atención de la gen­te se concentra cuando se adelanta el grupo Tzimisce.

Alta y asom­brosa e inhumanamente bella, Lady Kara se acerca flanqueada por dos aparecidos Vlaszy con armadura. Si no fuera por el hecho que uno de los aparecidos parece no tener boca, su naturaleza demoníaca pasaría perfectamente desapercibida. Kara hace una reverencia cortésmente y se dirige a Jurgen.

Soy Lady Kara Lupescu, Hija de Ézbez de Vlaszy, chiquilla de Radu, y enviada de Vladimir Rustovitch. Voivoda de Voivodas. Mi señor me ha pedido que le agradezca su invitación y reconoce su dominio sobre esta ciudad y sus alrededores. 

Los agradecimientos de Jurgen se limitan a un corto asenti­miento (un desaire evidente).

Kara continúa respondiendo al odio de Jurgen:

El voivoda se pregunta qué le importan a él las reclamaciones de un insigni­ficante señor de la guerra alemán.

Si no sois capaz de decírselo, responde von Achern, dando un paso al frente, me pregunto qué os habrá enseñado vuestra madre. Al fin y al cabo, he escuchado que la ramera de Bistritz conocía todos los trucos para extraer secretos de nuestros parien­tes Arpad. En cualquier caso, estoy seguro que lo que sucede se sabrá muy pronto. 

Muchos de los representantes de otras cortes están disfrutando del duelo verbal, casi sin reprimir la sonrisa socarrona. Jurgen, Rosamund y Vykos observan con un estoicis­mo forzado. Por su parte, Lucrecia tiene la mano sobre el pomo de su espada, y varios do los ghouls de Kara también.

Pueden advertir que se encuentran situados entre la acción y varios Caballeros Teutónicos ghouls. Jurgen rompe su silencio solicitándole al Barón von Archern que continúe.

Mi señor, como probablemente sabrá. Andras, el rey mortal de Hungría, ha sido convencido de que los cumanos paganos de su frontera oriental aponen una amenaza para su reino. Para defender sus tierras ha solicitado la ayuda de la Orden del Hos­pital Alemán de Santa María.

Por mi parte, traigo conmigo cartas de estado de Lord Bulscu Arpad y sus vasallos. Laly Nova Arpad y el Príncipe Vencel de Buda y Pest invitándoos a haceros con el dominio de la región bajo el auspicio del Hospital. Apoyan vuestra legitimidad y se enfrentarán a los Demonios que infestan esas oscuras tierras.

Kara se muestra visiblemente sorprendida durante unos po­cos segundos.

Esas tierras no les pertenecen como para que au­toricen vuestra pretensión, Patricio. El Fundador hizo un pacto con la mismísima tierra. No hay cartas de estado ni instrumentos mortales que puedan anteponerse a eso.

Ya lo veremos, hija de ramera, replica von Achern. Kara blande la espada y muestra sus temibles colmillos en cuanto escucha el insulto, Sus acompañantes aparecidos tam­bién empuñan sus armas, y el salón resuena con sonidos metá­licos mientras Lucrecia busca con la mirada a sus caballeros. Los caballeros de la sala también entran en acción, y resultan empujados, ya que uno de los caballeros (el Hermano Kurt) embiste hacia delante.

Los insultos son una cosa, pero la masacre es otra muy distinta.

Me mantengo al margen de todo y abandono la primera linea de enfrentamiento,veo que no soy el unico que viene  a solucionar problemas. me mantengo a distancia pero cerca para escuchar todo y aviso a mi mayordomo que prepare a mis escioltas en caso de tener que intervenir y esto se convierta  en una sangria.Me rio para mis adentros viendo todo el espectaculo y que saldra de esto.

Malditos quien osa a insultar de esta manera . saco mi hermosa espada en postura amenazante....

Sigfried abandonó de inmediato la conversación que mantenía con algunos nobles y corrió raudamente hacia el lugar que ocupaba Frau Lucrecia, tratando de interponerse entre ella y la posible amenaza. En el camino, desenvainó su espada mientras impartía órdenes con un vozarrón profundo cargado de autoridad.

- Caballeros !!! A mí !!! Rodead a los agresores !!!

Le hago señas a mis hombres para que los acorralen... yo voy corriendo detras de ellos.

Los hombres comandados por Sigfried y Barend comienzan a rodear al grupo, pero notan que mucho retroceden de sus puestos con la expresión de terror en sus ojos.

El hermano Kurt se abalanza y lanza un golpe contra uno de los ghouls de Kara. La escena se vuelve horrible para quienes están observando. Pueden ver cómo el ghoul agarra la espada por la punta y la hace retroceder. Kurt cae al suelo con el pomo de la espada enterrado en su estómago.

A mi no me das miedo: Perra!!!

Con mi espada en mano estoy dispuesto hacer cualquier cosa

Las ostilidades comienzan sin que apenas me de cuenta de lo que sucede pero no puedo contenerme y correr, mantenerme al margen sin hacer nada.

- Señores, por favor, mantengan la calma. Estoy segura de que pueden arreglar sus diferencias por la via diplomatica. ¡Recuende donde se encuentran!.- Digo levantando mi voz para que todos me oigan aunque dudo de ser escuchada.- La violencia no arreglara nada, solo empeora las cosas.

Mis manos apretan la tela de mi vestido, elevandolo unos centimetros, lo justo para correr sin pisarmelo.- Señores, bajen las armas.- Les pido acercandome todo lo que la pruedencia me permite.

¡Detenganse todos! ¡Ya!

La expresión de Jurgen devela una furia tremenda. Sin que pueda seguir hablando, todo oyen un rugido que los deja helados. Parece el rugido de una bestia infernal, que amenaza con atacarlos sin aviso. Pero se dan cuenta que en realidad no hay ninguna bestia; es Kara, y tras el rugido, se retira con sus hombres.

¡Debería darles verguenza! dice Jurgen con voz de trueno. Se dirige al hombre pequeño y blanco. Saquen al bastardo de mis tierras, merece morir sin nadie a su alrededor. Notan que se refiere al hermano Kurt.

Y tu, Barend, ¿de quién haz recibido órdenes? Has faltado terriblemente el respeto de mis enemigos, ¿crees que eso hará las cosas más sencillas para mí? Pensaré en enviarte solo a los Demonios para que negocies con esas palabras... ¡Estás a mis servicios para mantener el silencio y obedecer mis comandos! Quedas fuera de mi guardia ahora mismo, pasarás a otros servicios.

Hace silencio un momento.

Qué sigan los festejos.

Se sienta nuevamente, con el semblante aun perturbado. Mira a Lucrecia, y hace un gesto para que esté tranquila.