Partida Rol por web

La recepción de aquel sobre no la había tomado por sorpresa. De hecho la esperaba, pues había sido uno de sus tantos artilugios el saludar y felicitar al surgente príncipe, sabiendo de antemano que siendo Ventrue de Casa, sus modos y el protocolo no sería dejado de lado –aunque esto no fuera garantía de que luego el proceder del noble continuara siendo austero-.

Sabía que respondería a su saludo y hasta que habría enviado a alguno de sus agentes para recabar información sobre ella y su procedencia. Por lo cual no se molestaba en preparar una entrada triunfal ni con mucha parafernalia a su llegada al principado del noble Jurgen. Hacía ya tiempo que Marcia no ostentaba esas salidas. Ya no tenía con qué. Su cuerpo decrépito no era su mejor carta, por lo que recurría a su intelecto y sus servicios como estratega, tras el telón.

Le había pedido a su ghoul le hiciera el favor de abrir el sobre lacrado para leerle la nota, lo cual había hecho con mucha atención. Entonces y con bastante buen ánimo, la mujer dio una nueva indicación a su sirviente: irían hacia aquella parte de Europa, a rendirle homenaje al caballero Ventrue y ver la posibilidad de conseguir algún favor, o algo de provecho por esos lares.

El trabajo no espera, y es necesario continuar.

Todos los días desde el traslado he trabajado duramente.  La mudanza ha sido pesada y he tenido que estar pendiente de todos mis hombres pues es prioritario que la seguridad sea lo mas importante.

Lord Jurgen  me tiene respeto y confía en mi. Esto lo se, porque si no fuera así no me pondría a cargo de su seguridad. Pero hay que estar pendientes habrá muchos invitados y cualquiera puede ser un espia, o un bribón tratando de colarse para buscar información.   Von Achern es otro que merece mi respeto, me conoce y valora mi trabajo.  Debo afirmar que es un buen contacto y sabe apreciar mi labor.

En cuanto al Consejero de  mi señor  …..soy honesto al establecer que no me genera mucha confianza siempre me ha dado la impresión que es uno de esos perros que muerde la mano que los alimenta.  Mi sire Geert  Ferdinand tiene la misma impresión, el me ha enseñado que no debo confiar en nadie.

Con la comitiva ha llegado una mujer interesante, la señorita Aishe Lovara, debo confesar que me resulta atractiva, sin embargo no la cambio por las mujeres brujah que son buenas amantes.

Usualmente tengo una entrevista con Lord Jurguen en relación a la seguridad. Hay una lista de cosas por hacer y tengo criados encargados de eso, sin embargo es recomendable hablar a solas con él, dado que pueda que tenga algún conocimiento de algún enemigo potencial,  y si no se puede hablare con el barón Von Achern.

Me dirijo a la habitación y reviso por cuarta vez el mapa del castillo. Doy ordenes para poner  guardias en todas las entradas del castillo. Dos en el jardín, y otro rondando y observando comportamiento sospechoso.  Adicionalmente habrá algunos desde lo alto.

Mi labor en la ceremonia es asegurarme que nadie la estropee ni trate de hacer daño a los señores.

Salgo caminando por el castillo en búsqueda de Lord Jurguen.

Puedes dirgirte directamente a su estudio, y sabes que te recibirá sin dilaciones.

Barend, hijo, ¿qué es lo que precisas? He visto guardias apostado en lugares realmente ingeniosos... Estáis haciendo un buen trabajo.

Venga, siéntate.

Te invita a sentarte y te escucha mientras mira la Luna a través de su ventana.

   Buen trabajo vendras con nostros pero en cubierto tal vez requiera mas adelante de tus servicios y acuerdate que sigue  teniendo priopridad que averigues el paradero del libro primario d elos tremere averifgua eso odtendras una gran recompensa.Una alianza con Lord Jurgen nos vendria de perlas para ampliar nuestro poder y favorezernos en la guerray para  beneficiarme a mi personalmente a largo plazo.

  Ambrosio llama al sacerdote de la capilla tremere y que te de un objeto digno de un principe,dile que vas de parte mia y que es de vital importancia y antes ve al jefe del gremio de joyeros y encarles que elaboren una joya preciosa para una mujer diles que  les descontare de parte de la deude que me deben y tal vez consiga que les  bajen los impustos cuando hable con el principe ,eso si metes prisa  lo quiero antes  de un dia,cuando  vallas lleva a todos lo escoltas que necesites,todo tiene que salir perfecto.Informame cunado hayas acabado  tu comitido y ahora dejarme  solo e de realizar los preparativos para el viaje.

preparo  algo de ropa , porsi acaso llevo mi armadura de  batalla con una espada  y una daga , una saca de con dinero  y frascos  de sangre y varias cosas nobles. 

 Al entrar en la biblioteca veo a Lord Jurgen como siempre con miles de libros. El es muy sabio. Su hospitalidad siempre suena autentica y por tanto yo nunca he tenido motivos para dudar de  sus razones.  Lo veo mirar la luna, y en mi interior deseo que no tengamos incidentes con hombres lobo. Ya ha pasado antes.

Mi señor- hago una reverencia y me siento- usted sabe que para la ceremonia vendrán algunos que poco conocemos. Sabemos que en el pasado hay algunos desdichados que han tratado de destruirnos, así que quisiera repasar con usted  la lista de los presentes a la ceremonia.

Le paso un papel con la lista

Aunque hay que ser precavidos con todos, hay alguno de los que van a estar presentes que desee especial vigilancia??, y alguna indicación adicional para la ceremonia?.

Hago una pausa, pero quiero ser breve así que le expongo mi duda inmediatamente.

Por otra parte sabemos algo de los vástagos locales que deba yo enterarme?

Jurgen aparta sus ojos de la Luna nueva, que parece sonreirle, y con una leve expresión de satisfacción. Se acerca al escritorio y se sienta frente a Barend, para discutir el tema.

Me resulta muy indiferente lo que suceda con los disturbios... Van a servir en gran medida para demostrar mi templanza, la rapidez y eficacia de mi equipo cuando es estrictamente necesario, y mi caracter. No voy a negarle nada a nadie.

Pero como siempre mi querido Barend, has dado en la tecla. Tenemos un lobo en nuestro rebaño. Imaginarás que con nuestro planes de expansión, y el movimiento de nuestras fuerzas hacia el sur, corriendo a los paganos, molestaremos en terreno Tzimisce, y con ello, beneficiaremos, queramos o no, a los Tremere. No pude evitar enviar una misiva al Voivoda de Voivodas, nuestro amigo Rustovich. Dudo que tengamos el gusto de su presencia, pero tendremos que ser muy cuidadosos en cuanto a sus representantes.

El problema es que no sabemos quien vendrá, hasta el momento mismo de la celebración. Te quiero con los ojos muy abiertos, y que trabajes en conjunto con otra de mis personas de confianza. Busca a Heinrich, dile que te permita hablar con la señorita Aishe. Nadie creería que ella es mi informante, y junto a ella observarán a los presentes, y averiguarán la identidad de todos los presentes.

¿Puedes hacer eso por mi?

Sus ojos se clavan en los tuyos.

Escucho atento lo que dice mi señor…sonriendo en relación a la señorita, hasta ahora no había tenido oportunidad de hablar con ella….bueno no tan cerca, eso será interesante

-          Claro mi señor, lo buscare y hablare con la dama. Le pediré el apoyo que usted requiere.

Lo que no alcanzo a entender es porque debo hablar con el Baron primero. Espero que no surjan complicaciones.

Me levanto de la silla, hago un gesto de respeto hacia Lord Jurgen.

-          Esperemos que no tengamos problemas señor. De encontrar algo importante se lo reportaremos después de la ceremonia. Aunque de ser urgente talvez lo requiera … pero eso solo será en caso de extremo peligro.

No haría nunca nada para estropear el evento, el cual es de máxima importancia para mi señor.

 Salgo de la habitación de manera respetuosa en búsqueda del Baron. Tengo que apurarme, la ceremonia comenzara dentro de poco.

Cercano a la figura de Lucrecia, solo unos palmos por detrás, se encontraba un hombre de porte regio y altivo, de ascendencia inconfundiblemente sajona. Su contextura era algo más imponente que la media, principalmente por el aura de dignidad y respeto que lo rodeaba, aunque no únicamente por ello. Poco podían sus vestimentas ocultar aquel cuerpo claramente acostumbrado al esfuerzo físico, adiestrado brutalmente en sangrientos campos de batalla. Su rostro no podría calificarse de juvenil, sin embargo parecía indudable que había sido abrazado alrededor de los treinta años. Tal vez esa mirada fría e incansablemente escrutadora le otorgara la apariencia de un hombre un poco más maduro. O tal vez eran las sombras que poblaban su rostro, propias de aquellos acostumbrados a ejercer posiciones de responsabilidad y de mando. En cualquier caso, su aspecto general no era el de un capitán que convive con el respeto de sus hombres, ni siquiera el de un bravo guerrero veterano de mil batallas, aunque ciertamente tenía algo de ambos. Concretamente, la seguridad que emanaba de cada uno de sus movimientos era propia de aquel que tiene la tranquilidad de haber encontrado su lugar en el mundo… y está feliz con ello.

Vestía el típico atuendo de los Caballeros Teutónicos: una sencilla túnica blanca con una cruz negra atravesando a lo largo todo su pecho, ceñida con un grueso cinto de cuero negro. Estaba cubierto por completo de la cabeza a los pies por una pesada capa con su correspondiente capucha, ambas de un color negro inmaculado, que solo ofrecían como detalle dos pequeñas cruces blancas, una a la altura de cada hombro. Sin embargo, el pacífico aspecto monacal quedaba invariablemente distorsionado por la brillante cota de malla que asomaba por algunos espacios de la túnica y, principalmente, por la soberbia espada que pendía del cinto, cuya apariencia distaba mucho de ser meramente ornamental.

Cuando los personajes más respetados hubieron terminado sus presentaciones, el sujeto avanzó unos metros con paso decidido, hasta situarse en medio de la habitación. Con voz potente y orgullosa, se dirigió a los presentes, con la soltura propia de aquellos acostumbrados a arengar a sus tropas en el fragor de la batalla.

- Quiero felicitar a todos los presentes… pues serán testigos de una noche gloriosa. Hoy asistimos al inicio de una nueva era. Un nuevo señor ocupará el digno lugar que por derecho le corresponde. Y el destino ha querido que algunos pocos lo acompañemos en su peregrinar. Agradezco a nuestro Señor Todopoderoso que me haya otorgado el honor de servir a las órdenes de tan justo líder. Pues grandes proezas le aguardan. Y también a aquellos que sepan mantenerse a su lado…

- Salve Herr Jurgen, Nuevo Señor de Magdeburgo !!!!

- Y salve también Frau Lucrecia, su leal servidora. Santa Madre y Patrona de los humildes Caballeros que sirven bajo la Negra Cruz !!!!

Entre la comitiva que rodea a Herr Jurgen, uno de los hombres se adelanta un par de pasos y se dispone a hablar. Su aspecto es ligeramente contradictorio, pues viste ropas bastante elegantes si bien su porte y su forma de desenvolverse parecen denotar que ni está demasiado agusto dentro de ellas ni está acostumbrado a usarlas. La palidez que caracteriza su piel junto a su extrema delgadez le confieren un aspecto bastante siniestro que choca con la pomposidad del entorno en el que ahora se alla. Detrás de él unos ojos no le quitan la mirada de encima. Una joven le acompaña, si bien ahora se ha quedado atrás dejando que él se presente.

No llevo demasiado tiempo junto a mi buen señor Herr Jurgen -digo y me giro hacia él con las últimas palabras haciendo una ligera pero sentida reverencia. Sin embargo desde un primer instante me ha acogido calurosamente. Soy un estudioso y me sé poco diestro en el uso de la palabra, más siempre que he podido he ofrecido mi consejo. Con motivo de esta nueva empresa quiero renovar mi completo apoyo a mi señor y a todos aquellos que le siguen y le apoyan -nuevamente cruzo una mirada con Jurgen inclinando la cabeza un poco al tiempo que cierro los ojos.

Luego de guardar la carta de Lucrecia entre mis ropas y suspirar lenta y profundamente, sonrío de lado, saboreando los festejos por venir, esperando que esto traiga algo más de vida a esta cripta que tanto nos recuerda nuestra naturaleza.
Recorro el castillo, pasando la mayor parte del tiempo en el gran salón, estudiandolo mientras intento alegrar el ambiente con mi precensia y la diafana melodia que suele ondear a mi al rededor cuando mi humor es favorable, y asistiendo a Von Achern en sus propios preparativos.

Busco en los pasillos al Baron, algo apurado pues pronto comenzara la ceremonia

Encuentras enseguida a von Achern en un salón, hablando con una pequeña mujer, y algunos criados.

Buenas noches Señor y Señorita – hago una reverencia al barón y  un signo de respeto a la dama-  espero no interrumpir  algo importante.

Miro al Baron Von Achern de manera amable. Necesito consultarle pero en privado así que esperare que estemos a solas.