Capítulo 1: Un encargo más

Oh, blanca Navidad, sueño
Y con la nieve alrededor
Blanca es mi quimera
Y es mensajera de paz y de puro amor

—Villancico popular

Nueva York, 20 de diciembre de 2020, 8.13 am.

La nieve llevaba cayendo sin parar durante días. Algunos, los mayores y más nostálgicos, aún encontraban en ella algo bueno en esas fechas. La mayoría, sin embargo, solo encontraban frío, dificultades para desplazarse y hambre.

Hacía un rato que había amanecido. El grupo llevaba dos días durmiendo seco y comiendo caliente. Estaban en la vieja escuela que había habilitado la gente de la Vieja Ma, pero ya iba siendo hora de pagar por su hospitalidad. En aquel momento se encontraban en la pequeña sala que les habían dejado a los cuatro para dormir con cierta intimidad.

La escuela habría sido lo suficientemente grande como para que defenderla fuese un milagro, de no ser porque habían cerrado la mayor parte de accesos. Permanecía sin usar casi en su mayoría. Casi todo el grupo de la Vieja Ma dormía en lo que habían sido las clases, agrupados en su mayoría, salvo algunas parejas y grupos menores que lo hacían en los despachos. Habían convertido el patio en un huerto, e incluso tenían tres cabras de las que extraían leche constantemente. Eran un grupo grande y próspero, lo suficiente como para poder subsistir por sí mismos. Y prácticamente pacifistas. Uno de los trucos, claro, era no buscar problemas con nadie. Sin embargo, era sabido que cada vez más gente estaba poniendo los ojos en la vieja escuela. El invierno era muy frío, y había pocos lugares tan trabajados como ese. Y con la calefacción funcionando un par de horas por la noche, incluso. Hasta se permitían encender el generador eléctrico de vez en cuando. Todo un lujo.

Uno de los hijos de la líder les había contado el día anterior lo que esperaban de ellos en aquella ocasión. Que consiguieran combustible. Tan sencillo y tan complicado como eso. Esa mañana, después de desayunar, hablarían de distintas opciones para ello.

Nueva York, 20 de diciembre de 2020, 8.13 am.

La nieve lleva cayendo sin parar durante días. Joder. Los viejos se ponen muy pesados en estas fechas y se ponen a recordar batallitas de antes del apocalipsis y esas mierdas. Yo lo único que veo es que hace un frío de cojones y que todo está más chungo y la peña tiene más hambre. Su puta madre.

Visni dejó de escribir en su portátil y lo cerró cuando sintió que sus compañeros empezaban a despertar. Que aquel lugar encendiera algunas horas al día el generador era un salvavidas, pues le servía para conectar el portátil y recargar su batería. Mientras estuvieran ahí, podía usar un poco de batería en usos menos «útiles» como escribir un poco en su diario; claro que tampoco era fácil encontrar un sitio con conexión a la red, así que también aprovechaba los ratos que podía para conectar su portátil al cable de la escuela y navegar por la red.

Cuando vio que se iban desperezando los demás se quedó mirándolos sin levantarse del suelo donde estaba y sin sacarse el portátil cerrado del regazo. Tenía su pelo morado revuelto, un poco más revuelto que de costumbre, pues acababa de despertar ella también. Recorrió a sus compañeros con la mirada.

—Ya van despertando las princesitas —dijo con ironía, ladeando una sonrisa traviesa y señalándolos con la barbilla—. Pues venga, que hay curro, eh. Deberíamos pensar cómo vamos a conseguir el puto combustible para la Vieja Ma. Puedo buscar algo en la red… ya sabéis, en plan, pues lo típico: bucear en lo profundo, descubrir una o dos pistas, y pa'lante. Pim, pam, pum.

Se sorbió la nariz un poco. Hacía frío y sólo llevaba una camiseta de manga corta encima, en la cual se leía la palabra CHAOS en mayúsculas blancas. Tamborileó con sus dedos sobre la tapa del portátil mientras miraba al resto. No tenía hambre. En general comía poco, pero desde que estaban en la escuela, comían bastante mejor que de costumbre, así que ella podía saltarse un desayuno sin demasiados problemas. O eso pensaba, al menos, quizás demasiado confiada en sus capacidades, como siempre.

 -Joder Visni, -dijo John- danos un minutos que nos quitemos las legañas.

A John nunca le había costado despertarse, aunque ultimamente estaba empezando a notar algunos achaques, ya no era un chaval. y dormir bajo techo en una relativa seguridad, no ayudaba para saltar de la cama... 

-Supongo que nos tendrás preparado unas buenas tostadas para desayunar...- Le dijo a Visni para picarle un poco.- Yo seré un viejo pero remoloneo menos que estos dos- dijo para que caroline y crombie le oyesen

A Caroline la despertaron las voces de sus compañeros. Se desperezó como una gata, satisfecha por haber podido dormir bajo techo una noche más, y en cuanto abrió los ojos palpó con la mano a Coltie, asegurándose por instinto de que estaba en su lugar.

Bostezó y se tomó su tiempo antes de sentarse con las piernas cruzadas. Llevaba una camiseta gruesa de manga larga y unos pantalones cortos de deporte un par de tallas más grandes de lo que deberían. Tenía el pelo despeinado, pero sus ojos se aguzaron enseguida mientras repasaba con la mirada a sus compañeros. No lo decía en voz alta, pero con esa mirada hacía un recuento mental y se aseguraba de que todos estaban ahí un día más.

—Buenos días, eh. 

Se pasó los dedos por el pelo y ladeó el rostro para intercambiar una mirada con Crombie antes de hablar.

—Así que combustible… Eso que dice Visni suena bien, ¿no? Pim, pam, pum. Si podemos ir a tiro hecho, mejor. Si no, pues tocará dar una vuelta y peinar la zona. A ver si nos podemos saltar el pam y el pum.

Crombie había estado meditando durante media hora la posibilidad de abrir los ojos y dejar de pretender que estaba dormido. Sin embargo, no fue sino hasta que escuchó la voz de Caroline, quien indudablemente sabía que él estaba despierto, que finalmente se animó a mover un dedo.

- Pim pam pum, eh. Ya intuyo lo que eso significa - dijo mientras se frotaba los ojos como si necesitara hacerlo para desperezarse. - Pim pam pum, cuatro horas de vigilancia, pim pam pum, Crombie, adéntrate en ese agujero, pim pam pum, verás que risas.

Caroline, acostumbrada a las quejas de Crombie, las pasó por alto con naturalidad. Sabía que era solo una pose. Crombie, con su pelo que a menudo adoptaba una cresta involuntaria, pensó, como hacía casi todos los días, en afeitárselo, sabía que su pelo no era práctico en términos de higiene y comodidad. Por supuesto, nunca lo haría.

- Conseguir combustible nunca es 'pim pam pum', a menos que hablemos de onomatopeyas - comentó Crombie mientras se ponía de pie y se inclinaba para tocar el suelo con la punta de sus dedos. - ¿Dónde crees que nos enviarán, Visni? ¿Qué ven tus ojos de elfo?

Visni resopló al escuchar a John pidiéndole tiempo para sacarse las legañas… y unas tostadas para desayunar.

—Oye, ¿tengo cara de ser tu criada? —le dijo desafiante, pero con una sonrisilla.

Las palabras de Crombie sugiriendo posibles problemas a su brillante plan de «pim, pam, pum» le hicieron ladear la cabeza, pero su última pregunta logró que arqueara una de sus bien delineadas y oscuras cejas. Soltó entonces una carcajada muy sonora.

—¡Ja, ja, ja! ¡Crombie! ¡Ojos de elfo! ¡Muy gracioso! —Se puso muy seria de golpe—. No. Cringe, tío. —Apoyó la espalda en la pared que tenía detrás, todavía sentada en el suelo—. Será ojos de el-FA, ¿no?

Abrió de nuevo la tapa del ordenador y empezó a teclear algo sin sacar la vista de allí. Sus ojillos se movían rápidos por la pantalla, casi tan rápido como sus ágiles dedos por el teclado.

—A ver —dijo sin levantar la vista de la pantalla y sin dejar de teclear—. Mandarnos no nos van a mandar a ningún lado. Aquí lo que tenemos que hacer es buscar nosotros dónde se parte el bacalao, ¿entiendes? Y cuando lo tengamos, pim, pam, pum. Lo que yo decía, vamos. De cajón, tíos. Es que no entendéis na. Todo está en la red. La puta red, madafacas —dijo mientras levantaba una mano del teclado un momento para poner dos dedos en el aire al modo de cuernos.

Mientras "Su familia" se ponía con lo importante, John fue a un apartado para mear, suficiente premio era no tener que haberse levantado por la noche como para forzar más. Después se dedicó a preparar un desayuno para todos, que aunque escaso, era para variar, digno del nombre que recibía. Cuando lo acabó de preparar, se lo acercó a los demás sin hacer comentarios.  

Cuando John abrió la puerta para ir al baño, el grupo pudo ver que al otro lado ya había algo de actividad. En ese momento avanzaba por el pasillo Andrew, uno de los más cercanos a la Vieja Ma. Le dedicó un gesto de saludo a John en primer lugar, al verlo, y luego se acercó a la puerta.

—Buenos días —los saludó—. El desayuno ya se está sirviendo en el comedor. Cuando estéis listos, nos vemos allí.

Hizo el ademán de marcharse en esa misma dirección, pero lo detuvo tras un instante.

—Por cierto —añadió después—. Si necesitáis que os lavemos algo de ropa, llevadla también. Así la tendréis lista cuando volváis del trabajo.

Tras esas palabras esperó un instante, por si tenían alguna pregunta.

Una sonrisilla de medio lado curvó los labios de Caroline al escuchar lo de las onomatopeyas. Ella tenía bastante claro qué podía sonar a pam y a pum, pero no solía ser buena idea mezclar ese tipo de sonidos con combustible. A no ser que quisieras provocar un kabum.

Las tonterías de Visni le sacaron una risa queda y sacudió la cabeza. La chica se despertaba llena de energía y juventud, y eso le recordaba otros tiempos. A Caroline cada vez le gustaba más pegarse a las sábanas cuando estaban en un sitio caliente.

Se estaba poniendo en pie con algo de pereza cuando apareció Andrew con la promesa de un desayuno y ropa limpia.

—Si seguís cuidándonos tanto nos vamos a tener que quedar a vivir —le advirtió de buen humor—. Bueno, una duda sí que tengo. —Le hizo un gesto con la barbilla—. ¿Tienes algún sitio en mente donde pueda haber combustible cerca? Aquí la chiquitaja va a hacer su magia, pero si tienes alguna información que nos pueda venir bien… mejor saberlo antes de liarnos.

- Alto, alto alto. Espera, espera, espera - dijo levantando las manos - ¿Vamos a empezar a trabajar sin haber desayunado? Un poco de civismo por favor. Seamos razonables que todavía no me he quitado las legañas de la cara y seguro que a vosotros os huele el aliento a gato muerto todavía.

Dando por sentado que todos atenderían a su implacable razonamiento se dispuso a caminar hacia la salida de la sala confiando en que le seguirían.

Y ya de espaldas apuntó - Solo los animales trabajan antes de desayunar. Al menos eso decía mi padre. 

Al escuchar la puerta que había abierto John y la voz del hombre que apareció por ella, Visni alzó la vista de su ordenador y dejó de teclear en su diario. Cerró la tapa del ordenador mientras Caroline le preguntaba a Andrew si conocían algún lugar para encontrar combustible. Se puso de pie, se vistió los pantalones y una sudadera holgada con capucha —le llegaba hasta casi medio muslo, era una sudadera L y ella era talla S—, metió el ordenador en la mochila y se puso la mochila a un hombro mientras se dirigía a la puerta.

Al oír lo que Crombie decía se rio, pero esta vez la risa era sincera. Llegó junto a él y le dio un pequeño golpecito amistoso con el puño cerrado en el brazo.

—Pues seré un animalito, ¿no? Es que no tengo hambre, Crom, tío. Yo me alimento de la redddd —dijo mientras movía los deditos como si estuviera tecleando en el aire.

Se puso la capucha de la sudadera y miró a Andrew. Le salían un par de mechones de pelo morado desde la capucha.

—Yo lo que necesito es el cable. Pa conectarme a la red. Tengo que buscar dónde hay combustible. Mientras los demás desayunan, me conecto.

Al ver que Visni se ponía de pie y empezaba a vestirse mientras hablaban, Andrew apartó la mirada. La llevó hacia la pared contraria mientras escuchaba a los otros, y aunque asintió a la pregunta de Caroline, sonrió con lo de Crombie. Al final contestó primero a la buscadora.

—Puedes ir y conectarte —le dijo—. El generador estará en marcha un rato más. No mucho, así que aprovecha.

Luego se dirigió a los otros.

—Sabemos de un par de sitios, pero yo no sé todos los detalles. Mejor que os los cuenten bien, con el mapa y todo eso. Así que... eso. Nos vemos allí.

Hizo un gesto con la cabeza, despidiéndose, y echó a andar por el pasillo, dejándolos a solas de nuevo.

-bueno- dijo john siguiendo a crombie para desayunar- entonces tenemos tarea! Un buen desayuno, y que nos cuenten qué opciones tenemos para empezar la búsqueda. Cuanto antes nos pongamos a ello mejor.

 Una vez desperezado y con la perspectiva de un desayuno en condiciones, estaba animado para meterse en acción

Visni asintió al escuchar a Andrew diciéndole que aprovechara el tiempo de generador. Se volvió a sorber los mocos y se limpió la nariz pasándose la manga de la ancha sudadera.

—Guay, tron —le respondió al hombre.

Miró a los demás y escuchó a John.

—Mientras miráis el mapa y eso, yo trato de buscar algo más en la red. Vamos para allá. Que queda poco tiempo de generador.

No parecía que Visni quisiera pasar mucho tiempo de charla, así que se recolocó la mochila en el hombro con un movimiento y decidió ponerse en marcha a la sala del cable*. Se dio la vuelta un momento para mirar a Crombie mientras un mechón morado le caía por encima de un ojo y seguía caminando marcha atrás.

—Ey, Crom, te puedes quedar con mi desayuno. Te lo regalo.

Hizo un gesto con la mano, como simulando una pistola con el pulgar y el índice, y pulsó el pulgar mientras hacía un chasquido con la boca.

—Como luego te desmayes cuando estemos por ahí no te vamos a cargar en brazos —le advirtió a la buscadora al oír lo alegremente que regalaba su desayuno—. Comes algo mientras le das a las teclas, anda. Yo te lo llevo ahora.

Se cambió los pantalones de deporte por unos vaqueros y se puso unas botas de cordones con la puntera reforzada. A Caroline le gustaba más solucionar los problemas de lejos, o con algo de labia, pero si la cosa se complicaba… mejor estar preparada.

—Venga, vamos a ver ese mapa.

Salió ella también para encaminarse al comedor.

Cuando el pequeño grupo salió de la habitación que les habían asignado, todos pudieron ver los pasillos con actividad. Algunas personas parecían ir de camino al comedor, mientras que otras ya habían desayunado y estaban poniéndose a trabajar. La gente los saludaba con familiaridad y tranquilidad. De camino, también, se cruzaron con una pareja que había hecho la guardia nocturna y caminaban hacia sus cuartos para descansar.

Al llegar al comedor vieron lo que ya conocían de días anteriores. La gente seguía usando las bandejas que en otro tiempo habían sido de los alumnos, aunque estaban bastante descoloridas. Había una barra donde apoyarlas, y podías avanzar para coger la comida. En otro tiempo, cuando aquella institución estaba abierta, seguramente usaba los cuatro grandes expositores de comida. Sin embargo, en lugar de eso, estos estaban cerrados y la gente del lugar usaba la parte superior para ir apoyando los platos con la comida lista. Aquella mañana había una especie de pasta de avena que sabía a poca cosa. Se podía acompañar o bien con café caliente o bien con té. Había también una jarra con leche caliente, aunque solía reservarse para los más pequeños. El grupo sabía, sin embargo, que a nadie le parecería mal si ellos cogieran. 

No se veía a la Vieja Ma por ningún sitio, aunque no era raro. La mujer solía levantarse pronto, desayunar y ponerse a trabajar. La mayoría de las mesas estaban libres, pero otras tenían a algunas personas sentadas. En varias de ellas había espacio de sobra para que ellos tres se sentaran.

Cuando el pequeño grupo salió de la habitación que les habían asignado, todos pudieron ver los pasillos con actividad. Algunas personas parecían ir de camino al comedor, mientras que otras ya habían desayunado y estaban poniéndose a trabajar. La gente los saludaba con familiaridad y tranquilidad. De camino, también, se cruzaron con una pareja que había hecho la guardia nocturna y caminaban hacia sus cuartos para descansar.

Visni no tardó en separarse de los otros. La habitación en la que ella se conectaba estaba en el piso superior, y en el lugar solo una persona le daba uso. Sin embargo, no se encontraba en el refugio aquellos días. Para el resto de la gente no tenía ningún valor, así que el cuarto permanecía sin vigilancia. Ella tenía permiso más que de sobra para usarla, pero sabía que si alguna vez debía hacerlo con discreción, sería viable.

La pantalla del portátil no tardó en encenderse y el símbolo de conexión a internet brilló en la esquina inferior derecha. En un mundo como aquel una nunca sabía cuánto durarían la electricidad o la señal de red, pero por el momento estaba conectada.

Internet había cambiado mucho. Los servidores habían sido apagados o habían caído por sí mismos por puro abandono. Las que aún quedaban funcionando estaban completamente obsoletas, con las imágenes convertidas en un símbolo de enlace roto. Sin embargo, poco a poco se había creado una nueva subred. El internet del nuevo mundo, lo llamaban algunos, aunque más bien parecía un retroceso al internet de los primeros años, con menos imágenes y más texto plano, donde el IRC era el rey, los foros su séquito y las descargas se hacían a través de los propios usuarios. 

Visni caminó chulesca y confiada dando buenos pisotones con unas botas que eran muy graciosas, pues aunque eran de su talla se veían demasiado grandes para su tamaño menudito. A veces le gustaba hacer sonar esas botas en el suelo al caminar, para parecer una chica muy malota, y se reía por dentro al pensar cómo se vería aquello. Era probable, sin embargo, que la estampa fuera ligeramente más tierna y cómica que intimidante.

Cuando llegó a la sala, la vio vacía como siempre esos últimos días.

—Feliz Navidad —le dijo al aire, dejando que su voz resonara en la sala, antes de soltar una risita divertida con aquella ocurrencia tan suya.

Se sacó la mochila del hombro, sacó el portátil y lo conectó al cable. Se subió a una mesa y se cruzó de piernas, sobre las cuales se puso el ordenador. Mientras esperaba que se estableciera conexión, se palmeó varias veces el muslo moviendo la cabeza, para simular un ritmo completamente inventado.

—Bam-tusch-badum-tusch-tu-tusch.

Cuando al fin logró conectarse, buscó algún canal de información conocido y tecleó nada más entrar.

<ViSNiGRiNCH> yeeeeeeeey feliz navidad!!! 

<ViSNiGRiNCH> jajaja es broma madafacas viva el grinch!!

<ViSNiGRiNCH> bam-tusch-badum-tusch-tu-tusch

<ViSNiGRiNCH> que os contais eh, aqui esta la vieja ViSNi buscando buena info chavales

<ViSNiGRiNCH> gasofa de la buena, gas, cualquier cosita que haga kaboom!! jajaja

<ViSNiGRiNCH> eeeeh que noooo, ViSNi es buena gente chavales, solo quiere gasofa pa sus cositas no explosivas!! :3 miau

Crombie, sin mediar palabra, fue directo a por su bandeja y mientras le servían su potingue comentó para que le oyeran sus compañeros - La verdad que en cierto modo no se si envidiar a Visni o compadecerla. Haber nacido sin pizzerías abiertas te hará más fácil apreciar la comida de nuestros días. Pero no haber comido una pizza del Rugantino es para llorar por las noches.  - Levantó la mano, ladeó la cabeza y levantando las cejas dijo con voz aflautada - jo tron! Ya estás con tus batallitas de anciano. Como si lo oyera. 
Tomó su té y con su bandeja en mano preguntó - Dónde queréis sentaros?