John emitió un leve gruñido cuando Visni le respondió aquello sobre el tal Faker. Parecía considerar que la muchacha le llamaría viejo también a él, y creer que eso no le aportaba demasiada información. No parecieron agradarle las otras cosas que contaba Visni.
—Contra veinte podríamos si nos preparamos —afirmó—. Pero no somos ese tipo de gente.
Apartó la mirada un instante cuando Visni preguntó por él, como si no quisiera contestar él mismo, pero acabó por hacerlo.
—Me ha sentado mal algo —dijo bajando la voz. Parecía que le avergonzaba.
Daba la impresión, mirándolo bien, de que estaba aguantándose las ganas de dejar esa reunión cuanto antes para ir al baño.
—Con nosotros puedes quedarte el tiempo que necesites —respondió Vieja Ma con tono amable.
Después de eso repasó a los presentes con una mirada y emitió un suspiro.
—Matar a tantos para que nosotros no pasemos frío... —Frunció el ceño—. No debemos ni plantearnos algo así. Nadie debería querer que el mundo se convierta en eso.
Hizo una pausa breve.
—Pediré que os preparen comida. También alguna manta más, por si acaso. Y os mandaré a Nicky para que os diga lo del metro.
Nicky era uno de los jóvenes del asentimiento. Sociable y dicharachero, era uno de los que más contacto tenían con otros grupos.
—¿Necesitáis algo más?
Los reproches que tanto John como la Vieja Ma le hicieron a Visni por pensar en deshacerse de veinte tipos armados no provocaron en ella más que un encogimiento de hombros. No era ella la que sabía usar pistolas y desde luego que si sus amigos tenían armas de fuego no era para hacer hogueras. Tampoco tenía tan claro que todo el combustible en casa de Vieja Ma se lograra solo a base de negociaciones. Pero qué sabía ella, solo era una adolescente y eso.
Abrió la boca, como para hacer un comentario al respecto, pero le pareció que mejor era irse marchando.
—Tiene usted toda la razón, señora —le dijo con desparpajo y en voz bastante alta, como si le pareciese que la vieja quizás estaba sorda por ser tan vieja—. Toda la razón. Nadie debería querer eso. Ya sabéis —les dijo a sus amigos—, nada de esas armas peligrosas ahí afuera, eh. —Pues al final sí había hecho un comentario al respecto.
Por su parte tenía todo lo que necesitaba, una vez que les dieran provisiones y un poco más de abrigo, así que se quedó mirando a Caroline y Crombie mientras se sorbía los mocos y se pasaba la manga de la ancha sudadera por la nariz.
Mientras los demás hablaban sobre aquello, Caroline calculaba mentalmente si de verdad podrían cargarse a veinte tipos sin sufrir ninguna baja. Quizá con los explosivos de John, ahí sería más sencillo. Pero con la pinta que tenía más bien parecía que llevaba la explosión por dentro aquella vez. ¿Entre ella y Crombie cuántos podrían despachar de lejos? Lo miró con aire calculador mientras le daba vueltas.
Caroline no era mala gente, pero tenía muy claro el mundo en que vivían, y para que la Vieja Ma pudiera seguir en su burbuja de paz, otras tenían que mancharse las manos. Y esos eran ellos. Salió de sus cálculos mentales al notar que ya se iban a poner en marcha. Con algo de suerte no haría falta que lo pusieran a prueba. Así que sacudió la cabeza y asintió a la mujer.
—Gracias, Ma, Eso estaría cojonudo. Creo que no necesitamos nada más.
Miró a los otros, esperando por si ellos añadían algo, pero por su parte estaba lista.
Crombie pensó que aquella buena samaritana tendría que haber mandado y ejecutado acciones peores que cargarse a aquellos veinte tipos por gasolina para pasar el invierno. Pero sabía que tonta no era. Probablemente ocultaba en bondad una decisión meditada de prudencia. Ponerse a veinte tipos armados en contra desde luego no era lo más prudente. “Qué lista es la vieja” pensó “me gustaría saber cuánto le costaría echarnos a los leones si le hiciera falta para proteger su comunidad. Y qué estaría dispuesta a hacer por proteger su mandato?”
se quitó aquella idea de la cabeza y dijo - yo estoy listo. Aun que no nos vendrían mal unos walkies por si tenemos que separarnos. No tendréis unos de sobra verdad? -
Al oír los comentarios de Visni, la mujer dedicó a la joven un asentimiento de cabeza y una sonrisa que transmitía paz. Había en su gesto, además, un deje de simpatía, como si le hiciera gracia la forma de hablar de los que tenían su edad. Después miró a Caroline y Crombie, y permaneció callada un instante tras su pregunta, pensativa.
—Sobrar nunca sobra nada —afirmó—. Pero podemos prestaros un par. Espero que con dos os arregléis.
Hizo una pausa.
—Iré a encargarme de que os lo preparen todo. Tomaos el tiempo que necesitéis. Nos vemos en la salida.
Tras esas palabras dejó la estancia, confiando en ellos para quedarse allí a solas.
Una vez que hubo salido la Vieja Ma para buscar unos walkies, Visni hizo un gesto con el hombro para recolocarse la mochila y luego pasó el brazo por la otra tira para terminar de colgársela bien en la espalda.
—Oye —les dijo en voz baja a sus compañeros—, esa señora está un poco anticuada, me parece. A ver, que yo no digo que vayamos a ir matando peña por ahí a lo loco, yo nunca he matado a nadie en mi vida, eh —aclaró, levantando las palmas de las manos en gesto de inocencia—, pero joder, es que pf, madre mía, tíos, alguien tiene que matar a los chungos, ¿no?
Dio unos toquecitos en el suelo con la punta de una bota y torció un poco los labios, un poco pensativa. Miró a Caroline.
—Oye, Carol, cuéntame qué es eso de cita con cine y cena.
Después de decirle eso, y muy a su pesar, sus mejillas se pusieron un poco rojas. Carraspeó.
—Que no lo digo por na, eh. —Volvió a carraspear—. En realidad me la pela —dijo, intentando hacerse la dura y desviando la mirada.
—Pues menuda novedad. A ti todos te parecemos anticuados —le respondió a Visni con una risa para quitarle peso a todo eso de cargarse gente.
La miró mientras se recolocaba la mochila y al escuchar su pregunta, arqueó las cejas y buscó la mirada de Crombie con complicidad por un segundo.
—Ah, así que no preguntas por na. Supongo que no tiene nada que ver con tu amigo el Dodo ese entonces, ¿no? —Fue caminando hacia la puerta mientras hablaba—. Voy a por mi mochila y os veo en la puerta. En el camino te lo cuento, que vamos a tener tiempo suficiente para que te explique lo que quieras.
Salió de ahí con prisa para ir hacia el sitio donde habían dormido. Solo tenía que pillar la mochila y estaría lista para partir, así que no tardaría en reunirse con ellos de nuevo.
Al oír la mención a ese tal Dodo arqueó las cejas exageradamente y mirando a Visni dijo separando mucho las dos palabras- Me interesa. - y añadió con una sonrisa - Yo también puedo explicarte lo que quieras. Como decía mi padre "El que tuvo retuvo".
Y mientras al ver que Carol se aproximaba a la salida le dijo - Espera. Voy contigo a por la mochila. - Con idea de coger su mochila también y ver a Visni y a la vieja Ma en la puerta.
Visni resopló al comentario de Caroline sobre los anticuados. Era verdad. Pero eh, es que realmente eran anticuados. No había más que verles.
La respuesta de Caroline sobre lo de «cena y cine» le hizo resoplar otra vez, pero antes de que pudiera decir nada, Crombie expresó su interés en eso y Visni lo miró abriendo mucho los ojos.
—¿Pero qué dices, chaval? Sí, claro, qué dices, qué me vas a explicar tú de qué. De qué hablas.
Visni se empezó a poner nerviosa y agradeció que los dos viejos se marcharan dejándola allí con su confusión.
—No sé de qué me estáis hablando —les dijo en voz bien alta mientras se marchaban—. Pf, bah, a mí me la pela todo eso. Qué asco. Eso son movidas de viejos.
Y, tras decir eso, se fue a esperarlos en la salida.
Tras algunos minutos, el grupo volvió a reunirse a la salida. John se había pasado en el baño el tiempo que sus compañeros habían tardado en prepararse, y los de Vieja en reunir el material que les habían pedido.
Cuando se acercó a ellos para despedirse se le notaba disgustado y dolorido.
—Me cago en la... —empezó a decir, y apartó el rostro al darse cuenta del doble sentido de la frase.
No llegó a abrazar a las chicas, pero sí a Crombie. A los tres les dirigió una mirada intensa.
—Volved bien.
Vieja Ma, por su parte, les dedicó un abrazo con cierto cariño a cada uno y después una pausada inclinación de cabeza. Uno de los suyos les había entregado una mochila pequeña con comida y los walkies.
Otro que se acercó a ellos fue Nicky.
—Lo del metro no lo sé seguro —les dijo con franqueza—. Boonton está demasiado lejos para mí. Sé que algunas estaciones de por allí funcionan y las lleva gente justa. Otras son de carroñeros. Pero podéis ir hasta Towaco y de ahí ir andando, o usar los túneles y tantear en plan secreto. Como veáis.
Hizo una pausa.
—La gente de Towaco es legal. Os cobrarán, pero van escasos de comida. —Tendió una bolsa de tela a Crombie—. Con esto os debería bastar para ellos.
Caroline aún tenía la sonrisilla en las comisuras de los labios cuando volvieron a reunirse con Visni en la salida, por lo cómica que había sido su reacción cuando Crombie había intentado sumarse a la conversación sobre chicos.
Una vez ahí, se despidió de todos con buen humor. A John le dio una palmada en el hombro.
—Cuídate. Quizá necesitemos tus explosiones mañana o pasado. —Sonrió de medio lado y dejó el doble sentido en el aire.
Le devolvió el abrazo a la Vieja Ma y tomó la mochila que les traían para sumarla a la suya. Mientras recolocaba las cosas, escuchó a Nicky.
—Gracias, tío. Ahora hablamos a ver cómo lo hacemos, pero eso de ir hasta Towaco me suena bien. Podemos hacer eso, ¿no, Cromb? ¿Qué dices tú, Visni?
Esperó a que los otros terminasen también de despedirse antes de echar a andar.
Crombie recibió el abrazo de John con un regusto amargo. No le gustaba irse de misión sin la seguridad que le daba su silencio. Pero sabía que estaría bien y que una muestra de cariño como esa era un bien preciado.
- Cuídate tronco. - Dijo sin saber bien qué más decir. Apretó los labios, cogió todas sus cosas, la bolsa de comida que le tendía Nicky. -
- Gracias por todo. Ahora toca hacienda. Esperemos que podamos pagar nuestras deudas. - Dijo diplomático a la Vieja Ma.
- Teniendo para pagar el viaje y si son de fiar supongo que es lo mejor, sí. Por mi parte Towaco está bien. - Dijo dirigiéndose a Caroline. Asintiendo y mirando atrás añadió - Ale. Vámonos a tomar por culo. - y sin mirar atrás salió de allí
Visni había esperado con las manos en los bolsillos de su parka. Se había puesto un gorro de lana en la cabeza, del cual sobresalían algunos de sus mechones morados. Cuando vio llegar al resto, estaba dando golpecitos con las botas en el suelo para quitarse el frío de encima.
Le hizo un gesto con la barbilla a John para despedirlo, aunque sin decir palabra alguna. Con ese frío, parecía que quería conservar todas las que pudiera. Y tenían mucha caminata por delante.
El abrazo de Vieja Ma la pilló totalmente desprevenida y abrió los ojos sorprendida sin saber cómo corresponder y sin sacar las manos de los bolsillos de la parka.
Visni no iba a poner pegas a los demás, así que se encogió de hombros y asintió mientras empezaba a caminar con el resto.
—Pues Towaco, supongo. —Miró la bolsa de comida que tenía Crombie—. Más vale que eso sea suficiente. Allí ya veremos si vamos como ratillas por los túneles o qué.
Tras aquellas palabras, John dedicó al grupo solo un gruñido seco que, por lo que lo conocían, debía ser una asentimiento. Después se dio la vuelta, dándoles la espalda, y caminó hacia algún lugar que no llegaron a saber.
El resto de los presentes fueron dedicándoles algunas palabras con las que les deseaban un buen viaje y una misión provechosa. Todos sabían que, en un mundo como aquel, cualquier misión podía ser la última.
El camino hasta la estación de tren más cercana era de unos quince minutos andando. Por suerte, aquella zona era bastante pacífica, así que lo más probable era que no tuvieran problemas para llegar allí. Sin embargo, no había nada seguro.
En la estación lo más probable era que tuviesen que pagar para tomar el metro adecuado. Atrás quedaban los años del viejo mundo en los que los trenes pasaban cada pocos minutos. En el nuevo orden de las cosas, uno nunca sabía cuánto debía esperar... o si hacerlo era la opción más segura.
Os dejo que habléis entre vosotros de camino a la estación. Pronto saltaremos a lo siguiente. :)
Visni se había despedido con desparpajo de varios allí, sobre todo de los chicos de edad más parecida a la suya*, con los que chocaba los cinco —que tenía metidos en guantes sin dedos— y a los que les pegaba alguna patada en el culo a modo de juego mientras les decía algún insulto de los suyos. Lo mismo valía un «capullo» que un «que te den, mamón».
Al ponerse a caminar, se metió las manos en los bolsillos de la parka otra vez y miraba al frente con pinta de tener mucho frío y con cara seria. Sus pies parecían pisar con más fuerza de lo normal, como si le gustara escuchar el crujidito de la nieve bajo sus botas. Al cabo de unos momentos de caminar en silencio, miró de reojo a Caroline y luego a Crombie; a este último con cierta suspicacia. Después, volvió a mirar de reojo a Caroline.
—Pues cuando lleguemos a Towaco, a lo mejor podemos meternos un poco por los túneles para ver si es seguro ir por ahí o qué —comentó, repitiendo algo que ya había dicho antes. Se notaba que simplemente estaba diciendo algo como de relleno, como si eso no fuera realmente lo que quería decir. Entonces, como quien no quiere la cosa, añadió—: Y eso del cine cómo es. O cómo era, yo qué sé —rectificó encogiéndose de hombros, con un tono que parecía decir «en realidad me la pela, pero igualmente lo pregunto».
* Si es que los hubiera.
Caroline echó a andar a buen paso en cuanto salieron del refugio. Los primeros pasos los dio en un silencio pensativo que solo interrumpió para asentir con la cabeza a lo de revisar los túneles, de acuerdo con tantear esa opción antes de salir a la superficie. Pero al escuchar que la chiquilla insistía con el tema de su cita, una sonrisilla traviesa se ladeó en los labios de la mujer e intercambió una mirada divertida con Crombie antes de responderle.
—Cena y cine era un tópico sobre las citas. Primero ibas a cenar y luego a ver una peli. Y el cine era como… —Miró un momento hacia arriba—. Como esa pantallita que te gusta tanto, pero gigante, del tamaño de una pared entera o más. La gente se sentaba en butacas como en una grada, apagaban las luces y ponían la película en la pantalla gigante. Y, si te gustaba tu cita, aprovechabas la oscuridad para meterte mano.
Dio un par de pasos más mientras la miraba, un poco socarrona.
—Es una pena que los cines dejasen de funcionar, como todo. —Se encogió de hombros, hacía mucho que estaba resignada a los cambios de aquel nuevo mundo—. ¿Entonces qué? ¿Vas a tener una cita con el Dodo ese?