Partida Rol por web

Balas de Shanghái

Escena 1: Llegada a Shanghái

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10/12/2016, 07:54
Director

Llegáis a Shanghái poco después del amanecer del quinto día a través de la zona del pacífico llamada Mar de China Oriental, por donde os acercáis al puerto en la desembocadura del río Huangpu. Conforme acortáis la distancia con tierra firme, os cruzáis con una cantidad cada vez mayor de pequeños botes de fondo plano llamados sampanes. El puerto está cercado, además, por barcos de guerra. Cada uno de distinta nacionalidad. Entre los navíos presentes hay americanos, británicos, alemanes, japoneses e italianos.

Vuestro carguero desembarca en uno de los muchos puertos del Asentamiento Internacional, una gran sección de ciudad que rodea la línea costera. Sus edificios mezclan estilos asiáticos y occidentales. Muchos son impresionantes estructuras art decó que fácilmente podrían pertenecer a Nueva York o Toronto.

Al llegar, unos oficiales chinos registran a la tripulación de todos los barcos del muelle en una improvisada aduana móvil. Cuando es vuestro turno, os requisan las lanzas de bambú y el revólver. No está permitido introducir armas, aunque se os devolverán cuando abandonéis el país.

Tras esperar una larga cola, os adentráis en el caótico bullicio de los muelles, donde multitud de hombres mueven cajas de pescados y mariscos, mientras que un batallón de gaviotas sobrevuela en las alturas. Un interminable aluvión de bicicletas transportan increíbles bultos, y la gente grita aquí y allá. El choque cultural os sorprende y os deja absortos un rato, cuando os percatáis que tres hombres vestidos con trajes gris oscuro y corbata, junto con una bella dama occidental pero vestida con prendas locales se acercan a vosotros.

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10/12/2016, 08:24
Director

Hace aproximadamente una semana que tu barco, el Emperatriz de Caledonia, naufragó. Casi toda la tripulación murió ahogada, y algunos desaparecieron bajo las aguas como engullidos por un gigantesco animal. Tú, como creyente en Dios, rezaste con toda tu voluntad mientras la gente gritaba alrededor y tus extremidades se congelaban flotando a la deriva. Quizá fue la casualidad, o quizá un acto de Dios, pero un bote salvavidas vacío flotó hasta escasos metros tuyos y pudiste subir con las pocas fuerzas que te quedaban. Desgraciadamente, en aquel momento no había más supervivientes a la vista, y optaste por tumbarte y esperar. Al día siguiente, ya de día, fuiste rescatada por un carguero chino, que te llevó hasta Shanghái. Allí te dieron ropa limpia de la región y alojamiento. En cuanto las autoridades fueron informadas que habían encontrado a más supervivientes del Emperatriz de Caledonia, una llama de esperanza se encendió en tu corazón, y tres miembros del cuerpo de policía te pidieron su compañía para encontrarse con los tres supervivientes en los muelles. No entendías muy bien el motivo. Bueno, quizá simplemente era para interrogarnos por... ¿el hundimiento del barco? En cualquier caso, obedeció a los agentes y fue con ellos.

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10/12/2016, 08:33
Director

Uno de ellos, con pelo gris, ojos marrones y bien peinado, comienza a hablar mientras se quita su sombrero​: - Son ustedes... - consulta un papel - ... el Profesor Brush, el Señor Currie y la Señorita Krilov, ¿sí? - Antes que respondáis, prosigue, no sin antes mirar de arriba a abajo a Irina sin ningún pudor. - Soy el inspector Harry Furthman. Les presento a la Hermana Flora Godden. Ella viajaba en el Emperatriz de Caledonia junto a ustedes. Por fortuna, fue rescatada al día siguiente. No se preocupen, no están detenidos, el motivo de su presencia es... entregar esta carta usted, caballero. Quizá necesite después alguien con quien hablar.

A continuación, extiende un sobre a las manos de Leroy Currie. En un lado aparece la el nombre de Leroy y su dirección en Estados Unidos. Mientras ella lo lee, y mientras recibís continuamente pequeños empujones de pescadores, armadores, comerciantes y demás, el inspector Harry Furthman dice: - Tómense el tiempo que necesiten, pero mi superior y jefe de la policía del Asentamiento Internacional, el "detective" Basserman, solicita que se presenten en la jefatura del Asentamiento Internacional en cuando les sea posible. Ahora, si nos disculpan... - Y entonces, Furthman y los otros dos desconocidos, se colocan su sombrero de ala ancha y se pierden entre la multitud.

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10/12/2016, 08:43
Director

Ésta es la carta:

Notas de juego

La carta es de tu colega, el Padre Emil deBriac. Recuerda que tu motivo de embarcarte en el Emperatriz de Caledonia rumbo a Shanghái era hacerle una visita.

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10/12/2016, 09:11
Director

Vuestros conocimientos en Historia os percatan que los barcos de guerra de diferentes nacionalidades representan a las Potencias del Tratado, naciones que controlan conjuntamente una sección de la ciudad bajo un acuerdo casi colonial desde la mitad del siglo XIX.

Shanghái se convirtió en refugio para extranjeros tras la Guerra del Opio, el conflicto sucedido entre 1840 y 1843 en el que los británicos forzaron a los chinos a abrir varios de sus puertos al comercio. Los Estados Unidos y Francia firmaron rápidamente tratados que les concedían derechos similares. Un área de Shanghái se convirtió en el Asentamiento Internacional. Otra zona contigua se convirtió en la Concesión Francesa. Las dos han crecido en tamaño y en población durante los últimos noventa años.

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10/12/2016, 09:14
Director

Vuestros conocimientos en Contabilidad os recuerdan que la principal moneda del Asentamiento Internacional y de la Concesión Francesa es, de entre todas, el dólar mexicano. Se pueden cambiar monedas de EEUU o de otros lugares por dólares de plata mexicanos en varios kioskos en los puntos de desembarque, así como con cambistas itinerantes presentes por todo el Asentamiento Internacional.

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10/12/2016, 09:18
Director

Gracias a tus conocimientos en Geología, sabes que Shanghái se sitúa a unos 160 kms. de las Montañas Amarillas, de las que habla la carta.

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10/12/2016, 09:23
Director

Tus conocimientos en Derechos te alertan de que la Concesión Francesa es una colonia francesa de facto, y opera bajo la ley francesa, supervisada por el Cónsul General Francés. Las decisiones ejecutivas las realiza un Consejo Municipal. El Cónsul tiene plena autoridad para ignorar las decisiones del consejo.

  • ​El Asentamiento Internacional opera bajo la doctrina legal de extraterritorialidad, lo que significa que no hay un verdadero código legal. Las reglas básicas del Asentamiento se exponen en un documento llamado Regulaciones del Territorio, establecido en 1845. Es administrado por un Consejo Municipal de catorce miembros, dominado normalmente por británicos, y que incluye a americanos, japoneses y, desde hace unos pocos años, a cinco representantes chinos.
  • Dentro del Asentamiento Internacional, los extranjeros acusados de crímenes son juzgados en sus propias embajadas, según las leyes de sus respectivas patrias de origen. Los criminales chinos son enviados a la dura justicia de una corte local.
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10/12/2016, 09:45
Director

Notas de juego

Haced todos una tirada de Sentir el Peligro con dificultad 4.

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10/12/2016, 14:04
Hermana Flora Godden

Con una sonrisa inocente levanto mi mano derecha a modo de saludo, una vez que el inspector se ha marchado.

- Encantada, me alegra saber que hay más supervivientes de ese trágico naufragio. -

Tras esto, me quedo observando dubitativa a mis nuevos compañeros.

- Deberíamos ir cuanto antes a la jefatura del Asentamiento Internacional, como nos ha indicado el inspector, ¿no? -

 

- Tiradas (1)

Motivo: Sentir el peligro

Tirada: 1d6

Dificultad: 4+

Resultado: 3 (Fracaso)

Notas de juego

Fracaso en la tirada

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11/12/2016, 18:49
Leroy Currie

La travesía a bordo del carguero no había sido todo lo cómoda que merecíamos, pero soportable. Al no tratarse de un barco de pasajeros, muchas de las comodidades habituales de ese tipo de vapores se echaban en falta. Sea como fuere, nos las apañamos para descansar y conversar entre nosotros tres de lo sucedido en la Isla. 

Antes del naufragio nunca habría tomado en consideración la opinión que pudiera tener una persona como la señorita Krilov sobre casi nada, pero después de lo acontecido allí, había que dar cierto margen de duda a sus teorías sobre el mundo y las fuerzas que en él habitan. Juraría que la opinión del Profesor Brush también había sufrido una muda parecida a la mía, aunque yo conservaba aún reservas más racionales que él mismo, por muy académico que fuese y muy estirado que pretendiera parecer.

No es de extrañar, tras lo vivido. Pero había que conservar la dignidad y había algunas aseveraciones que carecían de ella. Así que todo aquello había avivado las conversaciones que manteníamos los tres en privado a lo largo de la travesía en el carguero hasta Shanghái. No lo reconoceré ante nadie, pero algo aprendí de las palabras de la señorita Krilov en estas conversaciones al respecto de lo que ella misma se hartaba en denominar Ciencias Ocultas, por más que la palabra Ciencias para este particular rechinase en mi entendimiento como uñas afiladas sobre la enorme pizarra de un aula universitaria.

 


 

Por fin volvíamos a pisar tierra firme y algo que pretendía ser civilización se contorneaba y latía en aquel hervidero portuario como una boa constrictor que tuviera problemas a tragarse su última presa. El hedor del puerto de Shanghái era, en cierto modo, reconfortante. El regreso al continente era como un regreso a la cordura, una forma de dejar atrás algo que no debía haberse producido y que, en el fondo de mi mente, deseaba creer que no había tenido lugar.

Cuando aquellos tres hombres se acercaron a nosotros, destilaban un tufo a policía que nada podía disimular, ni siquiera la extravagante compañía que traían. Compañía extravagante pero agradable a la vista, lo cual despertó en mi rostro una evidente sonrisa que comenzó a desdibujarse en cuanto la presentaron como Hermana. Una monja. Fruta prohibida. La mala suerte no se había separado aún de mi lado.

Leí la carta. Miré a la Hermana Flora un par de veces en medio de la lectura. Cuando acabé, plegué la carta, la guardé en el bolsillo interior de mi chaqueta y miré a la mujer con una ceja en alto y una expresión de palpable incredulidad en mi rostro.

- No. - Respondí secamente y como respuesta a la pregunta de la recién llegada. - Han dejado bien claro que no hay prisa alguna, Hermana. - Remarqué la palabra Hermana, pues me incomodaba tal condición en una mujer hermosa. Las Hermanas no debían ser así, según mi criterio. Debían ser viejas y arrugadas y, a poder ser, tan feas que no supongan un desperdicio su celibato para hombre alguno.

Miré un segundo a derecha e izquierda a mis acompañantes.

- Ahora mismo me urge una visita a la Misión San Pantaleón. Se encuentra en la Concesión Francesa. - Dije para que los tres pudieran escucharme. - Si quieren acompañarme, compartiré gustosamente los gastos del transporte con ustedes.

Giré sobre mí mismo y busqué lo más parecido a un taxi con la mirada.

- Tiradas (1)

Motivo: Sentir el Peligro

Tirada: 1d6

Dificultad: 4+

Resultado: 1 (Fracaso)

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11/12/2016, 19:59
Hermana Flora Godden

- Se... ¡Señor Currie! - Dije alzando un poco la voz ante tal actitud pedante que emanaba mas que de la intención de ser escuchada. - No creo que llegue usted muy lejos, no sin pasar antes por algun lugar donde cambiar su dinero por dólares mexicanos -

Había algo en ese hombre que me extrañaba, ¿Le molestaría mi devoción por el señor? ¿O tal vez era algo mas mundano? El caso es que algo de él era incómodo.

- Creo que por aquí debería de poder cambiar en alqun kiosko o puede que alguna oficina de cambio. -

Mientras hablaba, busqué con la mirada algun lugar donde pareciera poder llevar a cabo tal cambio.

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11/12/2016, 20:27
Leroy Currie
Sólo para el director

Notas de juego

Uso Burocracia e Historia para saber qué moneda o monedas son de curso legal en Shanghái y si es diferente la moneda a utilizar en la zona Internacional en la que estamos a la adyacente Concesión Francesa o a otras áreas de la ciudad.

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13/12/2016, 13:06
Profesor Ezekiel Brush

Tierra.. Tierra de nuevo, y esta vez sin peligros extraños. Después de lo vivido, sólo quería llegar a un sitio seguro, y descansar sin temor a que algo me atacase.

El poder dormir entre sábanas limpias en una cama decente, aún en el barco, me provocó llanto evocador de momentos más duros, y una crisis de nervios largamente contenida y necesaria tuvo lugar.

Ahora, ya más repuesto, empezaba de nuevo a ser el de antes, más calmado y meditabundo.

-Encantada de conocerla, Hermana -dije a nuestra nueva acompañante -. Ignoraba que hubiesen más supervivientes de nuestro infortunado barco. Tuvo usted mucha suerte de no acompañarnos en nuestras aventuras. Esperemos que la estancia aquí se nos presente más calmada.

Me giré hacia Leroy, sorprendido:

-¿Acabas de llegar y ya tienes algo que hacer? No dejas de sorprenderme, amigo mío. ¿Qué vas a hacer a esa Misión, si puede saberse?

- Tiradas (1)

Motivo: sentir peligro

Tirada: 1d6

Dificultad: 4+

Resultado: 3 (Fracaso)

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14/12/2016, 10:09
Director

No tienes los conocimientos debidos en Contabilidad, pero quizá la apreciación de la Hermana Flora esté acertada, y es que los dólares de plata mexicanos se convirtieron de manera imprevista en una moneda "internacional" entre las diferentes zonas de Shanghái, y de acuerdo a los tratados pacíficos y con trasfondo comercial que firmaron anteriormente, según lo que sabes de Historia, es una buena medida el compartir moneda. Parece que la monjita no es sólo una guapa beata, y esconde talento.

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14/12/2016, 10:13
Director

Notas de juego

Debido a que Irina Krilov lo tiene complicado entre semana de momento, como he puesto en Off-topic, si alguno de vosotros quiere controlarla mientras, no tiene más que decirlo. Ahora mismo, falta que ella haga una tirada de Sentir el peligro y que decidáis qué queréis hacer en Shanghái.

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14/12/2016, 11:34
Leroy Currie

Alcé una ceja cuando escuché aquella primera frase tan retadora de "...no creo que llegue ud. muy lejos." y sonreí con un deje irónico mientras pensaba - Mucho más lejos que la mayoría de los mortales, incluida usted. - Pero al pasar de inmediato a hablar del cambio de moneda y contextualizar la frase debidamente, decidí ser más pragmático y obviar tal punto, más por obvio que por fuera de lugar.

- No creo que eso sea un problema, en una ciudad como Shanghái, querida Hermana Flora. - La aspereza de mis pensamientos se dejaba sentir en mis palabras, aunque estas no tuvieran nada que ver con lo que decía.

Cuando el Profesor se maravilló por encontrar una nueva superviviente del naufragio, apostillé:

- Cierto. Ardo en deseos que nos cuente sus peripecias y cómo pudo salvar la vida en un punto tan alejado de cualquier costa, Hermana. - Y cierto era, pues si algo caracterizaba el punto del naufragio sobre cualquier mapa era la absoluta falta de tierra cercana muchas millas a la redonda. - Pero por el momento, ardo más en deseos de solucionar los problemas burocráticos que nos alejan de la libertad de pulular por donde buenamente queramos, entre ellos el cambio de moneda. Hermana Flora, ud. que parece conocer la ciudad, si es tan amable de indicarnos un lugar honorable para proceder con el cambio se lo agradeceremos eternamente.

Luego, ante la sorpresa expresada del Profesor, asentí con una sonrisa y le respondí jocoso:

- Profesor, amigo mío, debería saber que Leroy Currie nunca da puntada sin hilo. - Luego normalicé el tono. - De hecho he venido a Shanghái precisamente a esto. He de encontrarme en esa misión con un viejo amigo. Dudo que nuestra estancia en Shanghái deba depararnos más que descanso y placeres, pues la fama de la ciudad inflama las expectativas como pocas, si bien no me retendrá mucho tiempo, pues tengo intenciones de trabajar en el país, quizá un nuevo descubrimiento que asombre a la humanidad está en ciernes.

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16/12/2016, 09:42
Profesor Ezekiel Brush

Sus palabras finales despertaron mi curiosidad de nuevo:

-¿Cómo puede hablarme de realizar descubrimientos que asombren a la humanidad, y apelar a que no me interese por ello, amigo mío? Ardo en deseos de saber qué se trae entre manos. Yo viajaba a Shangai para realizar unas conferencias que han sido de gran éxito en mi ausencia, dándome por muerto en el naufragio. Así que ahora no tengo más tarea que el avisar a mi familia, amigos y seguidores de mis trabajos científicos que he sido bendecido con el don de la supervivencia, y sigo vivo. Podría quizás ayudarle en su misión, si me habla un poco sobre ella.

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16/12/2016, 16:58
Irina Krilov

Bajé del barco despacio, analizándolo todo. Aún me costaba un poco distinguir lo "real" de lo "palpable". Una cosa son los espíritus, las psicofonías, aquellas cosas en las que si no creías, no te influían para nada, y hasta podías manejarlas como hacía yo con los crédulos y los inocentes. Pero en aquella isla... nos topamos con algo que hasta yo me habría negado a creer si es otro el que me lo cuenta y dice que sobrevive.

Y aquí estamos, con el reflejo de echar mano al revolver que ya no llevo cuando se acerca tal pintoresco grupo y la mirada de aquel hombre me hace sentir vergüenza. Sin embargo, quien me hace ponerme realmente nerviosa es la mujer. ¿Religiosa? Esa gente puede ser una poderosa aliada o un gran problema. Hay religiosos que creen que un don como el mío es cosa de Dios, y otros que es cosa del diablo. Espero tener tiempo de averiguar cual es la opinión de la fémina antes de que se me vaya de las manos.

- Encantada. - Me fuerzo a decirle a Flora.

Yo también desconfiaba de ese milagroso rescate que dice haber sufrido.

- Tiradas (1)

Motivo: Sentir el peligro

Tirada: 1d6

Resultado: 4

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17/12/2016, 15:57
Director

Unos cien metros de vuestra posición, en una zona más alta del embarcadero situada tras una gran rampa que utilizan algunos mercaderes para subir sus carretillas y carros en los que llevan su mercancía para vender, te das cuenta que un tipo con rasgos occidentales, de piel muy blanquecina y calvo, ataviado con una camisa blanca y sucia, os observa mientras toma notas en un cuaderno. Cuando vuestras miradas se cruzan, lanza la colilla que fumaba y desaparece tras un carro de madera convertido en puesto de venta de sopa y arroz.