Partida Rol por web

El crepitar del fuego, obligó a Daryl a prestar más atención de lo usual a tus gestos. Sabías muchas cosas de tu sire, en sus dominios sus ojos se cruzaban con los tuyos. No eras tan apegado como el a Grunewald. 

Eso quizás, estuviera bien.

- He oído que hay ratas en mis dominios- gruñó ya quitandote los ojos de encima- Fritz, me ha alertado sobre ello. Parece que alguien está mandandome asesinos otra vez... -lanzó al aire el comentario, esperando lo que tenías que decir. Aunque dabas por supuesto de que era más como si estuviera hablando solo.

El sonido del reloj en el estudio, era un repiqueteo incesante que no hacía más que fastidiarte un poco. Era como una especie de tortura, lenta pero efectiva. Tenías la exasperante sensación de que el reloj se encontraba atrasado por lo menos treinta segundos.

Erguido delante de una ventana, se encontraba Johan. Era un hombre que aparentaba los 35 años de edad, de melena ondulada y castaña. Tenía una constitución maciza, aunque no era especialmente "gigante". De hecho, a diferencia del resto de vástagos de la ciudad era bastante más "civilizado" y aunque hacía las cosas a su modo, tenía esa usanza de "caballerosidad" de otros tiempos... claro, igual que las asquerosas formas de hacer daño.

- Pasa, siéntate - te instó haciendo un ademán con la cabeza hacia una de las sillas que se encontraban frente a su escritorio, sin siquiera molestarse en mirarte.

La cámara estaba vacía, sobre la mesa sucia y desgastada se encontraba la endeble figura de quien fuera tu progenitor. Sus antes prolijas vestimentas, se encontraban llenas de polvo y chamuscada en algunas zonas de la manga. Por el rabillo del ojo, notó tu presencia pero prefirió no decir nada y solo llamarte con un ademán de la mano.

Sobre la mesa, había una especie de piedra colorida, con dibujos tribales en ella.

- Esto es hechicería de algun tipo -aseguró- aunque no tengo la menor idea para que sirve. Y ya estoy hace tres semanas aquí intentando descifrarla- te instó a mirarla, más bien por cortesía. Después de todo, si tu hacias un buen trabajo el seria recompensado- Es anasazi, por ende puede que sea... lupina-finalizó.

Se giró sobre sus talones con gracilidad felina, claramente no estaba esperando que lo ayudaras. Solo era una especie de desahogo.

- Cuando te mandé llamar hace una hora, pensé que estarías más interesado- tomó una especie de lupa multicolor en una de sus manos- ¿Cómo te va con el manejo de la mente centrada?* Te dije que te va a ayudar a resolver funestas encrucijadas, es útil en este tipo de casos- señaló la piedra y arqueó una ceja.- Lástima que no sea una de de esas veces.

Paso y me siento donde me pide. También en un tono irónico pero no irrespetuoso puesto que en la situación actual y solos un poco de humor dentro de la relación Sire nunca hace daño. Claro buenas noches, siéntate tu como si estuvieras en casa. Al sentarme miro a Johan escuchando con atención, cuando el habla sus palabras nunca son vacías.

- Las ratas abundan en todos lados. - Respondio Senka, mirando fijamente el fuego. Levanto la mirada, buscando los ojos de su Sire. 

- Solo hay que asustarlas, siempre volveran. - Se levanto ayudandose con sus brazos, empujando sus rodillas hasta terminar parado frente a las llamas. Se dio media vuelta y miro hacia la espesura. 

- Me encargo de vigilar el perimetro? -

Mi sire siempre me habia inspirado una mezcla de sensaciones (por asi llamarlas) de respeto, miedo y repulsión casi a partes iguales, supongo que como la misma relación que hay entre muchos padres e hijos.

Maestro, siempre es un placer estar en su presencia. Disculpad si no he venido a tiempo, no es propio de mi. Debía de atender asuntos de extrema necesidad. Me quedo mirando unos segundos el anasazi sin tocarlo. Es un objeto interesante. Quizás mi viejo talento pueda llegar a llenar de luz el vacío de dudas que genera ésto... Ah, y respondiendo a vuestra pregunta, se puede decir que cada dia me encuentro mas cómodo con los valiosos conocimientos que me legasteis sobre la mente centrada. Mas de una y de dos veces he tenido que recurrir a ella alcanzando éxitos que de otra manera no hubiesen sido posibles, algo que le estaré eternamente agradecido. 

Agarro con suavidad el objeto mientras con la otra mano lo acaricio suavemente para poder conectar con él.

El salvaje gangrel miró a los ojos a su chiquillo, no sabía muy bien que le había impulsado a abrazarlo. Pero allí estabas para él. Un recordatorio de sus nuevas responsabilidades.

- Me he esforzado durante años para impulsar leyes y hacer acciones para que nadie perturbe Grunewald. La he convertido en una reserva y no estoy dispuesto a dejarla caer en manos de nadie o que ninguna rata pasee como si esto se tratara de un bosque para picnics- sus ojos se oscurecieron al mirarte. Su cabello alborotado no hacía sino aumentar esa mirada de locura y salvajismo en su rostro- No quiero mandar mensajes, ellos saben perfectamente cual es mi postura. Los quebraré si entran- gruñó dejando escapar aire de sus fosas nasales- Ve y si encuentras a aquel ente del wyrm, Mátalo.

Se quedo callado luego observando el fuego, que ardia tanto como su propio espíritu.

No sonrió por tus palabras, su ceño se frunció revelando que algo le preocupaba.

- Se oyen rumores... -dejó de hablar de pronto como si temiera que alguien lo oyese- Ya te expliqué antes cómo fue que el Puño-de-hierro, perdió la mitad de su principado- se levantó de pronto y empezó a andar como un león enjaulado, miró por la ventana cerciorándose de que nadie estaba afuera y abrió la puerta verificando que no hubieran oídos extraños- a pesar de que todos estos años hemos intentado recuperar occidente, hoy escuché a una buena fuente decir que Berlín volverá a ser una sola muy pronto.

¿Entiendes la importancia del asunto? -preguntó.

Si, una guerra entre vampiros de oriente y occidente por el control del principado....porque una ciudad y dos príncipes no cuajan nada bien. Respondo tranquilamente.

Cuando tus finos y largos dedos tocan la piedra, inmediatamente tu mente es asaltada por miles de voces que hablan en idiomas antiguos que no entiendes las voces perforan tus conductos nerviosos, invadiendo tus recuerdos, tus ambiciones, tus miedos, tus acciones orgullosas.

Un ligero viento recorre la sala.

- pshsphsssp-Ikthya! -es lo único que escuchas en tu idioma.

El brazo de Arrai te sostuvo cuando tambaleaste.

- Eso es un avance, yo no me atrevía a hacerlo, son espíritus -respondió con franqueza mientras tomaba con una pinza de metal la piedra y la colocaba sobre la mesa- ¡fascinante!

Te ignoró por completo durante algunos segundos que anotaba en un viejo cuadernillo que parecía a punto de deshacerse. 

- Bueno, ya ¿de que iba? -se tomó el mentón tratando de recordar lo que se le había escapado- Ah si, sabes que ya no necesitas mi guía. Reconozco que estás lo suficientemente avanzado para necesitar pocas cosas de mi-lo miró a los ojos- No se, si necesitas saber todo lo que sé- en sus ojos un ligero asomo de paranoia- Lo cierto, es que a pesar de todo, te he tomado aprecio-te tomó de los hombros, a pesar de que superabas su estatura- Y quiero que sigas adelante, por tu bien y para que no metas las narices en mis proyectos- era una respuesta franca, despues de todo, los tremere se conocian internamente por pugnar por ascender y ser reconocidos por sus investigaciones. Arrai era un vástago obsesionado con sus cosas- Te he recomendado con el primogen de la Capilla, está buscando una especie de asistente, ha sido muy escueto al respecto. ¿que te parece? Hay varios interesados en el puesto, porsupuesto, aparte de ser el Primogen Maxwell es chiquillo de un Justicar. ¿te interesa?-era más bien una pregunta de cortesía, ya te habia dicho que te habia recomendado. 

Su ceja se arqueó con un rostro un tanto indulgente.

- Sorin, eso es más que solo una pugna por poder -caminó hacia ti y te tomó por los hombros- Es la cercanía a la muerte definitiva o una oportunidad única.- Te he llamado porque me gustaría que vieras que se cuece allí dentro. Estoy seguro de que ya se andan moviendo todas las piezas del ajedrez.-te miró- y tu mi querido, tienes que ser más que sólo un peón.

Es... sin duda para mi todo un honor... al que estaré debidamente a la altura.

La situación me pilla desprevenido. Se que las enseñanzas de Arrai últimamente escaseaban en calidad y cantidad, y eso solo podía significar lo que me acababa de revelar. Es un comentario feliz el hecho de insinuar que ya sea "mi momento de echar a volar"... pero siendo sinceros, yo ya llevo un tiempo volando solo.

Ser la mano derecha de Maxwell. Resulta muy interesante el abanico de posibilidades que eso ofrece.

Es curioso. Con lo antiguo y poderoso que es Arrai, si no estuviese tan obsesionado siempre con tantos experimentos sin relevancia ninguna, posiblemente sería ya él el primogen y no Maxwell. En fin, eso es algo que no cambiará nunca. Aunque por otro lado, quizás sea su secreto para haber vivido tanto. ¿Quien lo sabe?...

Acaso es necesario que haga algo para proceder con ésto, o solo debo esperar instrucciones.

Ya se encontraba otra vez moviéndose de aquí para allá. Había dejado la piedra a un lado y se había colocado de otra mesa que estaba llenas de papeles con esbozos sin sentido y el cuerpo de dos cuervos  muertos abiertos completamente.

- ¿Qué? -levantó la mirada un tanto disgustado por verte aún en sus dominios- Es que... estoy en el desarrollo de un nuevo rit... -enmudeció de pronto- Mira, te he dicho que hay varios otros como tú que esperan convertirse en el brazo derecho del primogen. A mis ojos estás más calificado que cualquiera de ellos, además de que puedes contar conmigo para lo que esté en mis manos ayudarte.

Se acercó a la puerta y la abrió, revelando el pasillo de salida.

- Ve abajo, Maxwell ha de estar en la biblioteca. Ha citado a quienes deseen acudir para el puesto. Vuelve luego y cuéntame como te fue.

Gracias maestro, me esforzaré en corroborar su confianza en mi. Si me disculpais...

Y salgo por la puerta. ¿Unos cuervos abiertos? ¿Acaso intentará utilizar alguno de sus órganos, o solo los usará como recipiente? Ah, es lo mismo, con él nunca se sabe. Además, sin siquiera una pista las posibilidades son demasiadas para dilucidar una posibilidad. Cuervos... hmm...

Recorro pasillos, escaleras, circulos de teleportación y sellos de seguridad hasta llegar a la biblioteca. Sería imposible de creer que fuera tan grande viendo el edificio por fuera, pero por algo somos los celadores de los secretos arcanos. ¿Donde estarán? Recorro los pasillos creados a partir de muros rellenos de libros...

Sonrío confiado, No te preocupes que haré todo lo que pueda por sentar tu bonito culo en el trono del príncipe o lo mas cerca posible del trono. Necesitaré que supervises el entrenamiento de mis alumnos o mandes a alguien que lo supervises porque no se cuanta mierda encontrare.

Los oidos de Senka asimilaron las directivas con gusto. Comenzo a caminar, adentrandose entre los arboles del bosque. Poco a poco los rayos de luz emanados por el fuego comenzaban a perderse en la espesa oscuridad. 

- Es hora de cazar. - Penso para si, y su cuerpo comenzo a cambiar de forma. La piel del cazador comenzaba a abrazar el cuerpo de Senka.

Una vez la transformacion se vio completada, hechó a correr lanzando un aullido de caza. 

Olfateo el aire, y el suelo, buscando algun rastro.

La única iluminación provenía de la luna. Daryl te había contado que Fritz, su hermano, le había dicho que el nombre de la luna era Selene. Selene custodiaba y guiaba a sus hijos sobre la tierra para cuidar a Gaia, que era como Daryl llamaba a la tierra. O eso te parecía a ti.

Sus historias estaban plagadas de orgullo y coraje, pero tambien de un alma herida privada de su y herencia. Arrebatada por los hijos de Caín.

Tu olfato percibió primero un ligero aroma de muerte, el inconfundible rastro de un vampiro. Cuando lo seguiste, percibiste que el aroma se dividía en dos. Dos sombras acechantes en la espesura de una zona verde que tu conocías como la palma de tu mano.

Un aullido de advertencia partió la quietud de la noche. Seguramente la manada de Fritz, habría percibido ya lo mismo que tú. Eso significaba que tenías que encontrar al enemigo rápido y salir de allí. Aunque Fritz era condescenciente con Daryl, porque era su hermano, no podía decirse que fuera especialmente amistoso contigo. Especialmente cuando estabas a solas y "cualquier cosa" podía suceder.

De pronto, tu olfato se aferró al aroma, como la punta de la madeja de un ovillo de lana y entonces, por primera vez, tus ojos pudieron ver sobre una rama. Una encogida figura que te observaba directamente.

Ahí estaba la presa.

Permaneció en silencio mientras te miraba.

- Maldito chiquillo, me agrada la idea pero prefiero mantener la cabeza sobre mi cuello. -te miró con un poco de desazón y creciente ira - Lo que me interesa es quedar en buena posición para el clan. No busco el principado, pero sí ser la voz de los míos. Y no es fácil quitar a Dieter Kotlar del camino.

Te dio una fuerte palmada en el hombro.

- ¡Ya lárgate! Yo me voy a ocupar de que alguien convierta en hombres a tus nenas-hizo un ademán de que te retires.- Vete al Eliseo ya. 

Me giro para marcharme, por cierto Johan me debes una joven guapa por aguantar por ti a todos los pesados jugando a ser políticos, bromeo divertido. Voy a prepararme con la mayor brevedad posible para ir al Eliseo.

La poca luz no era problema pues estando en su forma animal, era mejor confiar en los instintos y el olfato que en la vista. El picor en su nariz se hacía cada vez más fuerte, alertando de la posición de aquel otro cadáver. Corrió unos minutos hasta divisar aquella silueta en los árboles. Por ahora había uno, el otro ya aparecería. 

- ... Mátalos... - Resonó en su cabeza. - Invasores de tu territorio, demuéstrales quien eres - La Bestia comenzaba manifestarse. Senka no pudo resistirse y sucumbió ante el aliento de sus instintos. El llamado había sido respondido. 

Volvió a su forma humana y en un leve susurro, expresó – Así que aquí están,… - Luego relajó su rostro y sonrió de lado con su mirada fría como la de un depredador. -… y de aquí no se irán. – Desplegó sus garras y mientras ellas salían, flexionó las rodillas. Utilizando el poder de su sangre dio así un gran y fuerte salto impulsándose hacia su víctima.