Partida Rol por web

Llevaba ya un rato sentada en aquel banco cuando me di cuenta de que el móvil me vibraba avisando de que había cosas que no había mirado y primero vi el mensaje de John. Suspiré resignada sabiendo que en algún momento iba a tener que dejar la banda y que tendría que decírselo, pero en aquel momento no tenía fuerzas para enfrentarme a ello y decidí simplemente no responder. 

El mensaje de Tom también lo ignoré pues yo sí que estaba segura de que aquello no iba a volver a suceder. No quería volver a verlo a menos de 5 metros de mi persona. ¡Cómo podía haber sido tan idiota para acabar en una situación como aquella con él! 

Anthony parecía encontrarse bien y me avisaba de que se había ido al hospital y le dije que volvería a casa en un rato y que tuviera cuidado. 

Así, sin mucho ánimo, me puse en pie y comencé a caminar hacia mi edificio, preguntándome que haría allí el detective. 

Las cosas no iban bien para Kelsey y con pasos abatidos volvía hacia su casa, donde parecía que las malas experiencias se acumulaban. Allí delante estaba su edificio y en la puerta el detective llamando al telefonillo. Pronto observó que la mujer de cabello rojo venía hacia él así que se giró y esperó a que ella llegara.

- Señorita Kelsey. La venía buscando, como ya habrá intuido.

El hombre no hizo ningún gesto de ningún tipo, tan sólo observó a la exótica mujer.

- Han sucedido extraños eventos en un hospital. Estuve haciendo preguntas y han habido personas que la han visto allí. No vengo a detenerla o a interrogarla. Pero las cosas que suceden no tienen explicación y quizá usted quisiera hablar sobre ellas.

Seguían en plena calle así que Donovan miró hacia ambos lados asegurándose de que no habían oídos indiscretos que pudieran molestar.

- Hablarlas de forma confidencial.

Añadió de manera que parecía indicar que podía llegar a tratarlo como algo privado.

El hecho de que el detective estuviera en mi casa no era nada bueno, pero claro, tampoco me apetecía demasiado convertirme en una especie de fugitiva de la justicia, al menos, no mientras pudiera evitarlo, que no sabía cuánto tiempo podría ser aquello. 

- Tenía la esperanza de que buscaras a alguno de mis vecinos. - No sonreí porque no tenía ninguna gana de hacerlo, pero estaba siendo cordial y agradable. 

Después de sus palabras sobre lo del hospital tuve que sonreír, aunque mi sonrisa fuera triste. 

- ¿Y no podía estar en el hospital visitando a alguien? - Ya sabía que mucho no pasaba desapercibida, a menos que no fuera de sombra en sombra y la verdad, es que me gustaba mi nuevo color de pelo y no me lo quería teñir. 

- Quizás una peluca y un sujetador reductor... - Pensé en cambiar mi figura y mi apariencia. 

- Podemos sentarnos en un banco a hablar si quiere. - Dije señalando hacia el parque del que venía. Ahí seguro que no tenía que preocuparse de si nos escuchaba nadie. 

El hombre al escuchar tu respuesta afirmativa mostró una suave sonrisa.

- Vayamos entonces al parque, la invitaré a un perrito caliente. Si prefiere ir a una cafetería es otra posibilidad, cualquier lugar es bueno para hablar.

Donovan se mostraba tranquilo aunque justo entonces recibía una llamada de teléfono y mientras caminábais cogió la llamada.

- Habrá que preguntar en el zoo. Sí, encárgate. Bueno, pregunta de todos modos, de algún lugar habrán salido.

Iba diciendo con intención de que la llamada durara lo menos posible, así que enseguida pudo colgar. Al poco miró a los ojos de Kelsey para hablar.

- Si vió algo destacable en el hospital estaría encantado de que me hablara de ello. Usted no se preocupe que no es sospechosa de nada. Pero verá, encontramos en la planta superior a Edward Stun, a uno de los dos Edward Stun que ya conoce y siento decirle que escapó de nosotros, bueno, atravesó la pared y se largó, aunque al otro lo mantenemos sedado. Sin embargo, es mucha coincidencia que usted también estuviera allí.

Indagó casualmente y al final señaló a un puesto de perritos ambulantes, ofreciéndose a invitar a la joven.

Siempre había preferido estar al aire libre cuando no estaba de buen humor, así que cuando al inspector no le importó eso de ir al parque asentí y comencé a caminar hacia allí. 

- Un perrito estaría genial. - La verdad es que ahora que lo decía tenía hambre y me parecía que desde que podía hacer aquellos "truquillos" aún comía más que antes. 

Al me decía que estaban buscando el lugar de dónde salían aquellos monos, pero a eso sí que no iba a poder ayudarle pues no tenía ni idea de dónde los habían sacado. 

- Sí, imagino que no ha sido casualidad. - Me encogí de hombros. 

Acepté el perrito y me pedí una coca-cola para beber y cuando estuvimos ambos servidos, me senté en un banco. Me parecía que aquel inspector iba a necesitar mucha ayuda. 

- Creo que ya sabe que últimamente a la gente de la ciudad la están pasando cosas raras ¿no? Como a esos dos mastodontes que pueden levantar un coche o hacer un agujero en la pared tan tranquilamente. Pues yo tengo la mala suerte de ir encontrándome con todos. - Bromeé, quizás un poco más tranquila por tener otra cosa en la que pensar que no fuera lo que había sucedido antes. 

- Uno de los doctores del hospital estaba haciendo experimentos con un paciente en coma. El paciente en cuestión tenía la capacidad de que su espíritu, su mente o lo que fuera, se levantara de la cama, necesitaba ayuda y la pidió. Ese doctor controlaba a los violadores que atraviesan paredes y a unos monos con malas pulgas. 

No sabía qué más explicarle. 

- El caso es que cuando reduje al doctor - no quise decir redujimos para no incriminar a nadie más - de su boca salieron insectos, así que creo que alguien tiene algún modo de controlar a las personas para que hagan lo que él quiere. 

El detective escuchó las explicaciones que daba Kelsey a los sucesos del hospital.

- Esos dos brutos al menos ya no deberían de escapar. Lo que pasa es justo eso, que quiero saber si hay alguien detrás de esta... de todo esto.

Se corrigió antes de terminar la frase y aprovechó para darle un mordisco a su perrito caliente.

- No me esperaba que me fuera a decir que salieron como unos insectos de la boca de alguien, y que me diga que podía estar controlado por esos insectos. No sé cómo tomarlo. Verá, mi hipótesis hasta el momento es que se están produciendo unos experimentos de bioingeniería avanzada y quizá el hospital estaba siendo parte. Hemos encontrado también una especie de gusano raro por ahí. Lo vamos a examinar, como examinaremos a otras personas que hemos cogido. Es bastante seguro que encontraremos ADN modificado y habrá alguna corporación detrás.

Donovan parecía justificar de aquella manera las cosas que ocurrían. Miró a la joven con preocupación en el rostro.

- Y usted, ¿está bien? no tiene buen aspecto. Mire le tengo que hacer estas preguntas y espero no estar tocando ninguna fibra sensible ¿sabe si han experimentado con usted? ¿ha tenido lagunas mentales? ¿estuvo ingresada en algún lugar reciéntemente? sospecho que la han modificado genéticamente también pero tranquila que no la quiero asustar. Ya veo que tiene sentido común y no hay riesgo de que haga ninguna locura. Pero en serio, si quiere le podemos dar asistencia psicológica, y si quiere decir algo confidencialmente lo puede hacer. Usted no necesita estar en mitad de esta locura que para eso está la policía.

- Sí, ya sé que no suena demasiado bien, pero eso es lo que vi. 

Yo era informática y de cosas de ADN sabía poco, pero tenía claro que el mío ya no era como hace unos días, eso no hacía falta que él me lo dijera. 

- No tengo ninguna laguna, ni me han estado medicando... - Sabía que eso tampoco le iba a cuadrar, pero yo no tenía ninguna inquietud sobre si alguien me había hecho algo. A no ser que lo hubieran hecho de alguna manera como echando algo en el agua del grifo o algo así. 

Me encogí de hombros con lo del buen aspecto. 

- Son temas personales y muchos cambios en pocos días. De salud creo que estoy bien. 

Eso sí, luego lo de las sospechas me hizo reír. 

- Sí, creo que mi ADN no es el mismo que antes. 

Al decir lo de la ayuda sicológica negué con la cabeza y luego sonreí de nuevo con lo de la policía, aunque fue una sonrisa que mostraba algo de tristeza. 

- A menos que sus hombres no empiecen a poder hacer cosas raras también, me parece que no van a poder hacer demasiado. - Para dejarle más claras las cosas desaparecí de su lado con mi perrito y aparecí detrás del banco, acercándome para hablarle en la oreja. - ¿Ves a lo que me refiero? 

Kelsey no afirmó ninguna de las palabras del detective, para más inri en un momento dado se movió tan rápido que dejó de verla, para descubrir que estaba justo detrás de él. Se mostró sorprendido aunque trataba de controlar su propia expresión.

- Amm.

Dijo mirando en dirección a la joven.

- Voy a serle sincero. Recelo un poco de lo que puedan pensar mis compañeros. Yo he visto ya varias cosas fuera de lo común, creo que este asunto lo tengo que manejar con cuidado. Si empiezo a decir todo lo que estoy descubriendo veo más probable que me tomen por loco a que me crean, sobre todo si hay fuertes intereses económicos detrás.

Esbozó una sonrisa como si aquello resultara obvio.

- Qué le parecería cooperar conmigo en secreto. Ser uno de mis confidentes, algo que se pueda manejar con discreción. Usted me podría ayudar a descubrir mejor lo que sucede, incluso salvar vidas porque todo este asunto parece peligroso. Y si no se hace pública nuestra colaboración la empresa que pueda estar detrás tendrá menos opciones de perseguirla.

El detective se fijó en la reacción de la mujer mientras terminaba el perrito.

- Según mis indagaciones el gobierno no parece estar detrás, o no de forma directa, de ahí que piense que es alguna empresa.

- No me extraña. Yo pensaba que me estaba volviendo loca cuando la tostadora me empezó a vacilar y mis ojos se volvieron naranjas. - Así que sí, yo tampoco se lo iría diciendo por ahí a la gente. - Lo bueno de ir vestida siempre de gótica es que se piensan que uso lentillas. - Lo del pelo ya no era tinte tampoco, pero bueno, no me disgustaba el pelo de colores que se me había quedado. Yo misma me lo hubiera podido teñir así en una peluquería de no haber sucedido esto. 

- Bien, pero estoy segura de que también habrá quien siendo diferente, como yo, recele de la policía, así que tendremos que ser discretos. 

Me relamí las comisuras de los labios y le tendí la mano. 

- Déjame tu móvil personal un segundo. Te guardaré "mi número" en la agenda de forma que nadie pueda ni verlo, ni rastrearlo. 

El hombre escuchó lo de los ojos anaranjados, no dijo nada pero pareció pensar un segundo en eso, hasta que sacó el móvil y lo tendió.

- Ahora me lo enseñas.

Dijo imaginando que habría un nombre en clave por medio, o algún tipo de seguridad que iba a ser añadida al aparato. Sin embargo pronto miró con algo de desconcierto, fijándose en que Kelsey no recurría a un portátil o tablet.

- Dónde tienes que conectarlo. Bien, si no te importa podríamos tutearnos. Ya hemos comido juntos un perrito caliente, que es algo muy personal.

Pareció tratar de bromear mientras seguía atento a lo que hacía la joven.

- Te invito a otro y después sigo con el trabajo. Al menos las cosas sencillas de la vida siguen siendo sencillas.

Dijo refiriéndose a los perritos.

- Si ves cualquier cosa extraña o necesitas a la policía no dudes en llamarme, aunque he visto que sabes cuidarte, pero que sepas que me puedes contactar en cualquier momento.

En ese momento además, en el bolsillo se notaban algunas vibraciones provinientes del móvil de Kelsey, por lo que debía estar recibiendo mensajes.

Se me escapó una carcajada cuando me dijo que donde tenía que conectarlo y al poco, le devolvía el móvil sin haber hecho nada más que tenerlo en una mano y observarlo. 

- ¿Conectarlo? Se lo estaba pidiendo amablemente. - Dije bromeando con lo del móvil, aunque en realidad había sido algo parecido a eso. 

Asentí cuando me dijo que me invitaba a otro perrito. 

- Sí, aunque si antes era una lima comiendo, creo que esto que hago hace que consuma más energía. Tengo hambre a todas horas. - Y sí, echándome un vistazo se podía ver que físicamente no se me notaba el que comiera demasiado. 

El hombre era agradable y no me parecía que quisiera nada más que resolver todos los problemas que tenía ahora la ciudad y estaba claro que averiguar por qué las personas ahora podíamos hacer cosas sobrenaturales, como hablar con los móviles. 

- Bien. Si necesito algo o veo algo extraño te lo comento, aunque también te digo que de haber estado hoy en el hospital policías normales con ese animal, habrías tenido que enterrar a alguno. He visto cómo golpeaba a alguien y si no lo ha matado era porque era como yo. 

Sentí el móvil vibrar en el bolsillo y lo saqué para ver quién me estaba escribiendo. 

Donovan se levantó del banco en el que ambos se encontraban.

- De acuerdo, voy a por otro entonces.

No había dicho nada sobre el móvil pero había buscado en la agenda hasta dar con el número de Kelsey. Miró con algo de extrañeza entonces sin poder explicarse lo que había sucedido, sin embargo no llegó a decir nada pues ya había notado que la mujer era capaz de hacer cosas más allá de lo normal. Donovan además, semejaba ser una persona prudente.

Mientras el detective caminaba hasta el puesto más cercano, la joven pudo echar un vistazo al móvil para ver los mensajes que había estado escribiendo Anthony.

"Aquí pasa algo raro, han vuelto a aislar a Andrew, órdenes del director. Tenemos que hacer algo con este paciente. ¿Podemos vernos?"

Todo indicaba que el director del hospital había movido ficha y no parecía precísamente bueno.

Al revisar mi móvil fruncí el ceño y caminé rápidamente hasta pillar al policía antes de que se pusiera a pedir los perritos. Yo tenía que irme y quizás él también. 

- ¡Eh! Poli... cambio de planes. 

Como ya le había comentado lo que había sucedido en el hospital me puse ahorrar explicación. 

- Han vuelto a poner en aislamiento a Andrew en el hospital, por órdenes del director. Creo... que van a seguir experimentando con él. - Mi cara era un poema. - Deberíamos sacarlo de allí, pero necesito poder meterlo en otro hospital o algún sitio donde puedan mantener a una persona en coma con vida. - Podíamos ayudarnos mutuamente ¿no?

En mi cabeza tenía dos teorías y no tardé en murmurarlas en voz alta. 

- O el director del hospital está siendo controlado por los bichos esos o es el dueño de los bichos... 

El hombre al ser interceptado camino de los perritos se detuvo en seco, escuchando esas novedades.

- Ese director, Maxwell - dijo el que parecía el nombre del interpelado en cuestión - teniendo en cuenta lo que ha pasado en el hospital no es de fiar. 

El detective quedó un segundo sin poder decir nada.

- Una cosa que se puede hacer, es cerrar el hospital por completo alegando una contaminación de origen desconocido. Habría que desplazar entonces a todos los pacientes y no lo he hecho antes por los problemas que les puedo ocasionar. Puedo pedir esa orden y eso seguro que pondría a Maxwell contra las cuerdas. Eso me podría llevar unas horas conseguirlo, mientras tanto lo único que puedo hacer es localizar a Andrew y ponerle vigilancia. Lo que implica entrar en donde quiera que lo hayan aislado a buscarlo.

Donovan parecía estar planeando una nueva incursión.

- No te quiero exponer de ninguna manera así que si tú quieres venir, ¿cómo te verías con una máscara? Ya sabes, algo para que no se te pueda reconocer. La verdad es que no quiero que tu vida privada corra peligro.

A la conclusión de que ese tío no debía ser de fiar ya había llegado yo sola, aunque vale, cierta parte de mí aún le daba el beneficio de la duda, pero claro, es que la que había visto salir aquellos insectos de un cuerpo humano había sido yo. 

- ¡Ummm! - Hice un sonidillo de estar pensando, pues la verdad era que no sabía qué sería lo mejor en aquella situación, pero me parecía que era mejor intentar aislar un poco a ese tío, pues empezaba a ser un problema y con todo un hospital... 

- No sé lo que será mejor. Eso te lo voy a dejar a ti que entiendes de estas cosas. Yo voy a llamar a quien me ha avisado y a contarle tu idea y a ver qué se le ocurre. Te llamo con lo que sea ¿vale? 

Claro que puse cara de circunstancia cuando me dijo aquello de ponerme una máscara. 

- ¿En serio quieres que me disfrace? - Parecía que me lo estaba diciendo en serio y bueno, tenía algo de sentido. - Supongo que podría hacer algo al respecto. 

Me quedé un momento pensando y se me ocurrió algo así. 

A fin de cuentas, eso eran cosas que tenía en casa y bueno, podría ponerme alguna máscara como decía él por si perdía la capucha... 

Tendría que buscar una aunque algo así estaría bien: 

El hombre ladeó un poco el rostro.

- Pediré a unos agentes que vigilen al paciente lo más cerca que puedan. Pediré una orden de evacuación del hospital. Como eso va a tardar unas horas, mira qué encuentras. No te preocupes por los agentes que si les da por detenerte yo te cubriré, incluso si te detienen yo te apoyaré. Tengo contactos pues no soy el único de la familia que está en el cuerpo.

Donovan miró alrededor, estaba buscando el lugar donde había dejado el vehículo, entonces se dirigió hasta él.

- Suerte y nos vemos.

No podía ver el nuevo aspecto de la joven ni su máscara. Kelsey lucía espectacular sin importar lo que vistiera. Unos minutos después, ya preparada del todo, las teleportaciones la llevaron de nuevo hasta la azotea del hospital. Otra vez allí y los cuerpos de los simios no estaban. No se escuchaba nada raro aunque esa calma duró un momento tan sólo, pues al poco un grito desgarró el aire, proviniente de abajo ¡algo estaba pasando en una de las plantas inferiores! el grito se repitió, pertenecía a un varón que debía de estar sintiendo un gran dolor.

- Vale. No me gustaría ver mi cara en esos programas de los más buscados que echan ahora en la tele. - Nunca había visto uno de aquellos programas, pero sí algunos fragmentos. Era lo que tenía vivir pegada a un ordenador normalmente, aunque vamos, desde que me había pasado esto, tampoco lo tocaba demasiado, aunque bueno, ahora podía hablar con él. 

En cuanto estuve disfrazada, porque era como me sentía y en la azotea, llamé por teléfono a Anthony. 

- Pues nada. Estoy visitando ahora más el hospital que durante el resto de mi vida. 

Además, sabía que tenía que andarme al loro que el detective me había dicho que el mastodonte había escapado y el cabrón de él era difícil de abatir. 

- Quizás tenga que llevarme conmigo un desfibrilador portátil o un táser... 

Un momento después el hombre tomaba el móvil, acercándolo a la oreja para hablar.

- Hola, cómo va todo. Ando esperándote en la planta sexta, al lado de los ascensores, aparentando. 

Anthony sonaba menos activo que otras veces.

- No hay nada nuevo por aquí. Cerraron una habitación que está en cuarentena, la 630. Se ha encerrado allí. Posiblemente le esté haciendo algo a Andrew.

- Ya sabía yo que no era una buena idea dejar a Andrew ahí... - Dije cuando Anthony me respondió. Mi primer impulso había sido sacarlo de aquel maldito hospital y al final, estaba claro que había tenido que seguir mis instintos, pero claro, ¿dónde iba a llevar yo el cuerpo de una persona en coma? ¿Cómo le iba a atender? 

- Voy para allá. Tengo un nuevo amigo policía que nos va a echar una mano. - Dije para que no le pillara de sorpresa. 

Así, colgué el teléfono y llamé al inspector mientras caminaba hacia el lugar indicado. Eso sí con la máscara puesta y la capucha echada como había dicho que hiciera. 

- Se ha encerrado en la 630 con Andrew. Estamos seguros de que le está haciendo algo. 

Comunicando todo aquello al detective, el hombre respondió con calma.

- Voy a ir hacia allí, tardaré unos minutos para finalizar de dar instrucciones. Si puedes detén a ese chalado, no va a costar encontrar pruebas de lo que está haciendo, experimentar con otra persona es claramente un delito. Si ves que puedes esperarme espera, de no ser así actúa, por lo que sé tú... disculpa, mejor no hablar más por teléfono.

Acabó por constatar que no tenía que hablar más de la cuenta. Si por él hubiera sido habría dicho algo más.

Sabiendo que Donovan tardaría algo de tiempo, fue cuestión de llegar hasta arriba, donde estaba Anthony esperando. Al ver que la joven aparecía señaló en dirección al pasillo.

- Falta Tom, ¿se ha ido?

Trató de indagar aunque pronto pudo notar que la expresión de la mujer se tornó extraña y eso hizo que cambiase de opinión, corrigiendo rápidamente tras abrir levemente los ojos.

- No pasa nada si no está, entraré contigo. Entre dos no va a tener ninguna opción. La verdad es que hostiar al director va a ser algo divertido.

Anthony había sido prudente mas ahora parecía lanzarse al ruedo.