Partida Rol por web

- Muy interesante... - Dijo Joy Blessing. - Ya lo creo que sí... - Afirmó con rotundidad. - ¿Sabes para que sirve? ¿Qué puede abrir? ¿A quién puede pertenecer?

Si lograban hallar aquellas respuestas, podían conseguir avanzar de forma notable en su investigación. De otra forma iba a ser muy complicado seguir avanzando. El tiempo apremiaba ahora más que nunca. El comisionado pronto se percataría de la estafa que le habían hecho y eso precipitaría los acontecimientos. Estaban agotando sus últimos cartuchos y en gran parte dependían de las respuestas a las preguntas que la replicante acababa de formular. Por ello Joy esperó atenta a lo que aquel hombre inadaptado tenía que decirles.

Cuando el General nos explicó qué tipo de tarjeta era, la miré con más atención como si fuera un artefacto antiguo que acabásemos de descubrir, había oído de aquellas tarjetas, pero nunca había visto ninguna. Abrí la boca para preguntarle sobre ella, pero Joy como era habitual, parecía leerme la mente, así que cerré la boca de nuevo y volví a mirar al General.

-Ya que son tarjetas tan exclusivas no creo que sean para entrar en cualquier hotel o empresa de tres al cuarto, tiene que haber un registro de quién las posee-comenté siguiendo el hilo de Joy-¿Dónde se usan esas tarjetas? ¿puedes descubrir a quién pertenece?-ese era un dato que ya había comentado Joy, pero ahí podía radicar una pista clave para el caso y desde luego que aquel N5 me la diese era para que encontrásemos algo que nos permitiera seguir investigando.

Eugene parecía pensativo.

-Puedo intentar sacarlo.... ¡pero a cambio me quedo con la tarjeta! -exclamó eufórico -. No sabéis la de cosas que podría hac... quiero decir, descubrir con ella.

Sus ojos iban de Joy a Richard y de nuevo a Joy, esperando una respuesta. Aquella tarjeta era como un sueño hecho realidad.

-No te pases, una cosa es que te deje material para que investigues y otra que te quedes con pruebas referentes a un caso ¿quieres acabar en la carcel sin que yo pueda ayudarte?-pregunté elevando las cejas inquisitivo-Descubre lo que puedas de ella, si lo consigues, te deberé un favor y eso no lo ofrezco a todo el mundo, asi que tu veras amigo..-le miré esperando a que se pudiese a obrar su magia y descubrir a quién pertenecía dicha tarjeta.

-Está bien, está bien. Tenía que intentarlo, ¿no?

Eugene se volvió hacia el ordenador y epezó a teclear órdenes y más órdenes, haciendo en la pantalla, en una de ellas, apareciese ese maldito y misterioso lenguaje de ordenador que nadie comprendía, una línea tras otra. 

Después, introdujo la tarjeta dentro de un dispositivo que tenía por allí cerca, a mano, como todo lo demás (pocas veces se movía Eugene de su sillón).

-No vamos a conseguir activarla, pero puedo intentar localizar su firma electrónica, identificarla y rastrearla. Con ello sabremos no solo el fabricante y podremos intentar acceder a la lista de clientes. Según la fecha de creación, tendremos entonces un par de nombres. Pero va a tardar, os lo advierto. La última vez que intenté algo tan complicado, estuve una semana entera descifrando códigos. Esto no es un favor, Richard. Es un favor enorme, lo que me vas a deber.

.Si, si, venga, deja de quejarte y demuéstrame el por qué no estás metido en la carcel, que aún estoy a tiempo de arrepentirme y sacarme alguna prueba acusatoria en tu contra-amenacé. Desde luego no es que fuera a hacerlo, el tipo me ayudaba cuando se lo pedía, pero si me la jugaba, sabía que yo era capaz de putearle-Otro día te traigo una pizza de peperoni con piña-dije a modo de ofrenda, como incentivo para que se pusiera las pilas.

Eugene ni siquiera te miró, pero no fue difícil interpretar sus gestos como de que estaba lo suficientemente interesado y concentrado como para no hacer todo lo que pudiera en aquel caso en particular.

Pero llevaba razón en aquello de que iba a llevar tiempo. 

Pasó media hora, y después media hora más, y durante todo ese tiempo, las líneas de código seguían amontonándose, con alguna pequeña interrupción del informático para devorar alguna patata frita, sin apartar apenas la vista del monitor o para estirarse los dedos. Era un profesional y sabía que iba a llegar hasta el final.

Pero tardó dos horas más en conseguir algo.

-¡¡¡Por fin!!! ¡Ha sido difícil, pero tengo algo! La tarjeta fue fabricada por Tyrell Corporation, sin duda alguna, pero no para ninguno de sus empleados. No, señor. Fue directamente vendida junto a una remesa a clientes externos. He encontrado el código de venta pero no una correspondencia.

Sus manos continuaron tecleando algo y solo cinco minutos más tarde, una línea de color amarillo salió resaltada en el monitor principal.

-SintFood. Dos tarjetas. No puedo conseguir nada más porque las características del portador están más encriptadas que el culo de una monja, pero sin duda es para alguien de esa empresa.

- Buen trabajo Mr. General. - Dijo entonces la Nexus 4. - Tenemos varías piezas del puzzle. Empiezan a encajar, pero todavía faltan muchas piezas más.

Todo apuntaba a una conspiración de la Tyrell corporación contra la Sintfood, pero... ¿Por qué? Ya se lo olía desde el principio, más cuando el señor Tyrell les declaró personas non gratas y más aún cuando el comisionado les relevó del caso.

Iba a ser complicado encontrar la clave, la pieza maestra que ayudará a ensamblar ese puzzle y tenían que hacerlo bien y juntar todas las piezas, pues de lo contrario nada bueno obtendrían a cambio.

Una corporación tan poderosa, tenía a los mejores abogados. Cualquier procedimiento que bordea la legalidad sería mirado con lupa, cualquier fallo protocolario motivo suficiente para tirar atrás toda la investigación.

Estaban en la mierda. Habían escogido el camino difícil y eso sin duda alguna les podía costar muy caro. En el mejor de los casos resolverian el caso y los culpables serían condenados, pero parecía más fácil que acabarán sin trabajo, encarcelados o muertos...

- ¿Y ahora qué, Rick? - Preguntó.

-Muy bien, sabía que podía confiar en tí-dije con una sonrisa palmeando su hombro, aunque la espera había sido larga, había valido la pena. -¿Tyrell? ¿Que coño hacían entregándoles esas tarjetas a los de SintFood? Ésto deja claro que hay una relación entre ambas empresas, algo ocultan y no tenemos ni idea de qué es...-dije pensativo mirando a Joy-Tyrell no nos quiere ver ni en pintura pero quizás si vamos a ver al resto de miembros de SintFood...es posible que sepan algo o incluso todos tengan una tarjeta como ésta..-dije con la tarjeta de nuevo en mis manos-Probemos en SintFood-dije decidido.

- A Simonson ya le conocemos... - Dijo la replicante. - No fue muy amable el día que le conocimos y no creo que vaya a revelarnos nuevos datos ahora. - Miró a Richard fijamente. Por alguna razón supuso que él pensaba todo lo contrario. - Creo por tu mirada que tiene la clara intención de ir a dar un poco por saco a Simonson... - Sonrió. - ¿Me equivoco? - Posó su mano sobre el hombro de su compañero. - Ten paciencia. Podríamos ir a darle por saco, pero creo que ese hombre sabe más de lo que cuenta. Si volvemos a verle, si insistimos podría cerrarse en banda y no decirnos nada o no atendernos. Puede incluso que hable con el resto de miembros del consejo y le advierta de nuestras investigaciones. Creo que es mejor abrir nuevas vías... - Hizo una breve pausa. - ¿Bruce Lentwood? Es el siguiente de la lista. ¿Vamos por orden?

Me rasqué la nuca pensativo escuchando a la N4-Quizás tengas razón, la idea de tocarle los huevos es divertida, pero dada la presentación que hemos tenido no creo que nos acogiera con felicidad precisamente, si vamos a por otro miembro que aún no nos conozca, quizás logremos colársela e incluso meterle algo de miedo para que nos ayude-comenté con una sonrisa diabólica, putear a esos ricachones siempre era divertido.

-Vayamos entonces a visitar a Lentwood. General, como siempre ha sido un placer, recuérdame que otro día te invite a una pizza-sonreí complacido por la ayuda que nos había prestado el hacker y dejamos su casa para coger de nuevo el vehículo y así encaminarnos al seguramente humilde hogar de Lentwood.

Eugene se despidió de ti con un gruñido, antes de volver a centrar su atención en una nueva bolsa de "Doritos XXII" y lo que había en el monitor. Obviamente, no os acompañó a la salida, ni tampoco sufrió mucho por la separación.

Cuando salisteis del cochambroso edificio y os subisteis a vuestro vehículo, ya teníais un nuevo objetivo en vuestra mira. Bruce Lentwood. Al poner su nombre en la terminal, salió su foto y también la información básica, como su edad y dónde vivía.

NOMBRE: BRUCE LENTWOOD.

EDAD: 32 AÑOS

DOMICILIO: AVENIDA WATERBACK 35, EDIFICIO MIDAS

ANTECEDENTES: NO TIENE

OTROS: ACCIONISTA Y MIEMBRO DE LA JUNTA DE DIRECCIÓN DE LA CORPORACIÓN SINTFOOD.