Partida Rol por web

Aquí se narrará todo lo que ocurra en la ciudad de pesadilla: Halloween City

Tinieblas.

Oscuridad, y sombras.

Son esas cosas, las que os dan la bienvenida. 

Una ciudad tétrica, empapelada en el tono de dibujos, dulces y veneno en un mismo punto, un mismo lugar.

Truco o Trato. Penumbras adornadas con Luces.

Un lugar en que habían llegado, por una serie de causas, como mucha de la gente, que ahí ya se encontraba...

Si es que no... Todos.

A las afueras, o al menos una de las afueras, de la caótica ciudad de Halloween, un cementerio. Normalmente eran considerados lugares muy agradables. Altamente recurridos, en horarios diferentes, y en general, puntos donde la misma esencia de Halloween City se encontraba. La muerte, el miedo, la demencia.

Dentro del Cementerio...

Dos personas, estaban, al mismo tiempo, en una misma variante.

Sin, aún saberlo.

Sin ser consciente, de todo, lo que les vendría delante.

Tumbas secas, pegadas con firmeza a la tierra...

Una luna sonriente, haciendo una odiosa mueca, y engordando a cada segundo, sin notarla ni ella misma.

Una noche, que empapelaba todo el universo, encerrando el mundo en el que estábais.

Y los árboles, quietos, estáticos, contemplantes.

¿Que era lo que ocultaba, aquella capa, de piel insondeable?

Sólo podrían, con sus propios ojos... Verlo.

Habiendo concretado, el comienzo ya, de tus estudios, tu existencia cambió drásticamente.

Pasando de ser "Nadie", pasaste a ser "Alguien".

O al menos, pudiste forjar las primeras baldosas de tu camino.

Shibusen, os había enviado, de entre la ciudad principal, Death City, los Seminarios por los que avanzaban constantemente, nunca estableciéndose fijamente, hasta un nuevo lugar, en el que hais sido enviados, como internos de la Preparatoria, y a la vez, estudiantes libres, con el permiso de forjarse por vuestra propia cuenta.

Halloween City.

Así se llamaba el lugar donde estaríais, y al que hace poco, habíais llegado. Os habíais establecido apropiadamente, en una de las cuantas residencias dentro de la tétrica ciudad, para luego, ir a visitar a airearos, hacer un tantéo del terreno.

Laila, entonces, te mencionó que, había visto algo. Sus sentidos eran superiores a los de la persona promedio, por lo que era confiable.

Un cementerio, a las... 'Afueras' de la ciudad, o mejor dicho, saliendo de una de las cuantas partes de urbanidad.

A Laila le agradaban los cementerios, la relajaban, y además, iban muy bien con su imagen, con su aspecto, como si ella fuese una musa de esos lugares, y dichos, un templo para ella.

Así... Decidieron avanzar.

Y entonces, a las primeras filas de árboles, tumbas, y espacios mortiferamente rituales, llegar.

Sentías la presencia de la Muerte, cercana. Metafórica, pero a la vez, casi tangible.

Laila se sentía agradada, cerrando sus ojos, y dejando que las sombras cubriesen, su hermosa presencia.

Sólo, sin embargo, este momento, parecía sentirse claramente...

Nada más como el...

Ojo de la Tormenta.

Muerte.

Miedo.

Locura.

Ahí estaban los tres elementos, que definían tu existencia, en las últimas horas, y quizá, en toda tu vida.

Loca, te volviste, al no saber sobre tus padres.

Miedo, te entró, por perderlos, posiblemente para siempre.

Muerte... ¿Fué lo que le produjiste al viejo?

Lo último que recuerdas, fué a Tonoharu, tu... ¿Abuelo?, caído, en el piso de aquella casucha, con algo de sangre en el piso, alrededor de su ser...

Y luego, la huída.

De nuevo, el Miedo. A haber cometido un crimen, un error.

Nemesis, desde la espalda, luego desde un lado, y finamente, a tu lado, sintió que debía acompañarte.

¿Porqué? No tenías ni idea.

Nunca fué alguien que compartiera demasiado su alma. Siempre fué alguien muy interno, muy distante.

Sabías, con suerte, que era un Arma... Y que vivió siempre contigo, como una especie de Tío, o algo por el estilo.

No, más que nada, era un compañero, alguien que, poco menos que por el destino, estuvo contigo.

Y tú con él.

Y ahora, aún bajo una situación del peor tipo... No ha sido diferente.

Son parecidos, después de todo.

Así, el viaje duró, una indeterminable cantidad de tiempo... Quizá sólo unas horas, que se sintieron pesadas, enormemente, o quizá días, que pasaron ligeros, ante el despojar de todo el pasado, ante dejar de lado todo lo conocido.

Al final... Lo vieron.

Un Cementerio.

Dentro, al lado, de una ciudad, que no podía definirse de otra manera, como psicótica.

Una mezcla entre felicidad demencial, y tortura incoherente.

Halloween City. Uno de sus letreros decía.

Y entonces, era ese cementerio, aislado, tétrico, oscuro, y pasivo...

Vuestro escondíte.

Llegasteis por un costado a dicho, sin tocar aún la ¿Ciudad? como tal...

Y ahí, acabados de llegar...

Os detenéis, finalmente.

Pesan los pies, duele el corazón, pero se alivia el cerebro, descansan los ojos.

Una especie de roca, o lápida, donde hay menos árboles, y se contempla el cielo estrellado, con la luna, odiosa, gorda, y mirona, es la que da paso, a Nemesis, para sentarse.

Su mirada, fría, y su silencio, denotan que, aprueba este punto, para, por segundos...

Parar.

Ahora, es lo que sea, que esté, en aquel lapidario lugar, oscuro templo mortal...

Vuestro posible futuro.

La luz era apenas una ilusion en aquella ciudad, la oscuridad y el silencio parecian ser el compañero ideal para cualquiera que estuviera alli, casi vagando como un espiritu lo haria en el inframundo...lento, pausadamente inexorablemente hacia ninguna parte...

El contacto, una pequeña caricia casi inconsciente en la mano le delato que no estaba solo, Laila, una luz al fondo del tunel, aunque cuanto más pasaba más parecia que la luz se convertiria en oscuridad, pero era una oscuridad muy agradable y confortante.

Lo mismo pasó ese primer dia al salir del tren, la ciudad se mostro...

-Parece una perla negra en medio del vasto oceano de la oscuridad- al menos eso dijo Laila.

Pâris no encontro las connotaciones que horas despues entenderia caminando por las calles de aquella ciudad, cuando las bellezas de la ciudad se le iban mostrando poco a poco

-Como lo sabria si nunca antes ha estado aqui...al menos es lo que me ha dicho

Muchas cosas antes no le habia dicho, pero como habia descubierto, Laila no era de las que contaba todo el primer dia, casi como él se habia convertido en esos años de soledad, aunque ahora esa coraza interna parecia romperse poco a poco.

La casa señalada como el lugar donde habitarian se les presentó casi como una fugaz estrella, titilante en medio de ninguna parte marcada unicamente por simbolos que la señalaban como del Shibusen. Alli parecia que el ambiente se calentara un poco casi como si la vida misma de las otras personas que estaban alli aportaran su calor interno para ello

- Yo tambien tengo un fuego interno, pero enfocado en otra direccion

Mayordomos vestidos de forma extraña les recibieron cogiendo sus exiguas pertenencias, una mochila donde llevaba su vida: un recuerdo de su niñez donde el viejo granjero le regalo una herradura la cual se podia colgar en la pared, aquel hombre aseguraba que mantendria la casa segura de cualquier peligro... -quien sabe- ... una foto ennegrecida recogida el dia que visito su antiguo hogar, en la que solo se apreciaban sombras ...    - sombras de muertos que aun me acompañan - y un colgante con una piedra roja en su centro escondido dentro de un calcetin, casi sin valor -recuerdo de mi vida como sombra en la oscuridad y en los rincones de a donde no debo volver -. El resto de sus pertenencias era ropa desordenada y envuelta en el caos de su vida.

...

El ambiente de muerte le envolvio nuevamente, casi enredandose en su ropa, trayendolo de vuelta de aquellas horas que parecian ya tan lejanas. Su ropa era bastante sencilla y desentonaba claramente con la de Laila y con el lugar, donde el llevaba una camiseta con un triste color beige, ella llevaba un vestido encajado de tonos rojos.

Todas las sensaciones del lugar parecian converger en aquel punto donde Pâris estaba y el frio del metal en su bolsillo del pantalon parecia como una cuchilla clavandosele. La cruz terminada en punta afilada que Laila le habia regalado era casi como una parte de el, siempre la llevaba encima y ahora parecia absorver toda la sensacion del lugar.

Pâris empezo a mirar un tanto inquieto alrededor, no era miedo lo que tenia, era como un cosquilleo escalandole hasta la base de la cabeza...bastante desagradable

-Oye Laila, vayamos a algun otro lugar, empiezo a estar cansado de tanta solemnidad

Tu compañera se deja estar, de pie, en medio de aquel tétrico lugar. Nunca ha sido demasiado comprensible porqué le gustan tanto los lugares con aura mortífera, siendo una de las razones por las que Death City le agradaba tanto. Quizá una parte de tí lo sepa... Pero la parte consciente, contempla aquella estatua, aquella musa, en medio de las tinieblas.

- Solemne es hermoso, de esta forma... No pongas ruido en medio del silencio...

Pronuncia de manera... Solemne, y críptica, como siempre hace, al menos una vez por situación, elemento al que ya estás acostumbrado. Metáforas, que terminan dejándola a ella en silencio, relajándose, y dejando que su cabello plateado, cual catarata de la creación, se mueva ondeante...

Tras un lapsus, Laila termina por abrir sus ojos del color de la sangre, una vez más, a lo que luego, suavemente, se da vuelta, indicando que va a caminar, a medida que te empieza a hablar.

- Volvamos...

Notas que no sabe si decirte "Aibo" (Compañero), o "Paris", cosa que nunca han definido directamente, dado lo ambiguo, aún si estable de vuestra relación.

Pero entonces... No alcanzais a dudar, ni a pensar, o charlar.

Porque algo... Se percibe a lo lejos.

Un sonido, firme, fuerte, quebradizo. Un segundo, y luego otro aún peor. Silencio después... Y una confirmación. Voces. Voces que hablan a lo lejos. Laila escucha atenta, a distancia, y percibe, de reojo, aún estando hacia tí. Finalmente, ambos, lográis percibir, mas o menos, de que va el asunto.

"Ahh... ¿Hablas en serio? No estaría mal..."

"Pues claro que sí, traigamos idiotas de las calles, y veamos cuanto logran durar... Será divertido!"

"Vamos pues..."

Laila hace el ademán de dar un par de pasos... Pero termina por no hacerlo. Precavidamente mantiene un nivel nulo de movimiento, en pos de no hacer nada de ruido, ni molestar a los ajenos. No es porque tenga miedo, sino que es simplemente por una ventaja táctica.

- ...

Te mira, tras 'Decir' aquella nada, y luego, simplemente se mantiene atenta, en algo que por primera vez, en mucho tiempo, de su firme, intocable cáscara, ha hecho contigo...

Nada menos, que dejarte a tí la opcion. O mejor dicho, dejar que le puedas tomar, por tí mismo, directamente, esperando preparada, estando preparada, en pos de lo que decidas, y eventualmente...

Decidan hacer.

Aquel ruido quebradizo... una y otra vez, casi le invitaba a la curiosidad, acto impulsivo del cual aun no habia logrado zafarse y no lograria

-Siempre un poco mas lejos...siempre un poco mas alla

La curiosidad fue lo que le llevo a ver las ruinas de su casa...la que le llevo a las calles y esconderse en la oscuridad...la que le llevo hasta Laila...

Pâris dirigió la mirada hacia ella, su porte denotaba ... qué denotaba?? ... sólo podía notar aquellos dos rubis carmesis clavados en él... -cuantas veces los abre visto desde aquel dia.

-Tsk... el chasquido de su lengua fue ligero, casi un soplo que salio de sus labios, que se iban curvando en una sonrisa...tranquila, relajada, cualquier otra persona hubiera estado intraquilo o incluso nervioso teniendo aquella musa tan cerca y tambien de aquella nueva forma de comportamiento, pero la adaptacion, los cambios no eran algo que le asustaran.

Pâris se puso de espaldas a Laila, aun notando aquellos ojos atravesándole, y poco a poco, casi ceremonial su brazo se fue hacia atras con la palma de la mano abierta, como buscando algo que no estaba alli...algo imperecedero ... algo duro y frio, porque aunque el tacto era de tejido flexible este denotaba la frialdad del metal, tu compañia es fria y a la vez calida, que extrañas sensaciones me haces sentir

Cuando sus pies comenzaron a moverse un peso empezó a materializarse en su mano, un peso conocido de antes pero de una forma muy distinta a veces anteriores...por qué? Quizas fuera por la forma en que había tenido lugar o quizás eran simples alucinaciones. Fuera como fuera quería salir de alli y si el camino le dirigía hacia aquel ruido incesante no era problema suyo..y si encima llevaba un arma a mano por si hubiera eventualidades tampoco era suyo...era de quien estuviera alli. La union de casualidades se decia que era del destino, aunque todo bien pensado tambien eran de la mano de quien las buscara, las acunara y finalmente las afrontara...

Sin darme cuenta habia llegado a, un lugar meramente extraño, una especie de cementerio parecia estar dandome la bienvenida. Mi cuerpo ya casi no reaccionaba, habia pasado horas corriendo sin rumbo fijo hacia la nada, pensando el acto que desemboco en aquella tragedia.

¿Acaso fue una tragedia? No puedo pensar lógicamente, tan solo necesitaba relajarme lo mas que podia para poder distender mi corazon, quien parecia estar enervecido de vaya a saber que sentimiento. Un sentimiento nuevo para mi.

Nemesis, quien habia ido todo el camino detrás mio como un angel guardian. Guardaba el silencio que siempre lo caracterizó, en ese momento su silencio era musica para mi. ¿Que podia un Alma acotar sobre semejante atrocidad? Solo sabia que mi abuelo no habia muerto, algo en mi me lo aseguraba. Pero no podia volver atrás, quien sabe con que clase de gente podria encontrarme y que harian conmigo,

Dejé caer mi cuerpo cerca de la roca, en donde Nemesis descansaba, miré al cielo estrellado y respiré hondo. De lado mio, Nemesis mirandome. No pude evitar sentir la incertidumbre de preguntarle porque me había seguido, si el podia ser libre siempre que quisiera.

Tomé aire nuevamente y le pregunté:

¿Por qué me haz seguido? ¿Acaso no tienes miedo que te lastime?

Mis palabras habian sido frias, con un tono celestial, pero lentas y atenuadas en cada silaba. Mi compañero seguia mirandome sin omitir palabra. Suponia que me conocia muy bien.

Sin esperar respuesta, levanté mi cuerpo que aun estaba muy tenso, y comencé a caminar lentamente, percibiendo que en mi falda aun habian algunos pequeños rastros de sangre.

Con las fuerzas que me quedaban, necesitaba un lugar donde pasar la noche y algo para comer, lo que sea, pero algo que saciara mi estomago y mi sed.

Laila entonces, contigo se encuentra...

No se trata de una buena ciudad, ni un buen lugar.

Claramente se siente distinto. Al ponerte a su espalda, sientes su suave piel, su exquisito tacto, poco a poco convirtiéndose, poco a poco pasando a su forma verdadera, aquel objeto, indestructible, eterno, perfecto, forjado como el arma mas poderosa y práctica conocida, la katana. A punto estás de sentir sus manos, suaves, unirse con las tuyas...

Se oyen los ruidos. Presiones, pasos, mas de esos sonidos. Muestras de que unas voluntades, aplastan a otra, en egoísmo puro, innegable.

Pero al final, sólo fué su forma... Aunque igual de poderosa... No, incluso más. Se sentía más... ¿Unida? ¿Conexa? Como si no fuesen dos seres, alejados, distintos, separados por millones de microinfinidades, sino que un sólo ser, definido en dos otros, meramente como Arma, y Maestro. Técnico, y Compañera. Portador, y Portada... O incluso al revés.

Otro de esos sonidos... Fué suficiente guía. Toscos, marchitos, malditos. Ahí estaban, ahí estabas.

"Tu propio camino..."

Pudiste entonces, ver a tres personas, en concreto. No, pudieron, ambos, Tu, y Laila, en forma de katana, ver a los productores de tan molesta charla, con tan claras intenciones, aún mas visibles, en sus aspectos, y actitudes.

Primero, iba un sujeto de alta estatura, flaco, con el pelo desordenado, hacia atrás tirado. Polerón, que en el centro llevaba una figura cadavérica, caricariturizada en extremo, sumado todo eso a pantalones oscuros, cadenas, y multiples accesorios, además de aros, y piercings en su rostro.

Luego, estaba, mas a lo lejos, otro tipo, mas bajo que el primero, lanzando una moneda hacia arriba y hacia abajo, casi tan 'Adornado' como el primero, y con una mirada ansiosa, constante, casi neurótica, como esperando hacer de las suyas...

Y al final, a la derecha del tipo alto, se encontraba el que mas grima daba de todos. Un sujeto que no pesaría menos de 100 kilos, calvo, y con unos ojos, y sonrisa que fácilmente decía unas intenciones dignas del psicópata promedio... De una cárcel de elevada seguridad. Vestía pocos ropajes, y parecía preferir la "Interaccion directa", por las marcas de sus manos, y brazos.

¿Pero... Como sabes todo eso?

Porque ahora, con Laila, al ser... Uno con ella, al menos en un sentido de consciencia, de espíritu... Tienes los mismos sentidos que ella...

Su misma fuera, admirable, aunque grácil, y de ahí, su agilidad, representada tanto en el movimiento de desenvaine, habitual maniobra con la katana, como en la misma movilidad que tiene ella, en forma humana.

Así, recibes una "Calurosa" bienvenida, del tipo mas alto, que se acerca peligrosamente hacia tí, con las manos en los bolsillos, y poco menos que la lengua afuera, entre hablar y hablar.

- ¡Noches buenas, estimado! ¡Qué tal si te nos unes, en esta pequeña fiesta, que planeamos armar...?

Su distorsionada, aunque aún rozando lo humana, forma de hablar, es interrumpida por el gordo calvo, odioso personaje que con sus puros ojos, genera un asco tremendo en Laila, cosa que notas, pero que, positivamente, no afecta su estancia, y su estado de batalla.

- ¿¡...Siendo nuestro plato principal!?

Aquello, es el punto que se pone sobre la i. Tanto Laila... Y debido a la conexión, Tú, os sentís molestos, jodidos. Poco menos logras oir en tu mente... O incluso, pareces oirla susurrarlo, a través del filo, que cual espejo, refleja la parte superior del contorno de sus hermosos pechos, sin revelarlos, sus hombros desnudos, su cabello suelto, y su rostro directo, una de sus frases mas habituales...

- ¡...Conozcan vuestro lugar!

Un clásico. Al decirlo, se ve completamente su existencia en el filo de la hoja, o al menos tú puedes verla. Los dos tipejos, se ven algo exaltados, al comienzo, pero luego parecen fascinado, por oir una voz tan deliciosa, hablándoles directamente. Divertidos, el flacucho responde.

- ¿Nuestro lugar? Nosotros estamos...

Y entonces, veis como el gordo, se os arroja, disgustado, al parecer manifestando su habitual psicosis. Se lanza contra vosotros, no con exactamente poca fuerza, terminando la frase de su compañero.

- ¡...Donde debemos estar!

Ahí, justo cuando el calvo esta por atacar, el otro, que esta mas lejos, postado como en una especie de tumba, detiene la moneda, y os mira, girando casi mecánicamente su cabeza.

Un duelo, que ha empezado... Sin más.

Laila, preparada está, para tu filo, literalmente...

Volverse, y ser.

Tu voz, hermosa resonaba, temblando ante el silencio, haciendo temblar al ruido. Cánticos que celestiales caían desde arriba, pero a la vez se buscaban levantar profundos desde abajo. Una vez más, el silencio resonó, en aquel espacio baldío, para finalmente, dar paso a algo poco habitual... Nada menos, que la voz de Nemesis mismo.

- Ví tu alma nacer... Desde que una niña eras... Sola no podría dejarte... Ni aunque quisiera...

Pronuncia con una voz dual, un tono profundo, y ronco, producto no solo de los años, sino de su propia esencia, de la marca en el sonido de su hablar que no puede ser quitado, pero que sin embargo, cambia cuando menciona los aspectos mas suaves, condescendientes de susfrases, y se oye "Normal" cuando habla de manera objetiva...

Tras eso, otro silencio, el tercero escuchable, se percibió en aquel espacio, en aquella circunstancia. Fué ahí, cuando tus pensamientos se aglomeraron, acumulándose uno por uno, y buscando recordar, hacer coherencia, todos mezclados, todos dementes. Todo lo que parecía ser cierto, era que quizá... Quizá el abuelo Tonoharu no haya muerto. Quizá... Aún haya posibilidad de redención.

Sin embargo, no era fácil concentrarte... No en ese lugar, no en aquel cementerio. Todo era tétrico, terrible, recordándote constantemente tu posible pecado. Todo el ambiente terminaba por tensar tus nervios, causando la necesidad de buscar una salida, de volver a escapar...

Avanzaste, una vez más, en pos de encontrar la paz, un lugar, un punto en el cual por fin descansar...

Pero aún eso, era demasiado pedir...

Tras atravesar unos cuantos árboles, pasando mas tierra seca, y avanzando profundo, hacia otro espacio terrestre, menos aislado que el anterior, pudiste contemplar exactamente a tres personas, fijamente mirando, desde lo lejos, pero directamente, hacia tí.

Dos llevan pañoletas, y son de estatura considerable, llevando el pelo no tan corto, y no tan ordenado, pero en general cubierto, por gorras. Uno a cada lado se encuentran, mientras que al fondo, en el centro, uno que otorga un mayor misterio, de pelo mas sutil, y cubierto por un polerón con capucha, llevando sus manos en los bolsillos del mismo, contempla tu presencia, sola, aislada, y vulnerable.

- Vaya, vaya... Pero que tenemos aquí, una jovencita en apuros, y sola...

Oyes hablar al mas alto, el que está a tu izquierda, mirando de manera perniciosa, a medida que se acerca. Así hace el otro, con algo mas de tacto, pero sin una actitud para nada menor en viciosidad, hablando después de su compañero.

- No te gustaría algo de... ¿Compañía? Pensabamos hacer una fiesta, con unos amigos... Nos vendría bien tan... Perfecta añadidura jejeje...

Pronuncia el de la derecha, tratando de parecer galán, pero sin serlo realmente. Ambos ya estan casi al frente tuyo, amenazantes, cuando el de atrás, sonríe levemente, y sin decir nada, procede a avanzar, en una actitud de tomarte directamente, sin aviso, ni cuidado...

Sin embargo, algo pasa, justo en ese momento.

Su dedo, muestra súbitamente una pequeña marca. Algo que hace que por primera vez, su actitud impasible, denote algo de impacto, incluso preocupación, sorpresa. Mira hacia adelante, tratando de entender cómo se cortó su mano... A lo que entonces, lo notan todos inmediatamente, tu primero, el tipo cortado, y los otros dos de los lados al final.

Nemesis. Aparece, en forma de Arma.

Una admirable lanza de dos filos, tomable por el centro, y sumamente ligera, como una nanigata oriental, mezclada con una alabarda, de modo que representa sus dos filos, sus dos existencias, y su maniobrabilidad intachable.

- ¿...Quién... Eres?

Por fin, habla el de la capucha, que fué cortado, antes de que pudiese ponerte un dedo encima, por Nemesis mismo. Su voz es... Distinta, fija, casi como si fuese superior a los otros gamberros. Ansiando respuesta, Nemesis, sin problemas, le responde... Dejando una marca, en toda la situación.

- Puedes llamarme... Gaius... Y seré el que... Acabe contigo, si decides oponerte. Luna... Vamos!

Su mango esta justo al lado de tu delicada mano, quedando uno de sus filos clavado en la tierra, sucio, y otro apuntando hacia el cielo, brillante, limpio. Al frente, los dos gamberros de los lados parecen enojados, el de la izquierda preparando su daga, y el otro sacando una especie demanopla, o guantelete que coloca sobre sus vendajes. Atrás, el de la capucha sigue contemplante, mientras  Nemesis, tu compañero, espera que...

Seas su portadora.

Siendo tu filo.

Siendo tu juicio.

Una respiración…dos…tres. El latido del corazón se acompasó a la misma mientras parecía el reloj que tarde o temprano marcaría la hora definitiva…la hora en que la muerte lo reclamara para sí

 De momento la hora seguia posponiendose, ya que no daría el brazo a torcer mientras su busqueda estuviera en pie, gastaría cada último suspiro para llegar a su meta… Sus ojos se fueron cerrando poco a poco mientras dejaba una debil rendija donde destellaba el color rojo de los mismos.

…

-¿Por qué tienes los ojos rojos Laila? Desde que te conocí en prisión siempre me lo he estado preguntando

- Representan mi forma de ser…- esas pocas palabras me dijo mientras seguía tan autoritaria como siempre, una respuesta que ni yo mismo esperaba que me diera tan rápido, aunque como se esperaba  carentes de toda respuesta clara…

…

-Descansemos un poco Laila, llevamos andando dia tras dia desde que salimos de Shibusen para ir hacia el tren que nos llevaria a Halloween City.

-No es hora de descansar, tenemos visita- quien diria que instantes después aparecerían 2 tipos muy raros, - que hacen aquí, ustedes no deberian ni existir, ¡conozcan su lugar!-,en ese momento aquella frase sonó un tanto prepotente pero el mundo seguía abriendose a mis ojos. Laila se agarró a mi brazo y poco recuerdo de aquellos momentos, como saltos en el tiempo donde alguien blandiera una katana…roja como la sangre… pero sí que me acuerdo de una cosa, el reflejo que me devolvió el filo de aquella katana de mis propios ojos

…

- El gordo, el feo y el flaco…ahora distribúyanse cada papel, poco les va a durar.

Abriendo los ojos y mirando a aquel ser tan repulsivo que se había atrevido a atacar, Pâris se dispuso a empuñar la katana con la hoja de la misma en horizontal, como esperándole, instándole a que se acercara. El espacio que los separaba parecía ya minúsculo cuando el movimiento de su brazo se inició en un movimiento de media luna abarcando todo lo que tenia delante… incluida la cabeza de aquel enemigo a poder ser. Pero no nos podemos quedar quietos. Con un movimiento que casi fluía su pierna derecha avanzo a la que lo hacia la katana de izquierda a derecha, acercandose un poco mas a aquel enemigo que estaba tan lejano y que habia dejado de jugar con la moneda.

Ni guardián, parte de mí ser, había hablado. Atónita había quedado. Mi abuelo, aquel a quien había lastimado, había dicho algo parecido antes que mi cuerpo reaccionara con violencia. 

Cita :

Mis pensamientos comenzaron a rodar como una piedra cuesta abajo. Trataba de no mirar a Némesis. Controlando mis impulsos, me adentré al bosque pasando los pequeños árboles, sin mirar demasiado por donde iba.

"Los recuerdos de Luna estaban siendo trasmutados uno por uno. Una película dentro de sí misma rodaba sin parar para su única protagonista. 13 años, trece años de vivir una vida vacía para culminar al fin con un sangriento episodio... Ella dudaba, ¿quien era en realidad? ¿La protagonista o sin embargo una asesina? No había más que esperar más que saber que su vida había dado un giro, comenzaba su primera etapa, aquella etapa en la cual estaba relativamente sola... o al menos, ella pensaba eso."

"Tres jóvenes, tres niños por su edad y actitud, rodeaban a la pequeña Luna. Todo había pasado muy rápido, La pequeña estaba muy adentrada en sí misma que el sonido fuera de ella rebotaba como si fuera una imagen, como si un espejo de hielo brotara de si misma haciéndola proteger."

Mis ojos caídos, miraban los de aquellos niños. ¿Gente como yo? Yo veía que se acercaban, lentamente, cada uno por un lado menos por detrás. Podía ver mover sus labios, pero porqué... ¿porqué no podía escucharlos?... Sentía miedo, estaba sola, desprotegida, no podía gritar, no podía... Veía acercar la mano del niño cubriendo su cara.

Aléjense... Susurraba No se acerquen una pequeña lagrima comenzaba a correr por encima de su pómulo derecho, siguiéndole una segunda por el izquierdo. Mi sangre comenzaba a arder...

"Una sombra oscura, de ojos azules se había posesionado frente al niño del centro. En ese momento, Luna no había notado que Némesis la había protegido. Que en su intento de cuidarla de los tres niños, había dado a notar su verdadera forma. Cortándole el dedo al niño. Presentándose a sí mismo, un estallido de luz hizo que éste se transformara delante de Luna sin que ella se diera cuenta"

Cita :

Puedes llamarme... Gaius... Y seré el que... Acabe contigo, si decides oponerte. Luna... Vamos!

"Los ojos de la niña no reaccionaban aún, inconcientemente tomó el arma por el centro y la empuñó con firmeza..."

Mi sangre estaba en herbecida, sentía ganas de luchar, sentía como una sonrisa salía de mi boca. Llena de miedo, pero esta vez enfurecida. Empuñé el arma, mientras me eché para atrás posicionando un estilo de lucha firme con mi lanza doble frente a mi. Aléjense... aléjense...

Quería que se vayan, les había advertido, pero ya era demasiado tarde... Ya mi cuerpo sediento había comenzado a correr hacia ellos.

 "Luna, había cambiado su paz, la retina de sus ojos detonaban sed de sangre, de lucha, la pequeña había perdido la cordura. Némesis convertido en una lanza doble de color negro defendiéndola. Por otra parte, el cuerpo de Luna había reaccionado para la lucha, dirigiéndose directamente hacia el niño del medio directamente... La lucha había comenzado..."

No había perdon...

No existía la compasión...

Nada más, que destrucción...

No podías salvar a un pecador de sus pecados.

Pero sí podías redimirlo con justicia, o al menos, con un afilado impacto, directo hacia su cuerpo.

Fué un movimiento precioso, fino, tanto producto del cuerpo, del arma mas poderosa existente, que tenía Laila, así como de tu propia sintonía, y detallismo.

Directo fué el destaje... Hacia su parte superior.

Sin embargo, letal, no alcanzó a ser. Pudiste notar como, justo antes de ver su cuello, y torso destruído... Alcanzó a cubrirse.

Sus brazos, en cruz, gruesos, fueron marcados diagonalmente, con hilos rojos, intensos, brillantes, como los ojos de Laila.

Su mirada, su actitud, pasó de desagradable y despótica, a desagrada y desnimada. Clásico de aquellos que se ponen en lo alto, y caen estrepitosamente. Literalmente, también, es empujado una buena distancia, debido al impacto del corte, y claro, al dolor irremediable, que aún así, aguanta, sin gritar, pero si contrayendo su piel, sus músculos.

Luego, avanzas con rapidez hacia el que estaba mas lejos, con su moneda, cuando entonces, por el lado, te aparece súbitamente, el "Flaco", como lo denominaste antes. Te mira con disgusto, y entonces intenta darte una zancadilla precisa, a modo de botarte, en medio de la caminata. Un movimiento peligroso, pero funcional, si es que logra llegarte...

Lográndolo al final. Caes, no estrepitosamene, pero casi. Tu mano izquierda logra ponerse por puro instinto, y tu brazo, doblándolo de una forma específica, junto con tu cuerpo, que giran, hacen que la caída no sea dañina, pero si molestosa. A un lado, y de pie, el "Flaco", os mira con desdén.

- Pensabamos traer crios idiotas de la ciudad... Pero contigo será suficiente para divertirnos... ¡Hasta reventar!

Pronuncia con furia, preparándose a atacaros denuevo, a modo pisotón, cobardemente pretendiendo usar su zapatilla, gruesa por lo demás, en pos de aplastar tu cara. Laila se siente preparada, y molesta, cosa que es... Bastante buena, porque transmite sus emociones, y denota que no vacilará en nada que desées hacer, como ya intentaste al "Gordo", matar.

A lo lejos, o al menos, aún a unos 4 metros, el "Feo", tiene su moneda sujeta, tensa entre sus dedos índice y pulgar, observándoos sin ninguna expresión encima...

Tal como si no fueseis nada.

Manifiesto.

Ahí, él estaba.

Nemesis. Un nombre más que apropiado, para alguien tan... Tan como él. Tan indefinible, tan opuesto, oponido siempre hacia todo lo demás, hacia todo, lo que no fuese él... O quizá, incluso él mismo también.

Su forma real, tomó, para entonces, un Arma volverse, su raza natural, su esencia natural. Una grandiosa lanza dual, con colores plomizos, y negros, dejando al final dos puas, puntas, tanto artísticas, estéticas, como dañinas, y prácticas en el combate. Todo su ser, era una inconstante dualidad unificada. Alguien invisible, pero completamente perceptible.

Tus palabras anteriores, a los tres niños, a los tres gamberros, de tan poca edad, y tan crueles almas, no habían hecho efecto. Seguían acercándose, no sabías si tentados por tu apariencia, o fascinados por tu presencia. Quizá un Ángel, en este mundo, era, o admirable, o abusable... Y eso, era lo que hacían los Humanos. Dañar, abusar, aprovechar.

Alejarse no querían, y las consecuencias...

Pagarían.

Tomaste a Nemesis, ya no siendo tu misma, pero si siendo consciente, o al menos, sabiendo que aún existías. Vagamente, tus sentidos se sentían, desconcentrados del entorno, como en una distancia enorme, o a través de un vidrio, hasta que poco a poco, de súbito...

¡Regresaron! Justo para ver como los tres se veían asustados, por la presencia de una lanzota, así, de la nada, y peor aún, notando como la tomabas en tus manos, casi sin duda alguna. Segundos pasaron, en que se dieron cuenta, de que no sería algo agradable, ni fácil para ellos, por lo que, sus cuerpos tensaron, y mentalmente, se prepararon.

No mucho, te tomó avanzar, ya que prácticamente, frente tuyo se encontraban, justo después de que pasaste los arbustos, y rodeada hacia los lados, al frente, tras ellos, y por todas partes, de árboles. Árboles secos, árboles tristes, árboles estáticos.

Te dirijiste con rapidez, con rabia, hacia el del centro. Tu sujetar de Nemesis, iba dirigido directo hacia su cabeza, intentando rajarlo, intentando estancarlo, empalarlo del cuello, para sujetarlo cual troféo. Apenas tu ataque estaba por dirigirse, con certeza, con gracia, y casi con guía divina hacia tu oponente...

Fué detenido.

Los dos otros tipos, le defienden. De hecho, es tan triste, que el de al centro, no movió un dedo, no sacó su mano izquierda del bolsillo central de su polerón, y no movió la mano que tenía afuera, colgando, solo para que la sangre del corte no le manchara las ropas. Tu corte, por otro lado, daña en todo el brazo, que ya tenía vendado, al de la derecha, que llevaba el puñal, pero que detuvo en gran parte la parte cortante de Nemesis.

Por otro lado, el tipo de la izquierda, hizo el sujetar físico, reteniendo la lanza de la parte en que comenzaba el filo, y terminaba el mango, impidiendo que avanzase un centímetro mas, y estando el mismo filo, a no más de 15 cms del sujeto de al medio, el cual seguía mirando, distante, cubierto por sus pelos, y su capucha.

- Fascinante...

Pronuncia, en su habitual baritono pasivo, el sujeto de al centro, a lo que posteriormente... Le ves levantarse. ¡Muy alto! Lo que pasa siguiente, es que, habiendose ayudado, en una coordinacion notable, por sus dos amigos, aún si dañados, para dar un salto, el cual lo deja al menos 2 metros por sobre el piso, quedando justo encima tuyo...

Para cuando ya estás ante, ves como el tipo, tranquilo, da una mortal, y de dicha, aprovecha para dar una patada guillotina, con su pierna derecha, buscando dañarte, o la cabeza, o los hombros, o donde sea, siendo certero, y dañino...

Sin embargo...

No se agotan, los instintos...

No aún...

Logras mover, casi por instinto, mecánicamente, la lanza, hacia arriba, de forma horizontal ahora, dejándola con un filo hacia cada lado, por encima tuyo, y mirando hacia el cielo.

Al venir el sujeto... Notas como se dirige, viciosamente, hacia el centro de tu lanza, con intención de romperla, directamente, patéandola en su centro, sin importarle si daña tus manos de paso...

Pero entonces, sorpresa.

Nemesis, es un ser dual. Siempre lo ha sido.

"Nunca soy uno, sino dos"

Siempre ha dicho.

Ves como, apenas toca el centro del mismo Nemesis... Su mitad, se divide...

Suavemente, de manera poco menos que armónica, se divide en las dos lanzas conectables, que es en realidad, pero no es a la vez.

Hacia el piso, cae el tipo de la capucha, confuso... A punto de estrepitosamente quedar tumbado en dicho...

Para entonces, lograr sujetarse en el piso, con la otra pierna, con una mano, dando un giro sobre la misma tierra, moviéndose cual maestro hacia atrás, dando otra pirueta rápida, e indetenible, para volver a quedar en su pose original, con sus dos compañeros al frente y a los lados, y él al medio y mas atrás.

Nemesis, entonces, deja ver su casco, en el filo de las armas, con dicho puesto, y la armadura, pero como si no tuviese nada más. Pocas veces, o casi nunca, has visto su rostro real, aquel que oculta tras dicha armadura... Y ahora, no es distinto.

- Luna... No temas al usarme... Pero concéntrate... Necesitas mas que furia... Para vencer...

Kyôfu o... Taosu!

<Vence... Al Miedo!>

Aquel movimiento habia pillado un tanto despistado a Pâris el cual no se esperaba aquello de su parte...pero una simple zancadilla no iba a ser suficiente para derrotarle, no mientras Laila estuviera con él. La sensacion de la pelea era increible, nada en comparacion como aquella vez donde recuerdos fraccionados de la pelea le venian a la mente. Aqui era consciente de cada sensacion, cada movimiento y reaccion de los enemigos...hasta la mas minima brisa de aire era notada en su rostro. La sensacion de luchar le llenaba cada uno de sus poros, quizas tambien aumentado por las ganas de Laila de aplastar a aquellos, inclusive más que ahora estaban en una posicion un poco desventajosa.

Contrayendo todos los musculos Pâris espero el momento oportuno para contraatacar sabiendo que si lo hacia bien su filo probaria un poco más de la sangre de aquel hombre tan desgarbado y con un poco de suerte lo pasaria de arriba abajo con su filo tal y como lo estaba disponiendo.

El tinte rojo de la sangre cubriria la calle aquella noche ... o quizas él acabara tirado en una cuneta pero fuera como fuera debia de volver a los movimientos graciles que le aportaban la katana estando de pie.

-Yo tambien espero divertirme y haceros que os divirtais, aunque quizas el significado de la palabra sea diferente...

Sus palabras ponunciadas casi en un susurro iban destinadas solo a aquel hombre para ponerle mas nervioso y que sus ataques fueran menos precisos...la rabia sin control no servia de nada en los momentos cruciales y si hacía sentirselo a aquellos la victoria estaria un paso mas cerca.

¡Zzzzzm!

Una onomatopeya inicial.

¡Fzm!

Otra más.

Fgh...

Y otra, al final.

¿Para qué?

Para representar, el desliz perfecto, a la hora de esquivar, tu cabeza moviendo, evitando que te pudiesen pisar.

Para representar el avance del movimiento, la tensión de tus músculos, sonando armónicamente, al moverse.

Y para representar el sonido, hermoso, que hacía el metal, al elevarse, hacia los cielos...

Tal como si estuviese queriendo... Destajar al mismo Dios.

Por su parte, en tipo, el flaco, aquel que había enfocado más su batalla contra tí... Parecía... No, se notaba, altamente, afectado.

- Q...qué mierda dices. ¡Qué carajo te crées! Tu eres el que... Tú... ¡Ahhhhh! ¡Jódete!

Furioso, se dirigió hacia abajo, buscando dar una especie de puño, ataque, sin piedad, sin demora. Podría ser un ataque muy dañino, y efectivo, si es que llega... Pero has logrado, meterle algo de miedo, miedo que podría, aún en un sujeto determinado como este, a dañar, todos sus movimientos desmoronar.

Pero entonces... Sonó.

Sangriento.

Segundos después. Unos 3, 4, quizá 5, 10, o largos 60 incluso. Tus ojos, se enfocaron, en una escena preciosa, y destructivamente inspiradora.

La espada... No, Laila, atravesando todo el cuerpo lateral, el borde derecho del tipo flaco. Llegando desde el abdómen... Hasta pasar por arriba del hombro, dejando ver la punta, con exquisito fluído carmesí, el cual parecía llamar a Laila, y por algún motivo... También a Tí.

Tras aquel sonido seco, que resonó, retardado, demoroso, los ojos del tipo, vacíos, idos, terminan por, poco a poco, recuperarse, hasta que entonces, Laila es zafada del mismo, y este, hacia atrás, se mueve, directa, intensamente.

Seguido, un grito. Obviamente.

- ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Aaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!

Jodido, se encontraba. Le dolía. Mucho. Demasiado.

Atrás, el tipo gordo, parecía ansioso al momento en que un ataque deshonesto pudiese intentar...

Pero al ver, dicho espectáculo, parece, dicha intencion, haber desisisto en tratar.

Al final, evocais, inevitablemente, al Joven de la moneda. Se para, se sujeta su gorro, el cual parece, aparte de su moneda, su propio trademark, y entonces, os mira, fijo, y serio.

- Si... Pensábamos que sería divertido... A costas de los demás. Pero creo... Que ya no será tan sólo un juego... Unilateral.

Tanta es la seriedad, que jode. Surreal poco menos. Laila se pone atenta, aún tras haber estado exaltada hace poco, y entonces, veis como el Joven, el mas enano, y al parecer, mas capaz de los tres, se pone frente a ustedes, como a unos 4 metros, para comenzar a pelear.

- Tomad... Y comed...

Veis como toma, despreocupadamente, un montón de tierra, con piedrecillas entremedio...

Y os las arroja, intachable, indudantemente, en pos de molestar vuestra vista, y ensuciaros.

Obviamente, debe ser para su siguiente ataque...

Mientras el "Flaco", está atrás, y el "Gordo" calvo, aún más, ahora sólo os queda, quizá esquivar...

Quizá contratacar...

Quizá... Destajar...

Aún más.

.....¿Acaso estoy defendiendome o sin lugar a dudas estoy buscando lastimarlos?......

"A medida que la lucha estaba avanzando, Luna sentía como sus emociones estaban aumentando su ritmo cardíaco. Nemesis, por otra parte se habia comvertido en un arma dual, una gran lanza de doble punta. Aquel demonio era un ser extraño, dado sus años de vida... Aun seguia siendo muy misterioso"

Sentía mucho por dentro mio, los niños habian logrado protegerle. ¿Protegerle de quien? ¿De mi?. No entendía, a mi nadie me había protegido nunca, pero ellos me habian atacado. Conciente pero aun estando en el trance. Tomé con fuerzas ambos lados del arma y me lancé nuevamente contra el niño del medio. Sujetando fuertemente y golpeando con mi mano izquierda con dirección hacia el, dejando libre el mango derecho para atacar nuevamente.

At the nick of time!

Un desliz potente, batallante, infectante. Tal cual parásito, virus rápido, se metió en tu cuerpo, sin dejarte respirar... Y a la vez haciendo que con mas fuerza, lo pudieses hacer. Arde el cuerpo, tus músculos suaves, de tu cuerpo frágil, como una entidad no humana, demasiado pura para estar en un mundo tan corrupto, tan sucio, tan... Humano.

A lo lejos, ves el reflejo de la posible mirada del joven de al medio, el cual nota que tomarte a la ligera no es buena idea. Sus dos aliados, excesivamente leales, te miran, algo cabreados, pero no demasiado... Solo lo suficiente para indicar que atacaran, y esta vez, no te dejarán intentarlo de nuevo...

Así mismo, es como hacen. Bajo un siniestro cielo, en un tétrico paisaje, los dos sujetos, aún dañados por tu ataque anterior, van con todo, directamente. Primero, el de la izquierda, el mas alto, va con su daga, la cual causa un corte desde todo tu torso superior, hacia la parte inferior y posterior, causando un notable dolor... Pero no pudiendo detenerte.

Después, inmediato, llega el otro joven, mas bajo, llega, con un puñal metálico que tenía puesto entre sus vendas, con el cual logró impactar el otro lado de tu torso, dejando una fuerte marca, dañando el cuerpo lo suficiente para hacerte sentir como si quisieras vomitar el estómago...

Pero aún así, no resultó suficiente, para poder pararte.

Seguiste avanzando, sin haber podido reaccionar directamente ante tus enemigos, simplemente enfocándote un sólo enemigo, el joven del centro, siendo la mejor forma, aun si la más peligrosa, para vencer una estrategia de flancos.

Y entonces, diste el paso. Firme sobre la tierra, dolida en todo tu cuerpo, y llena de potencia. Mas allá de los dos jovenes que te atacaron, directamente avanzando, como si fuesen metros, y metros, hacia tu oponente definitivo.

Ahí, fué donde verdaderamente... Daba inicio, o mejor dicho, se volvía real, la batalla.

Una gorda luna... Se burlaba, arriba tuyo. Sangrienta, odiosa, amarilla, surrealista.

Pero no te detendría. No después de correr tanto... De haber huído de todo.

Miraste fijo, a los ojos, al joven de la capucha.

Por segundos, un color castaño, cobrizo, inteligente, complejo, misterioso, se pudo reflejar.

Una expresion, sombría, preparada, incapaz de subestimar, analítica.

Unos pasos, por sobre la burla de aquel satélite natural, con ridículo aspecto.

Arrasando cada metro, sintiendo el ahogo, el peso, la falta de aire, el dolor. ¡Doloroso!

Una mano que se movía, unos nervios que reaccionaban, un cuerpo que chillaba.

Alarido, ante Dios.

- Koe...

~Ven...~

Y tal como dijo...

Llegaste.

<...>

Lo siguiente que pudiste sentir, fué la consciencia, la verdad, la reminiscencia. Un pasado, unos gritos, unos llantos. Horror, terror, demencia. Todas las cosas malas, envueltas en mas cosas malas, siendo masacradas por otras peores. Una niña pequeña, una mujer con el rostro de los cielos plateados, el reflejo de una persona, un sujeto apuesto, alto, y capaz, cuyo rostro se deforma, derrite. Odio intenso, un sentimiento, una misón. ¡Millones de cosas que no pueden ser explicadas!

Y después, solo después tras haber "Perdido tu consciencia", la visión.

Al joven, que estuvo a punto de hacerte una palma de hierro, con sus manos secas, directo hacia tu cuerpo, sin perdon alguno, y pudiendo haberte rematado, de lo que sus compañeros ya habían logrado... Quieto.

Ya que, su otro brazo, intenta sujeta... Aquella lanza. Una lanza que atraviesa todo su pecho, rozando directamente su piel, carne, y prácticamente el pulmón derecho. Un ligero cambio de mano, haber usado la derecha de un principio, podría haber significado el acabose absoluto...

Pero aún, sigue de pie. Cerca estuvo, sí... Pero no perfecto.

- Ahhh... Ahhh... Vaya... No me lo... No, miento... Si me lo esperaba...

Deja salir una sonrisa apagada, a lo que entonces, ves como, con el mismo brazo que estaba sujetando a Nemesis, toma algo de su bolsillo, y lo apunta hacia el cielo.

Una bengala...

Directa, pura, cobarde, traicionera, y práctica. Ambos jovenes, los otros dos, miran, atentos, fijándose en lo que debe significar. Al aire, alto, llega la masa de polvora y explosivos, para luego estallar, en sonoro bramido, cual fuego artificial.

Lo último que se oye, tras dicha bengala sonar, es el burlón sonido de la Luna, riéndose ante ustedes, en un sonido cerrado, pero molesto...

"Kjj kjj kjj!"

-Es el problema que teneis los que teneis estas almas impuras, pensais que todo es un combate solitario...yo tambien pensaba como vosotros hasta que la conoci...

Las ultimas palabras iban perdiendo el tono poco a poco, casi melodioso para quedar casi en un susurro sibilante que salia a traves de la media sonrisa que se dibuja en el rostro de Pâris, una sonrisa irónica tal vez pero no exenta de sensatez.

La sangre goteaba de la punta y en contra de lo que dictaba las normas y limpiarla siguio con aquellas gotas...una a una parecian indicar los segundos que pasaban para el siguiente movimiento. Las dos manos de Pâris empuñaron la katana pero no se veia presion en sus dedos, parecía como si la abrazara con cariño... como si fuera su objeto mas preciado...como si fuera su persona mas preciada. El filo, en diagonal con el suelo, parecía impedir que la gravedad le arrebatara aquel tesoro rojo que tenia...pero pensandolo mejor habia mucho mas que recolectar.

Poco a poco el tiempo parecia detenerse, como si toda orden natural estuviera fuera del alcance de los alli presentes y la muerte, como un cuervo esperando su comida, rondara por la zona, alimentandose de las sensaciones de aquella ciudad.

El polvo en suspensión y las piedras parecieron detenerse durante una milesima de segundo...durante el tiempo que tarda un pensamiento en cruzar el sistema nervioso y llegar al musculo...el suficiente para que Pâris se pusiera en movimiento e intentando rodar por el suelo, para evitar aquella nube extraña, golpear al enemigo antes de que iniciara lo que fuera que iba a hacer. Tenia que confiar en su velocidad actual y en la longitud de su katana para herir a su enemigo.

El reloj se pararía tarde o temprano...pero ¿quién seria la carne que alimentaria al cuervo? Pâris estaba dispuesto a darle un banquete como nunca antes lo hubiera comido