Partida Rol por web

Buenas Intenciones (Chat)

Epílogo

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04/04/2009, 14:48
Director

El tipo metía pena. De verdad. He visto gente acabada, colgados de todo nivel y condición, pero se notaba de lejos que este tipo estaba en la división de honor de los colgados. Estaba claro que antes de la caída debía sido algún tipo de virtuoso. Cuanto mejor eres en la otra vida más asco acabas dando cuando llegas al mundo del desamparo. Es una ley inmutable, como el teorema de Arquímedes, pero aplicado a la desesperación humana.

El tipo, como te digo, metía pena. Pero yo siempre he sido un imán de tarados. Si hay un tarado en cien kilómetros a la redonda tarde o temprano acabará tomando una copa conmigo.

Así que allí estábamos, en un garito infame tomándonos la penúltima copa después de que lo hubiera invitado a un par de tiros. La historia era curiosa... Hay gente que le echa la culpa al alcohol, a las drogas, a la maldad de la gente. Pero este tipo no: este tipo le echaba la culpa al mismísimo infierno. Sí, ese local acondicionado para el señor Satán. Y parecía que hablaba en serio.

- El caso es que más tarde, cuando regresé al mundo real até todos los cabos.- los hielos del whisky temblaban en su mano - Porque regresé. Regresé a ese maldito pueblo para rescatar a mi hermana. ¿Rescatarla? Maldita puta de satanás... Estaban ya todos condenados. ¿Sabes como empiezan todos los problemas? Con las buenas intenciones. Las buenas intenciones forman las baldosas del camino que lleva al infierno.
>>Cuando la mina dejó de funcionar Doglick cayó en picado. Sin mina no había ingresos y el lugar no tenía otra cosa. Estaban abocados a la desaparición. Quizás fue un cúmulo de casualidades pero en aquella época había un tipejo allí hospedado en el hotel que sabía mucho de ordenadores. Nadie va a un agujero como Doglick si no es porque quiere desaparecer. Luego averigué que era un hacker informático con debilidad por los niños pequeños.- sus ojos brillaron con furia, como si esas cosas todavía le hubieran importado en otra vida - El tipo le habló a Bryant de ciertos negocios que se pueden hacer por internet. Gente que pagaba por emociones fuertes en webs de violencia extrema. Lugares donde se mostraban videos con violencia explícita fingida que satisfacían las perversiones de sus visitantes.
>>Aquella noche Bryant meditó su perdición, y la de todo el pueblo: Doglick estaba alejado de todos los lugares, perdido en la América Profunda. Nadie pasaba por casualidad, nadie venía sin avisar. Tras el cierre de la mina estaba todavía más aislado. ¿Por qué no convertirlo en el escenario de un lugar web que atrayese a todos esos pervertidos con dinero que gastar? No habría daño real: todo sería una ficción con la que alimentar el sueño del resurgir. Cuando tuviesen suficiente dinero intentarían reabrir la mina. Pero todo el pueblo tendría que colaborar para dar 'personajes' con los que poblar los videos y dotarlos de realidad. Que pareciese que cada ocasión requería nuevas víctimas.
>>Esa fue la idea que presentó Bryant en la reunión de la comunidad. La deseperación de una comunidad moribunda respondió afirmativamente. Reuniendo el suficiente dinero entre todos se compró el equipo para crear un pequeño servidor independiente y las cámaras para realizar las grabaciones. El pueblo se convirtió en una pequeña y extraña productora de la perversión.
>>Al principio todo fue bien. La gente más joven participaba en los videos y con el tiempo a todos les llegó a parecer normal lo que hacían. Los mayores miraban hacia otro lado o, en casos extremos como el viejo Ted, participaron gustosamente en los rodajes. El dinero entraba a expuertas. El plan funcionaba. Para evitar que nadie supiese lo que sucedía se cerró la comunicación con el exterior momentaneamente. Incluso el sheriff Clayder colaboró. Doglick estaba tan aislado como si estuviese en la luna.
>>Gracias a Bryant parecía que Doglick resurgiría. Mientras la web iba dando más y más dinero los habitantes de Doglick se volvieron codiciosos. Pronto algunos empezaron a hablar de 'videos más violentos'. Se intensificaron las escenas hasta que algunos comenzaron a disfrutar con lo que hacían. Y finalmente hubo la primera víctima. A alguien se le fue la mano y Marie Anne, la hija de Josh Cardinal, murió decapitada. Josh amenazó con revelar lo que sucedía en el pueblo. En la siguiente película se mostró una atroz escena en la que Josh era el protagonista principal.

El tipo se interrumpió un momento y me miró fijamente a los ojos. No bromeaba. Aquello había pasado. Quizás solo en su cerebro enfermo y drogado, pero para él era tan cierto como que ahora el hielo se derretía en su vaso vacío y yo levantaba la mano para que le echaran otro trago. Una vez tuvo nuevamente carburante continuó:

- El siguiente paso estaba claro: se buscarían víctimas fuera de Doglick. Y se abriría un canal para contactar con compradores de verdaderas snuff movies. Ahora sí que entraba el dinero a mares, pero nadie pensaba ya en reabrir la mina. Doglick es parte del infierno. Y allí fuimos nosotros a pasar el día de Acción de Gracias...

Se rió sin humor, como si la cosa fuera muy graciosa:

- Luego ya te conté lo que pasó: una verdadera road movie de decadencia y violencia... Pero no te conté lo que pasó después.

Apartó la mirada, perdida en el fondo del local. Las sombras y las luces rojas provocaban un extraño efecto en su rostro:

- No había salvación... Si buscas Doglick no aparece ya en los mapas. Si vas a donde estuvo solo encontrarás una zona quemada, pero nadie te sabrá decir si alguna vez hubo allí una población. No existe. Poco a poco fue derivando en el Infierno... Y allí estuve yo... No te contaré lo que ví. No lo comprenderías... pero al salir lo comprendí todo: no estamos condenados. Es simplemente que jamás tuvimos opción a la salvación... Hay poderes que juegan con nosotros como títeres que somos y no podemos hacer nada contra ellos. Me costó mucho entenderlo. Hice cosas terribles. Mate a gente, maté a mi propia hermana...- guarda silencio un momento - Me hundí en la locura y solo así pude comprender la verdad. La verdad os hará libres. ¡Que gran broma! La Verdad es una puta encadenada y violada día tras día por los poderes que no comprendemos.

Miró su reloj. Durante un instante permaneció en silencio. Cuando abrí la boca para animarle a que contase algo más se levantó bruscamente:

- Debo irme... He tomado una decisión. Gracias por todo pero ahora tengo que hablar con alguien, alguien que comprende mejor el puzzle... Quizás quiera ayudarme. Yo no quiero salvarme: quiero comprender... ¿Sabes? De alguna forma lo sé: la muerte es solo el principio.

Se fue hacia la entrada dejándome allí con su whisky medio vacío y la cuenta por pagar. Medité si debía detenerlo ¿sería un acto de misericordia evitar que aquel pobre desgraciado se suicidara? Finalmente decidí que no, que no lo era. Saqué mi móvil y marqué un número:

- Ha tomado una decisión. Está a punto de caer.- dije al silencio que siguió al tono de contestación - Pero no sé si podrá levantarse de nuevo.

- Podrá.- dijo con seguridad una voz metálica al otro lado - Y entonces servirá en nuestra Legión. Ha visto el velo, solo le queda rasgarlo...

Colgué el teléfono y me apuré la copa que había dejado Eric. Habría que encontrar a sus amigos, ver si todavía estaban vivos... y matarlos. Sólo por si acaso.