Partida Rol por web

  El ataque a la Espiral Endar era continuo, pero la nave logró llegar sin demasiados percances, dentro del fuego cruzado fueron numerosos los impactos bláster en el casco de la nave, afortunadamente una modificación en los escudos había protegido a la jedi y la "espía de Revan" de salir malparadas. El hangar estaba lleno de naves de la República, y los pilotos, veteranos o no, se subian a los grandes cazas para frenar a los bombarderos. Era una batalla perdida de la que pronto se retirarían.

  Las alarmas, como en la nave de Revan, sonaban en cada rincón, no estaban mucho más seguras que entonces. Cuando desciendan de la nave encontrarán a los soldados corriendo hacia el interior de la nave insignia al grito de: - ¡Están abordando la nave! ¡Vamos! ¡Debemos proteger el puente!

 En el rostro de Bastila, a pesar de su entrenamiento jedi, podía verse que sabía mucho más de aquello de lo que decía con su silencio y sus ordenes concretas. ¿Por qué abordaría Malak una nave de la República pudiendo reducirla a cenizas en instantes?

Suelto los mandos después del aterrizaje en el hangar, ha sido un viaje algo movido pero ha salido a la perfección, no podía ser de otra forma. Miro a la Zabrak y asiento con reconocimiento. No hay demasiado tiempo que perder pero unas palabras sinceras a tiempo pueden ahorrarnos muchos problemas.

 La encaro con seriedad enercarcando la ceja izquierda con una leve sornisa.

 - ¿Y bien? ¿Qué piensa hacer ahora su señoría "espía de Revan"?

 Me dispongo a ponerme en pie ayudandome de la diestra sobre el asiento del copiloto, aprovechando para cerrarle el paso.

Ya habían llegado al hangar de la nave perteneciente a la Republica, supone que allí estará en menos peligro pero la imagen de alarmas y soldados corriendo de un lado a otro listos para la batalla no es muy distinto a la nave de Revan -Vaya... este ambiente me resulta familiar de algo...- suelta irónicamente. A pesar de ello, sabe que no pretenderán matarla, no al menos con la misma decisión que en el otro lugar.

-Espero que no te hayas creído eso de la "espía de Revan". Yo no tengo nada que ver con vuestras disputas, es más... intento ignorarlas todo lo que puedo- ríe cuando se da cuenta de que está ya muy metida en todo ese lío.

-¿Qué pienso hacer? Buena pregunta...- arquea una ceja sin saber que decir -No lo sé, tampoco os sirvo de mucho a vosotros. Y tú... ¿qué piensas hacer conmigo? Se nota demasiado que no confías en mi- cruza los brazos esperando a que la deje salir de allí al menos -En cuánto termine todo esto me largo, no quiero saber nada más de jedis y soldados estúpidos que confían ciegamente en una persona a la que llaman líder o algo similar- se levanta de su asiento, apartando el brazo de Bastila, pero quedándose en el mismo sitio mirando hacia el exterior, observando con detenimiento la movilidad que hay en el hangar.

Señala hacia el exterior -Tú, que te haces llamar defensora, ¿qué haces aquí hablando conmigo en vez de echar una mano a esos pobres desgraciados?- suspira -Si quieres enciérrame en la nave, no sé pilotar...-.

  Gustosa lo haría...Sonrio levemente y paso junto a ella para salir de la nave, sin mirarla con una estoicidad impenetrable. Mis pasos son seguros y serenos, sin prisas a pesar de la condición de la Espiral Endar, los soldados de la República saben arreglarselas sólos, además mientras Carth Onasi esté en el puente no habrá nada que temer por su seguridad.

  Sanaya puede hacer lo que quiera, si decide seguirme no se lo impediré y si quiere esconderse por ahí, es su decisión, como bien ha dicho asuntos más importantes requieren de mi presencia en esta nave para el bien de toda la Galaxia. En ocasiones el silencio demuestra mucho más que cualquier palabra. Nisiquiera desvio los ojos para mirarla, tratando de ignorarla a pesar de que mis sentidos están puestos en ella.

Aquel caballero, Leik, comenzaba a irritarme, no soy quien para dar lecciones acerca de como actuar de acuerdo al codigo jedi, el mismo codigo que tanto me ha costado aprender y trato de respetar aunque no siempre lo consiga, pero la obstinación y crueldad de ese Leik era algo fuera de lo normal, mas aun para un jedi.

Sin mas remedio emprendo la carrera, el bothan sabe el camino mejor que nosotros asi que tarde o temprano nos alcanzaría.

Ambos sables permanecen apagados en mis manos, sin embargo todo mi cuerpo trata de advertirme de algo, ese no podía ser el modo, un enfrentamiento directo y sin pensar en su propia nave no es la solución, no almenos la solución de un jedi...

Maldita sea....

 La ultima acción llevada a cabo por uno de los jedis me confirmo lo que habia estado pensando sobre ellos durante todo el rato que caminamos por las estancias de la nave, no eran personas normales, sus actos no eran los de alguien que supiera las tecnicas de su enemigo, ni tampoco tenian tacticas contra las que luchar contra él, pobres incautos, aun no saben el poder que un sith puede llegar a desplegar... bueno yo tampoco lo se, pero con ver durante todo este tiempo las actitudes de ese Malak, me han valido para saber que no son debiles, su fuerza es inmensa.

 Dejo que aquellos dos jedis que siguen al otro me pierdan de vista, sabia el camino que tomarian. Debía protegerme de los sith de esta nave, mi traicion era evidente y siendo un oficial poco tardarian en dar conmigo, sin mas activo el cinto de camuflaje y voy en busca de aquellos sith, aunque en ningun momento entraria en combate.

 El caballero jedi se retorcía en el aire deseando caer al suelo, con su sable a mis pies, podía acabar con él sólo con desearlo, se lleva las manos al cuello tratando de liberarse de una cadenas invisibles que lo ahogan lentamente, robandole la vida a cada suspiro, sin comprender aún el poder real de la Fuerza.

  - ¡JA, JA, JA...! ¡Hay mucho odio en tu interior! ¡Pero no es suficiente para derrotarme! - La risa metálica de Malak inhundó el pasillo que conducía al puente.

Soldados y aprendices sith apuntan con sus armas a los tres, a su espalda se encienden numerosas armas láser, los droides de combate iluminan sus ojos y salvo uno de aquellos sith, todos estaban dispuestos a disparar sin preguntar. Me mantengo firme, de musculatura más que visible, voluminoso cuerpo esculpido para el combate, de un rojo fuego como la sangre y la pasión. Esa misma pasión que alimenta mis movimientos y los hace mortales. El caballero jedi patalea inutilmente.

 - Parece que el consejo Jedi ha decidido despertar y levantarse de sus cómodos asientos para luchar...pero...es demasiado tarde para eso.

 Sus ojos recorren el pasillo observando los ojos de la Twi'lek y los del maestro jedi.

Puede que aquel jedi no gozara de mi simpatía o aprobación y hubiese reaccionado de otra forma de no ser por ver el sufrimiento en sus ojos, y hablé incluso cuando creo que no debía hacerlo.

Mi rostro lucha por no mostrar emociones y mi tono suena alto y seguro.

-Esto no es necesario Alek, no hemos venido a luchar.

Digo lo primero que se me ocurre con la esperanza de que libere a Leik, hago un esfuerzo sobrehumano por mantener la calma.

Hubiese dibujado una sonrisa en mi rostro si mi mandibula no hubiese sido arrancada y tuviese un vocabulizador mecánico en su lugar, un suspiro grave, casi electrónico resuena en el pequeño espacio mientras los soldados se impacientan apuntando con sus fusiles blaster.

  - Ja...ja...ja...jaja....- Rio con magnetismo mientras mis ojos rojizos observan a la Twi'lek. Suelto a Leik, la fuerza ya no oprime su cuerpo, sin embargo está en el suelo, incapaz de levantarse. Aún respira, con dificultad.

  - Mi nombre es ¡Lord Malak! ...y claro que no habeis venido a luchar, ¡no tendríais ni una sola posibilidad contra el poder del lado oscuro de la Fuerza!

 Alzo ambas manos flexionando las articulaciones de los dedos, reflejando la tensión de la situación y tratano de exponer cuan poderoso me ha vuelto abrazar este camino. - ¡Yo! ¡Lord Malak! He acabado con Revan...con el mismisimo señor oscuro. ¡Ahora nada podrá detenerme! ¡Mucho menos jedi tan insignificantes como vosotros!

 Les doy la espalda. Dispuesto a avanzar hacia el puente. La diestra se alza para echar hacia atrás la capa negra que ondula con violencia y mi ojo izquierdo, mirando por encima del hombro les insta a acompañarme.

 - Guardad vuestras armas. No las necesitareis...¡jajajaja!

 Entonces me pongo en marcha hacia el puente. La escolta formará un pasillo por el que han de pasar, Leik permanecerá en el suelo y será llevado a alguna celda dentro del Leviatán, si saben lo que les conviene, ignorarán a su compañero caido.

Enfindo ambos sables y comienzo a caminar, mi paso se interrumpe casi por acto reflejo al pasar por al lado de Leik, ha pagado cara su imprudencia y nosotros no podemos hacer nada por ayudarle... Maldita sea....

Al levatar la vista sigo caminando, me resulta dificil creer que Alek fuera capaz de matar a su maestro y amigo, pero unos segundos ante él han bastado para cambiar de opinión, ya no queda nada del joven caballero Jedi que lucho valientemente en las guerras mandalorianas, consumido por el lado oscuro, tiene razón, Alek ha muerto, lo cual aleja mas y mas el exito de nuestra misión.

-Matado a Revan...

Mas que una pregunta, era una afirmación que denota sorpresa y en cierto modo incredulidad, miro a mi alrededor para encontrar respuestas, tratando de calmarme y aceptar los acontecimientos para poder actuar.

- Así es mi joven jedi. Revan ha muerto. - Malak avanzó junto a los dos jedi por el puente, numerosos soldados sith y pilotos atendían a los mandos del Leviatán, la nave insignia de la flota Sith, una nave que pereneció al poder que Revan representaba totalmente mia.

  Observé la superficie de Taris distraido, ignorando el fuego cruzado entre las naves de la República y la de la flota más poderosa, siendo conocedor de que pronto todo habría acabado, y como acababa la batalla de Taris, empezaba una nueva era bajo el yugo de Lord Malak.

 - La República se bate en retirada. Sin embargo hemos optado por aplastarlos antes de que eso suceda. - Aprieto el puño derecho haciendo sonar cada uno de los huesos de mi diestra, demostrando una fuerza natural impresionante. - ¿Cómo se siente uno estando en el bando perdedor?

 Nuevamente los miro por encima del hombro dandoles la espalda, entrelazco ambas manos a mi espalda y respiro de forma metálica tratando de oler su miedo. Era tan conmovedor. El maestro jedi recurre a mi humanidad y vuelve a llamarme Alek, pero aquel nombre había muerto hace mucho tiempo. Habla como un autentico servidor del código jedi, sin embargo siento sus emociones, su preocupación sincera por aquella padawan que tenía escondida en el hangar. Lo usaré en su contra, más...adelante. Por ahora no me interesa propaganda del consejo de Coruscant, la twi'lek me resulta algo más familiar. Puede que venga de Dantooine. Lo presiento...espero que ella también conteste, esperando que evite mencionar mi antiguo nombre y no repetir las patrañas que se han quedado en palabras mudas para mis oidos. ¿Qué esto es una demencia? ¿Qué sólo yo puedo detenerlo? ¿Qué yo...era...un jedi? Jjajajajaja....pantomimas...

Mi mirada se oscureció, volviendose mas fria y distante, soy consciente de que lo ultimo que imagina es que sienta compasión por él, lejos de dejarme llevar por sus provocaciones.

-¿Y bien? Malak, ahora aplastarás esa flota, luego haras lo mismo con la republica... ¿y despues que? seguiras con el exterminio de todo lo que no sea tu imperio hasta que un buen dia uno de tus "aliados" decida matarte y ocupar tu lugar, ¿crees que eso no es posible? si, probablemente eso pensó Revan. Luego la historia se repetira una y otra vez en una espiral de muerte que mantendrá la galaxia en una guerra eterna, ¿esas son las grandes espectativas del lado oscuro?.

Incluso puede que me sorprediera dandome una explicación logica aunque lo veo dificil, siempre habrá un abismo entre su retorcida lógica y la mia.

 Quien lo iba a decir, un bothan allí, ante el nuevo Lord del Sith, nadie se creeria que habia estado allí, bueno gracias a dios no hay pruebas de ello y todo gracias a mi cinto, gracias a el, habia logrado borrar del mapa mi cuerpo, al menos ilusionariamente, pues aun era corporeo, y si alguien se acercaba lo suficiente me descubriria.

 Las palabras que salian de la ferrea boca de Malak eran firmes, seguras, hirientes, pero aunque de momento el tenia la batuta principal y era el quien organizaba todo, en el futuro esas cosas seguramente cambiaran, nadie es capaz de alganzar la egemonia, por muy poderoso o fuerte que seas siempre habra alguien en algun lugar de la galaxia, mas poderoso que tu. Quienes olvidan este echo, estan condenados a perecer y a ser olvidados...

 Si fuera necesario, siempre desde una distancia prudente, ayudaria a los jedis en lo que pudiera, ya que soy capaz de controlar la gran mayoria de las funciones de esta nave, como fui capaz de neutralizar los cañones del hangar para que no les ocurriera nada.

- Ja,ja...- Rió divertido ante la retórica de la twi'lek - ¿Puedes hablar de algo que no conoces? ¿Acaso puedes juzgar si un acto es bueno o malvado? ¿Puedes entender las espectativas del lado oscuro sin haberlo sentido, sin haberlo comprendido? No...pero si que lo has sentido acehcandote, lo sientes constantemente. Incluso ahora. ¡Tienes miedo! ¡Ja, ja, ja! Miedo de no ser lo suficientemente fuerte de dejarte llevar, miedo de que te convenza, miedo de no poder conseguir lo que los viejos carcamales del consejo han predicho para ti.

 Extiendo la mano izquierda para que avance y se coloque junto a mi. Que observe de primera mano la belleza de la guerra y la belleza de un planeta al borde de la destrucción, aunque eso ella, aún no lo sabe. Mi almirante retendrá al maestro jedi. Ante un gesto simple de mi mano. Si querian vivir aceptaría aquella invitación. Sus esperanzas morían ahí, cuando el maestro aceptó, cuando sin resistirse dejó que los sith colocasen el yugo sobre él. Nadie vendría a ayudarles.

- ....Ellos están sentados día tras día, charlatanes sin remedio alguno, y ante las amenazas...envian a otros, como tu a detener lo que ellos empezaron. ¿No es más cruel quedarse sentado sin hacer nada viendo como todo en lo que crees perece? ¡Eso es lo que ocurrió cuando los Mandalorianos quisieron conquistar la Galaxia! ¡cuando amenazaron de muerte a vuestra amada Repúlica!

 No habla con enfado pero si con el énfasis de un lider, de los dos Revan siempre había sido el más carismático, aquel capaz de llevar a las masas en la palma de su mano, sin embargo Malak había aprendido mucho junto a él. Era un hombre poderoso, puede que parte de su poder le perdiera, hubiese sido un gran jedi y era un gran Lord del Sith. Observaba las reacciones de su compañera jedi, con atención, hasta que con su zurda señalo a todos los que había en aquella sala.

 - ¡Soldados! ¡Miembros de la Antigua República! Ahora me son fieles. ¿Por qué? ¡Porque nosotros luchamos por ellos cuando la esperanza estaba perdida! ¡Porque les dimos esperanza cuando la habían perdido! ¡Porque hicimos lo correcto! ¡Protegimos a sus familias de morir! ¡Protegimos su vida! ¿No es eso lo que ha de hacer un jedi?

 Hizo un silencio, su presencia era sedante, su respiración metálica podía inducir un éxtasis de relajación inusual.

- Eliminaremos a los enemigos que osen atentar contra la galaxia, instauraré un imperio que proteja a todos por igual, sin que puedan decir que estoy sentado viendo morir a nuestra gente. - Apreté el puño derecho - Revan era débil, era confiado y por eso merecía morir. Él no merecía este privilegio, lo hubiese llevado al desastre.

  Cuando yo...demuestre ser débil, cuando mi fuerza no sea suficiente para ostentar este poder, otro..- dije mirandola a los ojos - ostentará mi lugar, ¡y así! es como será por siempre. El sacrificio de unos pocos, por el bien de muchos...¡ja, ja, ja, ja! Privilegiados...y a la vez, condenados...¿No crees?

 Entrelacé las manos a la espalda e inspiré con fuerza.

- Te estoy ofreciendo la posibilidad de entenderlo desde dentro, de tomar una decisión, como lo hicimos Revan y yo contra los Mandalorianos. Ponernos en pie contra aquello que atenta contra los intereses de la galaxia y luchar contra ello. Es...un fin noble.

Mantube unos segundos de silencio, luego cerré los ojos, como si fuera capaz de escuchar los gritos de todas y cada una de las almas que estaban pereciendo ante mi, ¿es esta realmente la voluntad de la fuerza? cuesta creer que sea asi, ¿Por que estoy aqui?, ¿Porque me lo han mandado? no, estoy aqui por aquello en lo que creo, al igual que él, al igual que la mayoria.

Finalmente el aire fluye por mi garganta, dando un tono sueve, casi melancolico, en mis ojos se reflejan los flashes lejanos de los blasters.

-La guerra contra los mandalorianos fue terrible, la republica estubo al borde de la destrucción, sin embargo, dos jovenes y prometedores jedis, se embarcaron en una cruzada y gracias a su valentía y determinación terminó la amenaza mandaloriana...

Mis palabras son el reflejo de mi pensamiento.

-Luego esos dos jedis, con el paso del tiempo regresaron de la guerra, no como hombres victoriosos de la republica y como representantes de la libertad, sino que vinieron a terminar el trabajo que los mandalorianos empezaron, con mas crueldad, con mas muerte, con mas destrucción, ni siquiera dando opción como hacian los antiguos atacantes de rendirse, sino destruyendo planetas y flotas sin el menor codigo de honor o respeto por la vida...

Dices que los viejos charlatanes se equivocaron al no intervenir en las guerras mandalorianas mientras ahora mismo aniquilas de cientos en cientos todos aquellos que forman aprte de una idea de libertad llamada republica... ¿A quien vas a protejer, Malak? ¿a los miles de cadaberes flotantes que hay ahora ante nosotros? si no les otorgas el derecho a decidir ¿que estas protejiendo? te lo diré yo...

Señalo al frente, por la ventana, hacia las naves despedazadas.

-Eso estas protejiendo, una atrocidad que si será definitivamente el final de la republica, tal y como advirtieron aquellos que tu llamas viejos. No siento miedo de estar aqui Malak, era mi voluntad venir, siento tristeza, porque cualquier otro final hubiese sido mejor que este, aquello que tu llamas imperio, es tiranía, aquello que llamas protección, es tiranía...

Mis palabras eran atrevidas y arriesgadas y es posible que asi lo entendiera Malak, pero no he venido hasta aqui a contarle una mentira.

Esa sonrisa de infeliz no colaría con ella -Siento decirte que el tiempo... precisamente el tiempo, no corre a vuestro favor- le dice a Bastila mientras observa como los soldados se amontonan en grupos y se organizan para combatir al enemigo. Algunos se les nota algo desesperados ya por la situación, otros están despistados sin saber a dónde dirigirse y unos pocos se limitan correr como locos por el lugar.

Creo que es el momento de terminar con todo esto e irme... avanza un poco, sin salir aún. -Supongo que me iré. Mi sitio no es este, no pinto nada aquí. Te agradezco que me sacaras de aquel lugar horrible pero es el momento de que me marche, tenéis que resolver vuestros propios asuntos...- comienza a caminar a paso lento hacia la salida de la nave. No sabe si Bastila dejará que se marche así como así o la rentendrá un rato más, pero no le queda otra que comprobarlo por sí misma.

-Quizá tenga que replantearme en meterme en clases de vuelo, no me vendrían nada mal en situaciones como ésta...- murmura acariciándose la barbilla ignorando la reacción que pueda tener Bastila mientras ella continúa andando hacia la salida lentamente.

- Las dos únicas formas que conozco para salir vivos de esta nave es en otra, en su defecto, dentro de una cápsula de emergencia lanzada a Taris. O con nuestra victoria.

  Si no confias en lo segundo ten por seguro que no dejaré que malgastes una de esas cápsulas en irte a solas de aquí para ponerte a salvo. - Una vez fuera de la nave, se detiende mirandola caminar, con la zurda en la cadera y la diestra contoneandose para explicarlo con más énfasis, su tono de voz roza la ironía, la serenidad y la socarronería de nuevo. - Sería demasiado egoísta. Y podrías impedir que se salvase un soldado más. No podría permitirtelo y es probable que no tuvieses la fuerza para perdonartelo. - dijo aquello como si estuviese protegiendola de si misma.

 - Puedo conseguirte un lugar donde descansar mientras los demás luchan, o puedo encomendarte algo "Útil" para que puedas estar en paz contigo misma devolviendome el favor de salvarte.

 Su expresión, con una sonrisa de picardía poco entrenada consiguió una mirada que se clavó en sus ojos en espera de una respuesta clara.

- Eso, querida, se llama desesperanza, y es común en aquellos que se sienten derrotados. Quizás algún día tengas la oportunidad de abrazar mis ideales, de vivir la guerra y no hablar de ella como una simple espectadora. Entonces, sólo entonces lograrás entender la tristeza que siento yo, al ver la disgregada galaxia.

  No necesito de tu reconocimiento para seguir con mis planes.- Alzo la mano y aprieto el puño mirando fijamente la órbita del planeta, alzo la voz con naturalidad, distorsionada por aquel vocabulizador droide - ¡Almirante! ¡Ejecute a los prisioneros jedi!

  Y el silencio esperó paciente la reacción de Aladiah, igual que los ojos entornados de Malak hacia su bello rostro. Ella sobrevivirá, y cargará con el peso de su fracaso...por esto, me buscarás...

   El almirante colocó la diestra extendida bajo su gorra a la altura de su sien en un saludo marcial, aceptando la orden con la rectitud de un sith más, el Almirante era un hombre de aspecto noble, alargado y de constitución delgada, su rostro ya estaba arrugado muestra de que había sobrevivido a innumerables batallas. Puede que Aladiah lo reconociese como uno de los antiguos héroes de la República, un ídolo entre el ejercito, un modelo a seguir en su conducta, una mente veterana al servicio de Malak.

  - Así se hará, Lord Malak. Inmediatamente. - Seretiraba sin dar la espalda al soberano del Leviatán, dispuesto a cumplir sin más.

Su salida a la conversación dice bastante poco de sus ideales, pero es inutil pedir reflexionar a un desquiciado fuera de control, desde luego no me quedaría con los brazos cruzados mientras matan a mis compañeros.

En un movimiento liquido y rapidomi diestra se extiende con el sable en la mano, el cual se enciende para quedar a escasos milimetros de su cuello, mi otra mano espera mi orden empuñando el otro sable, al mas minimo movimiento no dudaría en cortarle la cabeza.

-Dejales ir Malak, ya me tienes a mi, ya te he dicho que no hemos venido a pelear, deja que se vayan.

Mi mirada se torna mas severa pero aun conservando un aire de fialdad, lo suficiente para que sepa que no hay dudas en mi corazón, incluso aun si mata a mis compañeros, su cabeza rodará.