Partida Rol por web

Pocas armas has empuñado desde que llegaste a las Indias, ni una sola batalla o contienda... de hecho no has ido más que un par de veces fuera de la ciudad como escolta del Gobernador. El resto del tiempo lo has pasado ocioso, jugando los dados con el resto de la guardia ( un tipo de Salamanca, un cristiano viejo llamado Javier Pérez , un ser vil y sanguinario y un sevillano muy resabido llamado Gonzalo Pascual, un tipo pequeño y diestro con el arcabuz que bien podría servir a mejor señor) y haciendo recados varios.

Por ejemplo hoy, al levantarte has estado ayudando a los mozos de cuadras a domar a una yegua recién traída de España, brava como los caballos árabes.... al recordar el término no puedes evitar evocar tus raices, tu familia, tus antepasados, tu... religión ( la verdadera), ¿ cómo pudieron perder Al -Andalus ? cegados en su opulencia y riquezas, y peleando entre ellos, los cristianos fueron ganando terreno poco a poco, plaza  a plaza como una plaga. Cuando quisieron darse cuenta, esos guarros estaban a las puertas de Granada...

Acabado el trabajo ya por la tarde, vas al abrevadero a asearte, Javier y Gonzalo siempre se meten contigo y te dicen que vas a desgastarte de tanto lavarte y hacen constamente chanzas y burlas a tu costa. Tú te encoges de hombros y decides ignorarlos.

Una vez te has aseado acudes al salón principal donde el gobernador Pedrarias organiza esta noche una cena con unos "locos" según palabras de Javier que pretenden ir al fin del mundo. El caso es que esta noche se requiere vuestra presencia en el salón para dar buena imagen a los invitados, así que tras asearte te diriges al salón.

¡Anda y que una lanza te ensarte por abajo y repique en tu cabeza, tarugo! -pensaba yo de Javier mientras me dirigía al salón... ¿Para qué querrá el señor Pedrarías nuestra presencia? Pocas veces veo que se dirija a nos de forma directa... ¡y mucho menos que cene con los soldados!

Intentaba andar con buenos pasos y me atusaba las arrugas que habían quedado después de estar con aquella yegua embravecida...

En la sala se encuentra Pedrarias, dos criados y los otros dos soldados flanqueando al gobernador. Éste te hace un gesto para que te coloques en una esquina del salón.

En ese momento suena la puerta , uno de los criados va a abrir la puerta y cuando vuelve anuncia:

- Don Diego de Almagro y su escriba, Queitano.

Sentado en la cabecera de la mesa menea la cabeza y dice con tono tranquilo

- Por favor, hacedles pasar.

Diego de Almagro y su escriba entran en el salón de banquetes de la villa de piedra del gobernador. En él se encuentran tres de sus hombres de armas y dos criados además del propio gobernador, del resto de comensales todavía no se sabe nada.

Hace una media reverencia al gobernador, el cual indica a Diego que tome asiento

- Buen día gobernador. Siento el retraso, bendito retraso, pues diecisiete hombres se han inscrito hoy.- hace un gesto a Queitano para que se presente y mientras va tomando asiento en la penúltima silla de la esquina, dejando la más alejada para el escriba.

Avanzo lentamente después, de que don diego de Almagro me concediera la oportunidad, de darme a conocer ante el gobernador de esta ciudad.. con paso, lo màs firme que mis nervios son capaces de soportar, me inclino haciendo una leve reverencia y concentrandome lo màs posible para no errar mis palabras … Ssoy Queitano do Rivveiro, Español, nacido en la Gagalia española, pero de ccorazón castellano, escribano de prof.fesión para lo que usted mande y nece.cesite. Posteriormente y aun inclinado, doy un paso atrás y me incorporo, y después de que el gobernador me de su beneplácito, lentamente me retiro hacia el asiento que para mi han reservado. Una vez desde mi sitio, realizo una visual para ver quienes están presentes y espero a que se de el paso, para poder tomar asiento en la mesa.

Hace un gesto con la mano

- Estupendo, estupendo. Siéntese Queitano. Bueno Don Diego, ¿ no vienen sus coexpedicionarios ? - pregunta nervioso  mientras uno de los criados acomoda a los recién llegados y les sirve vino - ¿ Cuando marchan ustedes, mañana? ¿ están seguros? me parece un desperdicio de hombres y dineros...

En ese momento se escucha la puerta, el otro criado- el que no sirve el vino - acude a la llamada y escucháis como da la bienvenida a alguien.

Lanza una risita nerviosa

- Seguros no se puede estar nunca gobernador... es cierto que hasta ahora no ha habido suerte en los descubrimientos por estos lares. Ni en la mismísima Cuba o La Española se ha encontrado aún oro. Pero Cortés ... ¡ Es un Dios en Nueva España ! a fe mía que debe de haber otras tierras sino igual de ricas al menos con algo de oro o plata. Don Francisco está convencido y yo le creo e iré con él.

Contestando al resto de preguntas

- Partimos pasado mañana y Don Francisco estará apunto de l...

En ese momento aparecen dos hombres, uno de ellos culto y refinado, de modales delicados y buena familia. Mientras que el otro de ellos es rudo y áspero , de parcas palabras y peores modales, con todo el aspecto eso sí de ser un hombre de mundo.

Tiene ese hombre algo en la mirada que os atrae y de hecho se hace el silencio en la sala, como si ese hombre tuviera una luz especial, un carisma como nunca habíais visto nunca y una determinación fuera de toda duda. Ese hombre es Don Francisco Pizarro.

Inclinándose ante el gobernador

- Buen día aunque acabe, disculpen sus mercedes el retraso. Veo que áun no han servido la cena por la gloria de Dios, llegamos a tiempo.

El criado guía a los hombres y les señala las dos sillas junto al gobernador.

Sentándose

- Un poco de vino por favor, hoy ha sido un día muy duro. Ningún mercader quiere colaborar. Ni uno sólo.... esos ... son peores que los judíos. - dice con desdén.

Asiente con la cabeza saludando y pasa a sentarse

- Buen día. - se dirige a Diego obviando abiertamente al gobernador, como si le repugnase  -¿ Cómo ha ido el reclutamiento mi fiel Diego ? dí , ¿ cuántos se han apuntado ?- coge la copa de vino cuando se lo han servido con las dos manos y da un largo trago haciendo ruido.

¡Menuda comitiva! -pensaba para mis adentros mientras se me hacía la boca agua de admirar a tal vino, y a tales personalidades... ¿Reclutando para una expedición? Bueno... la verdad es que no se vive mal con don Pedrarías, y apuesto a que mejor si diera con un canto en la cabeza a ese par de burlones que se meten con mi piel... ¿pero una expedición? Sería... estupendo...

Pocas veces había visto a un hombre tan refinado y de tan buen postín que fuera... soldado o conquistador, pues no tenían pinta de jurista ni pretendia serlo...

A la señal del gobernador, tomamos asiento en la mesa, pero pocos instantes después anuncian la presencia de dos nuevos invitados, un tal de Luque y nuestro Jefe de expedición don Pizarro, ambos dos realizan una genuflexión ante el gobernador según el protocolo. Jejeje pues si se ve que manejan dinero los aquí presentes, esto me vendrá de perlas para mi futuro, y si sale bien aun mejor que mejor jejeje, mientras Luque y Pizarro hablan a mi se me empieza a marcar una mueca entre felicidad y alegría, por ser al fin esta una tierra de esperanza y buena ventura, aquí haré riquezas como para el resto de mi vida.

Señala a Queitano

- Mi escribiente ha anotado ¿a cuántos? ¿ diecinueve ?- pregunta a Queitano - creía yo diecisiete que me había parecido a mí pero no no, de camino aquí leí diecinueve en el papel. ¿ No es increíble ? ¡ diez y nueve soldados en una sóla taberna ! ¿ cuántas tabernas hay en Panamá cinco verdad ? pues hoy en una sola de ellas diecinueve.... - como si no lo creyese del todo haber tenido tanta suerte- gracias a teneros a vos en esta empresa Don Hernando, Dios está con nos de eso no cabe duda.

Entonces continúa y mirando a Pizarro directamente a los ojos pregunta

- ¿ Y a vos Don Francisco cómo os fue?

Mostrándose pesimista

- Peor de lo que nos debería haber ido- saca un papel de uno de sul bolsillos y pide a uno de los criados que se lo lleve a Diego, una vez éste lo tiene entre sus manos , Pizarro prosigue - Sumando los que hay ahí a los tuyos no llegamos a cien... si no hemos contabilizado mal, hay aproximadamente unos noventa hombres pero ya se sabe que siempre alguno echa atrás. - se limpia la boca con la manga - ¡ cien hombres... esos son menos de los que esperábamos !

El hombre de modales refinadísimos , ni siquiera se mancha los labios al beber vino. Todo lo contrario que Pizarro que incluso a  los soldados y criados repugnan sus modales  - Cien hombres... no contamos con muchos recursos, pero el dinero que he apostado en esta empresa daría para al menos el doble. Quizás haya otras maneras de conseguir voluntarios. - queda pensativo- creo que una buena forma de atraer más hombres sería dar una gran misa y un buen sermón o.... llegamos al caso..  podría prometer la condonación de los pecados veniales a los que allí vayan.

Se ve que no poco ricos aquestos quieren ser... a ver cómo se desenvuelve todo, Fondón... ¡que tu has de ir detrás a por fama y fortuna! -pensaba para mi mirando con recelo a los comensales sin atreverme a moverme o pronunciar palabra.