Partida Rol por web

Al salir de la taberna, preguntáis por una armería o lugar donde comprar algo de equipo, todos os dicen los mismo: la mejor armería y la única es la choza de Fulgencio en la calle Real.

Hasta allí os váis y en verdad que la tienda es una choza miserable, al entrar os dáis cuenta de lo pequeña que es la tienda, de lo poco que tienen y de lo desordenado que está todo.

Un hombre bajito y ancho de hombros con una larga barba negra es el único  ser viviente en el interior de la choza.

Entramos Ignacio y yo en la choza de Fulgencio, y veo a un hombre bajito frente a mi -Buenos dias tenga su merced. Buscando estamos algo de armamento, y en el pueblo nos han dicho que este es el mejor lugar para comprarlo. Un pagaré tengo dispuesto para tal fin, si merece la pena lo que tiene claro. Ando buscando un escudo ligero y un casco, haber por cuento me lo deja.- 

- Ego quiero un cambio, esto es,  esta ropa et de la buena et sin mancha ni fallo( ropa acolchada),  por esta de cuero más curtida para la batalla. Asumo la diferencia, si esa es xusta et juiciosa.

¿ le place?, añadir quiero, un cuchillo más si me alcanza la suma, et si la lyd se me antoxa xusta.

Al principio un poco mosqueado por vuestra visita pero en seguida cambia el rictus y se muestra afable

- ¡  Buen día tengan señores ! y sean bienvenidos a mi tienda de objetos. ¿ Son eso monedas de plata* lo que oigo tintinear en sus zurrones , señores ?- entonces se pasea nervioso por la tienda, rebuscando entre sus objetos

- Dejénme sus mercedes que mire... a ver...escudo ligero... esperen que creo que tengo uno en la trastienda... vuelvo en seguida... dice el hombre-  entra en un cuarto descorriendo una cortina  tras el mostrador y escucháis el sonido de una cacharrería tremenda.

-Veamos que me saca este hombre. Espero que no me cobre mucho, pues veinte reales no dan para demasiado y esta noche habrá que yantar y dormir en algún sitio, y no tengo demasiados dineros.- Le digo a Ignacio mientras el tendero busca lo que le he pedido.

-A ver que aperos nos trae maese fulgencio, y que hay de lo mio.

Vuelve cargando con una pequeña rodela de esas modernas que tanto se llevan ahora

- Aquí como ve tenemos las armas más modernas, este escudo se ha puesto muy de moda en Francia, los caballeros ya no gustan de esos escudos pesados de antaño. Este es más pequeño pero también más ligero, claro que señor - señala a Ignacio - no hay escudo que libre a uno de un buen arcabucero como aventuro que sóis vos.- dice con una sonrisa -la rodela se la dejo en 25 Reales de Plata si le interesa. ¿ Qué más me pidieron ? ah sí la ropa de cuero. Precisamente había una por aquí... -empieza a rebuscar detrás del mostrador.

-Mucho me temo señor mio que se tendrá que quedar con su rodela, pues no tengo mas que 12 reales de plata para gastar.- Le digo a Fulgencio, mientras que está buscando lo que le ha pedido Ignacio, esperando que rebaje un poco mas el precio.

Ignacio le susurra a su compañero:

- Tal vez si me sobra de lo mio alcance para algo de lo tuyo. Ya fabra tiempo de facer cuentas desfacer entuertos y ayudarme con ese tu escudo.

-Es que es demasiado caro, veamos a ver que dice este Fulgencio, pues esta noche habrá que pasarla en algún lado y tengo intención de yantar y dormir bien,  pues no sabemos cuando será la próxima vez que lo hagamos.- Le susurro a Ignacio en voz baja.

CLACK CLACK! - varios golpes -

- Sí, en efecto aquí la tengo - saca un peto de cuero algo desgastado y marraneado - no tiene muy buen aspecto pero es el único que tengo - le dice a Ignacio - claro que por estar novo el precio será bueno. ¡ AH no! - es olvidadizo el hombre - pretendíais cambiarlo por el que lleváis - señala el peto de Ignacio - ¿ puedo ver vuestro peto acolchado?

A Claudio

- Voy a buscaros un casco, tengo un morrión nuevo y otro algo gastado aunque claro más barato. ¿ Queréis que os busque alguno de los dos ?

-Quiero el más gastado, pero decidme primero por cuanto me dejais el morrión, pues ya os digo que no tengo muchos dineros para gastar. Si me dejarais el escudo en 16 Reales podríamos hacer trato- Le digo a Fulgencio.

- El morrión nuevo recién salido de herrería como quien dice os lo dejaría en diez y nueve Reales, el usado os lo podría dejar en diez, bueno ... haciendo un esfuerzo os lo dejaría en ocho. Sí, ocho sería mi última oferta. En la rodela señor no puedo bajar el precio - dice con un tono triste - pensad que es nuevo también. La última moda entre los infantes. Claro que siempre podéis ir sin escudo.- ser persigna - Dios salve a nuestra fiel infantería...

-Muy bien, entonces quédome con el morrión gastado por 8 reales. Con la rodela hoy no puedo quedarme, otro día será.- Le digo a Fulgencio. Así pues saco mi monedero de cuero, desato la boca del mismo, y saco 8 reales que pongo encima del mostrador.

Deja el Morrión sobre el mostrador, que aunque es cierto que está algo gastado, no deja de estar en perfectas condiciones para lo que fue concebido que no es otra cosa que la protección de la sesera , y toma los 8 reales - Es una verdadera pena que no pueda quedarse con la rodela, pero tenga en cuenta que estamos lejos de Toledo y aquí no hay ferro. Pero no se apure ha hecho una gran compra. Ya verá ya! qué días de gloria le da este casco.- Luego a Ignacio - ¿ Me deja ver el peto?

-Aquesta mi ropa nueva acolchada, y dejarme ver presto et cerca esa ropa de cuero, pues se ve más resistente que la otra, et buena sera esa cosa.

Primero toma el peto acolchado de Ignacio y lo deposita en el mostrador después tiende el de cuero a Ignacio para que a su vez él lo vea.

Véis como Fulgencio dobla y desdobla la prenda comprobando la resistencia , la pone al trasluz, comprueba que no haya bujeros, la mira y la remira veinte veces , finalmente dice

- En perfecto estado se encuentra. Por Séis Reales más hacemos el cambio.