Partida Rol por web

Necesito unos segundos antes de poder reaccionar. Posaste su mano en su hombro y durante un instante puso la suya sobre la tuya. Levantó la mirada y te miró con los ojos llorosos y la cara desencajada.

Se levantó. Te hizo una señal con la cabeza para ir afuera, deshizo el camino y salió al porche donde se sentó. La verdad es que tampoco venía mal un poco de aire. Le costó unos segundos poder hablar.

- No puedo dejarlos así, he de enterrarlos. Pero no… no me tienes que ayudar. Son mis padres, lo merecen.

Buscó de nuevo tu mirada. Sabías que era capaz de hacerlo él solo, entendería perfectamente que te mantuvieses al margen.

Ambos salimos al exterior, pues imaginaba que en aquel momento lo que necesitaba era recuperar fuerzas, pues lo de recuperarse de aquel golpe ya iba a resultar algo bastante más complicado.

- Lo siento mucho. - Fue todo lo que pude decir cuando me dijo aquello de enterrarlos y ahora sí que reaccioné abrazándolo, mientras se me caían las lágrimas sin que pudiera evitarlo. - Te ayudaré. Quiero decir, intentaré ayudarte.

Jamás había tenido que estar cerca de un cadáver y mucho menos había tenido que enterrar uno, pero él me había ayudado a salir de aquel bunker en el que no iba a tardar en ser el juguetito sexual de Howard, por lo que me sentía en deuda con él. Además, podía imaginarme su desolación en aquel momento.

- Por dios, que mi padre esté bien...

En aquel momento estaba bastante asustada y temía que también le hubiera pasado algo.

- Gracias – Susurró y de nuevo se quedó mirando un rato su calzado. Tus brazos lo rodearon, a él le seguía costando reaccionar. Pero tuvo el detalle de pasar una de sus manos por tus espalda en señal de agradecimiento. Tomó mucho aire y lo soltó despacio. Soltó un sollozo. Se pasó la otra mano por la cara – Está bien, no te preocupes…

Necesitó unos minutos para calmarse y volver a tener un poco de fuerza – Iré a buscar una pala y cavaremos un hoyo. Luego… creo que… puedo usar las sábanas para envolverlos y que sea más fácil de llevarlos…

Te miró de nuevo – En serio, puedes descansar. Yo… es de esas cosas que hasta que no lo haga no voy a estar tranquilo, aunque me lleve toda la noche. Frotó tu espalda y te besó en la mejilla deshaciendo ya el abrazo – Y necesito empezar ya

Jamás se me hubiera ocurrido pensar que íbamos a encontrar a su madre muerta. Una cosa era que hubiera la posibilidad de que hubiera pasado algo, pero vamos, eso dentro de tu cabeza nunca lo tomas como una opción. Nadie en su sano juicio pensaría que se va a encontrar algo así.

El pobre Emmett apenas reaccionaba, pero claro, yo en su situación estaría igual o peor, por lo que lo único que podía hacer era ayudarlo y apoyarlo, aunque en aquel momento él no fuera demasiado consciente de ello. Él me había salvado de aquel malnacido de Howard y esto era lo menos que podía hacer por él, aunque en realidad, lo hubiera hecho aunque no me sintiera en deuda con él.

- De eso nada. - Dije de forma terca cuando dijo que podía descansar. - Te voy a ayudar.

No era la primera vez que iba a tener que cavar con una pala, a fin de cuentas, teníamos el rancho y cuando estaba allí había que hacer de todo.

Emmett no quiso insistir, tal vez no tenía fuerzas anímicas ni para eso. Pero poco a poco se fue haciendo el ánimo para todo.

Palmeó sus propias rodillas y se puso en pie – Voy a por las herramientas, también a por un par de trapos que humedeceremos con agua para respirar mejor – Por un momento parecía que había cambiado el chip aunque distaba mucho de estar alegre.

Consiguió todas esas cosas. Luego un lugar en el campo, cerca de la casa donde entre los dos cavaríais el agujero. La tarea, dura, pero para nada molesta. Lo más delicado fue llevar los restos, pero envueltos en las sábanas se hizo más soportable. Pasadas unas cuatro horas ambos estabais cansados pero el trabajo hecho.

Contemplaba las tumbas a tu lado – Gracias Gretchen. No sé como agradecerte lo que has hecho – Se giró a mirarte – Gracias de verdad

Ya era pasado el medio día y comenzabas a tener hambre, al menos el cuerpo lo demandaba.  

No le hablé demasiado, pues él estaba en silencio como era de esperar en aquella situación. La verdad es que bastante entero estaba cuando íbamos a enterrar a su madre e imaginaba que el otro sería su padrastro, el novio de su madre o lo que fuera.

- No tienes que dármelas. Estamos juntos en esto. - Le respondí diciéndole que no le iba a dejar solo.

Después de haber estado enterrando los cuerpos estábamos llenos de tierra y bueno, nuestro humor estaba claro no era el mejor.

- Voy a ver si hay algo con lo que podamos hacer la comida. Después deberíamos, no sé, buscar una tienda o algún sitio del que poder coger ropa y calzado, que estamos llenos de tierra.

Así, me encaminé hacia la cocina y me puse a buscar por los armarios. Seguro que había cosas que no se hubieran echado a perder. No había pasado demasiado tiempo desde que el sicópata cerró el bunker ¿no?

Al menos era un plan. Con las obligaciones hechas ahora solo cabía mejorar. Emmett podría comenzar a pasar página y tu descansar y olvidar los momentos más duros.

- Vale, me voy a dar una ducha. Yo tengo ropa aquí, me resultará más fácil que buscar en una tienda. Si quieres ropa mía o de mi madre puedes coger. Solo que supongo que te vendrá grande – Te comentó

Busco algo de su ropa y se metió en el baño para ducharse. Tu mientras comenzaste a buscar algo de comida. La nevera quizá no sería buena idea abrirla pues hacía días que no había luz eléctrica, pero en los armarios encontraste botes varios y ninguno había caducado aún. La cocina era de gas y eso era una buena noticia.

Estabas en ello cuando comenzaste a escuchar un extraño sonido, los cristales comenzaron a vibrar. El sonido venía de fuera y poco a poco iba creciendo sin parar. En el baño sonaba el agua de la ducha.

- Bien, cogeré algo provisional luego. Me ducho cuando termines tú. - Así iría haciendo la comida mientras.

Me quedé mirando la nevera y ciertamente lo mejor no sería abrirla, pues seguro que estaba todo podrido y se me quitarían las ganas de comer nada, así que busqué por los armarios unas latas o unos paquetes de pasta... Cosas de esas que siempre tenía la gente. No tardé en encontrar pasta y unas latas de carne, por lo que con ambas cosas comeríamos bien.

El sentir aquella vibración me hizo acercarme a la ventana a ver qué era lo que había fuera, aunque por si acaso, porque la verdad era que a estas alturas estaba algo cagada ya, lo hizo mirando desde detrás de las cortinas.

- ¿Qué leches es eso?

Por un momento pensé en alguna máquina militar o algo.

- ¿Y sin nos han invadido?

El suceso hizo que pararas de seguir buscando comida. Los vasos de la cocina empezaron a tintinear y las lámparas a moverse. Pero esto era muy distinto a un terremoto pues la vibración procedía el aire y no del suelo que permanecía bastante estable.

Una luz fue en aumento. Te agachaste instintivamente. La luz, que percibiste pese a ser de día, pasó por encima de la casa. Poco a poco se fue alejando y con ella la vibración disminuyó.

La luz de la ducha paró - ¿Qué sucede? - Preguntó Emmett al otro lado de la puerta del baño. Hasta él dentro de la ducha debía de haber notado que algo sucedía.

Para cuando quise darme cuenta estaba agachada en el suelo y lo único que pude apreciar fue algo con luz que sobrevolaba la casa. Mi cabeza, tratando de localizar algo que pudiera coincidir con lo que acababa de presenciar, quiso creer que era algo militar, pero aún así no las tenía todas conmigo.

- ¿Igual estaban bombardeando algo? ¿Cómo ha muerto la gente en sus casas?

Escuché la puerta del baño en aquel momento y se asomó Emmett, quien parecía haberse dado cuenta también del temblor.

- Pues sé qué vas a pensar que estoy loca, pero cuando he sentido que las cosas vibraban me he acercado a la ventana y he visto una luz pasando por encima de la casa hasta desaparecer. ¿Crees que será algún avión del ejército? ¿Qué crees que le ha pasado a la gente para morir en sus casas?

- Voy, ya salgo – Se dio prisa en terminar de secarse y cuando salió ya estaba vestido. Para entonces ya no se escuchaba ningún sonido.

- No… He escuchado algo, y las cosas del baño han empezado a bailotear, pero no sabía que estaba pasando ¿Un avión del ejército? Muy a ras tiene que haber pasado si era eso…

Vio que ya habías localizado comida más que suficiente. La señaló con el dedo – Genial – Y luego con el mismo dedo señaló la puerta del baño - ¿Vas a ir tú? ¿Comemos? ¿Nos largamos? Supongo que tenemos que sentarnos y hacer planes – Comentó el chico, que por lo visto la ducha le había sentado bien y estaba mejor de ánimos, o todo lo que se puede estar en estas circunstancias.

Al decir aquello de que tenía que haber sido muy a ras me encogí de hombros, pues sabía menos que cero sobre aviones militares.

- Mi siguiente opción era un ovni, así que... - Le dije poniendo cara de circunstancia.

Asentí, pues me moría de ganas de quitarme la tierra de encima.

- Cogeré algo de ropa y me ducharé también. - Me parecía correcto decirle que iba a andar en sus cosas, aunque seguramente pantalones tendría que buscar en el armario de su madre, pues los suyos se me iban a caer a menos que no los atara con una cuerda. - Vigila tú la pasta...

Y así, me puse a buscar ropa y luego a asearme, que falta me hacía.

Emmett suspiró. Seguramente fruto de que tampoco se podía hacer mucho, o no se le ocurría.

Le expresaste sus deseos de darte una merecida ducha – Por supuesto, coge todo lo que quieras. Y descuida, yo me encargo – Con esto último se refería a lo de la pasta. Un plato sencillo y energético, con un poco de tomate estaría de muerte.

- Ve tranquila, aquí te espero – Y así fuiste a la habitaciones. No era una tienda de moda, pero encontraste lo necesario para sentirte a gusto y bien. Luego a la ducha. Para cuando saliste Emmet estaba sirviendo los espaguetis en platos, en otra satén había cocinado un poco de tomate, aceite y sal.

Te miró y esbozó una ligera sonrisa - ¿Mejor?

Aquella ducha me sirvió no sólo para quitarme toda la tierra de encima, sino para pensar en todo lo que había sucedido. Tenía una mala sensación encima que no podía con ella, pero me parecía muy normal teniendo en cuenta que acabábamos de enterrar a los padres de Emmett en el jardín.

Las preguntas se arremolinaban en mi cabeza: qué había pasado, qué era aquella luz que había sobrevolado la casa, si seguiría vivo mi padre... La verdad es que me daba miedo descubrir las respuestas a todo esto que me rondaba por la cabeza.

Pude encontrar ropa que me sirviera. No es que me quedara especialmente favorecedora, pero era mejor que nada.

- Sí, mejor. - Respondí a sus palabras con una sonrisa. 

El pobre estaba destrozado, pero bastante entero parecía.

- ¿Has quemado ya la cena? - Pregunté tratando de animar la cosa.

Limpiaste tu cuerpo y aclaraste un poco tus ideas, vamos que la ducha te sentó bien. Aunque las sensaciones no eran las mejores.

- Si, tenemos espaguetis al carbón – Siguió con tu broma y por primera vez en mucho rato esbozó una ligera sonrisa.

No hubo verdura fresca para preparar una salsa como Dios manda, pero un poco de tomate en lata y sal, sirvió perfectamente para que la comida no fuese aburrida. En pocos minutos la comida estaba servida en la mesa – Que aprovechen los espaguetis al... tomate.

Le devolví la sonrisa a Emmett cuando bautizó los espaguetis de aquella manera, pero bueno, la verdad es que estaban buenos por mucho que pareciera una comida algo sosa.

- Igualmente.

La verdad es que no estaba mala la pasta así, aunque para mi gusto hubiera estado mejor con algo de carne picada o algo por el estilo.

- No se nota nada eso del carbón.

Cenamos de lo más tranquilamente, pues no volvió a escucharse ningún ruido raro durante aquel rato.

- ¿Tienes alguna cosa en mente para hacer mañana?

Yo ya daba por supuesto que íbamos a pasar allí la noche.

Cierto que no estaban tan mal, espaguetis con tomate no sería digno de un restaurante de lujo, pero si era un plato apetecible y nutritivo.

Emmett te sonrió con lo de que no se notaba el carbón – Es que es como la trufa, se espolvorea un poco y ya

Eso ayudó a dejar las penas atrás, al menos la cara del chico volvía a ser la que conocías más. Terminando de comer formulaste aquella pregunta.

- No. Te iba a preguntar si querías que fuéramos a buscar a tu familia… - Lo dejó así, pero te miró a los ojos. Quizá suponiendo que no iba a ser una decisión fácil para ti ¿O tal vez si?

Después de lo que se había encontrado él, me parecía bastante normal que me estuviera preguntando si íbamos a buscar a mi familia, pero... incluso después de lo que había visto, tenía que intentarlo.

- Mi padre es fiscal, seguramente iré a casa y no habrá nadie, pero... incluso aunque me lo vaya a encontrar... - Ambos sabíamos lo que quería decir la pausa que hice en aquel momento. - tengo que ir.

Levanté la vista del plano y lo miré.

- Sólo por si acaso...

Sí, yo quería imaginar que él seguía vivo en alguna parte, pero claro, eso mismo quería imaginar cualquiera sobre sus padres. Lo que menos te esperas es ir a encontrártelos muertos en casa.

Pesó más en tu conciencia el querer saber. Y es que quedarse con las dudas suele ser peor. Así que decidiste intentarlo.

El chico sacudió la cabeza de forma afirmativa – Pues iremos, eso está hecho – Y esbozó una leve sonrisa que trataba de infundirte ánimos.

Terminasteis de comer, Emmet por inercia tal vez, recogió los platos y los dejó en el fregadero. Volvió - ¿Nos vamos ya mismo o mañana por la mañana? - En coche debía de estar como a una hora, pero ya eran las cuatro de la tarde. Él parecía estar pensando en si te compensaba más la inmediatez, lo dejó a tu criterio.

La verdad es que era muy loable el hecho de que intentara animarme a mí después de haber encontrado a su familia así, pero vamos, que le agradecía enormemente aquel gesto.

- Muchas gracias por todo Emmett.

Tenía que reconocer que estaba bien tener a alguien al lado en aquellos momentos de incertidumbre.

- No sé... - Le dije sin saber muy bien si salir ahora. - ¿Crees que es mejor que salgamos ahora o que lo hagamos por la mañana?

Sí, la verdad es que estaba un poco indecisa, pero es que no había estado nunca en una situación en la que no sabía qué pasaba. De repente estaba todo patas arriba y encima, estaba preocupada por mi padre. Por no decir que además había sucedido algo que desconocíamos y el desconocimiento me hacía sentir muy incómoda.