Partida Rol por web

- Buaaahhhhh - dijo el elfo frotandose la barriga - Estoy lleno, no me cabe nada mas, vaya parezco una pelota me da la sensación que si me empujan en vez de caerme voy a rodar, jajajaja - reia este tras su ultimo comentario - Bien cuando querais podemos irnos, o caso alguno de vostros tiene mas hambre? - pregunto Eldar esperando una respuesta. La comida había sido exquisita, jamas había probado un cordero tan delicioso como este.

Hugo resopló mientras se echaba hacia atrás en su silla, en donde le quedaba espacio suficiente como para quedarse medio tirado de mala manera.

-Buff... yo creo... creo que ha estado bastante bien. Aunque con lo tarde que nos hemos puesto con la pitanza nos ha dado la hora de la merienda. Habría que ir pidiendo algo para ello ¿No creeis? Preguntó. ¡Ah! Y me encantaría felicitar al cocinero, ese sabe lo que se hace, y este local se ha ganado su fama con justicia. ¡Sí señor!

Hugo levantó su jarra de vino en alto para brindar.

-¡Por el cocinero, y el dinosaurio de Wolfgang! Gritó, para luego añadir. Tendrías que habértelo quedado, nunca he visto uno de esos, y por lo que has descrito, parecía una  buena bestia para guardar la entrada de la casa... ¡Camarero! ¡Camarero! Gritó llamando a quien los había servido. ¿Podría felicitar personálmente a quien ha cocinado esta delicia para los sentidos?

El tiempo perdido buscando el local había valido la pena. El cordero estaba delicioso y se deshacía en la boca mezclándose con la salsa que lo recubría. Y por supuesto, acompañado de cerveza el disfrute se multiplicaba por mil.

Johannes comió en relativo silencio con una sonrisa en la boca mientras escuchaba la historia de Wolfgang. De vez en cuando se le escapaba un poco de cordero cuando el charlatán contaba las partes más increíbles. Cuando eso ocurría tosía un poco y se aclaraba la garganta con más cerveza.

Al finalizar estaba tan lleno como el elfo y así lo dijo:

—Yo también, Eldarendil. Tengo cordero hasta aquí —puso la mano a la altura de la garganta—. ¡Y bien a gusto que se está! —soltó una carcajada, alimentada aun más por el casi-infinito apetito del mediano—. Hugo, no todos tenemos dos estómagos como tú. Si quiere algo más te acompañaré, pero sólo con mi cerveza.

Sonrió una vez más y se unió al brindis iniciado por Hugo. Era bueno estar entre amigos, aunque a veces le traía recuerdos de sus antiguos compañeros. Sobre todo del pobre Gunther. Eso le entristecía aunque no lo dejaba ver, o al menos, eso trataba.

Mientras terminaban la comida y desembolsaban el dinero, Eldarendil y Hugo percibieron cómo un tipo con muy mala pinta y dos brutos de igual apariencia honrada entraban en la taberna y se colocaban detrás de Johannes

¡Qué comilona! ¡Y qué precio! ¡Seis chelines! Bien merecía ese dinero una comida tan sabrosa, pero hace bastante dolor desprenderse de tal cantidad de dinero. Aunque el dinero no era un problema en ese momento, pese a los múltiples gastos y la vida bohemia de las últimas semanas, aún quedaban abundadntes monedas de oro.

El mesonero, agradecido con sus clientes les regaló una botella de vino, Bodegas Kredgürg von Walter, cosecha del 2517, de Nordalnd. Un vino excelente para acompañar con salchichas.

Miro la botella que el dueño del lugar nos ha regalado. No entiendo muy bien porque lo ha hecho, aunque supongo que será por que hemos sido unos buenos clientes. No obstante, como es de bien nacidos ser agradecidos, le digo— Muchas gracias por el obsequio, amable mesonero. Ha sido un placer disfrutar de la deliciosa comida y de la rica bebida. Espero que nos veamos en otra ocasión. Y así podremos volver a comer una carne tan buena. Seguramente, si nos volvemos a ver, tendremos mucho que contar. Aunque descuide, que contaré a todo el mundo las maravillas de este lugar cuando relate alguna historia sobre nuestra estancia aquí.

Tras decir esto, miro de nuevo la botella. Tal vez nos pueda ser más útil que acompañar a unas simples salchichas... O tal vez no. Aún así, menos es nada. Miro al resto del grupo para decir— Bueno muchachos, parace que llevemos aquí toda una vida. Creo que es el momento de irnos moviendo, ¿no creéis?

Mientras hablaba y conversaba con sus compañeros Eldar ve entrar a un tipo con muy mala pinta y dos brutos de igual apariencia honrada entraban en la taberna y se colocaban detrás de Johannes. Este mira a Johannes y emipece ha acerle muescas - Ahhaa, ahhaaa, estooo.... - mientras hace un gesto con el cuello y la mirada a Johannes para que mire detras de él. - Johan, creo que alguien nos busca - mientras tanto el elfo bajo la mesa agarra su espada con la mano derecha, y se prepara por lo que pudiera pasar.

El líder de los matones, que ya no lo parecían tanto, sino más bien espadas a sueldo se acercó a Johannes y extendió su brazo izquierdo, en el mismo llevaba acoplada una pistola ballesta, lista para ser disparada con un breve movimiento y un papel que desenrolló.

¿Han estado los signores últimamente en Nuln?

El papel era aquel cartel de "Se busca" que habían visto en las calles de Nuln tras el trabajillo con Oldenhaller. Johannes y Rainer aún se parecían un poco a los dibujos, pero Eldarednil tenía unas orejas de enorme longitud y Wolfgang un espantoso bigote que le cubría toda la cara.

Hugo levantó la vista, miró al hombre que había hablado, y respondió.

- ¡Vaya! ¡Si yo tuviera una cara como esas, trataría de compensarlo con una gran personalidad! Jaaajajajaja... Rió el pequeño halfling al ver los retratos málamente dibujados en el papel que el hombre les mostraba. Pero luego se fijó en lo que era reálmente, y una rotunda sorpresa lo embargó.

Hugo seguía estando muy agradecido a sus compañeros tras el sucueso con las mostruorratas, de quienes no habría escapado sin su ayuda, por lo que no sería él quien dijera nada en contra de ellos. Al menos de momento, y además aquella gente le caía bien. Ya vendrían las explicaciones más tarde.

El halfling ocultó la sorpresa en su rostro y habló.

-Pues no señor. Somos viajeros recién llegados, pero no venimos de Nuln.

Rainer mira extrañado a los extraños que amenazadoramente preguntan sobre su visita a Nuln tratando de parecer despreocupado.

No se de que nos habla. dice Rainer convencido apurando su vaso de agua. Es mas... no entiendo a que viene tanta hostilidad en un lugar tan tranquilo como este. ¿Es necesario que nos apunten con tantas armas para preguntarnos eso?

¿¿Y nos debian buscar hasta aqui?? Ya tenemos mala suerte... tres contra cinco... no parecen malos numeros.

—¿A Nuln? ¿Nosotros? Jajajajajaja qué tontería, amigo. Nosotros venimos ahora mismo de un pequeño pueblo no muy lejos de aquí... Además —Digo, mientras señalo a los carteles en los que salen nuestras caricaturas— ¿Ve alguna semejanza? Nah, yo no veo ninguna. ¿Acaso alguno tenemos esos bigotes? ¿O esas orejas? No no no... Está claro que no somos nosotros. Fijese mejor, buen hombre, ya verá como no nos parecemos. Además, como le digo, nosotros no venimos de Nuln. Sólamente somos viajeros que han estado descansando de una dura jornada de trabajo en este lugar, en el cual le recomiendo que coma. Es más, le diría que se dejase de buscar fugitivos de la justicia, y que obviamente no somos nosotros; y que pruebe la comida de aquí.

Diciendo esto, muestro la mejor de mis sonrisas, esperando que el hombre se lo trague (total, no le he dicho ninguna mentira), y que nos deje en paz.

Eldar, sigue como si no pasara nada pero con listo para intervenir con su espada al minimo movimiento de los indiviudos, solo se limita a observar a los recien llegados.

Mientras el líder de los rufianes les intimida para que suelten las armas y se entreguen a la justicia, sus secuaces, menos diplomáticos al parecer. deciden actuar. Lanza el primero una estocada a la espada del elfo, y con una ´rapida y eficaz maniobra desarma a Eldarendil. Su compañero busca un objetivo más fácil, e intenta desarmar a Hugo, pero el pequeño es muy escurridizo, y el matón sólo consigue golpear con su espada los platos de la mesa, Que caen al suelo mientras se derrama la cerveza por el mismo.