Partida Rol por web

Vamos hermano, no creo que nos perdamos nada en clase.

El plan parecía una locura, pero poco a poco lo ibamos sacando adelante.

Será cuestión de confiar.

Derek condujo a su hermano Sebastián a la biblioteca donde estaba frinki. Cuando los camisas-blancas se los cruzaban les decían cosas como.- Hey, ¿Preparados para que os partamos el hocico? ya queda poco.- ya quedaba poco para la pelea, era después de la clase de deporte. Quizás no fue buena idea, os podían haber enseñado algo relativo al combate, pero claro, también era importante ver qué pasaría con el plan.

Como siempre había frikis en la puerta jugando rol. No era temporada de exámenes. Así que esa zona era la de los frikis, no había una sola persona que no fuera una rata de biblioteca, las personas normales estaban tomando el sol y ahora mismo en clase. Los frikis no acudían a deporte, eran demasiado débiles. Pero eran listos.

Frinki estaba en la mesa de siempre solo. Dentro de los frikis era el más marginado al parecer. Todos jugaban o hacían algo, él se mantenía mirando al vacío.

Bueno Frinki, soy Sebastian, el hermano de Derek. ¿Cómo va ese plan? Espero que bien, porque nos van a partir la puta cara de aquí a un rato.

Nerds, jugadores de magic, de rol, programadores aficionados, leyendo literatura fantástica, gafas de pasta reparadas con una cinta en medio, tirantes, mocasines... Menudos perdedores, aunque esos del rol parecían estar divirtiéndose de lo lindo.

Ho... hola.- Dije con mis formas tímidas características de mí.- El... ¿Plan? el arma que le dije a tu hermano... todavía queda mucho para ello. Así que no te puedo ofrecer nada, aún. Estoy di... diseñando una pequeña arma mientras tanto... y quiero que la pruebe tu hermano... ¿Dónde está?

Canis Canem, un peculiar reformatorio. Según algunos el reformatorio más peligroso, donde habían desde hijos de violadores y prostitutas hasta posesos mentales y violentos. Mientras recuerdas las palabras de algunos conocidos acerca del reformatorio observas la cancela, oscura y con el logo del reformatorio arriba. La cancela da a un camino de piedra y a unos jardines. Entre los barrotes podías ver como de lejos una mujer alta, envejecida y al parecer coqueta se acercaba a la cancela y la abría poniendo un código.- Tu debes de ser la chica que iba a llegar más tarde. Hoy han venido dos chicos muy alborotadores, espero que usted sea más tranquila. Dijo sin dejarte hablar.- Vamos, muvévete, el director quiere hacer el repaso de las fichas.- Dijo esperando que fueras delante para cerrar la puerta detrás tuya. Acto seguido se puso la primera y comenzó a andar de forma coqueta delante tuya, aunque para nada atractiva.

Mientras andabas por el caminito de piedra principal ibas viendo que alrededor del caminito habia cesped y gente sentada, otros corriendo, otros jugando... de vez en cuando se veían empujones y burlas a los compañeros. También se veían a monitores que paseaban y no dudaban en perseguir a algún que otro chico que incumpliera las normas. La mayoría de chicas eran bellísimas. De repente ves mientras pasas una plaza con una fuente en medio que dos tipos con camisas blancas y fuertotes te señalan con el dedo y se aproximan corriendo hacia ti. Te dicen cosas como.- Una nueva guarra tio.- Mientras se ríen y te observan de cerca. Aceleras el paso para evitarlos. 

Finalmente entras en un edificio gigantesco que había al frente, al terminar el camino que conectaba con la entrada y esa pequeña plaza. Allí había más control de los monitores y la gente caminaba tranquilamente. Muchos estudiantes te miran con cara de extrañeza, mientras iban caminando. Otros se quedaban parados al ver tu imagen sin el uniforme reglamentario. Sabían que eras nueva y recién llegada. 

Finalmente llegasteis al despacho del director. Éste te explicó las normas y se puso muy pesado en reiterarlas. Parecía un hombre bastante serio y que no dejaba pasar ni una sanción. te ordenó que inmediatamente solicitaras un uniforme y que te integraras con la buena gente que allí se encontraba. Te prometió que estarías muy a gusto allí. se despidió dando la mano y salistes del despacho del director.

Ahora te encuentras en la puerta del despacho del director, que está cerrada. En frente tienes unas escaleras muy grandes donde la gente sube y baja y que dan al jardín por donde habéis venido. A la izquierda y derecha hay un pasillo por donde los estudiantes circulan. Es tarde, ha pasado la última clase por lo visto, así que lo que te queda es tiempo libre. Te va a venir genial para comprar las cosas necesarias.

La gente te mira curiosa, no muy disimuladamente, tanto las chicas como los chicos.

Después de un año en Canis Canem tu conducta seguía siendo igual o peor. No había cambiado nada. Bueno, si, tu estabas a gusto en aquel lugar. Ya eras veterana, aunque dentro del grupo de los pijos estuvieras en el último escalafón. En el primero estaba Susan y su mejor amiga Kurtis, que ambas se odiaban. Vosotras, las de vuestro nivel érais el club de fans de ellas. Unas se decantaban por Susan, otras por Kurtis. A ti te agradaba más Kurtis que Susan la verdad. Sabías que Susan se había propuesto ganar el concurso de belleza, y que asediaba constantemente a Kurtis de que no valía. Pero tu estabas segura que si Kurtis se pusiera podría batirla, y sería divertida la cara de Susan derrotada, ya que siempre era una chica orgullosa y maleducada.

Ahora te encontrabas con unas amigas después de la clase de gimnasia. Estabáis hablando de cotilleos, y entre ellos tus amigas hablaban de que dos chicos nuevos habían entrado ese día en Canis Canem, y que se iban a pelear en este preciso momento con los camisas blancas. Los camisas blancas eran los tíos chulos, los que vacilaban a todos y eran los amos. Se caracterizaban por tener la cabeza hueca y ser unos imbéciles, pero a muchas chicas de tu grupo las ponían cachondas literalmente.

A tu derecha estaba Dorothy, una chica algo gordita que no se cuidaba, aún no sabías que hacía en vuestro grupo. En frente tenías a Cindy, la típica morena guapetona con ojos verdes y a tu izquierda estaba Nancy, la típica tía normalita que no tenía personalidad e imitaba a Dorothy. Todas vosotras érais partidarias de Kurtis.

- ¿Vais a ir a verlos pelear? ¡Quizás estén buenos! Me han dicho que uno de ellos intentó entrar en nuestro grupo, quizás le guste una chica...- Decía Dorothy. Las demás escuchabais sus cotilleos...

Observáis que es la hora de iros a pelear. Si llegáis tarde puede que hayan represalias, y Derek no podrá recuperar su maleta.

Mi madre y J. me dejaron en la puerta de ese lugar, con una maleta roja de ruedas al lado y promesas de ir a verme a menudo. Durante un momento pensé suplicarle a mi madre de nuevo que no me dejase aquí, pero recordé la última discusión esta mañana al salir de viaje y me detuve. No iba a servir de nada. Contemplé el coche mientras se alejaba, apretando los dientes con rabia. Yo no merecía esto. Y sin embargo, no podía hacer nada para impedirlo.

Asentí a las palabras de la mujer que vino a recibirme, y la seguí sin decir nada, mirando a mi alrededor con timidez. Ignoré a los chicos que se me acercaron como pude, fulminándolos con la mirada y caminé hasta el despacho del director. Me esforcé por memorizar las normas. Lo único que me faltaba era buscarme más problemas, así que me decidí a no incumplirlas. Al menos por ahora. Apenas pronuncié palabra hasta despedirme de él con un hilo de voz.

Finalmente estaba en un pasillo, con su despacho a mi espalda y sin saber dónde debía ir ahora. Al menos me había proporcionado un horario y sabía que tenía bastante tiempo para conseguir lo que necesitaba y encontrar mi habitación, pero era un verdadero fastidio ir con la maleta por todo el edificio. Odiaba ser la nueva y que todas las miradas se posaran sobre mí. Suspiré mientras miraba a mi alrededor, buscando algún monitor al que preguntarle dónde debía dirigirme para conseguir el uniforme. En caso de no encontrar un monitor, buscaría alguna chica que pareciera amable y que no me mirase con desprecio directamente.

Casualmente un monitor con cara enfurecida pasa por la zona. La gente a su paso se empieza a retirar. Los monitores son los profesores más agresivos al parecer. No hay mucha gente, podrían contarse entre la planta de arriba y de abajo unas 15 personas, ya que empieza a ser tarde y algunos acuden a las duchas. Hannah Richards tenía que tomar una decisión, o hablar con ese señor con malas pulgas o hablar con una de las aproximadamente 15 personas que quedaban en el edificio.

Después de echar un vistazo alrededor suspiré. Odiaba hablar con desconocidos, pero no tenía más remedio. A pesar de su gersto malhumorado me acerqué al monitor con la esperanza de que me indicase el camino. - Al fin y al cabo es su trabajo, ¿no? 

- Perdone... - Empecé cuando estuve a su lado, con voz suave y un poco titubeante. - Soy nueva, ¿puede decirme dónde tengo que ir para conseguir el uniforme?

El monitor sin pararse le dice de mal humor.- ¿Acaso me ves con cara de guía turístico? ¡Pregúntale a otro!.- Y sigue su camino como si nada. Parece que los monitores están un tanto quemados de preguntas de ese estilo. Bueno, al parecer están quemados en general.

Pegué un respingo ante la respuesta del monitor y me aparté de su camino con los ojos muy abiertos, observando cómo se alejaba. Entonces suspiré y miré a mi alrededor, tentada de buscarlo por mi cuenta. Pero el edificio era demasiado grande, podría tardar siglos... Y también quería buscar mi habitación. Finalmente busqué alguna chica que pareciese amable y me acerqué a preguntar.

Hannah estuvo observando que entre las 15 personas hubiera una sola que le pudiera indicar. Algunos no se paraban, otros se reían de ella, ni una sola persona era capaz de indicarle. El director parecía muy ocupado. Tendría que investigar fuera del edificio a ver si encontraba la respuesta o a alguien que le guiara. ahí dentro estaba claro que no encontraría a nadie dispuesto a ayudarla. ¿Tan mal veían a los novatos? la convivencia con la gente de ese lugar iba a ser todo un reto. 

Empezaba a estar un poco desesperada. ¿Qué coño le pasaba a la gente en este sitio? Estaban todos completamente amargados... En silencio me dispuse a buscarme la vida yo sola y empecé a buscar algún cartel o letrero que pudiera indicarme hacia dónde debía ir. En caso de no encontrar nada por la planta baja, saldría fuera en busca de un plano o similar del interior del edificio, u otras personas a las que poder preguntar.

Hermano, parece que ha llegado la hora, esto se te da mejor a ti que a mi... Joder, me van a partir la puta cara, mi preciosa cara, me cago en la madre que nos parió, con perdón.

Esperó alguna palabra de ánimo de su hermano pequeño... 

Decides buscar algún cartel o algo que te indique dónde pueden estar los dormitorios de las chicas. Finalmente tras mucho buscar dentro del edificio te das cuenta de que hay un pequeño mapa pegado con chinchetas en un panel. Indica que los dormitorios están en un pequeño edificio justamente al lado de la entrada, es decir, volviendo tus pasos atrás, como si fueras a la salida. Así que te diriges hasta el edificio señalado por el mapa. Al pasar por la plaza algunos estudiantes que están ahí sentados se quedan mirándote. Finalmente llegas al edificio, algo envejecido y solitario. No es muy grande, pero cada chica tiene una pequeña habitación para ella. La tuya está en la segunda planta. Parece que en ese mismo edificio duermen los chicos, pero cada habitación tiene su puerta y llaves. Tu encuentras un cartel con tu nombre en una de las habitaciones y unas llaves encima de tu cama. Las deben haber puesto recientemente. El edificio parece en calma. Algún estudiante va y viene, pero parece que la gente solo va a su dormitorio a dormir, no a pasar el rato. Tu uniforme estaba ya en el armario. Parece ser que se habían encargado de ponerlo allí. Así que no tuvistes más que cambiarte. Ahora estabas lista para salir fuera. Quizás podrías informarte de actividades o hacer amigos, o simplemente esperar a que fuera el día siguiente.

No me había dado tiempo de saludar a Frinky cuando la pelea estaba a punto de comenzar.- Hermano, creo que ha llegado la hora. Frinky, tenemos que irnos tío.- Dije mientras llegaba de haberme asomado fuera. Parece que mucha gente iba a ver la pelea, pues se movilizaban hacia el campo de Rugby. Lo vi al asomarme fuera.- Estoy nervioso.

Me sobresalto al ver a Derek.- Joder, qué susto.- Dije alegrándome de volver a verlo. Era mi único amigo.- ¿Eso es el peluche del grandullón?.- Dije agarrándolo.- Es hora de dejarlo en ridículo delante del reformatorio.- Dije frotándome las manos.- Os acompaño.- Dije incorporándome y recogiendo los libros de la mesa.