Partida Rol por web

Abel se detuvo delante la puerta, tomó el pomo y la abrió a su paso, dejándola pasar primero. Mientras ella salía se fijó en su espectacular figura y se preguntó en cómo demonios iba a pensar en la investigación teniendo al lado a la cainita más sensual que había visto nunca.

Cerró y caminó a su lado, tras vencer la tentación de regodearse con la visión de su figura y sonrió a sus palabras para que la conversación fuera distendida.

- Quién sabe, quizá Thomas se despertó al notar algo extraño que nos sirva de ayuda. Recuerdo que el príncipe me dijo que no lo interrogara aquí, sino en un lugar más seguro. A mí el Haven me parece suficientemente seguro y con vos aquí, que como sabemos sois una peligrosa dama, no creo que pueda hacer nada extraño, pero si tiene alguna sala con un cierre de seguridad y ventanas protegidas, podríamos llevarlo para evitar que le dé por salir corriendo en pos de su amada, o tirarse por una ventana, o cualquier otra locura... si no la ha hecho ya...

Tatiana movio ligeramente sus sensuales labios, sonriendo de manera provocativa -Tranquilo...no hará nada que yo no quiera que haga- afirmó con su cautivadora voz dando a entender que si ella se lo proponía, nadie le llevaba la contraria, a la vez que miraba directamente a los ojos de Abel ...

Abel tuvo que meditar un instante, estaba intentando desde hace rato obtener de ella una sonrisa o expresión cómplice, pero le respondía con sugerentes tonos de voz o miradas intensas. Diría que Tatiana le intenta provocar y le sorprende que esté tan interesada, pues normalmente los Toreador encuentran a los Ventrue más bien aburridos.

- No me cabe duda, ya conseguimos controlarlo una vez y lo haremos de nuevo si hace falta. - Zanjan con eso el tema. 

El cainita le devuelve entonces la mirada intensa, decidido a descubrir si su despliegue de sensualidad significaba que le gustaba. Le sonríe maliciosamente después indicando que va a decirle algo inesperado.

- ¿Sabéis Tatiana, que si me miráis tan fijamente con vuestros seductores ojos, podría ser yo quien cometiera una locura y besaros...?

Tatiana se mordió el labio divertida, viendo que el vastago no había podido resistirse a sus encantos y, cuando sus rostros y sus cuerpos estuvieron cerca el uno del otro le susurró  ...

-Claro que lo se ... ¿has olvidado lo que acabo de decir?-

Cita:

Tatiana estaba jugando con él y le dió a entender que la frase que había pronunciado haciendo referencia a Thomas bien se la podía aplicar a él mismo. La cainita se separó de Abel poniendose fuera de su alcance y se adelantó un poco camino del reservado donde se suponía estaba Thomas a la vez que enseñaba la espalda desnuda practicamente hasta el trasero, que el traje mostraba sin ningún pudor, aquel pasillo no era el momento ni el lugar para iniciar nada, aunque Tatiana casi podía sentir hervir la sangre del Ventrue.

-Vamos a hablar con Thomas, no te lo pondré tan facil ...- dice mientras se gira y vuelve a sonreir.

Bien, pensó, las cosas empezaban a estar más claras. A la dama le gustaba jugar y seguramente le gustaba hacer perder el control a su presa y ponerla a su merced. Pero también significaba que estaba interesado en él, Abel no creía que Tatiana iniciara ese juego suyo con cualquiera. El cainita cambió su mirada pasional por una sonrisa divertida, ya vería como se desarrollaba esta especie de cortejo.

Avanzó hasta ella y caminaron juntos, él no dijo nada más y sólo se dedicó a mirarla a los ojos durante el poco tiempo que tardaron en llegar al reservado.

- Mi educación me obliga a abriros la puerta y permitiros pasar primero... pero en estas circunstancias tan extrañas, me saltaré la cortesía y entraré yo, para ver que está todo bien.

Sonrió a la mujer y abrió la puerta del reservado para mirar en el interior, parándose en el marco para asegurarse de que todo estaba bien.

Iba a subir ya mi post, no parecía que pudiéramos seguir mucho más.

Subelo tú para no repetirnos no? además aquí ya no hay más que rascar  :P Si quiero añadir algo ya pondré yo otro ...

Esto sí que no lo esperaba, Thomas está hecho todo un Don Juan. Quizá sería mejor decir que está realmente salido. Abel siempre pensando que él era un Ventrue demasiado pasional y para su sorpresa se estaba sobreestimando.

Dirige a Tatiana una mirada divertida y contiene una risa que casi estalla. Después mira directamente a la joven tendida de mirada perdida y aprovecha para sugestionarla.

- Ignóranos a la dama y a mí. - Una hipnosis simple que la muchacha no podrá evitar cumplir.

Abel la mira, debe ser que Thomas bebe de ella muy lentamente para evitar que caiga en la inconsciencia. Se ve tentado de acercarse y morder la muñeca, para revitalizarse y sumirla en el sueño, de modo que puedan hablar tranquilos.

- Ya estamos aquí, Thomas, danos tu atención.

Dice al vástago, pero a quien está mirando es a Tatiana.

AVISO QUE VOY A REESCRIBIR EL POST DE ANTES, MI PJ PARECE QUE PIERDE UN POCO EL CONTROL Y NO SE PUEDE MANTENER TAN FRÍO XD.

Lo reescribo porque no me deja editarlo, la masteresa si eso puede eliminarlo.

Esto sí que no lo esperaba, Thomas está hecho todo un Don Juan. Quizá sería mejor decir que está realmente salido. Abel siempre pensando que él era un Ventrue demasiado pasional y para su sorpresa se estaba sobreestimando.

Dirige a Tatiana una mirada divertida y contiene una risa que casi estalla. Después mira directamente a la joven tendida de mirada perdida y aprovecha para sugestionarla.

- Ignóranos a la dama y a mí. - Una hipnosis simple que la muchacha no podrá evitar cumplir.

Abel la mira, debe ser que Thomas bebe de ella muy lentamente para evitar que caiga en la inconsciencia. Se ve tentado de acercarse y morder la muñeca, para revitalizarse y sumirla en el sueño, de modo que puedan hablar tranquilos.

Entonces la visión de la sangre comienza a perturbarlo y la presencia de la chica, sumisa y rendida ante el placer termina de apartar su voluntad dejando paso a la lujuria de la bestia.

Mira a Tatiana con una mirada intensa cargada de deseo. Sus ojos transmiten su calor interno y a la mujer no le puede caber duda de que Abel ha sido superado por la pasión.

Debería llamar la atención de Thomas, debería decirle que les atendiera, pero es imposible pensar en eso ahora. Se aproxima más a la dama, sin importarle entrar en su zona de intimidad y con la parte externa de sus dedos acaricia su mentón, dirigiéndose hacia el cuello, mientras también acerca su rostro y le susurra en un último acto de contención.

- Dame un beso Tatiana, necesito tus labios, quiero saborearlos, tan perfectos, tan perfecta toda tú... sé que tu también lo deseas, lo he notado, sé cómo me miras, como mira un Toreador cuando queda embelesado por algo - instintivamente da un paso hacia ella obligándola a retroceder hacia la pared o a unir sus cuerpos.

Al entrar al reservado Tatiana se sorprendió bastante, en vez de estar sobrepasado por los acontecimientos, Thomas estaba disfurtando los placeres de una jovencita que debía haberse perdido por los reservados del Haven. La toreador estaba más que acostumbrada a escenas como aquella, pero el tonteo previo con Abel la había excitado, un nuevo latigazo de deseo le recorrió el cuerpo, tensando sus musculos y haciendo que quisiera hacerlo allí mismo, aunque consiguió contenerse y que su compañero no lo notara.

Pero de súbito, cuando quitó su mirada de la de los dos amantes, se encontro con la de Abel, la cara del vastago estaba desencajada por la lujuria, al parecer la escena le había afectado incluso más que a ella y no podía reprimirse. El cainita se acercó a su cuerpo rozando su piel con los dedos a la vez que la hacía retroceder hacía la pared y le susurraba cerca de sus labios y cuello. Tatiana sintió como su cuerpo comenzaba a sentirse receptivo, su piel se sensibilizo y sus pezones se erizarón, al llegar a la pared sus cuerpos se econtraron por fin, Tatiana se apretó contra él sintiendo la poderosa erección bajo sus pantalones. Ella no dijo nada, sus ojos se entrecerraron al imaginar lo que iba a ocurrir en los próximos minutos hasta que no pudo más; con un movimiento casi felino lo besó e introdujo la lengua en su boca con fuerza, a la vez que lo besaba con pasión y se movía ligeramente contra su sexo lo qeu hacía que su faldita subiera y bajara acariciando sus preciosas piernas ...

La reacción de Tatiana fue como un bálsamo que satisfizo al cainita, los cuerpos se juntaron y sintió su vestido rozándose además de la firmeza de sus piernas y sus pechos, que comenzaban a marcarse bajo la ropa. Entre besos, sintiendo sus lenguas jugar y mezclarse son sus gemidos, susurró algo para romper el silencio.

- Te tomaré en esta pared... no dejaré que Thomas te vea.

Abel está de espaldas al Ventrue, tapando el cuerpo de la Toreador, pensando que así la defiende de las miradas indiscretas que pueda echar el vástago. Él mismo no podrá ver la escena con la jovencita - quizá sí oirla - pero poco le importa teniendo entre sus brazos a la fuente de sus deseos.

Aparta los tirantes del vestido dejando que caiga la parte superior de éste, liberando sus contorneados pechos, que son prietos y firmes, redondos y sensuales. Abel ha vuelto a besarla y con las manos se agarra a los pechos, magreándolos, desplazándolos hacia arriba al acariciar toda su base, apretándolos luego entre sí y tocando finalmente los endurecidos pezones con la yema de sus dedos. Luego deja que sea sólo una mano la que atenace sus senos y la otra baja acariando su vientre y sus muslos, esquivando la zona de su sexo, pero aproximándose cada vez más, formando un circuito de caricias intensas que buscan excitarla antes siquiera de tocar su vagina. Un par de minutos después que quizá se hicieran eternos para la dama, llegan hasta su objetivo y aún sobre su falda aprieta los dedos contra el sexo, aprieta y relaja la presión una y otra vez, esperando que el placer embargue toda la zona y se humedezca aún más.

Al llegar aquí los colmillos del vampiro surgen y deja de besarla un segundo para contemplar su bello rostro.

A Tatiana poco le importaba que la viera Thomas, ya no pensaba en nada ... solo en disfrutar, era incluso capaz de acabar con los dos vastagos y aquella niña si se lo proponía y estar horas en ese reservado, una vez daba rienda suelta a sus emociones no había quién la pudiera parar, era toda una profesional del sexo y no era nada facil saciarla, Abel iba a tener que estar a la altura de las circunstancias si quería satisfacerla. La cainita sonrió lasciva ante el comentario del vastago, excitandose todavía más ante la perspectiva de ser tomada allí mismo, en la pared.

Cuando la parte superior del vestido cayó y las manos se centraron en sus turgentes pechos, ella dejó de besarlo y apoyó la cabeza en aquella pared, deleitandose son sus caricias y aumentando tanto la intensidad como la profundidad de su respiración, poco a poco las manos del ventrue fueron bajando hasta sus muslos, introduciendose ligeramente dentro de su falda, tocando sus piernas y acertadamente sin demasiada prisa, el sexo de la cainita por encima del vestido. Fué entonces cuando depués de emitir un gemido, ella desabrocho el botón de su pantalón e introdujo su mano dentro, tocando primero la parte de afuera de los boxers, aunque no tardó mucho en abrir la goma para coger su pene y empezar a masajearlo lentamente arriba y abajo, notando como él la volvía a besar y era embargado por el placer ...

Gabrielle ni siquiera se percata de las miradas del camarero, aunque de hecho es algo habitual en ella ya que no suele ser la que toma la iniciativa en ese tipo de situaciones. En realidad preferiría mil veces que se acercara un chico humilde como ese a la mayoría de "graciosos" que se atreven a intentar conquistarla pero ahora no tiene la cabeza en esos asuntos y su mirada sólo se mueve de la puerta al té rojo que remueve con tanta insistencia que ya debe estar congelado desde hace rato.

Finalmente, y tras varios minutos, Connor hace acto de presencia consiguiendo que el pequeño cuerpo de Gabrielle vuelva a relajarse, incluyendo la expresión de su rostro que se vuelve más afable y dulce.
En cuánto él empieza a acercarse, la caitiff se levanta para abrazarse a su cuello y besarle en la mejilla sin un ápice de provocación, simplemente agradecimiento y ternura.

-Casi me da un infarto... bueno, si eso fuera posible- le suelta y opta por volver a sentarse despreocupándose esta vez del corte que deja completamente visible una de sus esbeltas piernas por debajo de la mesa.
-No sé como lo has conseguido, pero gracias- se dispone a añadir algo más pero en cuanto llega el muchacho enmudece y se limita a dedicarle una suave sonrisa mientras Connor pide algo para disimular.
 

Sin tiempo a sentarme Gabrielle me abraza y me da un beso en la mejilla. Realmente no me esperaba ese recibimiento, sólo contaba sentarme y hablar con ella. Pero se agradece un abrazo tras una noche dura. Le devuelvo el abrazo y luego me siento a su lado.

- Siento haberte preocupado...no era mi intención... - le digo con una sonrisa pícara - ...sobre ¿cómo me las he arreglado?...tengo mis recursos...aunque omitiré detalles...

Le pido al camarero un earl grey para acompañar la conversación con Gabrielle. La miro fijamente y le digo:

- Creo que sería buena idea que te mudaras a mi apartamento hasta que localizara al responsable de las muñecas...aunque sabe dónde vivo podré protegerte las 24 horas... - me acerco a ella y añado en un susurro - ...además tengo armas allí...

Dicho esto la miro a ver que me contesta mi querida secretaria.

-No hace falta que te hagas el misterioso conmigo, no soy una de tus clientas atolondradas- ríe por lo bajo al recordar a algunas de ellas. Más de una vez ha llegado a tener la certeza de que se inventaban investigaciones sólo para captar la atención de Connor aunque en dicho caso eran ignoradas con rapidez.

Se aparta un poco dejándole sitio en el espacioso y cómodo banco que conforma un lado de la mesa y una vez el camarero se ha marchado mira a su "jefe" inquisitivamente.
-Estoy casi segura de que es Alger, es el único que sabe que intenté cortarme las venas antes de que él me convirtiera- se mira las muñecas un instante, un tanto distraída, pero opta por no recordar aquel momento y centrarse de nuevo -Lo más sensato sería que me marchara pero entonces tendría que estar huyendo toda la vida de un lado a otro... y tampoco quiero molestarte. Además es peligroso aunque tengas tus propios recursos y no quiero meterte en todo esto porque es mi problema. Aunque puede que ya te hayas metido al frenar a esos tipos, no sé- se encoge de hombros y acaba por apoyar la frente entre sus manos, entre dubitativa y asustada.

Escucho la explicación de Gabrielle, luego bebo un sorbo de té y le contesto:

- Normalmente los problemas acuden a mí...por algo soy investigador ¿no? - digo con una sonrisa - ...que te mudes momentáneamente a mi humilde residencia no me traerá más problemas de los que ya tengo...tengo aliados bastante eficaces en tratar estos temas...llegado el caso no sería problema llamarles...

Recuerdo a mis viejos amigos de la Sociedad de Leopoldo y pienso en mandarles las pistas que obtenga del paradero de Alger. Un poco de fe y fuego purificarán su cuerpo y su alma. 

- Mi oferta sigue en pie, si la rechazas te haré trabajar todas las noches para tenerte vigilada así que tú dirás... 

No creo que se mude así que tendré que pensar en alternativas para tenerla vigilada. Podría usar uno de esos teléfonos móviles tan novedosos pero tendría que comprar dos y aprender sus puntos fuertes ya que las baterías y su cobertura no duran eternamente. En principio le regalaré un arma, es algo que le vendrá bien por si las moscas.

Gabrielle observa con un ápice de envidia como Connor bebe del caliente té que acaban de servirle. ¿Qué sabor debe tener...? Claro que no es necesario para sobrevivir pero alimentarse también lleva implícito el descubrir nuevos sentidos en el paladar, algo que ella ya perdió tiempo atrás.

-Hmm... Bueno, está bien- acaba accediendo aunque todavía no parece del todo convencida. Por mucho que Connor pueda defenderse mejor que ella no le gusta pensar que si le pasara algo sería por su culpa -Iré a tu apartamento hasta que averigüemos el paradero exacto de mi sire, después ya pensaremos que hacemos al respecto- opta por decidir los problemas más inmediatos porque si tiene que planificar "a la larga" resultaría demasiado preocupante para su gusto.

Tras esto deja un billete de cinco libras sobre la mesa y se dispone a levantarse. La verdad es que tampoco lleva mucho más encima.

Ya nada importaba, se encontraban aislados del mundo en una burbuja de susurros y gemidos, ajenos a lo que podía pasar fuera. Abel siente primero que Tatiana a comenzado a respirar intensamente, muestra inequívoca de que es presa de la excitación. Aproxima su rostro para sentir de cerca su renacida respiración y retrayendo los colmillos que escaparon a su control, la besa en el cuello apasionadamente, disfrutando de su piel… mientras abajo uno de sus dedos esquiva la ropa y penetra su ávido sexo, hundiéndose lascivamente en su interior. Nota que ella responde con otro gemido que al cainita se le antoja como el sonido más hermoso. El dedo va acelerando su ritmo y entonces se une otro, juntos la toman, humedeciendo con su movimiento las paredes, luego desbordando sus fluídos en sus labios vaginales. El dedo pulgar se posa sobre el clítoris y lo acaricia, pero ansioso por tomarla y sabiendo que tienen el tiempo contado, Abel no se entretiene demasiado y levanta la delicada pierna izquierda dejando espacio para penetrarla. Separa su boca del cuello de la mujer y la mira mientras aproxima su cintura, aparta su pene de las caricias de Tatiana y lo coloca en la entrada de su entrepierna, listo para poseerla.