Partida Rol por web

Abres levemente la puerta, las sombras en el lugar dan un aspecto lúgubre y misterioso, con lo que te cuesta ver bien lo que hay en el lugar, una araña colgando en el techo, sillas y lo que, aparentemente es un instrumento musical en el extremo opuesto de la habitación.
Tienes la terrible sensación de que algo, o alguien, te esta observando. 

Por la ventana escuchas un grito del pirata llamando a los niños que había fuera cuando recién llegaron. 

Yedrik se inquieta ante la falta de respuesta de los niños. Como no sabe si Derril se asomará por la ventana para localizarlos, busca si existe una manera de que pueda trepar él mismo hasta el tejado. Además, podría aprovechar para trepar a lo más alto de la casa para tener una panorámica de la aldea al completo.

Tiro percepción/perspicacia para ver si Yedrik encuentra alguna vía por la que subirse al tejado. Y, por si lo considera factible, tiro atletismo para subir. Supongo que Ranesh le ayuda desde abajo..

Aquella habitación parecía vacía también. Sombras y siluetas mal formadas convertían la desolada habitación en un incomodo lugar. Derril estudió la recamara por algunos instantes, aunque todo parece ir más lento en esos momentos. Su respiración empezaba a producir tenues raciones de vapor de agua debido al frío aire que respiraba, y una molesta sensación empezaba a apoderarse del joven. Era incomoda, casi irritante lo que sentía, era algo, algo había allí que él no podía determinar, y cuando parecía que un clímax inevitable sería revelado la ya familiar voz de uno de sus compañeros le sacó de ese trance casi infinito. --Yedrik.-- Pensó mientras salía de su ensimismamiento y recobraba su guardia para dirigirse a una de las ventanas frontales en un intento por observar lo que sucedía afuera.

Te pones a investigar en los alrededores de la casa, o al menos hasta donde la niebla te lo permite, buscando donde asirte para trepar por fuera la casa, no te cuesta mucho encontrar barrotes forjados y torneados por donde subir, como así también trozos de material agrietado para llegar un poco más arriba. 

Lo ágilmente, pero cuando ves hacia arriba para apreciar cuanto falta para llegar a una de las ventanas, notas como la niebla se mueve como si tuviese vida propia, encapotando todo el cielo y el edificio a no más de 5 metros de donde estás. Has logrado subir unos 10 metros aproximadamente. 

Si ves a los costados para tener una panorámica, lo único que consigues es ver un domo de niebla densa. 

Ingresas despacio a la habitación, con cada paso escuchas un rechinido proveniente de las maderas bajo tus pies. 

Notas que hay polvo en el piso y las paredes, el instrumento musical es un arpa, que distingues a medida que avanzas, también notas que gran parte de la habitación está desvencijada, un par de sillas más allá están carcomidas por el tiempo y podridas y las ventanas cubiertas de polvo de vaya uno a saber cuanto tiempo. Un panorama totalmente distinto al que habías visto hasta hace una habitación atrás.

Cuando llegas a la ventana y limpias el polvo te encuentras con que hay una especie de "domo" de niebla que llega hasta poco más arriba del lugar donde te encuentras, encapotando todo el edificio. 

--¡¿Pero qué?!-- Se preguntaba el monje al observar el extraño comportamiento de la niebla. Esta ya le había dado mala espina desde su primera aparición en el bosque, y ahora parecía adquirir vida propia al rodear la residencia de esa forma. A su alrededor, la habitación en la que se encuentra es completamente diferente a las anteriores en cuanto a su conservación, le hubiese gustado revisar con mayor detalle el lugar, pero el asunto de la niebla le era más incómodo aún.

El monje salió de la habitación y se dirigió rumbo a las escaleras, tal vez desde más arriba de la casa podría observar con mayor claridad el alcance de la niebla que les rodeaba.

Yedrik tuvo la certeza de que la niebla estaba viva y era su enemigo. Un enemigo que por alguna razón se detenía a unos metros de ellos. No sabía si se detenía ante ellos por estar vivos o era la casa lo que la detenía pero comenzó a tener auténtico miedo y decidió imitar el comportamiento del resto de aldeanos. 

Descendió de vuelta hasta el suelo, sin dejar de llamar a Roosvalda y a  Thornboloy. Rosa y Espina, pensó, ¿Cómo serían los padres que habían puesto esos nombres a los muchachos?

Quería entrar en la niebla a buscarlos. No es que les tuviese cariño, pero si la niebla se los quería tragar, él quería frustar los planes de la niebla. Sin embargo, no disponía de una cuerda para atarse y encontrar el camino de vuelta. Estaba seguro que si se internaba sin estar atado, el poder místico de la niebla lo transportaría a otro lugar.

Yedrik tenía miedo y el miedo le ponía furioso.

Una vez en el suelo, espetó a Ranesh secamente, -Volvamos a la casa y atranquemos las puertas.

Antes de cerrar la puerta, lanzó una última mirada a la niebla. ¿Dónde estarán los niños?

Mientras Yerrick gritaba el nombre de los menores, Kord seguía con la inspección de la nueva habitación. Pensaba que Derril se había hecho cargo de ellos cuando había acudido a consolarlos o bien que Ranesh, el último en entrar lo había hecho con los menores, pero ahora, mientras paseaba su vista por la nueva instancia, en su mente no conseguía encontrar ni una sola imagen de los menores en el interior de aquella casa.

Siguiendo las petición de marinero, corrió las cortinas con la intención de mirar al exterior por las ventanas.

Corres una de las cortinas de terciopelo rojo y miras hacia el exterior, notando que la niebla bloquea más allá de los 20 metros cualquier tipo de visibilidad. Al mirar hacia arriba notas como la niebla había formado una especie de cúpula cerrada, aunque ahora esta cediendo en la parte superior pero sigue constante como una pared gaseosa totalmente impenetrable a la vista.

Así mismo, al tacto con los paneles de madera donde están tallados los ciervos y los árboles te llama la atención una figura, te pones en cuclillas para poder observar mejor por la inconveniencia de tu altura, y notas que los árboles guardan un dibujo en segundo plano, muy bien disimulado si uno no presta atención. Todas las cortezas de los árboles parecen ser rostros gritando en agonía. 

También, entre algunos arbustos tallados distingues que hay lobos al acecho de los ciervos. 

Cuando bajas y te diriges hacia la puerta para cerrarla y trancarla puedes notar como la bóveda que se había formado va retrocediendo, quedando las paredes de niebla gaseosa nuevamente, despejando la visibilidad del cielo otra vez. 

Tus últimos gritos llamando a los niños siguen sin respuesta.

Cierras la puerta y te dispones a ir hacia.....

Continuas subiendo por la escalera de mármol rojo, la brisa fría se hace cada vez más cruda con cada peldaño que avanzas. 

Cuando llegas al final de la escalera te das cuenta que da a un balcón lleno de polvo. En un costado, apostada en una pared, notas una armadura de placas que no refulge ningún tipo de reflejo, por lo que puedes suponer es de color opaco o negro. La falta de luz te juega en contra otra vez ya que el lugar esta sumido en la oscuridad y las sombras se proyectan sobre toda la habitación. A duras penas puedes notar que la armadura esta cubierta en telas de araña.

Desde donde estás puedes notar la puerta vidriada que da al balcón y se ve despejado, probablemente la niebla está más abajo de la altura donde te encuentras ahora. 

Yedrik se dirijió con largos trancos hacia la puerta contigua a la de la cocina y llamó a Kord visiblemente tenso.

-Kord. ¿Estás ahí? Los niños han desaparecidos como tragados por la niebla que se hace cada vez más espesa y parece tener vida propia. He trepado al tejado y un brazo de niebla ha ascendido conmigo manteniéndose siempre a unos pocos metros sin permitirme que aumentase la distancia entre mi y el borde de la niebla. Cuando he vuelto a bajar al suelo, el brazo de niebla ha descendido en paralelo.

Todo esto le ponía los pelos de punta.

-Kord ¿Has oído lo que he dicho? La niebla está dotada de voluntad, nos tiene encerrados y los niños no están.

... ¿Has encontrado vino en la despensa?...

Hablando de vino, si volcasemos agua sobre el suelo, esta se colaría por las rendijas de la trampilla al sótano, revelando su posición.

-Kord, tengo una idea.

Mietras Kord se agachaba para inspeccionar la talla de la pared, alzó la voz para comentar al resto. - Desde los ventanales del salón no se ve a los niños, lo que es curioso es que las ventanas de esta casa no estén entabladas como las de las demás. -

Luego tocó la figura con la esperanza de que sirviera para deslizar algún tipo de panel.

- Es alarmante lo que me dices Yedrik - dijo tratando de mantener la calma, - pero de este sitio ya me espero cualquier cosa, de todos modos, mientras la niebla se mantega alejada de la casa, mejor que mejor. -

Respondió también al resto de preguntas - No era una despensa, la puerta daba a un pequeño elevador para subir comida al piso superior. -

- ¿De qué se trata? - preguntó intrigado ante él último comentario de su compañero, dijo mientras caminaba de vuelta al salón-distribuidor, buscando con la mirada al resto del grupo, ya que desde hacía unos minutos había dejado de escucharles.

-Si fuese cierto que hay un sótano y si la entrada al sótano fuese una trampilla en el suelo, entonces volcar agua sobre el suelo revelaría la posición de la trampilla, pues el agua se colaría hacia el sótano por las rendijas de la trampilla. ¿Qué opinas?

lo que es curioso es que las ventanas de esta casa no estén entabladas como las de las demás

Mmmm. No me gusta esta aldea y todavía me gusta menos esta casa.

dijo mientras caminaba de vuelta al salón-distribuidor, buscando con la mirada al resto del grupo, ya que desde hacía unos minutos había dejado de escucharles

Al ver que Kord buscaba con la mirada al resto, Yedrik añadió:

-Quizá sea mejor reunirnos con Derril y ver qué ha encontrado antes de poner en práctica la idea.

La dificultad para observar dentro de la habitación era palpable en los lentos y ligeros pasos que el monje realizaba. Pasos que se escuchaban uno a uno a pesar del suave recorrido de Derril. El joven caminó en dirección a la puerta del balcón, ya había subido hasta allí después de todo, por lo que decidió hacer un último esfuerzo para atravesar el oscuro lugar y observar qué sucedía abajo con los chicos, Yedrik, y la niebla. Una vez frente a la puerta, posó su mano sobre la misma e intentó abrir. Desde allí seguro tendría mejor vista.

- Un segundo, terminemos de ver qué hay en aquella habitación. - apuntó Kord. - Ya es bastante sufrir la amenaza constante de esa maldita niebla, como para además dejarnos una habitación sin revisar a nuestras espaldas. De todos modos creo que no deberíamos separarnos. - añadió.

Yedrik sigue a Kord y revisa con él la habitación.