Los baños

Fue como una historia de esas de las pelis: chico conoce chica, chica acusa de saboteador al chico, chico promete demostrar que las cosas no son así... Y en esa demostración hay algo que los enamora. Puede que fuese la forma de Aitana de tocar City of Stars, o el sanjacobo con forma de corazón que Alfred le tenía preparado... Pero pronto las sonrisas se fueron haciendo menos desconfiadas y más naturales hasta notar vuestros dos corazones latir a la vez. Y ahora cobraba sentido aquel poema que habíais oído de pequeños, allí en esa Cataluña que era el hogar de ambos.

Les roses són vermelles,

les violetes bleves,

robaré el teu cor

i et donaré una ensaïmada.

Jo, tío. No sé ni cómo ha pasado, pero poco a poco Alfred cada vez me iba pareciendo menos rarito y cuando me quiero dar cuenta estoy haciendo tiempo por toda la academia para cruzarme con él. Los ensayos en el box se me hacen cortos y hasta me confundo las notas a propósito en el piano para rozarle la mano.

¿Qué me pasa? ¡Si yo nunca había sido así! No sé qué tiene esta academia, que parece que el amor flota en el aire, debe ser cosa de los Pavis y su shippeo perfecto. Y ya no me acuerdo del novio, exnovio, que me espera en Barcelona. O lo mismo ya no me espera después de lo de Carlos. Pero el caso es que de Carlos tampoco me acuerdo ya. Ahora sólo tengo ojos para el rarito que hace que el corazón me lata en las sienes. 

Cuando entro en los baños y veo que él entra detrás, no sé qué impulso me da que me acerco a él, completamente prendida de sus pupilas, y cuando voy a hablar se me escapa un suspirito así todo tierno. 

-Ven, ponte cerca de la puerta -le pido bajito, cerrándola detrás de él-. Que quiero compartir contigo todas mis rarezas. Ven, ven y acércame la oreja que quiero susurrarte mis secretos si me dejas. -¿Esto es de una canción? ¿O lo acabo de componer yo por ciencia infusa de esa? Mira, no sé, pero creo que mi sonrisa ya es toda una declaración de intenciones. 

Se sentía un poco culpable, no iba a negarlo. Pero es que luego de encontrar todas esas cartas, todos esos corazoncitos dedicados entre Carlos y Aitana, ¿como no iba a querer algo así para él también? Tampoco era que hubiese estado buscando robarle la chica a Right, que al final había acabado por ser un buen tipo, pero entre la canción romántica que ensayaban en el box, los roces tocando el piano, las miradas entre él y la fanática de los sanjacobos más adorable del mundo... ¿Como iba a resistirse? Siempre había querido un amor de cuento, alguien a quien entregarle su corazón y su vida, a quien prometerle todas las cosas buenas del mundo y por quien luchar día a día por ser un hombre mejor, y ahora estaba frente a la chica perfecta, jurándose amor eterno por una canción que al final se había hecho más real de lo que hubiese pensado permitiría su actuación. 

Bueno, no había nada más que hacer. Cuando saliera haría lo correcto y se disculparía con Carlos, le diría que no había sido su intención y que Cupido le había dado un flechazo a traición. Que había intentado resistirse, pero nada. Seguro que él lo entendería. Nadie podría entender mejor que él lo fácil que era perder la cabeza y corazón a manos de Aitana. 

Al ver entrar a la chica al baño, entra detrás, jurándose que ahora sí se armaría de valor para decirle todo lo que sentía. Y al ver que era ella quien cerraba la puerta acercándose, se le aceleró el corazón a velocidades desconocidas para el hombre. Si no estuviese tan enamorado, pensaría que lo que sentía era una ataque de ansiedad. 

La sonrisa de Aitana le robó el aliento, y quiso ser el James Dean con que todas las chicas soñaban, pero al final siempre seguiría siendo él. Alfred. Así que humedeciéndose los labios nervioso, subió la mirada hasta la chica, y en vez de acorralarla contra una pared con toda la confianza del mundo como le hubiese gustado poder hacer, comenzó a hablar - Aitana, yo... - suspiró, buscando las palabras - Soy de esas personas que lo apuestan todo. Sin nunca saber nada, sin nunca saber cómo... - sus ojos fijos en los de ella parecían rogar que entendiera lo que intentaba decir.

Ay, si es que es tan mono, diciendo cosas raras. Pero me da igual, porque veo el brillo en sus ojos y se me seca la boca y se me acelera el corazón a tope. 

-Jo, Alfred -¿Cómo decirle lo que me pasa por la cabeza ahora mismo? ¿Y si él no siente lo mismo que yo? Pero está claro que aquí si alguien se lanza voy a tener que ser yo, porque si me espero a que sea él me van salir telarañas-. Es que desde que empezamos a ensayar juntos no puedo dejar de pensar en ti... Me paso el día distraída y yo... Ay, jolín. Que no sé. Que ya sólo quiero ganar este concurso contigo y que vayamos a Eurovisión juntos. ¿Tú... tú sientes algo también? 

Con ese "Jo, Alfred" inicial, el chico se quedó sin aire, temiendo lo peor. Seguro le iba a decir que solo lo quería como amigo, que era todo un malentendido, pero Alfred no podía sino desear con todo su corazón equivocarse y que lo que fuera a decir Aitana fueran otras dos palabras mucho más bonitas. Y cuando las siguientes palabras por fin llegaron, sintió como si de pronto los colores fueran más brillantes, el agua más dulce y el silbido de pajaritos invadiera sus oídos en una tonada celestial. 

¿Sientes algo por mí? - preguntó incrédulo, aunque sin esperar respuesta continuó - Yo siento mucho por ti. Todo por ti. - sonrió con un suspiro, acercándose a ella un poquito más - Te quiero, Aitana. Y quiero que pasemos el tiempo riendo, y que escribamos canciones juntos, y que vayamos a Eurovisión y cantemos la canción más bonita del mundo. Tu canción. - posó una mano en la mejilla de la chica, bajando por un momento su mirada a sus labios, tentado de besarla - Pero... ¿podemos? - apretó ligeramente los labios, temiendo que la chica aún quisiera más a Carlos.

Ay, que los ojos me hacen brillitos y cuando dice que me quiere se me escapa un suspiro y me doy cuenta de repente de que había estado conteniendo el aliento a la espera de su respuesta. 

-¿Mi canción? -preguntó sin entender de qué habla, pero encantada con esa imagen de algodón de azúcar que evoca su voz. 

Y me mira los labios y mis mejillas se sonrojan. Pero mi mano se mueve sola hasta sube y se pone sobre la suya. Noto como un cosquilleo eléctrico nade en mi mejilla y se extiende bajo mi piel hasta hacer latir más fuerte mi corazón. 

-Claro que podemos -aseguro, sin que haya ninguna duda en mi voz. 

Cierro los ojos y me pongo de puntillas, hasta que nuestros labios se encuentran en un beso de esos superrománticos de las películas y se me olvida respirar otra vez. Se me olvida que estamos en los baños, se me olvida la academia y todo el universo salvo sus labios, los labios de mi rarito. No me separo de él hasta que me empiezo a quedar sin aire y entonces lo miro con una sonrisa arrobada. 

-Aunque para eso antes tendríamos que solucionar lo del boicot -digo, frunciendo la nariz-. Y me da que en esta gala a lo mejor me echan a mí por haber vuelto dando tanta caña... Antes no me importaba porque no me quedaba nada aquí dentro por lo que luchar, pero ahora... -Mi mano busca la suya para enredarse con sus dedos-... ahora estás tú y no quiero que tu sueño se hunda sólo por mí. ¿Por qué no me cuentas todo lo que sabes y yo te cuento todo lo que sé? 

Fue sentir su mano sobre la de él y escuchar esas tres palabras, y cualquier duda o inseguridad abandonó su cuerpo para perderse en alguna dimensión en la que el amor no pudiese triunfar sobre todo mal. Usando su otra mano para tomarla por la cintura, cerró los ojos y se inclinó a ella para besarla con todo el amor del mundo, con toda la ternura, pasión, con todo el cariño que pudiese reunirse en una persona sin que su corazón creciera tanto para romperle las costillas. La besó hasta que se le acabó el aire y un poco más, hasta que su sonrisa eufórica por ser digno del amor de la mujer por la que sentía hasta lo imposible empezó a interferir con el mismo beso. La besó hasta que todos sus sueños se convirtieron en ese momento, y entonces supo que no quería nada más en la vida que tenerla en los brazos. Solo entonces, con las manos aún entrelazadas y el corazón golpeándole el pecho con violencia, se separó de sus labios. 

No, no vamos a dejar que te echen un montón de tramposos. - su tono sonaba más determinado que nunca. Lo que tampoco era difícil porque no era la persona más decidida del mundo, pero por lo mismo era notoriamente inusual. - Además, contigo en mis brazos ya cumplí mi sueño - confesó mordiéndose el labio inferior, aún un poco nervioso por despertar de lo que parecía el más hermoso sueño que hubiese soñado jamás - Pero sí, tenemos que resolverlo. Si no es por nosotros, por los sueños del resto. - asintió frunciendo ligeramente los labios - Así que te contaré todo lo que sé. Lo poco que sé.

Por un momento, se distrajo bajando la mirada a la unión de sus manos, acariciando la de ella con el pulgar, pero en seguida volvió a subir los ojos a los de Aitana. 

Creo que lo más importante de todo, es que confío en Miguel. No tengo como probarlo, claro, pero confío bastante en él. - se tomó una breve pausa - Cuando estuvimos juntos en el box, me dijo que él tenía la capacidad para escoger un favorito y salvarlo de que lo echaran. Que Mina había hablado con él, y así aunque amañaran las votaciones, él podía salvar a esa persona. Yo le dije lo que podía hacer también, y luego desarrollamos un sistema para decirnos si alguien era inocente o culpable de seguro. Si la persona era inocente, le dábamos una botella de agua, y si era culpable, nos quejabamos de la comida con él. Hasta ahora ninguno se ha quejado de nadie, o al menos no que notara, pero él le dio una botella a Natalia. Yo no me quise arriesgar con Luis Más, y obviamente no iba a darle una a Chenoa, pero sí te la di a ti, ¿recuerdas? - sonrió ligeramente, esperando no haberla cagado con eso. Pero se fiaba suficiente de Miguel, aún para apostar su propia estadía, contra la cual hasta ahora el chico no había atentado. - Luis creo que es bueno, pero no estoy seguro del todo. A veces pareciera que no es ni bueno ni malo, en realidad. - se encogió de hombros - Y de Encarna no saqué mucho, porque apenas hablamos. - frunció los labios - Lo que sí me tiene nervioso, es que se supone que yo nomine a dos personas. Igual como tú dijiste a todos que quizás podrían echarte por el revuelo y que si alguien podía te protegiera, probablemente Miguel te proteja, pero si queremos asegurarnos podría nominar a uno de nosotros y a él para hablar, ¿no? Lo difícil sería pedírselo sin que el resto de nominados se enterara, claro. 

Mi sonrisa no puede ser más grande mientras habla y sus dedos juguetean con los míos. Jo, si es que podría pasarme el día entero sólo mirándolo. ¿Cómo podía parecerme antes que tenía cara de pasa? Si ahora que lo miro mejor me doy cuenta de que llenaría las paredes de mi cuarto con pósters suyos a tamaño natural. 

Pero cuando sigue hablando y me cuenta ese código secreto que tiene con Miguel... Ay, no puedo evitarlo y me da la risa. Consigo contenerme hasta que termina, pero en ese momento lo abrazo con fuerza. 

-¡Si es que somos almas gemelas! Estábamos hechos el uno para la otra. O sea, yo para ti, o como se diga. ¡Yo también tengo un código secreto con alguien! -Me separo un poquito para mirarlo a los ojos mientras empiezo a explicarle-. Mira, cuando Rosa no está ahí con nosotros, se escapa de la academia y se va al plató de la tertulia, donde están todos los expulsados¹. Y así se entera de lo que dicen los de fuera y de lo que dicen los de dentro. Así que cuando salí acordamos un código para comunicarnos nuestras sospechas y confianzas y también para decirnos a quién íbamos a votar. 

Ahí doy un pasito hacia atrás para enseñarle el código. 

-Mira, cuando yo hago así con el flequillo -Sacudo el flequillo mirándolo- o Rosa niega con la cabeza mirando a alguien, quiere decir que no nos fiamos de ese. Cuando hincho así los mofletes -Y los hincho para que lo vea- o Rosa le pellizca a alguien la mejilla, quiere decir que sí que nos fiamos. Por eso antes hice ese gesto mirándote, para que Rosa sepa que eres de fiar. Y para decirnos a quién vamos a votar decimos algo del tofu y un número, el número es por orden alfabético quién va a ser. Así Rosa me acaba de decir que va a votar a Busta y que no se fía de él, pero sí que se fía de Camus. Y fue ella la que me hizo la seña antes de las votaciones, por eso acusé a Busta delante de todos. Aunque dejé que creyesen que me lo habíais dicho Chenoa o tú en el box.

Luego me quedo pensativa. Eso de los nominados es nuevo, al menos Carlos no me había contado nada de eso. Me doy un par de toquecitos en la mejilla y al final asiento con la cabeza.

-Si no nos echan en esta gala creo que deberías nominar siempre a uno de los dos, tú o yo. Porque así nos enteramos de lo que se habla en ese box, que siempre hay mucha gente. La cosa es que si me protegen no creo que puedan hacerlo todas las galas, así que si vas a meter a Miguel sería mejor hacerlo en la siguiente, ¿no? 

Me callo de golpe, porque recuerdo que cada vez que le soltaba a Carlos rollos como este se quedaba mudo mogollón de rato. Así que miro a Alfred a los ojos fijamente, queriendo saber si le estoy aburriendo o puedo seguir. Pero jo, si de verdad somos almas gemelas seguro que no le importa que hable y hable como una cotorra. Total, yo también quiero saberlo todo de él. Así que sigo.

-En la primera semana estuve en el box de los nominados con Natalia, Ainhoa y Juan Antonio. No hablamos de nada del boicot ni nada, así que de ahí no saqué nada. En la segunda semana estuve con Amaia y no conseguí que soltase prenda, pero tampoco me pareció que fuese una saboteadora. Sólo que no se enteraba de nada y tenía mucho miedo de hablar. En la tercera estaba con Ainhoa y estaba aprovechando para ganarme su confianza porque... Bueno, porque no me fío nada de ella, me da muy mal rollo. Pero entonces fue cuando expulsaron a Carlos y bueno, te cuento todo lo de la tertulia. 

»Allí estaban Agoney y Juan Antonio que no hablaban y Alex que como si no hablase. Estaba Rosa, que nos daba de comer todo lo que quisiéramos. Y estaba Bisbal, que al principio tampoco decía nada. Luego llegó Ainhoa y nos contó que le gusta mucho cotillear en las cosas de la gente² y que había estado hurgando en las de Bisbal y en las de Miguel. De Bisbal nos contó que él podía elegir a alguien para condenarlo a ser expulsado³, pero que tenía tiempo hasta las votaciones para retirarlo y que si se iba alguien que no era saboteador, él también se tendría que ir. Y de Miguel nos contó esto que me acabas de contar tú, que puede proteger a alguien de los del boicot⁴. 

»Claro, el tema es que yo de Ainhoa no me termino de fiar del todo. Porque vale, es una cotilla, pero ¿y si es una cotilla que trabaja para el boicot⁵? Pero podría haber dicho la verdad con lo de Miguel para que confiemos en ella y alguien la traiga de vuelta... O podría ser mentira y que él fuese el que ha salvado a Vicente de las votaciones⁶. Pero no sé. No me fío de ella. También porque ella y Busta estaban muy unidos y bueno, viendo cómo se contradice... No me fío nada de él y no me creo eso que dice ahora de los sueños. Además de que Rosa fue la primera que lo señaló con nuestro código y ahora ha vuelto a señalarlo, así que a lo mejor los expulsados le han dicho algo de él. Yo creo que fue él el que robó las cosas⁷ de Agoney, ¿no recuerdas que siempre decía que él era su hermano y no sé qué como hace ahora con Juan? Y tampoco me fío de Natalia, ni de Juan, pero es porque, no sé, me dan mal rollo. 

»Luis por ahora me parece de fiar casi siempre, pero no sé nada de él. Me gustaría que tuviéramos alguna vez una canción juntos para ver de qué palo va en el box. Y bueno, de Encarna y Jorge ni idea, podrían ser los dos del boicot perfectamente y estar jugando al despiste. Y de Vicente... a veces pienso que tiene que ser malo, pero otras pienso que es el cabeza de turco perfecto. 

Y ahí ya sí que me callo y lo miro, temiendo que se quede en shock como le pasaba al pobre Carlos cuando me ponía a soltarle teorías y sospechas. 

El abrazo y la alegría de Aitana le toman por sorpresa, pero no le molestan en absoluto. Mientras con ella sonríe feliz de la vida por sus gestos afectuosos, con otros solo se habría paralizado o habría corrido en la dirección contraria, y le gusta poder tener esa libertad. La libertad de ser espontáneo y feliz con la persona que ama. 

¿Con Rosa? - pregunta tan pronto la chica se lo dice, aunque no espera respuesta. Jamás se habría imaginado que Aitana y Rosa fueran amigas y tuvieran un código, pero realmente es una excelente noticia. En un momento había desconfiado de la chica, principalmente porque le entendía la mitad, pero si el amor de su vida confiaba en ella entonces él también. Además, en cosa de nada se distrae de eso cuando ve como la morena hincha los mofletes y tiene que hacer uso de toda su fuerza de voluntad para no comérsela a besos por lo adorable que es.

Oooh, ahora entiendo - asintió en cuanto a la acusación en público de su ¿novia? a Bustamante. Ahora se arrepentía un poco de no haber dejado que creyeran que había sido él, pero de todas formas dudaba que alguien fuera a sospechar de Rosa entre toda la gente. Entonces la chica se pone a hablar de las nominaciones y él vuelve a asentir, conforme con lo que dice. Incluso iba a preguntar algo, pero viendo que Aitana se queda callada de golpe se detiene y frunce ligeramente el ceño, obviamente preocupado. Por suerte, antes de poder preguntarle nada, la chica ya está hablando sin parar denuevo. Si es que era la cotorrita más linda del mundo. 

Tras escuchar atentamente todo su discurso, y ver que ahora sí se había quedado callada definitivamente, se atreve a hablar. 

A ver, por donde empiezo yo... - suspiró, pues no le había soltado pocas cosas - Primero, tampoco me fio nada de Ainhoa. No lo sé, me da mala espina, pero tampoco tengo pruebas de nada en realidad. De Vicente no sé si fiarme, porque en un principio pensaba que igual era prejuicio mío luego de escuchar su cantata facha, y luego pensé que alguien se estaría aprovechando de que fuera tan sospechoso, pero ahora... es que parece que lo hiciera a propósito. - se encogió de hombros. ¿Quien iba a querer verse culpable? - Cuando estabas en la tertulia, ¿Bisbal te confirmó lo de poder condenar gente y eso? ¿O solo lo dijo Ainhoa? Porque es cierto que podría haberse puesto de acuerdo con Miguel, pero con Bisbal... a menos que ambos fueran tramposos, es más difícil, ¿no? - ladeó ligeramente la cabeza - No sé. Yo tampoco le creo nada a Bustamante sobre lo de los sueños, porque había dicho que iba a probarnos algo y al final nada que probó. Solo habló, y podría haber hablado desde antes, ¿no? No sé, quizás es inocente y lo estoy pensando demasiado, pero se me hace raro. Además, me parece súper posible que le robara todo a Agoney si eran tan unidos. De Natalia no me fiaba mucho, pero si Miguel le cree... - suspiró - No sé. Se me haría muy difícil que Miguel fuera malo, así que espero que no lo sea. - confesó, esperando que Aitana lo entendiera. 

Entonces, ¿a quien metemos al box esta vez? Yo ya estuve con Luis y no logré decidirme, así que preferiría que lo vieras tú. Cuando estuvimos juntos parecía sincero, y me contó un montón de teorías, pero luego me daba la impresión de que cambiaba de opinión muy rápido - se encogió de hombros nuevamente - ¿Quizás ahora te meto a ti y a él, y en la siguiente a Miguel y a mí? ¿O al revés? ¿O crees que mejor a alguien más?

Al ver que en lugar de quedarse callado mirándome empieza a hablar él casi me dan ganas de dar saltitos de emoción. Pero en lugar de eso le cojo la mano y lo miro mientras habla, escuchándolo con mucha atención. 

-Bisbal dijo que era verdad, pero sólo después de que Ainhoa lo hubiese contado ya. Si él lo hubiera contado antes me fiaría más, pero así pues no sé. Se me ocurren cuatro opciones: Una, que Ainhoa sea buena y por lo tanto Bisbal y Miguel también. Dos, que Ainhoa sea mala pero diga la verdad sobre ellos para que nos fiemos de ella. Tres, que Ainhoa sea mala y ellos dos también, pero entonces tendrían que haber estado hablando en privado para ponerse de acuerdo o algo, es improbable. Y cuatro, que Ainhoa sea mala y uno de ellos también. Que en este caso no sabríamos cuál de los dos. -Una vez enumeradas todas las posibilidades me quedo pensando un instante-. Mira, si tú te fías de Miguel yo me voy a fiar de él también, al menos por ahora. Pero de Natalia no me fío aunque él se fíe. Porque mira, él parece que defiende a todos con los que ha estado en el box, así que a lo mejor es sólo que es muy confiado y se fía de cualquiera.

Y luego lo del box... Vaya lío. Eso hay que pensarlo muy bien. Así que me quedo callada un poco, así pensando con los labios fruncidos para un lado. 

-Está claro que tú o yo tenemos que ir seguro, porque si ahí se cuecen cosas tenemos que enterarnos. Pero claro, según con quién nos toque puede servir para algo bueno o para algo malo... ¿Y si te metes tú con Jorge y tratas de sacarle algo? Porque ese es otro que no ha soltado ni media y va pasando desapercibido. Al menos para ver de qué palo va. Y con un poco de suerte a mí me toca a solas con Rosa, con Miguel, con Luis o con Natalia, que son los que más me interesa hablar ahora mismo.

Hmmm, si, tienes razón. Pero de ahí a saber cual de las cuatro opciones es... - exhaló, solo pensando en cuanto deseaba no equivocarse con Miguel. Hasta ahora no había tenido motivos para desconfiar, pero claro, suponía que los tramposos tampoco serían malas personas. Solo personas muy asustadas para confiar en su talento y pelear limpiamente por sus sueños. - Lo de que desconfiemos de Natalia me parece bien. Es cierto que Miguel se fia mucho de todo el mundo, y quizás ella lo engañó. No sería tan raro. - después de todo, Miguel parecía una persona decente que como él quería creer en todo el mundo. 

Por unos minutos se distrae al ver lo mona que se ve Aitana pensativa, e incluso sonríe mientras ella medita en silencio, mirándola fijamente. Como siempre estaba hablando no era común verla así, pero se veía casi tan linda como cuando se ponía a hablar de teorías y sospechas. Claro, no tan bonita como cuando cantaba, porque ahí brillaba con una luz especial. 

Antes de contestar su pregunta, se acerca y le besa los labios con ternura. No podía contener ni un segundo más ese beso, y mucho menos ahora que sabía que podía dárselos cuando quisiera. 

Entonces nos nominaré a Jorge y a mi - acordó sonriendo - Aunque te advierto, no soy el mejor interrogador ni detective privado - su sonrisa se tornó algo incómoda y nerviosa, bajando la mirada, pero aún así mantenía su postura. Tendría que esforzarse por Aitana, para que ambos salieran de allí con contratos bajo el brazo.

Ais. Creo que me derrito cuando se acerca y me besa otra vez. Es tan mono y sus labios son tan suaves y huele tan bien... que me cuesta centrarme cuando habla después y en un primer momento sólo lo miro con cara de tonta. 

-Lo harás genial -aseguro, totalmente convencida de que mi rarito no puede hacer nada mal-. Y si me vas contando lo que habléis yo puedo intentar aconsejarte o echarte una mano. Mientras no nos echen en esta gala... todo irá bien. 

Y la verdad, aunque nos echasen seguiría pensando lo mismo. Al fin y al cabo ya he estado fuera y sé que no es para tanto. Aunque va a ser un palo como nos echen y tenga que explicarle a Carlos lo que ha pasado. Mira, sólo por eso prefiero quedarme dentro por ahora. 

Habían tenido un momento a solas para disfrutar de la presencia del otro y darse mimos en tranquilidad mientras esperaban no salir expulsados ellos esta vez, pero el resultado de las votaciones chungas no fue mucho mejor. Ahora contaban con una persona menos entre los buenos, y el miedo que sentía por acabar expulsado más temprano que tarde no ayudaba en absoluto a su ansiedad.

¿Que vamos a hacer ahora, cotorrita mía? - la abrazó cariñosamente, pues le había matado un poco no poder hacerlo cuando la había visto llorando por Rosa. Pero lo hacía por su bien. Si se enteraban de su relación, seguro los sacaban los primeros. - Encarna entró acusándome a mi en el box, y yo aproveché para decirle que estaba seguro de que era una tramposa y que no me fiaba de Jorge, diciéndole a él que lo sentía pero que si tenía algo que decir era mejor que lo hiciera ya, y ahora sale Encarna diciendo que ella puede ver las habilidades del resto¹. Dice que miró a Vicente la primera noche y que podía copiarle a la gente², entonces que ella cree que igual le robó a Agoney. Y luego que Chenoa estaba obsesionada con la ropa interior de Miguel³ y que Rosa iba donde estaban los expulsados, pero claro, todos sabemos eso - se encogió de hombros, respirando profundo - Dice que puede mirar esta noche igual a alguien, aunque luego no le creamos, para ayudar un poco, que prefiere irse ayudando un poco... pero no sé, no le creo. ¿Qué dices tú?

Si no fuera por estos ratitos en los baños creo que no podría seguir adelante con todo esto del boicot y todo. Y es que jo, le había cogido tanto cariño a Rosa... que en cuanto pienso otra vez que ya no está por aquí me pongo a llorar sin remedio. Así que en cuanto Alfred me abraza me paso varios minutos sólo agarrada a él, liberando el llanto que había estado intentando contener sin mucho éxito en las zonas comunes. Y es que con él no tengo que esconder ni mis pensamientos ni mis emociones ni nada.

Pero Alfred que es mi alma gemela sigue hablando y eso me distrae, porque ahora quiero aplastar a los boicoteadores más que nunca, por Rosa, que no se merecía para nada lo que le han hecho. Al final me seco los ojos con el disfraz este feo que llevo ahora y lo miro con un suspirito.

-Eso de Encarna no tiene ni pies ni cabeza. ¿Y sabes por qué? Pues porque si supuestamente tanto dudaba de Amaia no cuela ni un poquito que no la hubiese mirado a ella hace semanas. Y ya está. 

Luego ya intento centrarme más. 

-A Jorge tienes que intentar engañarlo para que piense que tiene alguna posibilidad de engañaros. Dile que si vota a Encarna a lo mejor se gana tu confianza. Y luego, si logramos que Encarna se vaya, le dices que una vez en confianza, que os diga a Miguel y a ti qué puede hacer él. Así podremos ver si os cuenta una milonga o dice algo con sentido. Tenemos que conseguir echar a Encarna en esta semana como sea.

Si es que tienes que ser el Snorlax más bonito del mundo - sonrió medio baboso mientras la acurrucaba en su pecho, haciéndole cariño en el pelo antes de darle un besito en la coronilla para animarla un poco aunque no fuera. Si fuera Miguel el que se hubiera ido, probablemente él estaría igual. 

No, si es que lo de Encarna no tiene sentido alguno. Intenté darle sentido pensando que igual podría haber visto al carroñero, pero en realidad si me votó la primera noche, yo debería haber sido al primero o como mucho segundo que revisara, ¿no? - y lo recordaba porque le había dolido ese voto, porque no lo había entendido en su momento y Encarna había sido su compañera de box - Voy a insistir en que echemos a Encarna, de todas formas. Total, Miguel está como yo, no le cree ni lo que reza. Y Jorge... bueno, él está diciendo que cree que Busta y Encarna son malos, pero no me respondió sobre qué hace ni trató de defendese y ya está distrayendo con lo de practicar la canción.

Jo, si es que en sus brazos se me quitan todas las penas, que hasta me siento más optimista y todo. Me quedaría aquí arrebujadita para siempre, sin salir a la gala ni siquiera. Y todo lo que me va contando me ayuda a dejar de pensar en la pena que me da lo de Rosa y las ganas que tengo de vengarme por ella. 

-Vale, pues tú, Miguel y yo ya somos tres votos para Encarna. Ojalá Luis me haga caso en el box pronto, que por ahora está muy callado, por la tristeza de Rosa, creo. -Y ya lo de hacer planes me va animando un poco-. A Jorge déjale que piense que puedes llegar a confiar en él, dile que vale, que no cuente lo suyo todavía. Que vote por Encarna y cuando ella esté fuera pues ya podréis hablar con más libertad. Y así lo presionas un poco por ahí y le das la esperanza de que luego pueda contaros lo suyo y le creáis.

Me quedo pensativa un momento y añado algo más, frunciendo un poco la nariz.

-Y además, a mí esa forma de centrar la atención hacia Busta que están teniendo algunos me da mal rollo, creo que saben que él estará protegido y por eso quieren que lo votemos a él y no a Encarna. Y eso lo han hecho Natalia, Busta y Jorge por ahora. Tampoco se me olvida cómo Juan defendía a Busta antes de la gala. Y Jorge y Encarna también le siguieron el rollo con lo de los sueños, obviando lo de que se contradecía. 

Al final me tengo que ir de los baños un ratito a ensayar, pero en cuanto puedo vuelvo en busca de Alfred y cuando lo hago tengo los ojos como platos. 

-Buah, tío. BUAH. No te imaginas la bomba que me acaba de contar Luis en el box. -Se lo digo agitando las manos así como con gesto de 'vas a flipar' y la verdad es que no sé ni por dónde empezar-. Pues mira, que dice Luis que él le ha cogido sus cosas a Chenoa y que así se ha convertido en ella, vamos que hace lo mismo que hacía ella. Y dice que Chenoa vigilaba a los saboteadores, pero que todavía no se había vuelto una salvaje. Y dice que ella admiraba mucho a Jorge y que ahora él está colgado por él, así que si Jorge se va, él se volverá malo. 

Me callo un poquito para que Alfred pueda asimilar todo lo que le acabo de soltar y luego sigo, toda emocionada.

-Pero claro, eso no puede ser. Porque tú sabes que eso ya se lo hicieron a Agoney, ¿verdad? Y si se lo hicieron a Agoney, no puede habérselo hecho este a Chenoa. Que a lo mejor fue él quien se lo hizo a Ago, eso no sé, pero lo que está claro es que Luis es del boicot, y Jorge también, que por eso suelta esa milonga. 

»Así que he fingido que me lo creo y he intentado empujarlo un poquito para que vote por Encarna. Yo creo que me hará caso o fingirá que le cambian el voto, una de dos. Pero me fascina que me haya contado esa mentira cuando yo dije delante de todos que ya alguien había hecho eso con Agoney. Qué cagada se ha marcado el tío. Flipo. Si estuviera Rosa le haría todas las señas con ellos dos, jolín. 

Y ya es acordarme de ella y me apago un poco. Que, jo, echo de menos hacerle gestos secretos. Creo que se los haré igual por si los ve en la pantalla gigante de la tertulia.

Una vez se separan, Alfred se va al box procurando seguir sus consejos, y apenas tiene tiempo vuelve. Y apenas tiene tiempo es exactamente eso, pues se había pasado el día entero pensando en cuando volvería a encontrarse con Aitana. Claro que hubiese preferido los jardines o un lugar más romántico, pero los baños tampoco estaba tan mal, y aunque lo estuviera el verla tan animada a su regreso le hace sonreír de oreja a oreja e ir enseguida a buscar su contacto entrelazando sus dedos. 

¿Te ha dicho que hacía lo que yo? - le fue difícil reprimir una carcajada, pues eso era definitivamente lo peor que Luis le podría haber soltado a Aitana si quería parecer inocente. Luego suspira, algo decepcionado, en un cambio de ánimo repentino - Ains, esperaba que Luis fuera buena gente. No sé para qué hacen trampa, la verdad. - frunció los labios un momento, pero luego se encogió de hombros y sonrió - Y más encima la hace mal, porque tú sí que habías dicho hace un buen rato lo de Agoney. Pobre. - resopló un poco por aguantar la risa.

Yo estoy haciendo lo mismo con Jorge. Ahí presionando para que vote a Encarna, que de la nada parece que le han comido la lengua los ratones - sonrió de medio lado - Quizás aún queda esperanza de que alguien bueno gane este concurso - ojalá ellos, pero lo dudaba. Sino, siempre podían mostrar sus canciones de amor con la fama que sacaran de Operación Triunfo - Miguel no le cree nada a Encarna tampoco, así que le dijo a Jorge que se callara para hablar en confianza a solas. Espero que sea suficiente para que el tramposo de Jorge la traicione. 

Entonces su expresión cambio, mostrándose un poco más preocupado. 

Oye, ¿Luis no te dice nada raro ahora que están a solas en el box, no? Porque ese comentario de que te cambiaras delante de él no me gustó nada. - le confesó, frunciendo los labios nuevamente. 

Ay, qué mono es hasta cuando se pone celosillo. Que a ver, lo entiendo un poco, que al fin y al cabo yo entré aquí con novio y en cuatro semanas me he enamorado con amor verdadero dos veces. Vamos, que yo también dudaría de mí. Pero los ojillos me brillan cuando lo miro y se me aprietan las mejillas al contener la sonrisa. 

-Qué va. El tío es listo, ¿sabes? Como se me debe notar que me gustan los shipeos pues me ha contado una película de que está colgado por Jorge y hasta hemos cambiado la letra de la canción para dedicársela. Con esas tonterías lo tengo entretenido hasta que vote por Encarna, luego ya... -Me encojo de hombros y me apretujo un poquito contra Alfred, que hay que aprovechar estos ratitos por cortos que sean-. Así que eso que dijo era sólo parte de su juego, fingiendo que quería ver a Jorge en pelotillas. Y justo antes de la gala contaré en alto lo de Luis y Jorge, cuando ya no dé tiempo a que los protejan.