Partida Rol por web

Cuando paramos ya empieza a acercarse la noche. De repente caigo en un pequeño detalle.

- Maldita sea. Las tiendas. Las tenían los porteadores. Bill, cuida de ellos. Volveré a por una tienda. No me gusta nada esas nubes que se ven a lo lejos.

Dicho esto me encamino silenciosamente hacia donde estabamos siguiendo las huellas en dirección contraria cosa que no es demasiado complicado dado que dejamos un buen rastro para ser seguido sin dificultad.

A medida que me voy aproximando al árbol extremo las precauciones manteniendome alerta e intentando permanecer oculto en la medida de lo posible y sin dejar de mirar en todas las direcciones y sobre todo hacia el dichoso árbol del que salieron los disparos que acabaron con la vida de mis hombres.

Al doctor nada de aquello le hacía gracia. Volver al campamento era peligroso. Volver a donde habían estado hace poco para coger las tiendas también era peligroso. Y dormir a la intemperie también. Ninguna opción parecía una buena opción.

Pero Costigan tomó su elección, volver a por las tiendas. Blusiur miró a Bill, esperando su opinión.

-Bill, ¿deberíamos esperar a Costigan o acompañarlo?

-¡Espere señor Costigan!- …me apresuré a decir… -No es buena idea que nos separemos y menos aún que alguien vaya solo, espere un momento, veamos qué opina el señor Harthower-

Me acerqué a Bill aún con cara de asombrado por lo sucedido… -Señor Harthower, usted es el experto en África y cómo sobrevivir en ella ¿qué deberíamos hacer en esta situación?, aparte de permanecer juntos- …todavía le daba vueltas a lo ocurrido entre los matorrales, esos puntos rojos, ese destello capaz de volatilizar a una persona… -no se parece a nada de lo que haya visto antes, si Bill opta por asentarnos en un improvisado campamento, será el momento de intentar dar respuestas a tantas dudas, me gustaría saber que opina el resto del grupo-

Bill negó con la cabeza y agarró por el brazo al viejo soldado:

- Lo siento señor Costigan pero de aquí no se va nadie.- soltó el brazo de su compañero al ver como lo fulminaba con la mirada* - Ahora no somos una unidad del ejército sino un grupo de cazadores perdidos en medio de la selva. Y éste es mi terreno. Estoy seguro de que comprende que no puede haber dos líderes en un grupo si queremos sobrevivir a... lo que demonios fuera eso... y yo estoy mucho más capacitado en este entorno con usted. Cuando volvamos a tener que enfrentarnos en batalla con... lo que sea... le cederé gustosamente el mando.

Quizás los compañeros se sorprendieran del aplomo usado por Harthower en aquel momento pero el guía era, ante todo, un profesional. Puede que fuera un mujeriego, jugador y borracho cuando no había peligro. Pero si la seguridad de su grupo se veía amenazada las cosas cambiaban. 

- Permaneceremos juntos.- dijo de forma tajante - Y acamparemos al raso, que remedio. Correr de noche por la jungla es cavar nuestra tumba. Y no sabemos todavía que es lo que ha pasado... No haremos fuego. Y dormiremos por turnos, vigilando el campamento de dos en dos. El señor Cottonwell y yo haremos la primera guardia y a media noche nos relevarán el señor Costigan y Blusiur. Por la mañana iremos hacia el campamento y sólo nos queda rezar para llegar antes que... lo que nos ha atacado.

- Maldita sea Bill. - digo. Sabes lo que pasará si esas nubes llegan hasta nosotros. - añado señalándolas.

Al final dormirían en la intemperie, sería duro, pero al menos tenían una hoguera. El doctor buscó con la mirada alrededor de donde estaban algo que pudiera ayudarles a mantener el fuego, y de paso un lugar que tuviera algo, aunque fuera poco, de vegetación para no dormir solo en el duro suelo. Aunque las esperanzas de encontrar algo remotamente confortable eran ínfimas.

- Que nos mojaremos joder... eso es lo que va a pasar. ¿Qué cree acaso? ¿Qué vendrá un tifón? Si eso fuera así ¿de que nos servirá una tienda de campaña?

Para Bill la actitud del militar era totalmente absurda. ¿Qué le sucedía a aquel hombre? ¿No se daba cuenta de lo que había sucedido?

- Si quiere hacer algo útil ¿por qué no asegura el perímetro? No quisiera que lo que mató a los soldados y nos hizo retirar en desbandada nos cogiera ahora por sorpresa.

El día finaliza con un hermoso atardecer que muy pocos de vosotros apreciáis. Las negras nubes de tormenta están casi encima vuestro y aun con la caida de la noche y la inminente tormenta el calor es asfixiante y el mismo aire parece pesado por la humedad, los insectos parecen especialmente activos ante la inminente tormenta y múltiples picaduras se suman a vuestras molestias haciendo el sueño algo difícil de conseguir y que viene acompañado de pesadillas y malestar.

En estas circunstancias os esforzáis en hacer noche con dos guardias, pero aunque la tormenta aun esta lejos la luna queda oculta por las nubes, la oscuridad en la sabana esta viva y podéis ver y escuchar formas a vuestro alrededor, la mayoría sin duda animales curiosos por vuestra presencia.

Así están las cosas cuando cerca de la una de la madrugada, cuando Bill y Lord Cottonwell siguen de guardia y debe faltar poco para su relevo, escucháis una débil risa en la oscuridad, tal vez a tan solo veinte metros del campamento. La risa se interrumpe de vez en cuando pero luego continua, y aunque habéis escuchado historia de la risa de las hienas la risa os parece humana.

-¿Qué son esas risas?- …susurro a Bill a la vez que preparo mi rifle, lo que había transcurrido de noche se había hecho muy largo y la tensión era evidente… -¿hienas o algún otro animal?- …pregunto algo desorientado, ya que cualquier cosa que fuera, no seria bueno.

Al faltar poco para el cambio de guardia, no dude ni un instante en despertar al resto del grupo… -¡despierten!.... ¡vamos!...... cojan sus rifles y estense atentos- …les susurro alertado.

Las voces de Lord Cottonwell consigue sacarme de mi sueño, poco conciliador por otro lado.

- ¿Eh? ¿Qué pasa? - digo agarrándo el rifle y estirándome para despertarme un poco más.

William levanta una mano:

- Sssssh... no es una hiena.

Hace gestos a los demás para que se sitúen detrás de él y avancen en silencio, con los rifles alzados. Se adelanta un poco intentando ser lo más sigiloso posible avanzando entre los matorrales hacia el origen del ruido. Su corazón late a gran velocidad. William nunca le ha tenido miedo a nada que pueda explicar pero lo que está sucediendo en la jungla es algo que se le escapa. Ahora mismo sufre la ansiedad de pensar que se dirigen hacia una trampa pero ¿qué más podrían hacer? ¿ignorar esas risas? No. Tarde o temprano se tendrían que enfrentar a lo que fuera que los acecha.

Con su impetuosidad habitual Bill avanza hacia el origen de la risa con los demás siguiéndole de cerca, pronto se hace evidente para todos que la risa no pertenece a ningún animal sino a un ser humano, seguramente.

El que produce la risa parece avanzar de forma algo errática y habría pasado de largo vuestro campamento improvisado sin acercarse a mas de veinte metros.

Cuando conseguís verle, en la oscura noche sin luna, distinguís vagamente una forma humana, de alguien de casi un metro setenta, se detiene con frecuencia avanzando sin rumbo, y entre sus frecuentes risas histéricas se mezcla algún sollozo

Bill hace señas a los demás para que apunten al individuo sin salir de la maleza ni descubrir su posición. Si pasa algo que al menos se lo lleven al infierno con él. Luego sale él mismo del escondite - alejándose antes de sus compañeros para no revelar su posición - apuntando al hombre con el rifle.

Curiosamente la mirada de Bill no está centrada en el tipo. En lugar de ello observa las copas de los árboles cercanos, como si temiese que otro rayo mágico cayese del cielo en cualquier momento*.

- Eh, tú...- dice susurrándole al pirado - Quieto donde estás... ¿quién eres? ¿qué te ha pasado?

El explorador teme saber ya que le ha sucedido a este desgraciado, pero no por ello va a dejar de preguntarlo.

Siguiendo las indicaciones de Bill me quedo medio escondido en la maleza mientras apunto al individuo.

- Un sólo movimiento en falso y te dejo seco. - pienso mientras apunto al objetivo.

Parecía estar claro que era un hombre desorientado, pero también podía ser un señuelo para sacarnos de nuestro escondite, cosas más horribles había visto en la guerra que un señuelo humano.

Bill tomó la iniciativa, al fin y al cabo el era el experto de África, así que decidí seguir las instrucciones y me agazape entre la maleza apuntando atentamente a la silueta de aquel hombre, por lo que pudiera ocurrir.

Imitando a sus compañeros, se limitó a seguir agazapado, aunque cerca para no perder detalle. Aquel tipo de la risa le daba mala espina, y no dejaría que hiciera nada raro. A pesar de no ser un hombre habituado a las contiendas, se sorprendió al ver que su arma apuntaba al individuo, por si las moscas.

Cuando Bill le llama el hombre se gira hacia el, es difícil ver nada en la oscuridad, pero ves que viste con un uniforme de la legión extranjera lleno de manchas oscuras, barro o tal vez sangre y con varios desgarrones. Su cara y su pelo también están manchados y a la luz de un relámpago aun lejano ves que sus ojos están totalmente idos

Tras un instante de silencio el hombre empieza a hablar, en frances y camina hacia Bill gesticulando, aunque no se ve ninguna arma en sus manos

En las inmediaciones nada se mueve

- Maldito loco.

Bill lo intenta agarrar e inmovilizar para arrastrarlo hacia la maleza, donde no sean tan fácilmente localizables. Ya habrá tiempo después de interrogarlo.

Bill inmoviliza sin problemas al caminante y lo arrastra hasta donde se esconden los demás, allí todos pueden ver que lleva un uniforme muy sucio y roto de la legión extranjera y balbucea algo en frances, puede que una cancioncilla