Partida Rol por web

Las luces de la nave se encienden poco a poco. Los ordenadores holográficos comienzan a lanzar imagenes del destino de vuestro transporte: vuestro coto personal. Los Sangres Jovenes despiertan de un letargo inducido para mantenerlos descansados y con fuerzas. Sus bio-máscaras están delante de ellos, en unos pedestales bajos, enchufadas a la propia nave.

Salí de la cámara de hibernación con paso decidido. Al parecer era el primero de los yautja en despertarse. Sin añadir nada, comienzo a revisar el mapa, memorizándolo. Había soñado con aquel día por décadas. Comprobé que mis armas estaban en su lugar.

Me giré y le di unos golpes a la cámara de Teal'C, que resonó por toda la habitación. No podía creer que siguieran durmiendo a esas alturas.

Abrí los ojos dentro de la cápsula. Me tomé mi tiempo antes de moverme y vi como Shenanigan salía de la suya con paso decidido para después estudiar el mapa, comprobar sus armas y dirigirse a otra de las cápsulas.

Había disfrutado el momento pensando en la emoción que me produce la cacería. ¿Qué presa encontraremos en el lugar al que nos dirigimos? Me adelanto para estudiar el mapa. El holograma muestra el coto de caza. Al verlo mis fauces se abren en una sonrisa y la excitación invade todo mi cuerpo. Acaricio la máscara que me permite ver en diferentes espectros al infrarrojo. La misma máscara a la que añadiré la marca del cazador cuando termine la cacería.

Esto promete ser divertido.

Akakakakakak...

Mi voz crepita desde la cámara de suspensión, aclarándome la garganta mientras desentumezco lentamente mis músculos. Comienzo por los dedos, seguidos de las manos, brazos, hombros... Termino por ponerme en pie, pero no erguido sino echándome al suelo en cuclillas. Abro mis fauces y observo a los otros. Más grandes que yo, sin duda, siempre son más grandes. No importa, mi lucha no es con ellos. Es una lucha con mi hermano, con mis antepasados, con el honor y los deberes de mi linaje. Todo reducido a una lucha con mi presa durante esta cacería.

Miro mi bio-máscara, que descansa ante mí. No parece tan temible ni tan tobusta como las otras. Poco importa. Es tan resistente como las demás, y su superficie tiene un recubrimiento oscuro. Ideal para ocultarse, si el camuflaje falla. Muchas cosas pueden fallar durante una cacería.

Comienzo a ajustarme el equipo. Pronto habrá que empezar.

Abro los ojos al escuchar un repiqueteo en la cámara. Siempre me gusta hacer un examen de lo que ocurre a mi alrededor solo con los oídos mientras espero a recuperarme tras el sueño. Es una especie de tradición o costumbre. Esta vez tendrá que ser dejada a un lado.

Abro los ojos para ver a la hembra de nuestra expedición. Aun me parece rato verla. En mi clan las hembras se quedan en casa y ganan honor pariendo a las siguientes generaciones de cazadores. Pero esta hembra es diferente. Quizás sea estéril o su clan es tan extraño que les permita salir a mezclar su sangre con otros clanes.

Estoy despierto, gruño mientras salgo de mi postura tendida. Miro el objetivo , ya casi a nuestro alcance y lanzo un rugido de celebración. Por fin a llegado mi turno, un turno que había puesto en jaque mi paciencia y mis posibilidades de reproducirme en el clan. Tomo la mascara y acudo después al compartimento del equipo, donde reviso mis pertenencias. No conozco a los demás en la partida, pero mis iguales en el clan se divertían saboteando mi equipo por pura malicia, como si no me pusieran suficientes trabas.

Ki-pa apenas llevaba unos instantes despierto, la mayoría de sus compañeros parecían estar activos ya. Daba igual, el no tenía prisa, ni las presas ni el lugar de la cacería iría a ningún lado. Entrecerró los ojos mientras desentumecía cada articulación, en muchos casos con un crujido, aun dentro de la capsula de hibernación. Todos se veían ansiosos, no se les podía culpar, el mismo lo estaba también, seguramente cada uno de esos jóvenes yautja había esperado el momento por años. Pero uno de los preceptos de su clan era el mantener a raya cada emoción y sentimiento, hasta poder servirse de ellos. "El cazador debe ser una sombra inmisericorde de muerte. Su presa solo ha de intuir en él, el fin de todas las cosas, y nada más." Recordó la cita del gran libro del clan. Naturalmente no todos seguían estos preceptos, al fin y al cabo el suyo era un clan muy joven. Por ello, cuando la capsula se abrió y el salió de esta, lo hizo con un frialdad casi absoluta, casi más como lo habría hecho una maquina. Cuando cazase su primera serpiente, tan solo el sabría lo que de verdad significaba tal logro para él, o al menos esa era su intención, la lucha contra las emociones es siempre esquiva, y constante.

Con una leve inclinación de cabeza saludo a sus camaradas ya despiertos. Todos desconocidos para él, pero después de esta cacería, ya nunca más. Sin duda los que sobreviviesen compartirían un vinculo de hermandad. Aun desentumeciéndose se acerco al mapa, y como los demás trato memorizo cuanto pudo, por completo diría el. Fue a la armería, vistió su armadura de aleación oscura, cogió sus armas, y regreso para coger su casco, el que esperara que fuera el símbolo de muerte para innumerables presas en el  futuro.

-Y bien, ¿que pensáis hacer?.- Pregunto con una voz profunda a los allí reunidos. Por supuesto, el tenía un plan, y no le cabía duda de que sus compañeros también, no se puede ir a cazar sin un plan. Pero tenía interés en escuchar a los demás, así podría ir conociéndoles, y podría actuar con libertad , a sabiendas de que no se estorbarían los unos a los otros.

Una puerta se abre hacia arriba y un veterano Yautja entra en la cámara. Cuando os ve tan animados, esboza una suave sonrisa:

- Vuestra hora está cercana, Sangres Jóvenes. Vuestra primera gran cacería- mientras camina, os va observando poco a poco. A algunos os toca con suavidad la cabeza, se para unos segundos y os asiente en señal de aprobación u os da palmaditas en los hombros.

- Habreis esperado este momento con ansia. La llamada de la Gran Caza está dentro de vosotros y ruge, hambrienta- mientras dice esto, lleva la mano abierta lentamente a su pecho, y abre las mandíbulas en un grave gruñido.

Jhadk'a Wa fue de los últimos en ''despertarse''.

Sin dirigir palabra alguna se coloco su bio-máscara y se mantuvo alejado del resto de Yautjas. Ya había tiempo para hablar, ahora prefería mantenerse absorto en sus pensamientos. Y la mancha de sangre que se mantenía en sus pensamientos, estaba más cerca de ser vengada.

Cuando Ki-Pa habló, Jhadk'a Wa le ignoró. 

Cuando Ku'pat dio la noticia, la sangre que recorría su cuerpo, comenzó a hacerse notar. Jhadk'a Wa se estaba excitando con la pronta cacería.

El pequeño discurso me encendió la sangre. Estaba deseosa de probar las habilidades que había adquirido, depuradas por horas de entrenamiento.

-¿Cuánto tardaremos en llegar?

No pude evitar preguntarlo. Aunque usualmente soy bastante paciente, el momento y el ansia de acabar con la Presa me llevaba. Era el momento para dejar mi propia huella y quitar la fama de casta débil a mi familia dentro del clan. Pero eso tendría que esperar... Acaricié la biomáscara, conminándome a tener paciencia.

Ku'pat na aparece justo cuando estoy terminando de conectar los cables de mi bio-máscara. Antes de comenzar a colocarme el lanzador de plasma, me detengo y permanezco a la espera de sus palabras. No es un gran discurso, tan solo unas pocas palabras de ánimo, una preparación para lo que nos espera. Las escucho con impaciencia, deseando que terminen. Y cuando lo hacen, dejo que la hembra se entretenga hablando. Me coloco el lanzador sobre el hombro y comienzo a unir sus conexiones a mi bio-máscara, realizando un par de pruebas con los punteros láser, desplazándolos por las paredes de la nave. También hago algunos cambios de vista en el visor de la bio-máscara para asegurar el calibrado.

Todo correcto.

Es el momento de recoger el resto del equipo, el más "tradicional". Discos Chaky-ra, el lanza dardos y unas cuantas minas. Distribuyo el equipo equitativamente para que nada estorbe el movimiento. El movimiento lo es todo. Movilidad, sigilo y puntería, no necesito más.

Me parece un tanto extraño la insistencia del mayor por tocarnos a algunos. No es algo habitual en mi clan, en donde acercarte tanto a otro macho sin aviso previo puede terminar en sangre. Claro que aquel es un cazador veterano y nosotros somos aun niños a sus ojos. Mientras lo medito voy terminando de colocarme el equipo. Compruebo que este bien amarrado y que no haga ruido. Luego recubro las superficies que me rozan o tintinean pese a mis cuidados con una resina que lo deja acolchado y suave. La libertad de movimientos y el silencio. El amigo del explorador y el cazador, en mi opinión. Si solo quieres potencia de fuego, quédate en la nave, sobrevuela el coto de caza y dispara los cañones contra todo lo que se mueva.

Luego me acerco al control a la espera de ver en detalle el lugar al que vamos. La topografía y los detalles del terreno son importantes, digan lo que digan algunos.

Cuando mi mirada se cruza con la del veterano cazador asiento con energía permitiéndome mostrar un poco de impaciencia.

Tras recibir la aprobación del Yautja de Élite comienzo a equiparme. En silencio. De forma metódica. Primero la maya con la que noto a los pocos segundos como mi cuerpo mantiene su calor pese a la refrigeración de la nave. Después el cinturón al que engancho los discos inteligentes, el shiken, las minas y el medí-kit. Todo con precisión, para evitar hacer ruido y delatar a mi presa. A continuación el guantelete de muñeca al que ajusto las cuchillas. Es el turno del cañón de plasma y la máscara, los cuales coloco y conecto de modo que el cañón apunte allí donde yo mire.

Queda probar el guantelete, el camuflaje, el sistema de puntería inteligente y los diferentes modos de visión del casco. Todo parece correcto.

Por último cojo la combi-bara.

Sólo queda esperar.

Cuando ninguno de sus compañeros se digno a responderle, Ki-pa su Guan, asintió levemente. El no solía ser irrespetuoso, y no le gustaba que lo fueran con él, de todos modos no dio más seña de emoción que ese leve asentimiento."Si así queréis que sea, sea". Se repitió para sí. No sabía de dónde habían salido aquellos Yautja, pero eran sangre jóvenes igual que él, deberían guardarse mejor de ofensas.

-Saludos Ku´pat Na, vuestras cacerías os preceden, como algún día espero que hagan las mías.- Saludo al veterano Yautja, con una de las formulas usuales de su clan para estas ocasiones.-La espera es parte de la cacería, el rugido un arma más del cazador.- Le respondió al veterano nuevamente a la manera formal de su propio clan. Siempre en su sitio, siempre impertérrito, como una mole inmóvil, casi carente de vida. Y pese a ser tan frio, Ki-pa, estaba secretamente sorprendido. Sus compañeros no tenían ni el más mínimo interés en el veterano de su raza, y en lugar de ello comprobaban ansiosos sus armas, algo de lo que a buen seguro tendrían tiempo de hacer después. Cuan distintos eran sus clanes, y que poco probable era que se llevaran bien.

El mayor no tenía ninguna duda en que aquellos Sangres Jóvenes estaban en sus propios asuntos, pero también sabe que sus palabras no pasarían desapercibidas. Si querían volver con muchos trofeos, tendrían que ser cautelosos, sigilosos. Tendrían que ser sombras.
Ante la pregunta de la hembra, alza las cejas y la mira con aprobación
- No mucho, muchacha. He oído acerca de tu clan, y, a pesar de no contar con grandiosos antepasados, sé que tú darás la talla. Ki-pa su Guan, la fama de tu clan hace que el listón esté alto. Alcánzalo. M-di, aprovecha tu tamaño para cazar a tus enemigos con fuerza y furia. Jhadk, te digo lo mismo. Sois los fuertes del grupo,aprended a explotar esta ventaja. Y, por último, Teal y Akak. Un Yautja pequeño puede ser una amenaza terrible. Sed rápidos y escurridizos, usad vuestro coraje interior. Matad a vuestras presas usando vuestra intuición, aprovechaos de la oscuridad. Esta cacería será algo diferente. Observad que sois seis. No cazareis de manera individual, sería peligroso. Trabajad en equipo, ser una manada. Sangres Jóvenes, ¿qué somos?- y, mientras espera la respuesta, abre sus mandíbulas exteriores.

¡¡Cazadores!! -Me apresuro a decir, de un modo más enérgico de lo que realmente siento. La falta de fiereza ha sido siempre una mancha sobre mí, como mi falta de fuerza e imponencia. Descendiente de grandes cazadores y guerreros, solo espero no traer vergüenza a mi familia y a mi clan por mis defectos.

Pero no es su pregunta lo que me intriga, sino sus indicaciones. El trabajo en equipo no es una constante en nuestras incursiones. Sí, no siempre vamos en solitario, pero cada yautja es un cazador solitario que reclama sus propias presas. La actuación en manada trae honor a la manada, no al individuo. En un grupo, los débiles se ocultan tras los fuertes, los tontos tras los inteligentes, los no aptos, tras los aptos. Si he de caer, prefiero que sea solo que ocultando mis carencias tras las virtudes de otros.

Gran cazador Ku'pat na, señor, no comprendo lo que decís -Digo mientras me acerco, ya con todo el equipo afianzado como una extensión de mi propio cuerpo- Tenía entendido que la primera cacería de todo Yautja era un rito individual. Incluso cuando se envían grupos a compartir coto de caza, cada uno es resonsable de sus propias presas, sin más miramiento o cortesía que respetar las presas de otros. El trabajo en equipo, la formación de manadas, no es lo acostumbrado. ¿Puedo preguntar a qué se debe?

Solté un rugido metálico debido a la máscara. Sin duda, sabía como motivar a alguien, y me sentía muy halagada por sus palabras de ánimo. Aunque lo del trabajo en equipo me sonó extraño viniendo de un macho. Los machos solían preferir el éxito individual al grupal. Las hembras, como guardianas de las camadas y del planeta natal, estaban más unidas como grupo y como colectivo, por el bien del grupo. Además, como creadoras de la tecnología, tenían que compartir los avances con la comunidad... La percepción del éxito individual era algo diferente. Por eso, yo, Eliagh'ka era una rareza, ya que había preferido el sendero de los éxitos individuales.

Esperé a que se explicase.

-¡¡¡Cazadores!!!.- Responde, apresurándose a acoplarse a la respuesta de sus compañeros. Su grito es perfecto, justo como debería sonar un grito de guerra. Fiero, seguro, temible, y sin embargo, tan solo una fachada. Ki-pa su Guan, estaba seguro de sus habilidades, pero también sabía que con excepción del veterano, ninguno allí era un verdadero cazador, no hasta haber pasado el rito.

Arqueo una ceja sorprendido, bajo su yelmo metálico y blindado."¿Una cacería en equipo?", que altamente irregular. Aquello solo podía deberse a la peligrosidad de la tarea. Iba a ser un rito especial, lo que sin duda solo podía atraer más gloria sobre los que sobrevivieran a su primera cacería. Las estrellas debían haber escuchado sus plegarías. Por fin tendría la oportunidad que desde niño había deseado de ganar su propia gloria, y salir de la sombra de su padre, o al menos iba a ser un primer paso importante. Por primera vez desde que emergió de su capsula de estasis, Ki-pa, se notaba ansioso. Apenas podía contener sus sentimientos, a duras penas los mantenía a raya apretando con fuerza su ornamentada lanza, la cual de haber sido hecha de un material menos resistente, como el acero, ahora se vería rota por la mitad.

Con un paso medido y decidido, se aproximo hasta el veterano, para estar a la distancia a la que estaba Akak'n G'ack de este. Y con sus emociones contenidas con gran esfuerzo, espero la tan ansiada respuesta a la pregunta de su camarada.

Con un fuerte rugido respondo a la pregunta de Ku'pat na. ¿Trabajo en equipo? No creo que piense que somos débiles. Si no estuviésemos preparados para nuestra primera caza no nos habrían permitido venir. Entonces, ¿qué peligros nos acechan?, ¿se trata de algo tan peligroso que no crean que de forma individual podamos vencerlo?

Desde luego esto es algo inusual. Preferiría poder cazar a solas, al fin y al cabo somos una raza individualista en ese sentido, pero si lo que quieren es un trabajo en equipo, no seré yo quien se oponga.

M-di h'dlak no es de los que hacen muchas preguntas, por eso piensa que si los demás quieren saber a que se debe algo inusual puede que sea porque tienen miedo. Si ese es el caso disimulan bien los cabrones je je je.

Observo a todos uno a uno intentando valorarles, saber sus puntos fuertes y flacos.

No sé mis compañeros de cacería, pero yo cada vez estoy más ansioso por ver que nos han preparado.

El discurso me impresiona, como no podria ser de otra forma cuando dice que estamos a punto de dejar de ser parias. La parte de trabajar en equipo no me llama la atención tanto como a alguno de mis compañeros. Al fin y al cabo, como explorador mi tarea es indicar el camino tomado por las presas, retrasarlas en ocasiones y ser mas un apoyo que una unidad independiente. Los cazadores mas grandes a menudo olvidan que no lo hacen todo ellos solos. Claro que esta caza es especial. Todos deseamos nuestra primera victima y creo que sera difícil que la compartamos.

Sabia lo que pasaba cuando dos cazadores abatían una pieza juntos. El mas grande y poderoso la reclamaba y si el otro discrepaba le esperaba la muerte o la mutilación. Eramos una raza básicamente egoista.

Maestro, que sucede si cazamos una pieza entre dos o mas cazadores No me gusta llamar la atención, pero la duda merece la pregunta.

Ku'pat os mirá y levanta las manos para que os relajeis.

- Sí, es cierto que las circunstancias son... especiales. Nuestros escáneres han detectado la presencia de más de una matriarca... No sabemos el número exacto. Además, antes que todos nosotros, un cazador veterano se dirigió al coto, para otear el terreno. No hemos vuelto a saber de él, debemos suponer que a sido presa de las serpientes. Si ese es el caso, debereis vengarlo y seguir el ritual adecuado. Sus armas y utensilios podreis cogerlos, pero debeis eliminar todo rastro de su presencia, ya sea utilizando su propio Guantelete o con ácido. Que su nombre no sea mancillado- se para momentaneamente para mirar su Guantelete, y continua.

- No os preocupeis por vuestras presas. Tendreis de sobra *ríe suavemente*. Recordad que debeis marcaros con la sangre de la primera serpiente que mateis y, que aunque seamos Yautja, el trabajo en equipo no es una deshonra. Nuestra raza sobrevive porque somos los más fuertes, pero a veces, hasta los más fuertes tienen que ser manada *vuelve a mirar el guantelete, toca un par de teclas, y lo cierra* Sangres Jovenes, a llegado vuestra hora, dirigios a las cápsulas de aterrizaje- hace una ligera inclinación de cabeza y sale de la habitación, dando por sentado que sabeis llegar a la zona de disparo de las cápsulas.