Partida Rol por web

Comenzaron a cortar campo entre los pastizales amarillentos que les llegaban casi a la rodilla, en dirección a un grupo de casas que veían más adelante.
Mientras caminaban hacia ahí encontraron un viejo camino en desuso que decidieron seguir, pues se sentían más seguros si atravesaban una senda. Las piedritas te molestaban en las botas y el calor hacía más lenta la marcha además de producir una molesta catarata en tus peludas y fofas axilas.
Cuando estuvieron a unos doscientos metros pudieron distinguir tres casas:
Una a la derecha del camino que era pequeña y parecía estar en relativo buen estado. Tenía unas escaleras en la entrada y muchas ventanas por todos lados. En la parte de atrás de ella tenia un campo seco de trigo mezclado con pastizales, que probablemente los taparían por completo y al costado de este un viejo granero rojo. Este era lo mejor cuidado de todas las construcciones, salvo por una de sus dos titánicas puertas, que estaba colgando de una sola visagra. El granero y el campito de trigo estaba cercado por unas barandas de madera, en forma de corral.
En la parte izquierda del camino se encontraban otras dos casas bastante más grandes que la primera, pero estaban muy hechas mierda. Parecían haber sido consumidas por una especie de incendio, junto con el campo arado que estaba detrás. Estaba todo negro, chamuscado y horrible.
Decidieron continuar acercándose y vieron a la lejanía un viejo molino de viento.

-¿En cual de las casas descanzamos? Para mi que la de la derecha esta re bien.

Es tan a varios cuadras de las casas todavía.

-Coincido, podríamos entrar con cautela en la pequeña de la derecha.

-Me da lo mismo. ¿Por donde decís vos, Veigar?

Se acercó acalorado hacia la estancia que tenía en frente. Fue el primero en acercarse.
Qué deplorable es el estado de este rancho... -pensó Veigar en voz alta- Me pregunto qué pasó con sus habitantes...
Cuando le pidieron su opinión, se dió vuelta y levantó los hombros. Me da igual, la verdad. Mientras nos resguarde del calor, por mi está bien. Además podremos comer algo.
Comenzó a avanzar hacia la casa a la que se refirieron anteriormente, y agarró el arco por las dudas.
Mientras iba avanzando intentando no llamar la atención, intentaba observar la escena como un halcón con largavistas.

Si están ahí, putos, salgan. -sonó su susurro casi inaudible.

Comenzaron a avanzar lentamente por el camino. Ahora el viento soplaba un poco más con fuerza y solamente se oían las palomas dentro de los edificios. Pasaron al lado de la primera casa de la izquierda y solamente miraron allí. Le faltaba parte del techo y las puertas y ventanas estaban rotas, consumidas por algún incendio en el pasado.
Continuaron caminando aproximadamente una cuadra hasta llegar al lugar en que se encontraban las dos casas enfrentadas: una a la derecha y otra a la izquierda. Optaron por la de la derecha, como antes habían hablado porque la de la izquierda se caía a pedazos igual que la anterior.
Doblaron en un pequeño camino de su entrada y…

-Esperen.-Dice de mal modo, levantando una mano. -Miren.

Mas adelante, frente a la casa, había un cuerpo en el suelo boca abajo, rodeado por un charco de sangre. Se acercaron un poco más. El sujeto tenía una armadura de cuero y un hacha a su costado, unos metros más alla. Su pelo cubría su cara, pero por su tono de piel notaste que era un orco. No tenía ningún rasguño en su cuerpo, no sabían de donde provenía la sangre. Tenía varios adornos en el cuerpo y estaba descalzo.
Había otros tres cuerpos a como cuatro metros del granero, a como media cuadra de ustedes. Uno arriba del otro, formando una pila Parecían tener armaduras de cuero también. Vista una lanza y un cuchillo grandote que sobresalían en la montaña de cuerpos.
Seguiste mirando alrededor, pero no notaste nada extraño. Si continuas avanzando podes intentar entrar en la casa, como tenían previsto.

Veigar, además del arco, preparó una flecha con la mano izquierda y se movió cautelosamente.
Eso parece ser un orco. -le comenta a sus compañeros bastante extrañado.
¿Aún siguen con la idea de que nos quedemos acá? Yo la verdad no se si vale la pena. -comenta ahora con un gesto de preocupación. (estaba expresivo el loco)

-Hablá bajo. -Te dice, haciendo lo mismo- Me parece razonable. Pero más adelante no sabemos qué nos espera.

-Ya fue este lugar. Vamos a ver que hay más adelante en en camino.

Parece que estamos todos de acuerdo. Sigamos entonces.

Dejaron a los orcos en paz y se fueron bastante cagaditos en las patas. Ni hablaban en el camino. Serpentearon por ese caminito de las casas incendiadas y se hicieron tanto la cabeza que ni si quiera pararon para comer. Se repartieron un poco de pan en el camino y le pegaron así toda la siesta, hasta la mitad de la tarde. El sol no fue problema, después de abandonar la villa se nubló y el día se volvió de un color gris azulado. El viento comenzó a soplar: ya no pintaba el calor ni un poquito.
Te diste cuenta que el camino fue aumentando en su pendiente todo el trayecto a medida que se acercaban a los cerros, hasta que la ladera se hizo evidente. En total, y gracias a que no pararon, habrán recorrido treinta kilómetros o más desde la villa a el pié de los cerros.
El camino ya no existía. A tu alrededor solamente había árboles flacos y bajos separados entre si por varios metros. En el suelo una linda capa de hierba verde y pequeñas florcitas. Lo único que complicaba el panorama era la niebla que ahí había. Ahora se encontraban avanzando en su última media hora de recorrido, puesto que ya habían amagado varias veces a descansar hasta el día siguiente, porque ya estaba por hacerse de noche. En un momento, más adelante se escuchó un claro ruido. Era un árbol quebrándose. Todos se pusieron cuerpo a tierra rápidamente. El ruido no se repitió, pero claramente algo había pasado más adelante. Entonces se volvió a escuchar otro ruido. Era madera rompiéndose, no quedaba otra. El ruido no cesó. Algo se frotaba contra una madera y cada tanto la quebraba un poco. Espiabas, pero más arriba no se veía nada, nada más que niebla.

-¿Ven algo?

-Nada.

-Tampoco. Pero algo pasa allá.

Sshh. -dice haciendo el tipico gesto con el dedo. Tenía el arco y la flecha listos para cualquier circunstancia que lo requiera. Se adelantó un poco al grupo sigilosamente y en cuclillas. Cuando estaba a unos cuantos metros de ellos les hizo un gesto para que lo sigan muy despacio y tomando alguna distancia.
Siguió avanzando lentamente. Si notaba algún bulto extraño en la niebla pararía y le apuntaría, pero antes de dispararle, intentaría distinguir de qué se trata.

Sólo espero que no sea una criatura de gran tamaño...

El gordo comerciante prácticamente iba flotando invisible sobre el suelo.

Todos avanzaron varios metros sin hacer ni un solo ruido. En la cabecera iba Terran y detrás vos. Boren y Gólgor estaban en tus espaldas, todos bien agachados contra el suelo.

Miraste hacia adelante, mientras seguías escuchando un ruido, pero no veías nada. Hasta que...fa. Fa. El Horror. Realmente no sabés que mierda es, pero es grandote, grandote. Imaginate ver a una especie de gordo de espaldas, con las caderas más anchas de los hombros (como Chumi). Estaba sentado, y ya media como dos metros y medio. Apenas se movía, al parecer hacía algo con las manos.