Partida Rol por web

-Sí, las cosas no están empezando a pintar nada bien. Los bajos fondos se están asustando, con ese tipo de los cuchillos en plan justiciero ¿Sabes algo de él? -preguntó como si tal cosa.

No le gustaba nada eso de esconderse, menos ahora que sabia de sus poderes, además nunca había sido muy buena en eso de hacer caso a los demás o que manejasen otros su vida, quizás demasiado independiente por eso de que sus padres adoptivos no eran un dechado de virtudes en cuanto a atención paterna.
Pero no añadió nada y dejó que los allí presenten hablasen.

Shauna se giró lentamente. Nergal se echó a volar de su hombro sin que necesitara siquiera pedirselo, posandose en una rama seca, espectante. Encaro lo que estaba allí con una expresión estóica.

-Buen día, PH02. No deberías estar tan lejos de donde perteneces -sabía perfectamente que ni al ser ni a su padre le gustaba mucho recordar el nombre de "Prototype Heroine 02", que era el nombre oficial de la maquinaria antes de que pasara a tener un intento de identidad humana.

 Miré al herrero con una sonrisa desagradable:

 - ¿Ahora quieres mi opinión?. Si mal no recuerdo, mientras teníamos al enemigo encima, tú hija y tú me atacasteis por expresar una idea que tenía, cuando yo solo quería ayudar... ¿Y ahora que todo está como está, me vienes con esas?.

 Luego me dirigí a Stream:

 - Y tú no te mantengas cayada ahora, me importa muy poco que tus padres adoptivos fueran unos indeseables, por tú culpa está pasando esto, así que lo mínimo que puedes hacer es aportar algo...

Miro a Castle, a esos ojos tan extraños, pero que tanto la atraían.
-Lo siento, creo que hemos empezado con mal pie, siento todo lo que te he dicho, y espero que puedas perdonarme, ya que parece que estamos juntos en esto. Eres un poco injusto al culparme a mi de todo esto y lo sabes- Pretendía hacer las paces con él de corazón, ya que no le gustaba enemistarse con nadie, pero tampoco iba a dejar que la culpasen de algo que nunca había sabido y que realmente no era culpa suya.

Voy haciendo fotos de la escena del crimen mientras disimuladamente busco alguna pista que me ayude a encontrar al asesino de los cuchillos o al cocinero. Cuando termino, me despido cordialmente del dueño y salgo a la calle.

Ann, voy de camino a casa - le digo a la IA de mi armadura - En la cafetería la pista sobre el asesino ya está fria.

Me subo a un taxi y vuelvo a la oficina. Una vez allí me conecto a la emisora de la policia e intento localizar algún tipo de actividad mutante.

No... del de los cuchillos no sabía demasiado. Ahora bien, de todos los demás...

-No, y la verdad, espero no tener que cruzarme a un lunático así nunca -se rascó el mentón con la palma.

Los otros dos sí habían sonado como adolescentes o sacados de una película (i.e. adolescentes), pero el ruso le había dado bastante miedo. Sabía lo que se hacía, tenía poderes mágicos y cero escrúpulos. Y encima estaba fanáticamente convencido de lo que hacía, hasta argumentarlo en medio de una pelea. Esa clase de cosas raramente eran buena señal.

 - Objetivamente, si que eres la causa, aunque no fueras tú quien lo empezase, cielo... Sino tu papi y tu mami... - Me dí la vuelta y observé como mi personal se hacia cargo de la nave, usando maquinaría para introducirla en uno de los hangares y comenté, de manera pensativa y sin ningún tacto. - ... ¿cuantas personas inocentes crees que morirán a causa de ese detalle, ¿docenas, miles, millones?. Las invasiones suele cobrarse su precio...

 Quería que se diera cuenta de que rechazar la realidad no serviría de nada y que debía de convertirse en parte de la solución, en lugar de seguir siendo solo parte de problema.

Miro de nuevo a Castle, de verdad quería hacer las paces y llevarse bien con él, pero se lo estaba poniendo muy difícil, culpándola de todo -Yo no pedí esto ¿sabes? yo vivía mi vida super tranquila ¡¡y no pedí esto!! pero lo afronto y lo acepto pues me ha tocado vivirlo- miro a Hefestos no quería que se molestase, estaba contenta de encontrar a su verdadero padre, pero no esperaba todo esto que ahora se le venia encima y Castle con sus comentarios no ayudaba nada.
Miro a Castle algo molesta por su falta de tacto -Pues no se cuanta gente morirá, espero que la menos posible, así que algo tenemos que hacer- miro a su padre como pidiéndole ayuda con que hacer.

  Asentí satisfecho:

 - Excelente, me alegra comprobar que eres consciente de eso, ahora lo esencial es encontrar ayuda para luchar contra las huestes de tu mami, no podemos hacerlo solos...

Dado la vuelta, sonrío. Todavía puedo sacar algo a este zoquete.

Me giro lentamente, aún sonriendo y digo.-Oh, el tema del furgón. Casi se me olvida. El señor Belmonte me pidió que te sustituyera, y que te pidiese los detalles.-creo que es virtualmente imposible que esto cuele. No puede ser tan tonto.-De cualquier forma, por salir no te preocupes. Encontraré a Mottes en cuestión de horas. En cuanto cante, el señor B. me dará la orden de sacarte de aquí ¿sí? Je. Voy a tener una noche movida, como ves.-Si cae en todo esto, creo que no voy a poder evitar romper a reír en su jeta.

Por fin unas palabras de Castle que no iban a atacar, parecía que finalmente demostrándole que era madura y que estaba entregada a la causa, había tocado algo de él ¿pero como fiarse de un personaje tan extraño? solo esperaba poder entender todo lo que pasase de ahora en adelante, su vida había cambiado, para bien o para mal, no le quedaba otra.
Asintió a las palabras de Castle, ahora venia la parte difícil , encontrar a gente especial.

Noté como un agradable calor me rodeaba y me sentí segura y tranquila. Abrí los ojos lentamente pestañeando rápidamente para despejar los restos de lágrimas medio congeladas que cubrían mis pestañas pero en mi campo de visión solo había pelo. El pelo rubio y suave de Ángel cubría casi todo mi campo de visión y fue entonces cuando me di cuenta de que me estaba abrazando. Mi corazón se aceleró y mis mejillas ardieron a tiempo que un extraño cosquilleo inundaba mi estómago provocando que ni un solo músculo de mi cuerpo respondiera. Solo el corazón se movía, apenas podía respirar por miedo a que se apartara de mi. Por unos instantes ya no había dolor, ni lágrimas, todo lo que había pasado se borró de mi mente como el vapor de los cristales al pasar la mano. Por desgracia, al igual que le pasa al vapor de los cristales, al rato vuelve a aparecer el dolor, justo cuando mis ojos se desvían y puedo volver a ver los cuerpos inmóviles de aquellos hombres. Cerré nuevamente los ojos y apoyando las manos en los hombros de Ángel le aparto suavemente -Gracias por darme ánimos, eres muy gentil... pero lo que he hecho no tiene perdón... al fin y al cabo, son personas...-Tragué saliva para impedir que las lágrimas volvieran a mis ojos y tras una corta pausa volví a hablar -Antes de irnos debo hacer algo...-me levanté despacio y me acerqué a los cuerpos mientras me concentraba. Derretiría el hielo que los atravesaba para no dejar constancia de que les había matado un mutante. Lo último que quería era que nos vieran aún más como monstruos asesinos. Lo haría tantas veces como fuera necesario. Debía proteger el secreto.

Hefestos asistía a la discusión entre su hija y Castle atentamente.

-Tienes razón en ese punto. Necesitamos reunir a todos los que podamos para luchar contra esta amenaza. Parece ser que en la ciudad de Nueva York es donde empieza a haber mayor afluencia de super seres. No quiero involucrar a todos los dioses aún. Es más, no sé si estarían de acuerdo en ayudarme.

Atenea levantó la vista del minotauro herido.

-Ya sabes que no, Hefesto. Juramos mantenernos alejados de los asuntos humanos. No sé cómo van a tomarse las cosas que has hecho cuando se enteren.

-Cuando todo esto termine me someteré al juicio de Zeus, si ese es su deseo -manifestó Hefesto gravemente-. Pero por ahora quiero proteger a mi hija y supongo que Nueva York sería un buen destino ¿No crees, Baphomet?

El robot no era del todo humano para acusar un golpe de ese tipo, sin embargo su tono de voz se volvió más chirriante.

-Ese nombre no significa nada para mí, soy Clair. Siempre he sido Clair.

La criatura se acercó unos pasos más hacia ti y observo al cuervo que no os quitaba ojo de encima.

-Veo que aún continúas en compañía de ese bicho asqueroso. Sentí mucho no encontrarte en la mansión... no fue del todo divertido... hermanita.

Mientras buscas en la frecuencia de la policía algún dato de interés, Ann se comunica contigo.

-He encontrado información sobre el señor Belmonte. De cara a la luz pública es un preeminente hombre de negocios, pero en realidad es dueño del imperio criminal más poderoso de Nueva York. Tiene una mansión en las afueras de la ciudad y recientemente se ha visto involucrado en actividades con mutantes. Se cree que está contratando algunos para su servicio.

-¿Y qué opinas del tipo ese de la armadura que se vio sobrevolando la ciudad? ¿El de la extraña explosión? Tengo varios clientes que estarían interesados en información sobre dicha tecnología. Pagarían bastante bien ¿qué te parece?

-¿Sustituirme? ¿Estás de coña? Pensé que estabas aquí para sacarme de este lugar y poner en marcha la operación... -Drill frunció el ceño, por su aspecto estaba empezando a sospechar de ti.

El hielo se fundió y se deshizo dejando los cuerpos como si hubieran sido apuñalados con un arma convencional. Piensas por un instante que la prensa podría relacionarlos con el misterioso asesino de los cuchillos ya que parecía una de sus víctimas. Angel te deja hacer antes de volver a poner la mano sobre tu hombro.

-Déjalo, debemos irnos. Tal vez deberíamos mudarnos a otro sitio. Puede que no estemos seguros ya en este barrio y no quiero dejarte sola.