Partida Rol por web

En la ventana podía verse cómo el disparo encendió la ira colectiva por completo. La multitud empezó a zarandear la reja como si de una plancha de cartón se tratara. No duraría mucho más. 

Norbert reaccionó y caminó hacia el pasillo junto con Megan

Tienes razón, no hay tiempo para sentirse abrumado, tenemos que ir a la sala de reuniones. Vamos a tener que salir al patio y correr hacia el edificio principal, el clínico. No creo que sea seguro esperar mucho más. 

Mientras se dirigía a la escalera, Norbert se frenó y dirigió a Megan una mirada de advertencia. 

Antes de que esto se llene de gente, quiero advertirte de algo. Cuidado con el oficial Meyer. Él fue quien disparó. No quisiera estar con él en una situación tensa si sucumbió al pánico así...

Palidezco de golpe al escuchar el disparo y Emily parece igual de asustada que yo. 

—Tenemos que ir a la sala de reuniones. Estarán reuniéndose todos allí.

Sin esperar su respuesta, empiezo a bajar las escaleras. 

La joven doctora asintió, nunca le había hecho gracia elmoficila Meyer. Le parecía un tipo desagradable, con poco talante y que sucumbía fácilmente a la presión. Antes de salir por la puerta del laboratorio, simplemente recogió la carpeta con los últimos informes de la investigación, por si en otro momento los leía con más calma y cerró la puerta. Después se apresuró a bajar las escaleras con Norbert para salir del edificio y cruzar el patio en dirección al clínico.

- Norbert, ¿hay más gente en la planta a los que debamos avisar? Tú acabas de hacer el recorrido habitual, debes de estar al tanto...

Emily comenzó a caminar detrás de Natalie con actitud visiblemente nerviosa. Al llegar a planta baja puede verse la sala de espera con varios pacientes agitados. La enfermera respira hondo, pone una mano en el hombro de la forense e indica: 

Nat, tengo que llevar a los pacientes a refugiarse en los consultorios, la sala de reuniones no va a dar abasto a todos. Ve primero allí y espera a que llegue más gente. Yo buscaré refugio con los pacientes. 

Acto seguido la enfermera comienza a alejarse pero antes de irse vuelve y susurra: Si algún paciente pide refugio en la sala de reuniones, intenta enviarlo a los consultorios, no creo que sea buena idea dejar entrar a cualquiera.

La mayoría de los pacientes están en el edificio principal, pero ellos deberían refugiarse en los consultorios. El resto del personal ya tiene indicaciones en caso de emergencia. 

Un terrible crujido metálico es la señal que desata el pánico por completo. Norbert se frena a ver cómo la reja cae y una multitud de gente comienza a irrumpir en el complejo. Uno de los oficiales es brutalmente aplastado por la multitud mientras que Meyer corre como loco en dirección al edificio clínico. El director recoge algo del suelo y corre lejos de la puerta. 

Atravieso la sala de espera para llegar a la sala de reuniones caminando cerca de la pared y evitando la mirada de la gente de mi alrededor. Me pone nerviosa verlos tan agitados y sentirme, al mismo tiempo, tan inútil. 

La sala de reuniones está vacía. Se trata de una oficina con una mesa ancha, varias sillas y una pizarra. Hay un pequeño mueble en una esquina donde se guardan elementos de librería, normalmente. La única ventana que da al pasillo está cubierta por la persiana baja. Después de unos minutos, la puerta se abre de golpe y entra uno de los oficiales de policía visiblemente agitado. Después de entrar se queda con la espalda contra la puerta y mira a Natalie. Se trata del oficial de Meyer, un hombre de poca paciencia y actitud en general desagradable. Rápidamente balbucea 

Ha-hay problemas. 

Megan sabía que no podian detenerse en medio del patio aunque la reja hubiese cedido, era demasiado peligroso. Tiró de la bata de su amigo y lo apremió a entrar en el clínico antes de que la turba accediese del todo al complejo.

- No te detengas, Norberto. Esto se puede poner peligroso ¡Date prisa!

En cuanto entró en el clínico vio la gente de la sala de espera. Megan no se detuvo y siguió avanzando rumbo a la sala de juntas.

Al entrar al edificio clínico, pudieron ver cómo Meyer entró corriendo de un salto a la sala de reuniones y cerró la puerta tras de sí. El estado de emergencia activó las habilidades de médico de emergencias de Megan. Con un rápido vistazo detectó unas 5  personas en la sala de espera. Los pacientes allí estaban en recuperación pero casi todos podían movilizarse por sus propios medios. El único cuya movilidad se veía comprometida era un hombre mayor que tenía la pierna rota. Una enfermera estaba guiándolos hacia los consultorios, como indicaba el protocolo. En cuanto los vio entrar, la enfermera lo miró. Se trataba de Emily, una enfermera profesional con gran corazón pero no mucho coraje. Con voz algo temblorosa, indicó 

¡Vayan a la sala de reuniones! Y-yo me encargo de los pacientes y me refugio en el consultorio t-también. 

Norbert comenzó a dirigirse directamente hacia la sala de reuniones.

Natalie se sobresalta y mira a su alrededor buscando algo que poder emplear como arma y, al mismo, esperando no tener que usarla. 

Los ojos de Natalie examinan la habitación y se paran sobre un extintor de incendios. En el peor de los casos podría usarse como arma contundente o para cegar a un enemigo con su contenido. Además uno nunca sabe cuando las cosas podrían incendiarse. 

Meyer observa a Natalie y asiente brevemente con la cabeza, como aprobando esa elección. En ese momento el picaporte de la puerta comienza a girar y el oficial de policía lo detiene con la mano. 

Del otro lado de la puerta se escuchan un par de golpes y un grito de 

¡Abran! 

Natalie no reconoce la voz del todo pero se distingue que es una mujer. 

A pesar de ser una becaria, todos los que la conocían sabían que Megan era una doctora que se preocupaba mucho por los pacientes y que no infravaloraba la labor de los enfermeros. Por ello, Norberto la apreciaba y siempre había hablado bien de ella al resto de enfermeros, siendo conocida por la mayoría y respetada. Emily no era la excepción y cuando la joven la vio la saludó con afecto, reafirmó sus palabras y le infundió valor al hablar al resto de pacientes que allí estaban para facilitarle la labor.

- Emily, lo estás haciendo genial,, me alegro de verte. Permíteme un segundo, encanto.

Entonces se puso a la vista de los que allí esperaban, y hablando alto y claro con tono afable pero decidido se dirigió a los pacientes.

- Atención, por favor. Necesitamos la colaboración de todos los pacientes para normalizar la situación y poder atenderlos lo antes posible. Por favor, acompañad a la enfermera Emily, en breves les informaremos de lo que ocurre, mucha gracias por su paciencia. 

Después se dirigió a Norberto y le señaló el hombre que cojeaba y que naturalmente necesitaría una silla de ruedas para desplazarse.

- Ese anciano necesitará tu ayuda, ofrécele una silla de ruedas. Yo voy a entrar a la sala de juntas, si lo cosas se complica ya el favor de avisarme, ¿De acuerdo? Te lo agradezco. Su sonrisa era amable y comprensiva. No quería cargar de trabajo a Norberto pero si el enfermero le gustaba podria cudir con presteza a ayudarnos se presentaba.

Norbert asiente y se aleja de la escena en busca de una silla de ruedas. 

Emily pasa al lado de Megan y le susurra -Gracias, Meg-  antes de retirarse con los pacientes restantes. 

Al probar la puerta, el picaporte gira apenas y se endurece de golpe, como si alguien lo estuviera sosteniendo desde dentro. ¿Acaso Meyer pretendía dejarlos ahí fuera? 

Aquello sorprendió mucho a la doctora, no era tan tonta como para no saber que alguien estaba impidiendo que le abrieran la puerta de la sala de juntas. Con calma golpeó tres veces y habló lo suficientemente alto para hacerse oír en el interior. 

- Soy la doctora Megan. ¿Podéis dejarme pasar, por favor? ¿Hay algún problema?

Después aguardó a que desde dentro le diesen una respuesta mientras veía como Norberto salía con una silla de ruedas y se acercaba al viejecito. Sin duda alguna, aquel hospital tenía a grandes profesionales de la sanidad. 

¿Por qué tardan tanto en abrir? ¿Cuál será el problema?

Volvió a golpear la puerta tres veces más y preguntó nuevamente...

- ¿Hola? ¿Alguien puede responder, por favor?

El oficial Meyer se mantuvo en silencio hasta que nuevos golpes lo obligaron a reaccionar. 

- Soy la doctora Megan. ¿Podéis dejarme pasar, por favor? ¿Hay algún problema?

Después de unos segundos, los golpes volvieron a sonar. 

- ¿Hola? ¿Alguien puede responder, por favor?

Después de dudar unos segundos decidió preguntar 

-¿E-está sola, doctora? 

En las afueras puede escucharse un griterio a lo lejos, pero ya no se puede saber con certeza si es enteramente una turba de gente viva...

Norbert se lleva al anciano hacia los consultorios y desaparece de la vista. 

Desde dentro se escucha la voz de Meyer que pregunta  nervioso. -¿E-está sola, doctora?

En ese momento Norbert vuelve con un trote ligero y mira a Megan confundido, preguntando qué ocurre con la mirada. 

- Tan solo el enfermero Norberto y yo, así es. ¿Que ocurre oficial Meyer? ¿Le importa dejarnos pasar y contarnos con calma que ocurre? Seguro que podemos ayudarle...

Las formas y el tono de voz de Megan eran lo más amables y comprensibles dada la situación. Sabia que el oficial era difícil y en ocasiones complicado poder llevarse bien con él, pero hasta la fecha, siempre había sido responsable. Si se había encerrado es que la situación lo requería y la doctora necesitaba estar informada lo mejor posible.

- Solo estamos nosotros dos, abra la puerta por favor.

Después de unos segundos de duda, Meyer abre la puerta y los arenga a entrar. 

Dentro está la Natalie, la estudiante de forense, que espera nerviosa en una esquina con un extintor a la mano. 

La doctora Megan y Norbert entran con velocidad y acto seguido cierran la puerta

Norbert el enfermero mira a Meyer con mirada inquisidora. 

Con expresión culpable, Meyer intenta explicarse a sí mismo. 

Es que la situación se salió de las manos y las cosas se descontrolaron. ¿Cómo está todo ahí fuera?

Nada más entrar, la joven doctora observó que Natalie también estaba en la estancia y la saludó con un grácil gesto. Después respondió al oficial aunque extendió sus palabras al resto de los presentes.

- Sinceramente desconozco cómo está la situación. Norberto y yo estábamos en el otro ala del complejo, en los laboratorios de la zona de investigación, cuando se escucharon gritos, improperios de una muchedumbre que se agolpó contra la reja de la entrada. Al poco escuchamos un disparo, y rápidamente seguimos el protocolo ante una situación de alarma, por lo que nos apresuramos a llegar hasta aquí... Entonces le vimos correr y entrar en el clínico, y finalmente cedió la reja. Se tomó unos segundos de pausa y retomó el discurso. No sé exactamente a qué se debe tal aglomeración pero espero que no se relacione directamente con la epidemia...¿Estáis al corriente de algo? En la sala de espera solo habían cinco pacientes y la enfermera Emily que estaba atendiéndolos...no me pareció observar ningún comportamiento extraño en ninguno de ellos. 

Después levantó la vista hacia Natalie, no había entablado a penas palabras con ella desde que llegó al hospital pero sabía que era muy competente y una excelente estudiante de medicina forense. Con total seguridad podría aportar algo de luz al asunto.

- Natalie, ¿Sabes algo más de todo este asunto? ¿Quizá usted oficial? Creo que sería el momento de compartir lo que sabemos y entre todos decidir cómo actuar. Estoy preocupada por los pacientes y Emily, me gustaría poder ayudarles...

—No... yo estaba... —tartamudeó. Aún no terminaba de entender todo lo que estaba pasando a su alrededor; pero se repuso, respiró hondo y se irguió sin soltar el extintor—. Estaba con el director, informándole sobre mis avances en la investigación y llegó una llamada de auxilio de una enfermera. Salieron corriendo y me dejaron allí sola. Al ver que tardaban tanto en volver, decidí salir a buscarles y me encontré con Emily. Bajamos juntas hasta aquí, pero nos separamos: yo seguí el protocolo pero ella decidió ayudar a los pacientes a refugiarse en los consultorios. —Hizo una breve pausa—. No sé nada más, espero que esté bien. ¿Qué deberíamos hacer ahora?