Partida Rol por web

Nero se alejó, vigilando el resto de pasillos más cercanos con la pistola en la mano, evitando que les sorprendieran, al menos desde los lugares más próximos a ellos. Satisfecho con una inspección rápida, se acercó al resto mientras les escuchaba. Observó atentamente a la Guardiana de Pergaminos, su forma de hablar, su postura corporal, su tono. Pero ya fuera por el nerviosismo que aún tenía encima, ya fuera por el estrés de la situación, Nero no conseguía leerla con facilidad, pero por lo que parecía, ella creía firmemente en lo que decía, aunque Nero estaba seguro que les guardaba información extra. - A los nobles no les gusta que los plebeyos metan la nariz en sus asuntos. Típico. - pensó el arbitrador mientras se acercaba a Arcturus. 

Se agachó al lado de su compañero, cerca de Isolda. La miró largamente mientras ella y "Gigi" hablaban, asintiendo brevemente en un par de ocasiones. El mariscal les pidió su permiso para iniciar interrogatorios, llamar refuerzos, acordonar la zona y reunir a los testigos para hacerles preguntas. - Adelante Mariscal, pero cuidado con quienes encuentren, podrían ser monstruos como estos. A lo mejor un Auspex ayuda a discernir si están vivos o muertos...y si se enfrenta, tres consejos, distancia, dispare a la cabeza y use fuego purificador.- las ideas del Mariscal no eran malas, pero no podían permitir que nadie se les escapara sin interrogarlos. Estaba seguro que alguien debía saber algo.

- Déjame echar un vistazo. - le dijo a su compañera, cogiendo los legajos traídos. Mientras leía el manuscrito, su mente hervía de datos con todo lo sucedido. Cristales que formaban parte de un espejo que parecía provocar la locura a quien lo poseía, casas nobles, una señal dirigida a este planeta, desaparecidos, asesinatos, el sol negro, monstruos con una habilidad sobrenatural para camuflarse y bombas para autodestruirse y no dejar pruebas, decenas, cientos de pruebas que iban desgajando una historia, un hilo, que aún no habían sido capaces de desenredar. 

Claudius no sabía que hacer (o más bien quería hacerlo todo). La caja... a pesar del peligro que entrañaba algo en su interior tiraba de él (quizás pudiera asomarse al interior del cristal y ver que había atraido a todos los demás (y probablemente verse absorbido y consumido por éste como todos los demás). Los miles de legajos de aquel lugar (un tesoro se mire por donde se mire) el cadáver inmovilizado (y el que habían dejado atrás pero al que pretendía volver).

- Algo me dice que la presencia de estos cadáveres "vivientes" tiene detrás una inteligencia superior. Al enfrentarnos a ellos parecían seguir unos instintos (o instrucciones) bastante primarios. La capacidad de disfrazarse, interactuar con los guardias, en resumen hacerse pasar por nos, contradice tal comportamiento primario (la operación, tres masacran/distraen y uno roba el cristal es elaborada aunque algo más básica que lo previo). Me gustaría saber cómo se opera el dispositivo de camuflaje... ¿sería posible conocer tal cosa magus Arcturus? ¿o quizás se trate de una capacidad psíquica? (algo improbable en estos descerebrados) y en tal caso ¿no nos estaremos dejando a alguien que los estuviera controlando de cerca? alguien capaz de hacerse invisible (ya sabemos que hay en el planeta alguien así), alguien capaz de activar los camuflajes y/o los dispositivos explosivos (que habremos de estudiar, desmontar, volver a estudiar y conservar Arturus)

Toda esta cháchara fruto del entusiasmo soltó Claudius mientras echaba un vistazo a los papeles que les habían ofrecido, aunque su hilo de pensamiento iba y venía de un tema a otro. El traspaso de papeles entre todos los adeptos, que consultaban todo a la vez y que parecían coordinarse tan sólo para desordenar cada vez más la pila de documentos.

Perdido el interés por la futilidad Claudius se centró en la porción más cercana de la biblioteca, dispuesto a tomar prestado para más tarde cualquier tomo que llamara su atención (después del salvamento in extremis y con la autoridad de la Inquisición sobre sus hombros no creía que fueran a impedirle tales consultas/préstamos).

Sintió el contacto de Isolda, y más fuerte que eso, su presencia. Ella había sufrido y perdido como nadie en aquel equipo. De los vivos, claro, y quizás más que algunos de ellos incluso.

Arcturus esbozó una débil sonrisa, algo inaudito en él. Sería por la falta de costumbre o por su estado, el caso es que no transmitía demasiada alegría.

-Sí, hermana. Él nos protege, y el Omnissiah está con nosotros.

Se apoyó desgarbadamente en Nero cuando esté mencionó el áuspex para rebuscar en su túnica y tenderle uno de los dos que portaba. Aún recostó su peso sobre el arbitrador un tiempo más, como cobrando fuerzas.

-Los vistieron de nosotros y los movieron como marionetas. Sí, señor Vipus. Si un dispositivo puede hacer esto... Creo que es una fuerza de otra naturaleza. Prestemos atención a esas marcas brillantes en su piel. Leámoslas. Respecto a los explosivos, si le parece los veremos luego, más detenidamente, sin arriesgar a todos los presentes. Además, me zumban los oídos y me escuece hasta el último maldito electroinjerto de la cabeza.

Isolda propuso reunirse con la nobleza y el juez magistrado, plan que la guardiana de los pergaminos y Skarmen aprobaron de inmediato; por otro lado, el Skarmen además quería confirmar los datos que ya suponían sobre los sospechosos interrogando a los guardias. En cuanto Nero le dio el visto bueno, el mariscal desapareció en dirección a la puerta.

Su marcha quedó interrumpida por un examen rápido de los cadáveres por parte de Arcturus. No había mucho que ver que no hubieran deducido ya. El dispositivo explosivo parecía algún tipo de granada flamígera común y aquellas marcar brillantes eran realmente extrañas, pero necesitaban algo de tiempo para poder extraer algún significado de ellas. Finalmente, Claudius examinó los estantes lo suficiente como para encontrar una especie de registro de eventos importantes de la ciudad de Sinophia Magna, del que se apropió sin contemplaciones.

Tras unos minutos que se hicieron bastante largos, la voz de Skarmen comenzó a llamar a través del comunicador en tono apremiante. — Malas noticias. Los guardias de la puerta están muertos. Alguna de esas criaturas debió escapársenos. — Después de aquella información, Skarmen regresó lo más rápido que pudo con los acólitos para reunirse con la nobleza en la sala del consejo, ya recobrada la energía del edificio

El ambiente era tan desolador y caótico como cabía esperar. La sala contenía una gran mesa ovalada partida por la mitad, y una multitud de nobles en estado de shock. Varios guardias yacían muertos (de hecho, no había ninguno presente que siguiera vivo), pero no parecían haberse entretenido con los testigos... la silla que habría presidido la mesa estaba volcada y hecha pedazos, y a su alrededor había un gran charco de sangre semicogulada bajo un cuerpo aplastado y destrozado.

Skarmen pareció a punto de perder el equilibrio de la impresión, mientras que la guardiana de los pergaminos cayó de rodillas sollozando. — El juez magistrado. Han asesinado al juez magistrado... — falfulló uno de los presentes.

Los nobles estaban demasiado agitados para ser capaces de responder con calma. Se tardaron varios minutos en tranquilizar a la multitud lo suficiente como para que comenzasen a colaborar con normalidad. Mientras tanto, por fin llegaron los refuerzos: un par de destacamentos de arbitradores líderados por un pálido Constantine y al menos el doble de agentes de la ley y Mandato, con Khan a la cabeza aparecieron a pesar de que ya era demasiado tarde.

La noticia de que una de esas criaturas se había escapado no pilló de sorpresa a Nero, pero no por ello le hizo sentir una amargura especial al haber dejado que una de esas cosas escapara de allí. Esto le indujo a pensar que alguno de los objetivos de quien le había enviado había sido cumplido, probablemente sustraer algún objeto. No le había parecido en ningún momento que aquellas criaturas tuvieran miedo, si es que sentían algo, más bien parecían autómatas, y como buenos autómatas, sólo cumplían órdenes de sus amos...así que la pregunta era fácil y se formó en la mente de Nero con rapidez.  - ¿Quién los había enviado y porqué? - dos cuestiones vitales para entender lo sucedido. 

- Vuelva aquí, Mariscal Skarmen, nos reuniremos con la nobleza. - contestó Nero a la transmisión. Raudo y eficiente, Skarmen retornó, y se dirigieron hacia la sala del Quorum. 

Al llegar a la sala, todo estaba destrozado, y la mirada analítica de Nero captó la mayor parte de detalles en un momento, y aunque requeriría de una inspección minuciosa más adelante, no era el momento, pues pronto llegaron los arbitradores y los mandato, y la tensión en el ambiente subió varios grados de repente, amenazando con estallar en cualquier momento. La estratégica muerte del juez magistrado, el que mantenía a duras penas el equilibrio en la balanza de poder de aquel lugar, no escapó a Nero (y tampoco a sus avispados compañeros), aquello había sido un golpe con varios frentes, varios objetivos. - Pero...¿cuántos? - se preguntó. 

Independientemente de eso, había que tomar una decisión rápida y contundente, o allí empezaría a desmoronarse el poco orden reinante. Hizo a sus compañeros hacer un corro aparte, algo alejado del resto y les consultó en voz baja. Aquello que tenían que hablar los acólitos de la Inquisición no era para otros oídos. - Señores, debemos tomar las riendas del asunto, ponernos al mando. El vacío de poder creado va a causar una guerra en muy breve tiempo. Sugiero que ordenemos inmediatamente que estamos al mando y que todas las cuestiones deben pasar a través nuestro hasta que se reciban órdenes para la sustitución del Juez. - 

*Al terminar de hablar con sus compañeros, Nero se dirigió a las dos fuerzas del orden oficiales, dejaría que otro de sus compañeros diera la noticia a la que habían llegado en acuerdo.

Con voz autoritaria dijo - Por orden de la Sagrada Inquisición, se dan las siguientes órdenes y se espera su inmediato cumplimiento so pena de ser declarado Traitor Excomulgatis. Mariscal Constantine, usted y sus arbitradores, como especialistas en estas situaciones, interrogarán a todos los testigos y reunirán todas las pruebas posibles para dilucidar la identidad de los atacantes y sus objetivos, a la par que asegurarán el edificio y todas sus entradas y salidas, a la vez que harán retornar la paz a este lugar, confirmando la seguridad de todos los presentes. Khan, usted y sus hombres saldrán inmediatamente del edificio y asegurarán los alrededores, a la par que comenzarán la búsqueda de la criatura huida e interrogarán a cualquier sospechoso que encuentren. No es necesario que les recuerde lo vital que es encontrar a la criatura huida. - Nero no tenía ninguna esperanza de que aquellos matones de Khan y los suyos encontraran absolutamente nada, pero los quería fuera del edificio ya mismo para evitar enfrentamientos, y darles un objetivo y aliciente importante era lo más sano en éstos momentos cara a la galería, ergo, los nobles que estaban allí y que debían "apoyar" las palabras de los acólitos. En realidad no era necesario, pero mejor mantener una apariencia y darles salidas "honorables" a los nobles antes que ponérselos de cara y tener que enfrentarse a ellos. 

Arcturus se iba recuperando lentamente, interesándose en el cuerpo y los explosivos* pero sin llegar a poder razonar con claridad. De vez en cuando se masajeaba detrás de una oreja y sonaba un leve chirrido agudo en su nuca. Siguió con paso algo incierto a la comitiva hasta la sala del Consejo, que presentaba un panorama dantesco. Los rostros demudados de todos, magistrados, asbitradores y Mandato, parecían mostrar esa extraña disposición de ánimo entre la estupefacción y la desesperación. Peligroso.

Nero hizo corro. Arcturus se inclinó un poco para escuchar. Lo miró escéptico cuando mencionó:

Sugiero que ordenemos inmediatamente que estamos al mando

-¿Quiere que nos pongamos ahora a dar un golpe de Estado, señor Kar... Nero? No es el momento. Pero si se refiere a controlar la investigación sobre este crimen, y aprovechar para informarnos mejor sobre lo que nos ha traído aquí realmente, claro que sí.

Miró al resto. Claudius seguramente podría ocuparse de hablar con los magistrados, predisponerlos a nuestro favor. Quizá también Isolda quisiera intervenir... Ambos podrían ser una buena combinación.

Oteó los grupos. Khan podía ser un problema. Nero lo resolvió de maravilla operacionalmente hablando, distribuyendo tareas y funciones. Faltaba que el mariscal obedeciese.

Claudius metió en su bandolera el libro que consideró más interesante/práctico de la biblioteca y dedicó un rato a registrar en su cuaderno de campo las marcas de los cadáveres de los agresores. Acompañado por Arcturus confirmó que no existía un dispositivo de camuflaje o restos de camaleonina (por tanto debe ser un efecto psíquico disforme, que dificilmente apruebe la Schola Psikana). De los dispositivos explosivos... tendría que dar cuenta Arcturus, pues Claudius, consciente de sus limitaciones, prefirió conservar todos los dedos.

Abandonó el estudio cuando, fruto de la iniciativa de los demás, que marchándose hacia la sala del consejo iban a dejarlo sólo con los libros y la guardiana de los pergaminos (algo nada desagradable por otro lado). Recogió a toda prisa sus enseres y apretó el paso para unirse al final del grupo.

Llegar a la sala del consejo fue todo un espectáculo. Por un lado, había señales de combate y numerosas víctimas, muchos testigos (o cómplices) que no habían hecho nada (o al menos no mucho) por evitarlo a la vista de su estado (indemne). De haber luchado probablemente el resultado hubiera sido distinto (probablemente habría más nobles muertos).

Del agresor/agresores poco o nada se sabía... ¿cuántos? ¿con que aspecto? ¿por dónde habían huido?

Cuando Nero propuso tomar el control del gobierno Claudius casi se echó a reir ¡pobre hombre! aunque bien se contuvo de mostrar más que una breve sonrisa. ¡Aquel pobre arbites no tenía ni idea de la escala del gobierno planetario, ni imaginaba las toneladas de tablillas, impresos, papeleo e informes que generaba cada día una ciudad colmena, cuando menos ¡un planeta entero!

Claudius quien (con su odiada familia) había dirigido las vidas de decenas de millares de seres se hacía vagamente una idea de lo titánico de la tarea. Tal golpe de mano no sólo era imposible, si no que acabaría, o bien con ellos muertos en aquel mismo lugar por insurrección de los nobles o bien con las ciudades ardiendo por el caos antes de dos días.

Tomó la palabra e intentado que su mensaje no pareciera contradecir al de Nero (aunque su contenido era bien distinto) si no desarrollarlo, cogió aire y empleó un tono de voz que habría envidiado cualquier actor que personficara al Emperador en las representaciones teatrales religiosas.

- Lo que el agente inquisitorial Karajcik (su pronunciación fue exquisita esta vez) quiere decir es, que debido al repentino fallecimiento del juez magistrado Idrani, en este mismo momento la Sagrada Inquisición de Terra (elevó el tono de voz, autoritario). Impone, por un plazo aún por definir, el Cincinno legis planetia - se trataba de un (poco habitual) procedimiento por el cual se bloqueaba la capacidad legislativa del planeta. Las leyes, las normas, los procedimientos y en conjunto, el funcionamiento del planeta seguían siendo los mismos; pero se bloqueaba la redacción o ejecución de nuevas leyes, lo que impedía golpes de mano políticos o que ciertos grupos políticos sacaran ventaja de una situación de emergencia. Según los libros de historia había planetas que habían sufrido interclusio legis durante siglos, para beneficio del gobierno central del sector y amonestaba a los gobernadores planetarios. Su empleo, con caracter puntual, podía evitar en opinión de Claudius, una guerra civil - algo que, ahora mismo, beneficiará a todos -quién proteste ahora se señala como un problema e incluso como enemigo del estado ante sus pares.

- Por otro lado, como también ha solicitado el agente Karajcik, la inquisición les exige (como siempre) la más absoluta e inmediata colaboración en estos duros momentos y en esta investigación.

Gianna siguió a sus compañeros camino a la reunión con los nobles. Esparaba que mientras ellos tuvieran un trozo de espejo en su posesión no pudiera ser utilizado por quien tanto empeño estaba poniendo en buscarlo. 

La muerte del juez magistrado era un contratiempo, pues no podían valorar como cambiaría la situación sociopolítica del planeta y eso nunca era bueno.

Nero impartió las órdenes para que los grupos armados rivales se separaran mientras que Claudius imponía una restricción en la redacción de nuevas leyes. No interrumpió Gianna a ninguno de ellos, ni puso objeción alguna, pues la guardia imperial nada podía aportar, más allá de verlas coherentes.

Isolda apretó la mandíbula al ver esa escena del crimen. Esos seres se habian introducido hasta el fondo de ese lugar, lo que decía mucho de las capacidades de sus enemigos o de la seguridad de ese lugar. Asintió a las palabras de Nero y no pudo evitar un gesto en las palabras de Vipus, ya que no era un momento para ir dando explicaciones y demás.

-Tenemos que controlar lo que ocurrió aquí. ¿Por qué matar al Juez Magistrado?¿Solo por generar Caos o hay algo detrás de eso?.

No podía evitar seguir pensando que le faltaba demasiada información.

Los documentos del predecesor de Eupheme Tassel están bien organizados, pero contienen mucha información poco relevante entre la que hay que indagar antes de sacar algo en claro. Finalmente, un puñado de páginas relativas a unos años atrás proporcionan algo de información sobre el fragmento de espejo y la caja:

[...]El fragmento estaba olvidado entre los artefactos de nuestro antepasado, tardé meses en descifrar la críptica descripción que lo acompañaban y que explicaba lo que era capaz de hacer, y aún más tiempo en atreverme a intentar utilizarlo. Al parecer hay más de estos fragmentos, que pertenecían a un objeto completo, pero aún conservan un gran poder. Indagando en su interior he podido ver retazos del pasado y del futuro, y mundos lejanos, quién sabe cuanto podría llegar a aprender cuando lo domine.

[...]He cometido un grave error, ahora lo comprendo. Siempre estuvo ahí, tentándome para utilizarlo y yo caí en la trampa; tan solo he sido afortunado de darme cuenta antes de que me controlarse o destruyera mi mente por completo. Intenté destruirlo pero nada parece causarle el más mínimo daño ¿Cómo fue roto en primer lugar? No me atrevo a deshacerme de él por si alguien lo encuentra. Lo he protegido lo mejor que he podido pero aun así las pesadillas no han cesado por completo. Ya es tarde para mí. Temo que solo es cuestión de tiempo...

[...]Me estoy acercando. Ya he encontrado a dos dueños de otros fragmentos, y estoy cerca de hallar a un tercero; querría buscar más pero los ritos para ocultarle mis pensamientos consumen mis fuerzas y cada vez son menos efectivos. Debo advertir a los otros de la naturaleza de estos objetos antes de que pueda reaccionar o me temo que pasará algo terrible.

Hiram Sur'Seculo
Evandus Idrani (Juez Magistrado, 2 fragmentos) ¿A quién regaló el segundo?

(Este último párrafo está fechado hace poco menos de dos años, Eupheme confirmará que su abuelo murió el mismo día que lo escribió)

Una solitaria hoja yace apartada de su lugar entre las notas del antiguo guardián de los pergaminos, desgarrada del cuaderno original. Cuando Isolda la lee descubre algo más:

[...]Tenía que haberme dado cuenta antes; Solo el poder de un demonio podría conceder semejantes conocimientos. ¿Cómo lo encerró Haarlock? Según la leyenda usó dos espejos idénticos y lo doblegó a su voluntad. ¿En verdad puede un simple mortal doblegar a un demonio? Lo que es seguro es que aún sigue ahí dentro.

Tuve en mi poder el fragmento durante muchos meses, pero no fue hasta que lo comencé a usar que comencé a sentir su presencia vigilándome en silencio; desde entonces no deja de vigilar mi fragmento, esperando que vuelva a usarlo para devorar mi alma, sin duda.

La sala estaba en completo silencio (salvo por algunos gruñidos que pretendían ser de indignación entre los arbitradores rasos y los agentes de la ley de Khan). Los nobles habían ocupado sus asientos a pesar de la ausencia de la gran mesa ovalada central, en ausencia de los Seculo, Eupheme había ocupado la duodécima silla; tan solo la del juez magistrado permaneció sin ocupante una vez retiraron su cuerpo, como un recordatorio muy tangible del vacío de poder que había quedado con su muerte.

Las órdenes a los arbitradores de Skarmen y a los Agentes de Khan no pillaron por sorpresa a nadie, aunque las declaraciones de los acólitos de tomar el mando levantaron algunas ampollas entre la nobleza que no tardaron en hacerse visibles. — Con todo respeto. — comenzó uno de los nobles, en un tono nada respetuoso, aunque demostrando que sabía elegir bien sus palabras — Margrave Sur'Maywroth, sus autoridades. El Quorum siempre ha asumido parte de los deberes del Juez Magistrado, y creo que romper la cadena de mando ahora provocaría el pánico y el caos en la ciudad.

Por supuesto que queremos colaborar para salir de esta crisis lo más rápido posible, pero también queremos asegurar la pervivencia de la ciudad como ha sido hasta ahora. Rogaría que no nos priven de todas nuestras preciadas fuerzas de defensa, pues tenemos más enemigos de los que defendernos, y que nos confíen las gestiones de la ciudad que no afecten a su investigación. Si aceptan mi consejo, deberíamos declarar la ley marcial... —

Las palabras de Maywroth causaron diversas reacciones. Algunos nobles del Quorum lo apoyaban, aunque otros estaban escandalizados por su osadía; en cualquier caso, la mayor parte de ellos comenzaron a elevar la voz, varios casi parecería que se hubieran olvidado que estaban en presencia de acólitos inquisitoriales, y reclamaban para sí mismos la gestión de sectores concretos.

Khan y Skarmen ya habían comenzado a dar las órdenes a sus hombres, pero la situación les detuvo. Khan se ubicó deliberadamente cerca de Maywroth, dando a entender sin lugar a dudas que lo apoyaba, mientras que Skarmen se posicionó junto a los acólitos. A uno y otro lado, las tropas de cada bando se miraban en tensión, apenas atreviéndose a rozar las empuñaduras de sus armas.

Khan había aparecido en un uniforme de gala nuevo y brillante, cubierto igualmente de diferentes y deslumbrantes medallas, seguramente pensado para impresionar a la nobleza, aunque en aquella situación pocos se habrían fijado en aquellos detalles.

En lo que sí se fijaron los acólitos (y parecía increíble, después de los últimos acontecimientos), era en la medalla que ocupaba una posición de honor en su perchera. Tenía engarzado un pequeño cristal, desumbrante, con un leve brillo morado en sus bordes. La viva imagen del mismo cristal que habíais recuperado de los aposentos de Eupheme Tassel hacía solo unos minutos, solo que este fragmento apenas era del tamaño de una canica grande.

- Opino que buscaban generar Caos y provocar una guerra, o al menos fuertes disensiones entre los nobles que provoquen toda clase de conflictos que mareen. Todo parece destinado a crear una gran distracción para ocultar el verdadero propósito, pero sin más datos, no podemos más que hacer suposiciones. Eso sí, apostaría por lo que acabo de decir. - contestó a su compañera Isolda en voz baja, para que nadie ajeno a su grupo les escuchara. 

Nero hizo un amago de sonrisa a Claudius cuando este "corrigió" la sugerencia que había hecho para amoldarla a la situación, la verdad es que no estaba habituado a una situación de mando de tal envergadura (planetaria), por supuesto, lo único que había pretendido era evitar una eterna discusión o el comienzo de una guerra por el poder, algo que parecía no poder evitarse en cuanto el señor de la casa Maywroth quiso tomar las riendas del asunto "sugiriendo" una forma de acción, aunque en opinión de Nero, Claudius había resuelto la cuestión admirablemente bien. Entendía perfectamente que el Inquisidor lo hubiera incluido en el grupo, sus conocimientos sobre la nobleza y los vericuetos del poder que estos manejaban eran muy útiles allí, aunque también había demostrado otras dotes. 

Viendo que tanto los Arbitres como los Mandato se detenían a la hora de cumplir órdenes, Nero se puso en tensión. Khan y sus tropas estaban retrasándose en cumplir una orden directa, y teniendo en cuenta lo que él había dicho, la cosa era muy seria. - Se ejecuta poco, por lo que veo. - pensó Nero. Pero sus ojos se fijaron en una medalla en concreto que Khan portaba, y cuando reconoció lo que era realmente, casi se le salen los ídem de la órbita. Si no llega a ser por el casco que portaba, su cara hubiera sido casi cómica. Recomponiéndose, pensó en la petición del Noble. Se acercó a Claudius y le dijo en voz baja: 

- En realidad nos falta potencia de fuego, me gustaría contar con las FDP bajo nuestro control, apoyando a los arbitres. Quizás no sea mala idea establecer algún tipo de control militar, pero bajo nuestras órdenes directas, única y exclusivamente. Que la apariencia sea para mantener al ejército bajo una "neutralidad" y que ninguna casa saque provecho, la mayoría estarán de acuerdo, entiendo. Por cierto, ¿ha visto la medalla de Khan? Si no me equivoco, es uno de los trozos de espejo. ¿Se le ocurre cómo hacernos con él sin liarnos a tiros con Khan? He pensado en acercarme a él y castigarle por no cumplir las órdenes al momento, quitándole todas las medallas, incluida esa, pero acepto sugerencias, usted está más versado en tratar con nobles, Claudius.* - le susurró a su compañero, que parecía ser quien estaba tomando la voz cantante. 

Nero sólo actuaría si la cosa parecía salirse de madre y sería para pegar cuatro gritos y probablemente, ajusticiar a alguien si era necesario. Allí habían habido ya un par de conductas que, según el libro del juicio, eran punibles con penas bastante severas. 

- Noble señor Sur'Maywroth - dijo Claudius en voz alta empleando un tono tranquilo y paciente, como el de un maestro que instruye a un alumno particularmente lento - agradezco su disposición y que sea el primero en ofrecerse, como se ha pedido, a ser el primero en colaborar con la sagrada Inquisición (en realidad aquel hombre había hecho justo lo opuesto, pero no estaba de más darle la vuelta a sus palabras sin enfrentarse de frente) - como he dicho, la situación actual es de Cincinno legis planetia, es decir, para aquellos no familiarizados con el término, la prohibición expresa (salvo por autoridad superior (Inquisión o Gobierno del sector) de formular nuevas leyes. Por tanto, se mantienen en pie y en funcionamiento todas las actuales leyes y cauces administrativos del gobierno. Eso permite, como señalais Sur'Maywroth, evitar el pánico, el caos o que se altere el status quo.

- Esto no tiene otro objetivo que, tal cómo habeis acertadamente señalado, "se asegure la pervivencia de la ciudad tal y como ha sido hasta ahora".

- En tales circunstancias, como comprenderá (y si él no lo hacía, todos los demás presentes sí), imponer la ley marcial no sólo es poco propicio (pues es algo que sí genera caos y pánico), si no que además sería contrario a la ley (que impone no realizar nuevas leyes) o dicho de otra forma, un delito.

- Como contamos con su férrea colaboración, sabemos que ninguna de las casas aqui presentes, ni aquellos bajo su mando, ni los súbditos de las casas, tomarán medidas que, de ésta u otra forma, se opongan a la ley. So pena de caer en desgracia para todos los implicados y sus responsables.

- Por otro lado, general Khan, querríamos asignarle nuevas responsabilidades en base a esta situación, me gustaría que acompañara a la sala adjunta a los agentes Karajcik, Isolda y Anzerani para discutir los pormenores bélicos. Mariscal Skarmen, usted también si fuera tan amable (hale, ahí lo teneís, pensó Claudius, que había propiciado a los más agerridos del grupo un momento de relativa intimidad con el general para averiguar/requisar el fragmento de cristal (a saber cuántos de aquellos chismes había en el planeta)

Isolda queria dar toda la información que habia obtenido, pero ahora mismo solo sabía que esos cristales, fueran de lo que fueran, tenian que mantenerse alejados de las mentes debiles y de facil tentación. Por suerte ella portaba el que habian encontrado.

A ver como se iban posicionando, la sororita no pudo evitar dar un paso al frente y quedarse dela te de Khan, como habia hecho en la torre de los Arbitres y no pudo evitar esbozar una ligera sonrisa.

Iba a abrir la boca y a soltar un par de comentarios mordaces. El primero sobre si amenazaria con destruir ese lugar tambien, el segundo sobre si esa condecoración era por no haber conseguido nada en la investigación o por salir escaldado de un intento de extorsión, pero las palabras de Vipus podían hacer que todo fuera más sencillo.

Sí, aprovecharía ese momento para tomar cartas en el asunto.

Tras oírlo hablar, Giana volvió a pensar que era una suerte contar con alguien como Vipus en el grupo. Nadie como él entendía a los nobles con los que se estaban encarando en ese momento y nadie mejor que él podía encauzar sus acciones.

Como mucho la guardia imperial podría haber sacado las pistolas láser y ejecutado a algunos, pero sabía que este era el mejor modo de actuar.

Con cara sería añadió a las palabras de Vipus.- El tiempo apremia, cada segundo que pasa es un segundo que nuestros enemigos tienen para preparar su siguiente golpe. Seguro que estos nobles señores nos habilitarán esa sala con la mayor de las prestezas.