Partida Rol por web

Fueron días de búsqueda sin tregua, intentando deducir algo sobre la misión principal que nos había traído hasta este planeta, mi planeta. 

La torre al final no contenía nada de interés, habiendo sido concienzudamente saqueada con anterioridad a su llegada. Frustrados, acudieron a la Corte Mecánica, donde gracias a Arcturus y su previsión. Hicieron un descubrimiento inesperado, la señal que les había traído a este planeta se reproducía con fuerza en aquel lugar, por lo que sin duda el orígen estaba allí mismo. 

Tras buscar con denuedo, encontraron una sala que cualquier estudioso soñaria con tener, y allí descubrieron un dato fundamental, el lugar al que señalaban las coordenadas que habían encontrado, y algo más. 

- Instalaciones del Tesaracto Ciego, me pregunto qué será eso. Nada bueno, viniendo de los Haarlock - comentó. 

Dejó que los cerebritos hicieran su trabajo para extraer toda la información posible antes de presentarla ante el Inquisidor, él tenía pendiente visitar un lugar antes de ir a aquel planeta. 

La investigación de la corte mecánica había resultado sorprendente. Una vez más los Haarlock habían demostrado su amor por el secretismo y las máquinas a escala arquitectónica. Cuando el cogitador respondió a las órdens de Arcturus obtuvieron una dirección. Quizás su próximo destino, salvo que el inquisidor decidiera otra cosa, que habrían de cumplir (como las de facto marionetas que eran). Claudius tan sólo esperó que no hubieran iniciado una nueva cuenta atrás de destrucción planetaria (a las que los Haarlock también parecían ser afinicionados).

Guardó la recompensa económica, que aunque magra, no era desdeñable teniendo en cuenta la necesidad de saneamiento que tenían las cuentas de la administración del planeta y de los previsibles costes en reparación y reconstrucción. Lució con orgullo la insignia de honor recibida, al menos hasta la salida del planeta. Al regresar la guardaría con las demás, la insignia de comandante del 117 regimiento de Fenksworld de la Armada, la insignia de señor de la casa Vipus, la insignia de señor de la colmena Nova Castilla. Todos ellos honorables y merecidos títulos (unos más que otros) y de (tristemente) nulo valor actual (de momento - añadió con ira una de sus voces).

Isolda se había dejado llevar por Arcturus, siguiendo su investigación pues era el más apto para hacer ese trabajo. Al observar con paciencia la Corte Mecánica no pudo evitar sentir un ligero escalofrío que recorría su cuerpo por el parecido con la Torre del Reloj y un recuerdo de El Viudo volvió a su mente haciéndola sentir otra vez como una niña que se escondía bajo las sábanas del monstruo de debajo de su cama.

Cuando encontraron la sala no pudo evitar sorprenderse y más cuando Arcturus consiguió activar ese lugar y obtener la información sobre ese otro planeta.

-Otro planeta, pero sin saber qué estamos buscando -musitó la sororita más para sí que para cualquier persona- Eso puede ser cualquier cosa, pero no sabemos si algo tecnológico o hereje -contestó al arbitres.

Isolda se mantuvo firme y callada durante toda la ceremonia y cuando la pusieron esa condecoración se sintió rara. No le gustaban las medallas, lo más parecido que llevaría serían los Sellos de Pureza o algún Rosarius o reliquia de un santo, todo lo demás era algo banal que no tenía ninguna función práctica. 

Cuando todo el protocolo terminó, buscó a Khan para tener unas palabras con él.

-He estado pensando una cosa -dijo sin saludar siquiera- y es que si hubieras destruido la Torre Haarlok como amenazaste todo habría terminado más rápido, aunque sin saber nada de lo que pasaba en realidad. Tienes un cargo muy difícil por delante, pero no seas como ellos, si hace falta trágate el orgullo y pide hombres al planeta capital del sistema -le cogió las manos con las suyas mientras le dejaba algo en ellas- El orgullo no sirve de nada cuando vives en el barro, pide hombres, pide ayuda, cumple con tu cometido y mantén este planeta a salvo. Y no portes condecoraciones falsas, al único que engañas en realidad es a ti mismo.

Hizo un gesto a modo de despedida del que ahora era el oficial de las FDP de ese planeta y se volvió con sus compañeros. Lo que le había dejado entre las manos era la medalla que acababa de recibir, una especie de gesto en el que ella reconocía el sacrificio que había realidad, mucho más que el de muchos nobles y cargos de otros planetas por los que habían pasado.

Por mucho que buscaron en la torre Haarlok no fue hasta llegar a la torre mecánica donde encontraron una auténtica pista. Arcturus descubrió un rastro que les llevó a las coordenadas estelares de un posible nuevo destino, y aunque seguían sin saber por qué debían visitarlo o qué podía haber allí, al menos tenían algo de información que entregar al Inquisidor.

La soldado llevó con orgullo en la solapa la insignia que le entregaron en la ceremonia, como soldado sabía de la importancia de las condecoraciones y lo que significaban.

La visita a la Corte Mecánica resultó ser mucho más fructífera de lo esperado. Arcturus llegó al encuentro con los nobles exhausto pero satisfecho por haber resuelto el asunto de las coordenadas. El registro de último acceso hablaba de doscientos años, el tiempo desde que Erasmus Haarlock llevaba desaparecido, presumiblemente muerto. Tesaracto Ciego... En principio no le decía nada. Intercambió miradas con sus compañeros. Nada parecía claro, y sin embargo algo le decía que Mara sería su próximo destino, y que allí se toparían con la verdad sobre los Haarlock.

Por lo demás... Los asesinatos no parecían tener relación con la estirpe de comerciantes independientes maldita; seguramente Skarmen supo del demonio por su cuenta. Si este tendría alguna comunicación con el que llamó "el viajero", era un misterio para el tecnosacerdote, que había pedido información a la bibliotecaria Tassel acerca de los Hombres Vacíos. Por si acaso.

Le daba la sensación, y así lo compartió con los demás en privado, de que los planetas relacionados con los Haarlock dibujaban un gran dibujo o esquema interplanetario, y que los ritmos... Se preocuparía de buscar cartas espaciales al volver a Escintila, y de buscar predicciones sobre eclipses en un futuro cercano en el cuadrante. Había un ritmo, una cronología en todo lo que estaba ocurriendo, y estaba decidido a comprenderlo, a poder predecir el próximo hito temporal del futuro de aquella historia. Pero ya no dudaba de que Erasmus había de volver, si es que alguna vez se había ido, y que su sino tenía que ver con el rescate de su mujer y su hija, un rescate impío a través de la muerte y del tiempo.

Y quedaba la invitación de aquel extraño grupo de acólitos de Helios... Arcturus recordó al aborrecible psíquico... Pero los otros parecían gente con recursos... La clase de gente de la que se podría aprender algo. No es que le interesase especialmente aquel tipo de grupúsculos sectarios, pero quería conocerlo desde dentro, era una propuesta sin duda tentadora.

Cómo no aceptar...

Khan no llegó a contestar a las palabras de Isolda, y para bien o para mal, no tuvieron la oportunidad de volver a verse de nuevo cara a cara. Unos días después, finalmente llegó la nave que debía recoger a los acólitos en un vuelo de vuelta directo a Escintilla, sin paradas ni más pasajeros.

La tripulación parecía amistosa, pero seria, un capitán cartógrafo que tenía algún vínculo con el Inquisidor Severus. Recibió a los acólitos sin hacer preguntas y les indicó donde se encontraban sus camarotes. Tomarían una de las rutas más rápidas de regreso. A mitad del viaje, el navegante se personó en sus aposentos para hacerles llegar un mensaje, al parecer su inquisidor ya había recibido la última información que le habían enviado e instaba a los acólitos a acudir al palacio del tricorne en una fecha concreta. Ahí compartirían sus duda y toda la información que tuvieran disponible.