Partida Rol por web

Al otro lado todo parece tranquilo. No ves espíritu ninguno, tan solo algunos viejos libros en muy mal estado, algunos sin tapa, otros que no son más que las tapas, desperdigados por el piso. Resulta algo extraño que no haya ni un solo espíritu en un edificio tan antiguo como este.

Al observar la zona no encuentras mucho en qué apoyarte, ya pasó demasiado tiempo y la policía estuvo allí antes así como cantidad de gente que debe haber pasado el sábado luego del robo para hacer uso de la biblioteca.

Fuera de que no logras hacer andar tus gafas, no parece haber nada extraño.

Diario del Dr. Flanagan Mac Donald, en la Biblioteca Nacional de Praga.

Al parecer no teníamos total dominio del edificio, y era imposible cerrarlo. Es algo con lo que era natural que tuviéramos que contar. Sin embargo, había que intentarlo. Entonces, dispuesto a comportarme como un estudiante normal y corriente, me senté en un lugar desde el que podía ver el lugar donde había estado expuesto el Codex y saqué mi libreta electrónica.

He de decir que la libreta electrónica no parece una libreta electrónica, ciertamente, pues los materiales de los que está hecha salieron de las basuras más cercanas a mi casa. Se trata de una pantalla plana conectada a un pequeño teclado de miniordenador y a una de mis pilas de Litio. Tiene numerosas funciones, aunque todas incompletas y, ciertamente caóticas según el paradigma habitual. Es una de mis teorías favoritas, los aparatos a los que le falta una pieza. Sería muy larga de explicar aquí. Según mis cálculos, en mis manos debería funcionar perfectamente.

La pequeña minicámara, un sustituto de las Gafas de Eter, ciertamente más incómodo y lento de utilizar, también fue instalada en el ordenador improvisado. Dicho esto, me puse a trabajar en un escáner completo de la zona. Conecté, con todo el disimulo posible, el tejemaneje a mi Artefacto. El Artefacto pulsó en mi interior, y alimentó con sus partículas etéreas el conjunto, sentí su Fuerza Primordial, afectándome en lo más profundo. El Signo pulsó en mi pecho, y mi mente se llenó de susurros. Sentí que, bajo mi piel, se estremecían los filamentos con los que el Artefacto y yo nos comunicamos.

Flanagan saca lo que parece un ordenador portátil pequeño, hecho de piezas, y sin carcasa. A el hay conectado un frasco lleno de un líquido en el que flota lo que parece un globo ocular hecho de siliconas, con diminutos cables flotando en su interior. Es algo pequeño y discreto, si es que no se fija uno mucho. De el tapón del frasco salen unos filamentos delicados de cobre, que conecta a algún lugar de su muñeca.

Miró alrededor, dando vueltas y echando un vistazo por las puertas. ¿Nada? ¿Absolutamente nada? Eso es extraño, sin duda, en un sitio en el que ha habido tanto movimiento Mágico. Era raro que ni siquiera estuvieran por ahí los típicos espíritus pequeños carroñeros buscando restos de Quintaesencia. Quizás tenía que llamar la atención. Fue hacia un banco y se sentó, haciéndose el despistado. Temía que algún Durmiente lo viera, así que prefirió tener más pinta de tipo aburrido que de alguien que habla con el aire con toda tranquilidad.

Apretó la herida y sus músculos se tensaron, arqueó la cabeza, sintiendo el rugido interior de la criatura que habitaba en él y sabiendo que la llamada espiritual atraería a lo que estuviera cerca.

Mientras Daphne parece algo superada por la situación Or-Deux recorre la sala para luego pasar por el enorme arco que separa la sala de exhibiciones de la biblioteca de la primer sala de libros. Esta segunda sala es enorme, apenas entrar hay un gran mueble lleno de cajones con etiquetas que marcan nombres de libros y autores. Allí uno puede buscar el libro que desee y averiguar dónde se encuentra, es un sistema anticuado pero por alguna razón lo mantienen. A un lado del mueble hay varios monitores y teclados para entrar la búsqueda digitalmente. Más adelante y a la izquierda hay un gran mostrador y detrás de este un hombre de unos 30 años leyendo una revista, ante la entrada de Or-Deux levanta la cabeza y le observa por si necesitara algo. El resto de la sala está compuesta por pasillos separados por enormes bibliotecas.

Mientras Or-Deux se aleja Payne se concentra en sus asuntos intentando pasar desapercibido. Flanagan por su parte saca una extraña computadora y comienza a trabajar en ella.

- El doctor MacDonald? - responde algo sorprendido a Jackson - me refería al doctor Flanagan Mac Donald, fueron los de su grupo los encargados de diseñar la seguridad del libro. Imagino que él podrá interpretar lo que sea que encontremos. - luego de a los demás trabajando continúa - Creo que será mejor esperar para llamar a alguien de la biblioteca.

El efecto que te permitía ver hacia el otro lado ya desapareció, sin embargo comprendes que si había alguien para escuchar tu llamado debería haberlo escuchado. Al menos no has notado nada que entorpezca tu llamado

Comienzas a trabajar en el plano mientras el resto se ocupa en otras cosas.

Miro con cara de confundido a Meyer y luego a MacDonald. ---Disculpe, soy muy malo con los nombres---, digo, cubriéndome la cara con una mano en señal de vergüenza, ---quise decir el otro señor, de la biblioteca... ¿Novak?

Al ver a Meyer mirando a los demás, continúo, ---Pero, tiene razón; quizá deberíamos terminar con nuestras investigaciones iniciales, primero.

Con eso dicho, aprovecho para recorrer el resto de la biblioteca, y miro con curiosidad el índice/tarjetero... Abro un par de cajones, y busco al Codex. Aguanto una sonrisa pensando en que la tarjeta dirá "Es el libraco gigante en la primera habitación".

haciendo señas de "haganme caso señores" -hey hey... el Señor Jackson ya lo dijo, esto empezó el miercoles pasado, yo insisto en que revisemos los videos de vigilancia a partir de ese día o si se puede uno o dos dias anteriores, un robo a esa escala requiere de varios dias de estudio sobre la zona del hurto, casi estoy segura de que podremos ver la cara de al menos un sospechoso, ya que ahora que lo pienso no creo que haya sido trabajo de un solo hombre, hay mas involucrados... tambien debemos saber quienes trabajaron ese dia...-

- Como intenté explicar anteriormente la biblioteca no posee cámaras de vigilancia. Las únicas obras que podrían ser robadas están vigiladas por alarmas en los expositores y nada más. En el caso del Codex sin embargo los eteritas diseñaron algunos dispositivos de seguridad extras. Para acceder a los registros que hayan guardado habrá que preguntar al encargado ya que yo no sabría darles detalles sobre el sistema que se construyó. - vuelve a explicar pacientemente - Sin embargo, dado que sus colegas ya han comenzado a trabajar le aconsejo, señorita, que tenga paciencia y espere a que terminen.

El Dr Flanagan hace un gesto ausente, sentado en su ordenador super friki como diciendo "no me desconcentren, que como la cague, todos vamos a estallar" Y, ciertamente, el ordenador está trabajando (si se mide por los tic tic y trrrr que hacen sus ventiladores y su disco duro) a todo trapo. De hecho, si se pasa por un lado, se ve que el aire que expelen (los ventiladores) está caliente.

Or-Deux continuaba su aparente paseo por la biblioteca, concentrado pero aparentando estar buscando algo entre algún volumen

Luego de dar un extenso recorrido por la biblioteca durante el cual el mobiliario, los libros y las pocas personas con las que te cruzas aparecen ante ti con un fantasmal brillo que les rodea, no encuentras mayores rastros de efectos realizados. Al menos puedes estar seguro de que no han habido efectos muy poderosos que hubieran dejado un rastro lo suficientemente fuerte como para notarlo varios días más tarde.

Lo que sí notas apenas comienzas a buscar es algo latente en Daphne y Flanagan, parecen llevar alguna clase de artefacto mágico.

Luego de trabajar durante casi una hora terminas con los planos. Lo que ves no llama mucho la atención, parece un típico edificio antiguo reformado. Dentro de los muros corre el cableado que ilumina la sala pero no parecen haber sitios ocultos.

Bajo el piso sin embargo parecería que hubiera otra sala, un sótano seguramente, pero la puerta no se encuentra en la sala que haz escaneado y tampoco ves fisuras ni nada que pueda indicar que alguien hubiera atravesado el piso para pasar de una a la otra.

La biblioteca es enorme, tiene varias salas separadas según temas y tecnologías. Existe una sala para cada era de la humanidad, la sala clásica, la sala medieval, etc.... También existe una sala con grandes monitores donde uno podría revisar los muchos microfilms que la biblioteca guarda esta sala ya está en desuso pero se mantiene ya que podría haber material que aún no haya sido digitalizado, en esta misma sala hay varias computadoras donde uno puede acceder a la misma información pero en formato digital. Por último existen 4 grandes salas de lectura y varios privados a los que no se puede acceder sin permiso del bibliotecario.

Hay algunas otras puertas cerradas que indican que son tan solo para personal autorizado.

Cuando Jackson vuelve a la sala donde se exhibía el Codex varias personas han llegado ya a la biblioteca. Al ver a Flanagan en una esquina trabajando con una extraña computadora le han mirado pero no han hecho más que ignorarle y seguir de largo.

Un buen rato más tarde Or-Deux vuelve a aparecerse y poco después Flanagan termina lo que estaba haciendo.

Ha pasado ya casi una hora desde que llegaran y en este tiempo han sido varias las personas que entraran a la biblioteca.

- Mientras estuvieron allí dentro - dice refiriéndose a Or-Deux y Jackson - Eché una mirada hacia el mundo espiritual, extrañamente no había nada que ver. Ni un solo espíritu. No fue hasta que les llamé que no aparecieron, al parecer algo les mantenía alejados de la biblioteca. No se por cuanto tiempo pero según averigüé podrían haber pasado años desde que fueran echados de este sitio. Recién con mi llamada notaron que podían volver.

Durante un tiempo Payen había estado recorriendo la sala algo ensimismado, incluso Daphne y Meyer notaron cómo entablaba conversación con algún ser invisible. Al no querer entrometerse por no saber qué hacía y al intentar ser lo menos sospechoso posible no pudieron escuchar lo que hablaba.