Partida Rol por web

Te sigo hasta el bordillo pero vacilo antes de salir del agua, ..al final hablo.

Creo que voy a nadar hasta las escaleras cercanas al trampolín... Carraspeo de nuevo y comienzo a nadar estilo mariposa hacia el lado contrario de la piscina, olvidando todo lo que no sea nadar y prepararme para el salto.

Llego calmado ya y salgo saludando con un gesto a Jane antes de subir las escaleras del trampolín.

Como no quiero fardar demasiado...saltare desde el de 5 metros... Me preparo unos segundos y salto de espaldas, girando dos veces en el aire de espaldas mientras entro en el agua recto como una flecha y sin casi salpicar.

Mi cara lo dice todo...

¡¡Es increíble!! Quiero decir, ¡¡eres increíble!! Exclamo mientras me acerco corriendo al lugar por donde estás saliendo de la piscina. ¿Cómo? ¡Eso está muy alto! La primera vez que saltaste tuviste que estar muy asustado, ¿no?

Miro unos segundos la plataforma desde la que Hak acaba de saltar tan espectacularmente y después me vuelvo hacia él. Jamás sería capaz de hacer tal cosa. Nunca. Digo negando con la cabeza.

Pero tú... ¡tú eres increíble! No me extraña que te dieran las llaves de la piscina, están locos por tenerte en el equipo ¡seguro!

De repente, en un alarde de valentía me meto yo sola en el agua. Nada más sacar la cabeza, me acerco al borde y me agarro, mirando con una enorme sonrisa a Hak.

Yo solita, ¿viste? Exclamo con alegría

Aeryn echa a reír.

¡Para!¡Para! Le va exclamando entre risas. Finalmente, con las pocas fuerzas que tenía coge un cojín y se lo tira a la cara.

Salto junto a ti con rapidez, algo ruborizado por tus palabras.

No es para tanto...ya llevo desde los 10 años saltando y nadando...y siempre me a parecido un deporte muy completo.

Miro donde estamos y sonrio mientras me acerco mas a Jane. No se si lo sabes...pero en esta zona, junto a los trampolines es la parte mas profunda de la piscina...

Estoy atento para pasar el brazo por su cintura o espalda si veo que vacila.

oyeee... se lanza a abrazarla y comienza a besarla apasionadamente...

Al oir a Hakon intento tocar con los pies en el suelo de la piscina, pero obviamente no llego. Aunque hasta ese momento estaba dando tranquilamente a los pies y me mantenia a flote, me llega el agobio. Histérica empiezo a moverme intentando llegar al margen de la piscina, pero estoy tan asustada que me muevo más bien poco en esa dirección.

A pesar de que intento superar siempre mis miedos, empiezo a entrar en pánico, así que solamente se me ocurre mirar a Hakon, y antes de dejar de darle a los pies le digo:

¡Sácame de aquí por dios!

Tranquila, tranquila... no pasa nada Jane. Me tienes aquí, a tu lado...

Paso el brazo por tu cintura en una presa firme y te atraigo hacia mi, mientras que con la otra mano me agarro firmemente a el borde.

Mira Jane...en la pared, a cosa de metro setenta de profundidad, hay un bordillo donde puedes apoyar los pies para descansar. No te pasara nada.

Cuando te calmas un poco, me acerco para besar tu mejilla.

Apoyo los pies en el bordillo, asustada como una niña pequeña. Pero me siento más segura agarrada a Hak, así que te abrazo con fuerza y acercandome a tu oreja susurro:

No me sueltes, ¿vale? Solamente será un minuto... pero tu no me sueltes,¿eh?

Empiezo a respirar profundamente intentando calmar mis nervios y refrenar mi pulso, que parece desatado. Inspiro y espiro con la boca abierta varias veces y cuando noto que me estoy calmando le pregunto a Hak:

Tú eres un crack en esto... pero para mí es suficiente por hoy. ¿Te importa si nos vamos? Podemos volver otro día si quieres,,, ahora necesito salir de aquí y poner los pies en algo que no esté mojado.

Tus deseos son ordenes para mi Jane.

Sin soltarte la mano, me apoyo con la otra en el borde y salgo fuera de la piscina. Luego, sin esfuerzo aparente, te ayudo a salir de esta, poniendo buen cuidado en no sacarte demasiado rápido de el agua.

Te llevo entre risas hasta donde dejamos las toallas y tomo la mía, mayor y mas mullida que la tuya, con la que nos rodeo a ambos mientras me abrazo a ti.

Tan malo a sido?...me inclino hacia ti, para besarte un hombro.

Te miro con carita de pena y salgo de la piscina lo más rápido que puedo.
Al principio, no. Pero ahora me he llevado un buen susto, la verdad. El próximo día me quedo paradita donde estoy, sin intentar hacerme la valiente.

Me abrazo a tí dentro de la toalla apretandome fuerte a mi salvador, me siento mucho más segura que hace unos momentos.

Me gusta esta toalla... y también me gustas tú.

Me pongo de puntillas intentando besarte, pues el beso en el hombro, aunque precioso, me ha sabido a poco. Cuando termino de hacerlo, añado:

Lo que no puedo decir es que el agua de la piscina me guste demasiado, prefiero la ducha. Y sonrío radiante. ¿Nos duchamos juntos? Digo en plan de broma guiñándote un ojo.

Esta vuelve a reír antes de ser besada por el chico.

Luego dejándose llevar por la pasión, desliza sus manos por debajo de la camiseta del chico. Acariciando su torso con suavidad y empezando a levantarle la camiseta.

Me aprovecho la ocasión que me brindas para saborear tus labios un largo rato. Aunque se me corta el aliento un momento cuando propones ducharnos juntos.

Esto...lo dices en serio?... lo de la ducha...claro...carraspeo.

Me quedo unos segundos en suspenso. ¿Que si lo digo en serio? Saco de nuevo a relucir mi sonrisa. Pues claro, hombre. ¿En tu ducha o en la mía? Suelto una bonita carcajada que se oye en toda la piscina.

Pero antes, pasa el peaje. Digo señalandome los labios con mi dedo índice.

al sentir sus caricias cerro los ojos y la beso como nunca antes lo habia hecho...una mano se deslizo a su cintura y la otra acariciaba su pelo.

Peaje?, ahora se llama así?. Sonrió divertido, mientras tus palabras acerca de las duchas entran en mi mente como un torrente.

Te beso de nuevo, esta vez tomándome ciertas libertades con tu lengua, y deslizo mis manos hasta tu cintura... y un par de centímetros mas abajo...bueno, mas bien diez centímetros...

Sorprendida por su impulso, correspondo torpemente a sus besos, aunque lo de la mano me resulta hasta gracioso (a la par que vergonzoso). Cuando nos separamos le miro con extrañeza...

¿Sabes? Has pagado peaje para llegar por lo menos por lo menos hasta Buenos Aires Digo con una sonrisa. ¿Qué es lo siguiente pececito?

Bueno...eso depende de si me decías en broma lo de la ducha... o en serio. Si era broma tocaría lavarse y prepararse para ir a la cafetería con las chicas, que has quedado con ellas allí... y si lo dices en serio...a la porra las chicas... Me trabo un poco al hablar rápido, como temiendo hablar...

Tranquilidad... con tiento y con cabeza... No te pongas nerviosa.

Las chicas están esperando, si... Pero esto lo dejo a tu elección. Decide lo que prefieras, pececito...

Mi color facial no es rojo, no... es casi tirando a fucsia.

Que conste... que me estás asustando. ¿Serías capaz de ducharte conmigo? Añado recogiendo parte de mi autoestima y sonriendo.

Te miro sonriendo y asiento con lentitud con la cabeza.

Por mi no habría ningún problema...Ya sabes, soy Europeo...te estrecho aun mas contra mi. Si hay una parte en tu espalda que nunca pudiste llegar para frotarla. Yo soy tu hombre.

Te miro a los ojos, viendo tu rostro totalmente ruborizado. Pero solo si crees que estas preparada para que yo te vea...claro.

De nuevo suben los colores a mi cara.

Creo que nunca estaría lo suficientemente preparada para eso... Digo en un susurro apenas audible.

La vergüenza se apodera de mí, pero mi corazón no deja de latir a 100 por hora. Es lo que quiero, pero una vida de timidez no sé si se va a poder vencer tan fácil.

Desconecto mi cabeza durante unos segundos, no quiero pensar, quiero ver qué es lo que sale de mí misma por una vez. Noto mi respiración alterada, noto mis manos frías y las gotas de agua que bajan resbalando por mi espalda para terminar posándose en la mano de Hak.

Hak... ese chico que me tiene loca y al que apenas conozco. Ese que me abraza, me besa y me hace sentir segura incluso en la mayor de mis inseguridades. Un gran desconocido que podría hacerme daño solamente con su rechazo. ¿Qué estoy dispuesta a jugarme? ¿Puedo arriesgarme a ser herida en mi primera oportunidad?

Me doy cuenta de que le estoy mirando y mi sonrisa me contesta a todo. Sí puedo. Puedo hacerlo aunque me vaya a morir de vergüenza. Suelto la toalla que nos cubre y salto sobre él como acostumbro con una sonrisa puesta en mi cara. Le beso... suave, despacito y tiernamente en los labios. Me separo unos segundos, le miro y la sonrisa vuelve a iluminarme el rostro.

Esta vez, el beso será mucho más largo y profundo