Partida Rol por web

En la primera planta se encontraron al resto de lutines, nerviosos e indecisos con qué hacer respecto a la voz que les hablaba a través de la puerta protegida por una runa. Bill avanzó hasta la puerta para cuestionar a la voz, y Batracius se acercó a los otros lutines sin soltar la mano de Bonnie.

Tranquilos chicos, ha llegado la caballería -dijo de una forma que él creía reconfortante. Desde luego se sentía un lutín distinto desde que Bonnie estaba a su lado.

¿Nos ponéis al día?

-Soy la princesa Madina de Betia-contesta la voz desde el otro lado de la puerta-No...no sé el motivo. Pero cuando salga de aquí, cuando salga de aquí... ¡¡Cuando salga de aquí voy a hacer que quemen este castillo con todos sus habitantes dentro hasta reducirlo a cenizas!!!¡¡¡ Sacadme de aquí y sabré ser generosa con vosotros!!!.

La voz chillona aparentemente femenina hace que os duelan los oídos lo cual os hace plantearos si no sería bueno acceder a sus peticiones, aunque solo fuese por no tener que escuchar más sus gritos.
 

La promesa de riqueza siempre era un atractivo aunque eso suponía ir contra las reglas (sean cuales sean, porque Zala las había olvidado largo tiempo atrás). Así que si fuera por él la princesa podría quedarse allí dentro por siempre. - Mmmmm...no ze, ezto me guele mahl. ¿Y zi ez un moztguo y noz devoga? - Confiesa a sus congéneres la posibilidad que todo eso sea un engaño. si bien ya lo habían vivido en carne propia con la puerta Raido y la recamara de la sombra. Ni hablar del felino....

- No lo sé Zala. Yo me pregunto ¿a qué hemos venido? Yo a por una alfombra y no a por una desconocida que me pide que la libere, o un demonio que nos invita a sopa. Votemos. Yo voto por ir a por otra cosa (a no ser que la muchacha sepa algo que nos interese, claro).

Algorímedes levanta la mano en clara intención de votar.

La respuesta del lutin inteligente y bien hablado es una luz en el camino (bah.. no tanto pero un titulo en postgrado es algo). Las intenciones de los demás lutines eran poco claras.  Al menos Zala tenía como objetivo erradicar los roedores (si es que el gato hacia algo). – Yzo a aguhentad laz dataz pego havi otaz tageaz… ¡Vamoz pog la agfomva y luego a pepagad la zena! – También el lutin disfrazado de dragón levanta la mano.

Enarcando una ceja intento descifrar el idioma de Zala, cada vez hablaba peor aquel lutín y solía darme un tanto de asco porque escupía a través de cada palabra. 

- No la soltaremos, si Rudesindus la tiene encerrada por algo será. - afirmo un tanto convencida de que meternos en terrenos de un mago sin su permiso sería un gran problema, además como valentía no me sobraba por momentos y gracias a la compañía de Batracius, alguien que de repente estaba muy cambiado y terriblemente apuesto, era un incentivo para tomar las riendas de mi reinado y finalmente consolidar mi liderazgo en este grupo.

-No me gusta cazar ratas, eso no es de una dama. Yo preparo pociones, igualmente quiero hacer algo. - respondo a Zala mientras le dedico una mirada a Batracius y a Bill, quería escuchar sus sugerencias y ver que podíamos hacer de ahora en más.

-La princesa Madina... ¡Mira tú por donde!¡Otro miembro de la realeza!- pensó Bill mirando a Bonnie mientras se apoyaba en la puerta de la que salían aquellos gritos -Este mago si que sabe rodearse de gente ilustre- sonrió para sus adentros.

-Pues yo digo que la abramos, nadíe debería estar encerrado. Como decía mi tío desde la cárcel después del incidente de la chimenea: La libertad es el bien más valioso, sobre todo para los presos-.

-¡Sí!¡Liberadme!-La voz de quien fuese que estaba al otro lado había comenzado a volverse ronca, como si se estuviese quedando afónica o algo de tanto gritar-¡Mi padre es rico!¡Rico y poderoso!¡Os daré más riquezas de las que podéis imaginar!

Están cerradas las tres. La de voz, con llave. Las otras dos, no sabes.

La, de por si, poca paciencia de Bill se vio desbordada por tanta charla y votaciones que no llevaban a ninguna parte.

La puerta de la princesa estaba cerrada con llave, y la le la runa no la tocaría ni por todo el aguardiente de la taberna El Lutín Alegre... bueno, por todo... la cuestión es que solamente parecía haber un camino posible, por lo que se dirigió a la tercera puerta y trató de abrirla.

¿Acaso el rechoncho lutin había perdido la cabeza? Es posible pero en realidad no conocía los horrores primigenios que se ocultaban detrás de aquellas puertas. Y eso era verdad, porque hasta ahora las otras dos eran meras trampas mortales (aparte de sombras roba-sombreros) que solo traían la desgracia. - ¿¡Y pa ke la botazion eh!? Zi al fináh avrez la puegta zin máz.. - bufó enojado el gran Zala al ver que Bill encaraba la tercer puerta.

Quizás un horrible monstruo con voz de damisela esperaba para cenar lutin en su salsa...

Mira Bill, nadie debería estar encerrado, pero está encerrada en la torre de nuestro jefe, por lo que igual es posesión o captura suya. Además, sólo tenemos su voz para acreditar su identidad. Podría ser una araña gigante que sepa hablar o cualquier gilipollez similar. No sé vosotros pero yo he visto cosas muy chungas en otras torres de mago.

Tras razonar el porqué esa puerta debía permanecer cerrada, Batracius observó que Bill probablemente ni le había estado escuchando, pues había ido a otra de las puertas y la había abierto.

¡Eh, Bill! ¡Espéranos! -y siguió los pasos del lutín con Bonnie aún cogida del brazo.

Arrastrada por el tironeo de Batracius, sigo los pasos de Bill mientras intento comprender el lenguaje subliminal de Zala. - No entiendo lo que dices,  es más lo que escupes de lo que hablas. ¡Que asco! - expreso poniendo una cara de repulsión, se tiraba pedos y escupía, era la asquerosidad personificada en Lutin. ¿En qué habrá pensado Rudesindus al contratarlo? -me pregunto enarcando una ceja.  Conmigo estaba claro, era una reina y me necesitaba para liderar a los lutines. 

-¡Bill! ¡Espera! - intento frenar al lutin más bruto de la torre, no sabía que quería hacer pero nada bueno nos esperaba su abría la puerta. 

-Por mi que se quede encerrada,  no me interesa. - comento al pasar,  era prisionera del mago dueño de la torre. Ni pensaba meterme.