Partida Rol por web

Methos llegó al coche y dejó a Alex a su lado. Arrancó justo para darle el tiempo justo a Angella para subirse detrás. Luego la joven dijo:

-Vayamos a ese hospital que nombraba Ingrid, creo que es la ruta 42. Gira a la derecha luego de la segunda esquina.

No esperó más el semi demonio y ángel para hacerlo, dejando atrás la Iglesia fragmentada y a ese ser demoníaco con raíces por todos lados.

Cuando iba conduciendo, la detective dijo algo realmente importante:

-Tenemos que avisarles a los otros... digo... no pueden volver a la Iglesia, debemos hacerles saber nuestra nueva localización.

La puerta se abre y se encuentran en una habitación bastante derruida. Junto a una chimenea de ladrillos en las que arde una pila de leños, atado a una silla, está John. Sus ojos están cerrados y el derecho tiene una hinchazón bastante terrible, un color violeta surca ese ojo, producto de varias golpizas.

-No les diré una mierda...

Dice Constantine, creyendo que se trata de sus torturadores. Las sogas están cubiertas de sangre y su torso, con la camisa abierta, tiene marcas de latigazos, quemaduras de cigarrillo y otras cosas en las que mejor ni pensarlo. El Padre Pablo se acerca y comienza a desatarlo.

Recién John allí abre sus ojos.

-¿Qué...?

Pero está tan agotado que vuelve a caer en la inconsciencia.

Los ojos de Methos miraron por el retrovisor hacia Angella cuando emulo aquellas palabras que salian de sus labios - Iremos al hospital pero no le avisaremos a los demas, Nuestro poder atrae a los demonios... debemos estar ocultos - El mismo hibrido trato de menguar su poder para pasar desapercibido, sus palabras eran claras ya que luego de que Angella usara aquel poder el demonio habia hecho aparicion en la Iglesia.

Eran un faro en la ciudad o en cualquier lado y aun quedaban horas o dias ya habia perdido la cuenta apra que todo esto terminara.

-¡Rápido, rápido! -apuré al cura, teníamos que sacarlo a la hora de ya de ese lugar y salir cagando leches. La demonio se iba a soltar en cuestión de nada y mejor era estar todo lo lejos que pudiéramos.

Con la ayuda de mi multiherramientas fui cortando las sogas también, cuando al fin conseguimos soltar a Constantine me puse junto a la silla y pasé uno de sus brazos por encima de mis hombros para cargarlo. Lo ideal era que Henry me ayudara, saltaba a la vista que poseía mucha más fuerza que el flacuchento de Haziel, pero herido como estaba hacerle cargar con el peso muerto de Constantine sería contraproducente.

-Me temo que tendremos que cargarlo nosotros dos, Haziel todavía no espabila y Henry no creo que pueda con esa herida.

Eran casi las seis de la mañana cuando el hospital apareció ante los ojos. Habían conducido por horas y la detective no protestó ante la replíca del semidemonio pues entendía sus palabras. 

Frenaron frente al enorme edificio y fue entonces que el pequeñito habló. Ya era el día viernes, había que aguantar solo hasta el lunes, deberían poder cuidar a este niño por ese tiempo restante, pero al verlo decir lo que dijo, un estrepitoso "WOOoauu" los dos no pudieron evitar una sonrisa. Era un crío y los problemas del mundo para él eran muy lejanos, aunque incluso involucren a su persona.

-¿Cómo nos ubicarán, Methos? Al menos déjame mensajearles... que cuando vuelvan a la Iglesia... pensarán lo peor. Mierda, ya quizás hayan vuelto o peor aún quizás estén muertos.

-Dijiste la palabra con M!!- dijo Alex, todo rojo.

Eso hizo que Angella se pusiera a reír al tiempo que decía -me disculpo, me disculpo, no lo haré más.

Gérard suelta a John y pide ayuda para cargarlo. Henry está herido y no es un hombre que se caracterice por ese atributo pero Haziel, increíblemente para todos los que ven su cuerpo delgado, asiente con la cabeza y levanta a Constantine en brazos. Mirando a Gérard, dice:

-Hago mucho ejercicio... aunque no se note.

Así comienzan a correr bajando las escaleras. Salen del edificio sin ser estorbados ni por la demonio atada en el sótano ni por un humano y llegan hacia el auto.

El chico mete al detective y luego entra. Lo ponen en el asiento de atrás y Henry se coloca a su lado para intentar sanarlo. Dice: -Voy a hacer lo que pueda... pero partid ya.

Gérard queda al volante y el padre a un costado. Es verdad, no deben perder tiempo, han tenido suerte esta vez.

Methos observo el lugar quizas se concentro en ver lo que habia al rededor pero no uso ningun poder para ellos, sabia que usar los poderes debia ser algo peligroso y develar la ubicacion del grupo. Fue el primero en vajar del auto y observo las ventanas del lugar, escucho las risas y las palabras de los dos - Pueden bajar - Dijo el Semi angel, se agacho y miro a Alex - Vamos - Extendio su mano.

Durante un par de segundos me quede mirando pasmado a Haziel, juraría que hasta la boca abierta tenía, pero

-¡¡Par Dieu!! -exclamé mientras echaba a andar el coche- Bien guardado que te lo tenías, Haziel -el motor ya estaba en marcha y mi pie a fondo en el acelerador.

-¿Para dónde? -pregunté, evidentemente mi interrogante estaba dirigida al padre ya que suponía que éste tendría un lugar seguro al cual dirigirnos y en el que poder tratar las heridas de Constantine. Si habíamos quedado o no con Methos y los otros de reunirnos en algún sitio, no lo recordaba, sólo esperaba que para ellos las cosas estuvieran yendo mejor que para nosotros.

Conducieron un rato y, como no tenía muy en claro a donde ir, el padre decidió llevar a Constantine a la Iglesia. Cuando llegaron no pudieron dar crédito a lo que veían sus ojos: todo el sitio estaba destruido. Los ventanales habían sido hecho pedazos, la entrada del edificio estaba partida al medio, incluso partes del suelo estaban removidas como si algo hubiese salido de allí.

-Por Dios, ¿qué es ésto? No... este lugar era un sitio seguro. No entiendo cómo pudo haber pasado ésto. Debemos entrar y ver si el niño..

El cura no dijo más nada, abrió la puerta del coche y buscó fuerzas para afirmarse a entrar. En su cara se veía la preocupación extrema. Cuando se trataba de Lilith, parece que ningún sitio era seguro.

Bajaron y se dirigieron hacia el hospital.

Methos no le contestó a la detective el pedido de llamar a sus compañeros por móvil para que estuvieran tranquilos, así que la chica se guardó sus pensamientos y pensó que lo primero, y más importante era la defensa del pequeño. Así, sin hablar del tema, caminaron entre los pastos altos hasta llegar a la puerta principal del edificio. Era una puerta doble, con hechura de madera y una parte de vidrio, la cual estaba rota y por la que se podía ver un corredor cubierto por azulejos blancos y negros.

Methos tomo de la mano a Alex, no se lo veia muy comodo en aquella situacion pero era la unica forma de tener su confianza, el Hibrido analizo la puerta y comprobo por si la misma estbaa abierta o habai que hacer algo de fuerza para poder abrirla - Tu dices que esto es un lugar seguro ?  - Pregunto - Podemos volverlo una fortaleza pero eso costaria un tiempo y parte de nuestra escencia -

-Sí, no hay presencias malignas aquí y mientras no cometamos estupideces... sí, como la mía allí en la Iglesia, calculo que seguirá así.

Methos empujó la puerta, que se abrió sin ningún tipo de problema. Entraron y recorrieron los pasillos. Solo se oía el sonido de sus propios pasos. Llegaron a un pabellón de camas y allí se detuvo Ángella.

-No digo hacer que esta enormidad sea una fortaleza pero podríamos elegir un área y sellarla con magia. No sé... todo sería más fácil si John estuviera aquí. No voy a mentirte Methos, solos somos un blanco fácil. Para algo creamos al grupo...

-¿¡Pero es que acaso no nos vas a dar ni un respiro!? -pregunté alzando mi mirada al cielo, ya bastante cabreado por todo lo que habíamos pasado y por todo lo que de seguro nos quedaba.

-Era, padre, era... está claro que ya no lo es. ¡Henry! -dije a éste girándome para mirarle- ¿Te quedas con él? -con Constantine- ¿Crees que puedas tratar sus heridas mientras nosotros revisamos el interior? Haziel ¿te puedes quedar con ellos? El padre y yo iremos a ver cómo están las cosas allí dentro, volveremos enseguida... Mmmm mantengan el motor andando. Si pasa algo y nosotros no hemos regresado, pues nada, pisa el acelerador a fondo y se largan cagando leches de aquí.

Bajé del auto y me uní al padre. Alcé ambas cejas, en realidad estaba esperando a ver qué decía, si refutaba o no lo que yo acababa de decir, mal que mal él sabía más de estas cosas que nosotros.

Cuando llegaron aquel lugar donde las camas estaban methos escucho atentamente a Angella quien decia que John podia ayudarnos o que todo seria mas facil - Piensas eso? - realmente queria saber si ella era tan dependiente de un lobo solitario como Constantine.

- Yo por mi parte no lo creo asi, no se me da bien el grupo y comparto ciertas cosas con John pero no mas que eso - Agrego - Usar nuestro poder es dejarnos a la vista... asi como los angeles no pudieron intervenir en el Libre albedrio de los humanos... asi estamos nosotros - Dijo con algo de molestia - No podemos mas que ser uno mas del monton pero quien dice que eso nos hace debiles o poco astutos? - pregunto curioso

Gérard fue junto con el padre a ver cómo estaban las cosas en el interior de la Iglesia. El salón principal, el del altar, están derruido. El Cristo en la pared se había caído al suelo y los bancos largos y ostentosos se hallaban partidos a la mitad. Siguieron recorriendo su interior, despacio, precavidos. Entonces encontraron el cuarto en donde había un dibujo circular en el suelo. Desde allí estaba le hechizo que le permitía a Methos comunicarse con ellos.

Al lado del centro de este dibujo estaba el cuerpo de Ingrid. Una mitad se encontraba allí, la parte superior de su figura, ya el resto estaba aplastado contra el techo. 

Era una visión horrorosa, una compañera caída. Pablo rezó un padre nuestro y siguieron adelante. Señales de destrozos había por doquier pero nada de Alex y Methos. Ni señales de ellos dos.

-De acuerdo. No discutiré contigo. Estamos aquí ahora, desconectados del resto. Tenemos al niño y solo debemos aguantar hasta la medianoche del lunes. Son tres días... creo que podemos hacerlo.

Miró a Alex, lo recogió y lo acostó en una de las camas.

-Tengo hambre...

Dijo el niño y recién allí la detective se dio cuenta de que hacía tiempo que no había ninguno de ellos comido nada. En el caso de Methos podía aguantar un día más entero sin hacerlo, pero él no era humano y ellos dos sí.

-Voy a ... comprar al super? Mierda no pensé en esto... idiota.

Las cosas empeoraban a medida que nos adentrábamos a la iglesia, pero empeoraron todavía más cuando encontramos a Ingrid, o lo que quedaba de ella. Pese a que no me sorprendía el encontrarme con tan dantesca escena, con todo lo que he visto y vivido hasta ahora ya nada me sorprende, no pude evitar experimentar pesar. Vamos, a la tía no la conocía, haber intercambiado tres o cuatro palabras con ella no era conocerla, y hasta mal me caía la muy zorra, pero era una compañera, una aliada en toda esa lucha que estábamos sosteniendo. Era uno de los nuestros y la habíamos perdido... nos debilitaba y suficientemente debilitados estábamos ya como para no lamentar la pérdida. Así y todo, a diferencia del sacerdote, no me persigné ni rogué por su alma, había recobrado mi fe pero de ahí a hacerme un devoto todavía faltaba mucho.

Seguimos adelante pero no había ni rastros de Methos y el niño, nada que nos permitiera siquiera intuir hacia dónde habían ido. Cerré los ojos, preocupado por el pequeño. ¿Seguiría sin saber lo que pasaba? Hasta antes de separarnos el niño no se enteraba del peligro que se cernía sobre su cabeza, había tenido malos sueños pero no había experimentado terror alguno, no despierto al menos. ¿Seguirían las cosas siendo así? Esperaba que sí, seguro Methos había encontrado la forma de evitarlo, seguro que Methos había huido con él y la muerte de Ingrid fue el sacrificio que ella hizo para asegurar esa huida. Sí, eso debía ser, todavía teníamos esperanzas.

Estaba claro que en la iglesia nada encontraríamos, sin embargo quise probar una última cosa antes de irnos.

-Padre, espere -le dije a éste-, quiero intentar algo... a lo mejor... no sé... quizás... quiero ver si concentrándome consigo tener una visión, algo que nos permita saber dónde buscarlos. Están vivos, padre, lo sé, lo siento. La muerte de Ingrid no fue en vano, su muerte permitió que Methos huyera con el niño, que lo pusiera a salvo, pero tenemos que encontrarlos porque Methos no va a ser capaz de pararlos estando solo.

Cerré los ojos, respirando pausadamente, esperando al hacerlo conseguir tener una visión como la que nos permitió llegar a Constantine, sólo que esperaba fuese esta vez algo más específica que la anterior. Si no resultaba regresaríamos al auto, quizás Henry nos pudiera dar una mano también con eso.

Gérard pide un momento, tiene algo parecido a un plan. Si una vez su visión le sirvió en la búsqueda de Constantine, no habría razón para que ahora no pasase algo parecido. Cerró sus ojos y se concentró. Ya no era necesario tratar de tener fe puesto que el hombre sabía que estas cosas eran reales.

Así que tuvo una visión: un viejo hospital, con muchas ventanas. Pastos altos que lo bordeaban. Entrando estaba Methos, Alex y la detective Ángella. Luego vio una de las salas, una de llena de camillas en donde el pequeño era recostado. Methos y la chica decián algo pero no llegaban hasta Gérard las voces.

La detective negaba algo y el pequeño los miraba. Luego él decía otra cosa. En medio de ese Flash a Gérard se le apareció un rostro pero en otro escenario.

Era una edificación antigua: sentada sobre un trono había una mujer vestida de negro. Seres extraños estaban a sus pies. Miró de pronto a Gérard, sonrío.

-Hola... ¿me están esperando?

Dijo y la visión se terminó con un poco de dolor de cabeza. El hombre supo que esa mujer era Lilith, y de alguna manera parecía poder meterse en la cabeza de los demás. De pronto la necesidad de un trago se hizo patente, además de encontrarle algún sentido a todo ésto.