-No estoy mareado Nath, estoy cómodo, simplemente eso.
Termino de recostarme un poco y ya salimos.
Mientras conduce, a los cinco minutos, le coloco una mano sobre la rodilla...
Después de parar a comprar una botella de agua en una gasolinera, queréis ir a una de las granjas, pero el lugar está lejos y ya está anocheciendo. Os dirigis a Roughsville, al hotel, allí alquilais una habitación para pasar la noche, mientras vais a la habitación, podéis ver en el pasillo un par de agentes de negro, los federales, los cuales se dirigen a una habitación
En caso de que durmais, haced las tiradas diarias
Tragué saliva, quedándome con la mente en blanco. Me quedé helado, respirando casi imperceptiblemente. ¿Lo estaba haciendo de verdad o sólo se estaba burlando de mí? Inhalé aire profundamente, intentando pensar. Mi rostro se volvió pétreo e inexpresivo.
-Jack... Hablaremos de esto después, ¿vale?
Al ver los hombres de negro, lancé una mirada cómplice a Jack. Fui hacia allí. Quizás pudiéramos enterarnos de algo.
Me quedé a un metro detrás de Nath con la gabardina medio desabrochada mientras se dirigía hacia aquellos tipos. Podía ser peligrosos según la reacción de ellos, pero y siempre estaba con el arma a punto...
-Parecen los federales de los que habló. Será mejor que guardes el arma. -susurro quedamente.
Aunque era legal portar armas, si un federal te veía con una y consideraba que eras una amenaza, podía pedirte el permiso y empezar a hacer preguntas demasiado incómodas. Y además, sería mejor no llamar demasiado la atención antes de tiempo.
-No la tengo fuera. -miro hacia abajo por sise refería a otra cosa y me apoyo en la pared disimulando y comienzo a hablar- Vaya mierda de noche...
-Recuerda que estamos en Kansas, Jack. -le lanzo una señal de advertencia.- Esto es el sur. Poco mejor que Texas.
No sabía si entendería lo que quería decir.
Nos acercamos más para espiarles.
-Entonces mejor, sus modales no serán mejores que los míos y me confundirán con uno de ellos.
Miro de reojo a los dos tipos a ver que hacen.
Los agentes federales entran en la habitación, no se escucha nada, pronto las luces que se veían por debajo de la puerta se apaga. Parece que los agentes se han ido a dormir
Levanto los hombros y le digo a Nath:
-Han hecho lo mas lógico. ¿nos damos un paseo a la luz d el aluna a ver si vemos algo o nos quedamos a ver si salen de ahí?
-Deberíamos ir a descansar.
Saco algo del bolsillo. Un pequeño bote blanco que hacía ruido al moverse. Se lo lanzo a Jack.
-Compré esto en la gasolinera. Son pastillas para dormir. Te servirán.
Me marcho a nuestra habitación.
Entro en la habita, era de camas separadas, así que me senté en la mas cercana a la puerta y puse la magnum bajo la almohada como de costumbre. Leo las contraindicaciones de las pastillas para después dejarlas sobre la mesita.
-Gra, gra, gracias. -me costó horrores decir esa palabra-
Me saco las botas y las dejo al lado de la cama abiertas por si me he de levantar rápido meter los pies en ellas y luego dejo la gabardina en una percha. AL ser de piel no necesita mucho de mi mas que unos golpes estirándola. Después me quito la camisa y la pongo sobre la cama. Comienzo a doblarla y después de varios minutos doy un paso atrás mirándola de perfil. Saco una pelusilla con dos dedos, y vuelvo a alejarme, me acerco otra vez y le doy un golpe sacando una arruga invisible para cualquier otra persona. Acto seguido me doy al vuelta y me bajo los pantalones. Los doblo por la entrepierna, luego una doblada pro la mitad y luego otra. Los coloco en la cama y estiro de los pliegues hasta que queda perfectamente simétrico. Vuelvo a dar un paso hacia atrás, los observo y niego con la cabeza. Los vuelvo a desdoblar y comienzo otra vez con el ritual. Doy otro paso hacia atrás, los miro, me agacho para observarlos como si se moviesen y les doy otro golpecito quitándoles otra arruga.
Recojo la ropa y la coloco encima de una silla y vuelvo a mirarla, me acerco y le doy un soplido para después pasarle la palma de la mano por encima.
-Nathy, ¿no tendrás una plancha por ahí no?
-Se debería poder pedirla en conserjería. -alzo el teléfono y busco la línea central. Nunca le había visto comportarse así. Pero no quería dejar entrever nada.- Te la traerán enseguida.
Me quité la ropa, quedándome en calzoncillos. La dejé con cuidado encima de mi cama y me fui al baño a darme una ducha. Me toqué las cicatrices que me habían quedado de la lucha con Federico. Por suerte, eran de color plateado y apenas se distinguían.
Me quité los calzoncillos y me metí en la ducha.
-¡Ya me la han traído Nath! -le grité mientras se duchaba- ¡no acabes con todo el agua caliente!
Mientras se duchaba comencé a doblar su ropa también y colocarla como debe de ser planchándola y doblándola hasta que quedase perfecta e impoluta. Luego seguí con mi ropa.
Estaba tardando demasiado, posiblemente acabaría con todo el agua, así que planché hasta el cubrecamas y lo estiré lo que pude.
Cuando salió, sin darme la vuelta le dije muy contento:
-Mira -tiré una moneda encima del edredón, y esta rebotó hacia arriba.
Me seco y me recorto la barba con unas tijeras. Tras limpiar el lavabo, salgo con la toalla y abro la maleta para buscar ropa limpia.
-Habrá más toallas en el armario, por si quieres ducharte. Yo suelo ducharme con agua fría, así que no te preocupes.
Miré la moneda con detenimiento. Un centavo con la efigie de Roosvelt.
-Le debemos mucho a ese hombre.
Lo dejo en la mesita de noche.
No abrí el armario por miedo a que encontrase dentro, así que me lo dejé por sino pudiese dormir.
Entré en la ducha y me lavé con agua caliente creando mucho vaho a mi alrededor. Luego me sequé con la smanos y me metí en la cama acurrucándome como un niño para dormir.
-Nathy... buenas noches... sueña con los angelitos.
-Jack, tenemos que hablar.
Le miré con gravedad.
-¿Qué te ocurre?
Os vais a dormir, Jack hacía tiempo que no dormia del tirón. Por la mañana os despierta unos fuertes golpes en la puerta, vais a abrir, pero no hay nadie, en cambio hay una hoja de periodico debajo de la puerta
AL escuchar la puerta salto sobre mis botas y abro la puerta encontrándome el recorte:
-¡Nathan, Nathan! ¡despierta!, joder, no seas gandul. Tenemos trabajo. -Cuando abrió los ojos se encontró el recorte delante de la cara.-
Me preparé corriendo. Quería llegar antes que los federales a aquel sitio y poder ver las vacas "mutiladas".
Me rasco el cuero cabelludo mientras me levanto. Leí rápidamente el recorte.
-¿Ha dónde vamos? -digo mientras me voy poniendo el traje.- Podemos ir al periódico, a ver a los Cookman o a los O'neill.
Termino de atarme la corbata. Tenía que estar impecable.
-Y sigues sin responderme. A este paso lo tomaré como algo personal.