Partida Rol por web

- Otro. Otro más que está contra mi. Otro más que me insulta.

Miró al pequeño Boff.

Esto era por él. Este sería el que decidiría su próximo paso. Estaba a punto de estallar. Ya la habían contenido antes, y en la próxima oportunidad no distinguiría amigos de enemigos. Todos serían objetivos. Todo estaba contra ella, y todo sería objeto a detruir. Lo mismo le daba persona, que cosa. Lo mismo le daba grandes que pequeños. Lo mismo le daba mancos que alados.

Si Boff no la entendía, ya había terminado allí. Regresaría a su templo y todo aquello que fuera amigo, sería por ser corregilionario suyo. El resto ... todo objetivo a destruir.

- No lo consiento más.

-Como gustéis. Dashade, demuestra por qué eres mi mano derecha. Ruego a los demás visitantes que se aparten.

El pegatauro movió sus alas en señal de amenaza. Luego blandió su espadón con gran maestría.

-Veamos que es lo que puedes hacer.

- Al fin podré resarcirme.

Aceleró la motosierra, aprovechando que la tenía en las manos y directamente hizo por parar el mandoble enemigo. Esperaba que este se dañara por el contacto con la cadena. Su actitud inicial era defensiva, ya que no conocía las aptitudes de combate del enemigo, y así, además, podría analizar su forma de combate, y aprender como enfrentar a este enemigo. Sabía que hacer caer a un bicho con 4 patas era complicado, pero no era una opción totalmente descartable. Sus manos es lo que más cerca le quedaría, así que podrían ser unos buenos objetivos, para que la pelea parase pronto.

Boff estaba estupefacto del transcurso de los acontecimientos. No iba a permitir que la paladina sufriese daño por su culpa y tuvo claro que decisión tomar. Para él se habían acabado los juegos y estaba dispuesto a acabar con Lanbide de su tío si se andaba con jueguecitos. Tomando con agilidad la está que tenía en el bolsillo, simplemente tuvo que colocarla cerca del cuello de su tío y hablar mirándole con tristeza.

- A mí está situación no me divierte lo más mínimo. Si no le ordenas a tu pegatauro que deje de atacar a mi amiga paladina y te disculpas inmediatamente por tu forma despectiva de hablarle, te juro que te rebanaré el cuello y no será mi prima la única por la que haya que lamentar. No he recorrido millas y millas para estas estupideces...

- ¡Inovaz! Si no has venido a ayudarme nadie te impide que te retires y salgas por esa puerta...te traje porque confío en ti y porque prometimos ir juntos al templo ¿Recuerdas? ¡Bajad las armas!

Boff no pretendía erigirse de líder pero veía que si no actuaba como tal aquello terminaría en un baño de sangre. Miró fijamente a su tío aún con la daga en su cuello y le hizo ver que hablaba en serio. Era Boff Berwick, digno heredero de las plantaciones...y su sobrino. No quería arrebatarle la vida pero no dudaría en hacerlo si seguía por aquel camino. Se acabaron las tonterías...

- Se lo que he prometido. Y por eso hago esto.

Comentó apretando los dientes, aprestada para el combate:

- Pues si es mi ayuda lo que quieres, no entres allí.

-¡Oh! -soltó una carcajada. -¡Dashade, ataca!

El pegatauro lanzó sus enormes pezuñas en un intento de desestabilizar a la paladina y hacerla caer de bruces. Con una rapidez sobrehumana, el ser alado estampó sus dos patas delanteras en el pecho de Inovaz, desplazándola unos metros, pero la mujer aguantó la acometida y ahora le tocaba contraatacar

- No soy yo quién ha atacado.

- No soy yo quién ha insultado.

- No soy yo quién ha vendido a los miembros de la compañía en el camino.

La decepción era patente. La decepción era palpable. Era el enemigo el que había forzado a esto, y la pusilanimidad de quienes había compartido el polvo del camino había llegado a esto.

Raunix se separó de la batalla, no estba dispuesto a morir por un capricho de la paladina. No había ninguna afrenta que solventar. Camino para colocarse cerca de Boff, por si el pegatauro decidía cambiar de objetivo.

-Boff, mi misión es reclamar los títulos y las tierras que te pertenecen, no una lucha de capricho por una paladina que no entiende sus angustias vitales. Si quiere abrazar la locura ella sabrá.

Mira tu ficha. Tienes +4 al atacar. 12+4 16. Superas la defensa (CA) del pegatauro que es 13.

Ahora haz el daño con la motosierra 1d10.

Se echó a un lado, estaba decidido a no participar en aquella locura e hizo lo propio con Cecil. No intervendrían en aquella locura en la que se había metido Innovaz sola, o quien quiera que fuera porque realmente no parecía ella. Estudió los movimiento del Pegatauro, rápidos y sin duda eficaces. La paladina poco podría hacer contra aquel enemigo.

Estudiaba la cara de Innovaz también no entendía esos gestos de rabía y odio a cada lugar o persona que miraba. ¿QUé le ocurría? ¿Le habría abandonado su fé? ¿O era aquel lugar que estaba corrupto?

Inovaz, con su actitud más de investigadora que de combatiente se percató de que así no sobreviviría a una batalla que se anticipaba complicada para ella. De todas maneras, se había embarcado en aquello. El primer toque no dejaba de ser un roce, pero el siguiente, mucho mejor orientado y preciso, no produjo un resultado demasiado diferente.

Ella sabía que aquello no era nada bueno, ni para para el grupo, ni para nadie de los allí presentes. No hacía falta ser demasiado listo para saber que allí pasaba algo. Que no era natural y que estaba corrompiendo a los allí presentes. Por eso todos eran enemigos. Lo que no se imaginaba era que su grupo se dejase influenciar y que fueran tan ciegos para no percatarse. Para no verlo. Para dejarse engañar.

Boff ignoró con agilidad al Gnoll que intentó evitar que Se acercara a su tío y lo amenazó de muerte con la daga en el cuello. La mirada de Boff estaba clavada en su tío y rebosaba determinación, lo mataría si no detenía todo aquello.

Ino estaba totamente equivocada.

Pensaba que estaba entrando Boff en combate para ganar la batalla, pero para ella, su, pequeño en tamaño y gran alma, amigo, estaba combatiendo, y como buen táctico, se disponía a por el objetivo principal. - Buena táctica compañero. Realmente el compañero estaba intentando eliminar aquella locura, que para ella, surgía de la corrupción del lugar, y a sus ojos era el tío de Boff el culpable de todo aquello. Y si no, por lo menos se estaba beneficiando de todo aquello y lo permitía o propiciaba.

No sabía la realidad, pero el fin, al final de cuentas era el mismo. - Su puedo ayudarle a llegar, tengo que hacerlo.

La sierra mecánica hizo dos cortes superficiales en el pecho y la pata izquierda de Dashade, pero apenas frenó el siguiente ataque del pegatauro. Éste, con la velocidad del rayo, blandió su espadón y lo lanzó al costado de la paladina.

El golpe fue brutal. La armadura se desmontó por donde penetró el filo del espadón, rompiendo varias costillas y provocando una importante hemorragia de sangre. Pese a ello Inovaz se mantuvo de pie.

De pronto Dashade se giró y vio a Boff tras su amo:

-¡Señor! -el pegatauro desplegó sus alas pero no llegó a cargar al ver que su amo tenía una daga en el cuello.

-¡Dashade, basta! Sobrino, tienes agallas, no hay duda de ello. Y tu amiga de la sierra mecánica también. Esclavos, preparad curas para la paladina.

Spencer parecía sorprendido pero no asustado. Estaba claro que tenía más de un as en la manga, y eso que el pegatauro parecía ser un guerrero temible. Con dos golpes había casi reducido a la paladina la cuál se mantenía de pie pero con su costado derecho destrozado.

-No derramemos más sangre el día después de la muerte de mi hija, os lo suplico.