Partida Rol por web

El centáuro alado le propina un porrazo que casi la manda al suelo a la misma vez que al otro barrio. Varias costillas crujen al partirse y el dolor es una punzada suficiente como para costarle respirar. Estaba derrotada. Estaba inutilizada. Este monstruo era un rival más que digno. No solo eso, sino que además era leal a su señor. Eso loaba, a su parecer, a aquella bestia de combate.

Los demás, valientemente, se habían mantenido al margen. Indiferentes, más cerca del enemigo que de la lealtad de grupo, y tras haberle puesto tantas trabas que dudaba de que bando pertenecían, por lo menos no habían molestado.

Se presionó el lado dolorido. La pelea había terminado, y tras mirarse el costado, parecía que su armadura, también. No sabía si aquello tenía arreglo, pero, si se podía reparar, igual no quedaba bien. Tras el comentario de parar, siendo este una súplica, apelando al deceso familiar acaecido, no hubo otro remedio. Desconectó el motor de su arma, silenciando así el estruendo indiscreto que esta hacía. Aún así la corrupción del lugar era patente. Era tanto que temía por Boff, por sus propiedades y por sus compañeros, que tan cobardemente habían actuado.

Viendo que la situación volvía a su cauce, el guerrero envainó la espada, mientras caminaba hacia la paladina. Cuando llegó a su lado se agachó para ver las heridas provocadas por el enfrentamiento aprovechando para hablar con ella en susurros.

-Gracias a tu negligencia ahora sabemos las fuerzas con las que cuenta Spencer. Me imagino que tu retorcida mente estará pensando en que te hemos traicionado, confío en que hayas aprendido algo, pero sobre todo una advertencia, las próxima vez que pongas en peligro mi vida sin motivo, el que te clavará la espada seré yo.

Se levantó para colocarse de nuevo a lado de Hardem, esperando a que Boff y su tío se decidiesen a entenderse.

- ¿Una amenaza velada?.

Estando como estaba, así de herida, responde. - La próxima vez que me traiciones, no será por la espalda por donde te ensarte. ¡Cobarde!

Al poco de entrar Inovaz se había vuelto loca y por poco inicia una guerra con todo el mundo, por suerte Boff estuvo agíl y con una jugada trapera propia de los mejores rufianes logró calmar los ánimos de los presentes, la situación no hubiera sido nada favorable para nosotros si hubiéramos tenido que combatir.

- Esto es lo normal? Compañeros que amenazan de muerte a todo el mundo como si nada y paladines buscando pelea a la mínima? Desde luego hay que ver que grupo más peculiar.

- No Freith, no es lo normal, no entiendo lo que le pasa a esa mujer, antes no era así. Pero nos ha llevado al mismo punto de inicio en el que estabamos antes del combate. No entiendo que trataba de probar.

Contestó Hardem a Freith preocupado por el comportamiento de Inovaz, pero aunque le preocupara nunca dejaría que le mataran por una negligencia como aquella. Por suerte Boff había actuado rápido pero hasta cuando seguiría calmada la bestia? Aquello no lo sabían.

Con el cuchillo aún en el cuello, Spencer dirigí a sus siervos xvart y medianos, los cuáles preparaban una mesa cerca del pórtico de la casa. Sillas, manteles, vasos, platos... Todo lo necesario para celebrar un banquete.

Además unos de ellos llevaban instrumentos para coser las heridas de la paladina así como hierbas medicinales y pociones. 

-Vamos a comer juntos como buenos huéspedes y anfitrión, ¿qué os parece? Sobrino, quítame el filo de la daga del cuello ya, por favor...

El joven mediano esperó a que todos bajarán las armas y a que los hombres de su tío se retiraran de allí, tras servir la comida. Entendía que su tío también necesitaba protección, por lo que aguardó a que Dashade guardara su arma y permitió que se quedara con la mirada. Solo entonces, cuando vio que la situación era segura, habló a su tío antes de retirar la daga del cuello.

- Antes de retirar mi daga, te falta disculparte por las malas palabras que le has dedicado a Inovaz, la paladina que me acompaña. Inovaz, discúlpate con mi tio por tu comportamiento si quieres que curen tus heridas. Esta tontería se debe resolver.

Solo si respondían correctamente retiraría su arma y aceptaría con agrado la oferta de su tío de celebrar un banquete.

Una visión nubla tu mente. Helm, el Vigilante, el Que Todo Lo Observa, aparece, aunque solo logras ver su mano enguantada y metálica.

-Adepta Inovaz. No eres quién para juzgar las leyes de otro. Debes servirme protegiendo y no provocando problemas a quienes te acompañan. Tu has sido y sigues siendo la candidata a unificar mi culto y convertirte en la primera Sumo Pontífice de Helm en 500 años por lo que debes moderar tu actitud.

La mano se mueve y con un dedo toca tu armadura.

-He aquí mi castigo por desobedecerme.

La armadura se deshace como si estuviera hecha de arena. No tienes armadura

Ante vuestros ojos veis como la armadura de Inovaz se deshace como si estuviera hecha de arena o polvo.

-Mis disculpas, valiente moza. Yo solo... ¿pero qué diablos?

Spencer alucinó con lo que acababa de suceder.

Inovaz ha tenido unos instantes los ojos nublados. Habrán sido ... como dos segundos, y justo antes de que su armadura se transformase en un buen montón de polvo en el suelo. Pasaron unos instantes, antes de que se diera cuenta de lo sucedido. Incluso pensó en sacudirse el polvo de la poca ropa que portaba, ya que bajo su armadura solo el gambesón y poco más portaba. Por suerte, el sujetador el pantalocito no habían sufrido esos mismos desperfectos. El gambesón empezó a quemarse como una brasa que consume un papel y se transformó en un polvo que el propio aire hizo perderse en la distancia.

Clavó su rodilla derecha en el suelo, y con la otra pierna en ángulo, posó su frentes sobre esta.

- Pido disculpas por un comportamiento demasiado impulsivo en el hogar que visitamos.

Su voz, potente, como impulsada por un poder mayor, era sincera y directa.

- Más aún, en un momento de pesar familiar, por el cual, tanto mi Dios, como yo misma os acompañamos en el sentimiento.

Había aprendido del momento. Había aprendido del combate. Había aprendido muchas cosas, pero sentía un rencor inaudible, si pudiera gritar, ya que el resentimiento que sentía porque los compañeros habían mancillado la lealtad que sentía por ellos, que no enturbiaba sus lecciones, pero si sus sentimientos.

- Sea.

La paladina rehúsa a decir nada más y se sienta al lado izquierdo de Boff. Todos habéis visto como su armadura se ha vaporizado pero por sus gestos entendéis que no quiere preguntas. ¿Un autocastigo a base de magia? Tendréis vustrea oportunidad de preguntarle durante la comida.

A la derecha de Boff está Hardem, acompañado a su vez de Raunix y Freith.

Fuxan tiene el plato en el suelo y pese a que es algo injusto, decidís no discutir ya que ni a él le parece mal ni vosotros queréis más problemas.

Enfrente de todos vosotros está Spencer, Dashade, sentado sobre sus patas traseras, y toda su cohorte de siervos y capataces gnolls vigilando la escena. No van a permitir que ocurra nada más.

-No tengo hambre, pero comed vosotros. No está envenenado, mirad a mi lugarteniente como se pone las botas, así que estad tranquilos.

Spencer parece relajarse y en un momento de flaqueza hasta le veis llorando.

-Ha sido un día muy duro. Esta noche mi hijita ha muerto. Ha sido encontrada sin vida, con una mueca horrible, como si hubiera muerto del susto. Las autoridades del condado habían informado que un viejo hechicero centauro había escapado de la prisión de Zazesspur hace semanas y que fuéramos con cuidado y temo que él haya provocado todo esto. De hecho, esta mañana mis libélulas han acabado con un centauro en las montañas pero las autoridades aún no me han enviado ningún cuervo confirmando si era él. Les he enviado un dedo, ¿saben? -las palabras de Spencer eran duras. Un padre con una hija muerta y que casi era asesinado por su sobrino al día siguiente.

-Y vosotros, ¿De dónde venís? ¿Sabéis algo del centauro fugado?

Se tomó una, a fe ciega. Estando sentada en silencio, dejando la otra, para más tarde.

Silenciosa y humilde pensaba en lo acaecido. Además, no confiaba demasiado en lo que le daban, pero, tampoco tenía potestad, en estos momentos, para discutirlo. Tampoco pensaba que los fueran a envenenar, así que procedió con toda la normalidad.

La situación de la paladina era de lo más extraña, ahora de momento le desaparecía la armadura por la gracia de su dios, algo que Freith nunca había visto, recordó las palabras del viejo ladrón que deba lecciones en Calimport, podéis rezar para tener suerte a los dioses, pero yo sólo rezo para que los dioses no se fijen en mi.

- Gracias señor por esta comida, el único centauro que conozco era mi antiguo compañero que murió en las montañas, y no era ningún delincuente, pero un hechicero renegado es mal asunto.

Una vez dicho eso se dedicó a sus platos.

Inovaz nota como su herida se reconsituye y sus tejidos son mágicamente reunidos otra vez en torno a una gran y fea cicatriz. Las costillas se unen también pero el proceso será lento. No estás al 100%.

Spencer miró fijamente Freith al decir que el centauro muerto era tu amigo.

-La paladina verá que soy un hombre desesperado pero de palabra. No envenenaré jamás a un huésped. Eso va contra las leyes de la Hospitalidad Halfling e incluso está penado con la muerte en el Tethyr. Por lo que a ti respecta, gnomo, miedo tengo que mis libélulas hayan sido implacables con tu amigo. ¿Tenía alguna herida quizás? La sangre las vuelve voraces. Siento oír esto y me veo en la obligación de recompensar tu pérdida.

Al señal de Spencer uno de los siervos medianos se acerca a la mesa con un saco.

-4 patas, 400 monedas de oro. Estas son las leyes por la muerte accidental de un esclavo a manos de otra persona que no sea su propietario. Entiendo que él no era de tu... propiedad, ¿no? Amistad, esclavos... En la orgullosa Zazesspur todo tiene precio, así que acepta este dinero por el error cometido.

Tras esto, Spencer se levanta.

Ha sido un día muy duro. He enterrado a mi hija y aún no sé que la ha matado. Venís a mis tierras y amenazais a un pobre padre de luto... Mi hospitalidad termina aquí. Sois libres de iros pero no volváis jamás. En cuánto a ti, sobrino, las leyes de Tethyr exogen que el propietario de toda plantación viva al menos un día en ella. Por lo que te invito amablemente a pasar la noche con nosotros.

Hardem observó con atención como la armadura de Innovaz caía echa polvo dejándola descubierta algo extraño acababa de pasar él no creía en los dioses pero de alguna forma pensaba que había sido castigada por su repentino cambio de humor. Ahora era la Innovaz que había sido antes. ¿QUé demonios le había pasado a esa chica?

Dejó esos pensamientos a un lado y marcharon a comer lo que les habían servido. Escuchó el relato de Spencer pero se mantuvo en silencio evaluando las palabras.

- Del centauro como comenta Freith sólo sabemos que lo encontramos moribundo y Freith se unió a nosotros. Respecto al centauro fugado quizá nosotros podamos ayudar. No es la primera vez que enfrentamos a un ser malvado como ese y quizá pueda ser nuestra forma de enmendar el mal comienzo que hemos tenido. Pasaremos la noche en Zzazzespur todos menos Boff y por la mañana vendremos a recogerle si no le parece mal. Y si acepta que ayudemos en capturar al centauro puede darnos más detalles por la mañana. Comentó Hardem para despedirse buscando la aprobación de Boff.

Boff levantó la mano para que sus amigos esperasen. No había recorrido centenares de millas para pasar la noche con su tío, sino para recuperar lo que por derecho le correspondía y lo haría con sus amigos a su lado.

- Tío, creo que en algo os equivocáis. No he recorrido cientos de millas para que ahora despaches a mis amigos...ellos permanecerán a mi lado te guste o no, y tampoco quiero postergar lo que he venido a hacer. Sabes que por derecho me corresponde la plantación familiar de Vastallanura, justo la que pisan nuestros pies, y el 50% de la compañía. Entiendo que hasta ahora hayas tenido todo el derecho al pagarle las 1000 piezas de oro mensuales a mi padre pero yo no soy mi padre. Quiero lo que me corresponde y que te quedes con tu dinero. ¿Hay algo que quieras alegar a todo esto?

Sus amigos eran su seguro de vida. No pensaba despacharlos y quedarse con un tío que conocía bien poco, a pasar la noche. Su frase "al menos un día" había sonado a amenaza, y sí, acompañaba en el sentimiento su reciente pérdida, pero hasta su forma de abordar el asunto le parecía inadecuada. Por la insensatez de su tío, un centauro inocente había perdido la vida y ahora solo hacia entrega de vil dinero por compensar una vida. El dinero corrompía y no era eso lo que Boff deseaba, deseaba cambiar las cosas en aquel lugar, aunque no iba a decírselo así a su tío directamente.

- Ya lo dije y vuelvo a repetirme, siento mucho tu pérdida. Y tal y como acaba de decir mi amigo Hardem, estamos dispuestos a ayudarte a encontrar al asesino...pero mis amigos están a mi cuidado y no voy a separarme de ellos, y la herencia me corresponde por ley. Estoy en mi derecho de reclamarla hoy mismo. Supongo que no hay problema alguno ¿Cierto?

El rostro de Boff denotaba determinación y sus palabras eran concisas y directas.

El viejo ofrece dinero a cambio de la vida de Bianor, algo execrable y que demuestra muy poca consideración:

- Lo lamento señor, mi amigo murió por los peligros del camino y no por vuestras libélulas, por lo que no es necesario ningún pago - el dinero es importante, pero no lo suficiente para manchar el recuerdo de Bianor.

- Estoy de acuerdo con Boff, irse ahora sería muy desconsiderado ya que somos todos compañeros, y tenemos un deber con él, no podemos dejarlo en este momento.

Dudo mucho de que el momento de peligro haya pasado, por lo que me mantengo alerta.