Partida Rol por web

Centrado en las paredes y el techo de la caverna, y nada más terminar de comer algo, no fui consciente de lo que tenía en el suelo y sin previo aviso trastabillé y me di de bruces contra el suelo. Por suerte no me hice daño pero mi sorpresa fue mayúscula cuando vi toda la estancia a la que íbamos a continuar adentrándonos llena de huesos largos, duros y grisáceos.

- Pero que demonios... Aún me lamentaba cuando caí al suelo. ¡Son huesos! ¡Muchísimos! Esto debe ser la madriguera de una o múltiples criaturas...¡Esto tiene muy mala pinta! ¿Que hacemos? ¿Retrocedemos sobre nuestros pasos o nos adentramos a sabiendas de que esto puede ser francamente peligroso? Mi cara era de sorpresa y preocupación. No quería poner en peligro nada más comenzar el viaje a todos mis compañeros. La decisión a tomar competía a todos. Lo bueno es que quizá esto pueda servirnos como improvisada antorcha...tenemos para elegir. No pretendía bromear pero necesitaba aliviar la tensión del cuerpo. Por si acaso me equipé el escudo y empuñé la cachiporra. Se acabaron las medias tintas.

Raunix escuchó con sobresalto el ruido de la caida de Boff, y cuando se disponía a ayudarlo vió que el suelo estaba lleno de huesos.

-Esto cada vez pinta peor, nos hemos organizado mal para viajar por las cavernas, y ahora lo más probable es que estemos en medio de una madriguera de algún animal. -susurró. Yo creo que debemos de continuar un poco más por lo menos para ver si es una zona puntual o por el contrario cada vez hay más huesos. -dijo el guerrero.

-Sea pues, hacia arriba.

Camináis por las cavernas durante largas horas hasta que una sensación de frío os comienza a rodear. Os estáis comenzando a acercar a una de las salidas de la cara norte de la montaña. Es de noche y está nevando por lo que podéis acampar aquí e intentar descansar o continuar el trayecto.

Te cae una gota en la cabeza y cuando miras hacia arriba ves como una de las estalactitas que tienes encima cobra vida: ¡es un perforador!

Estás tan ensimismado mirando al extraño grupo que descuidas lo que te rodea. 

Con su bastón ya iluminado y tras el sobresalto de Boff Hardem llevó rápidamente la iluminación hacia el suelo para contemplar el campo de huesos que estaban pisando. Aquello no pintaba bien y a pesar de que estaba tranquilo hacia un momento quizá se había equivocado por completo pensando que aquel sitio era seguro.

- Es hora de que nos movamos, continuemos el camino rápido dijo comenzando a avanzar.

Ves a tiempo como una enorme estalactita se desprende del techo de la cueva y va directamente hacia ti. La esquivas por poco. La estalactita, una vez en el suelo, comienza a moverse. ¡No es de piedra, es un perforador de las cavernas!

No tenéis tiempo para hacer nada. Veis como vuestro compañero Boff mira arriba cuando de pronto se desprenden dos perforadores desde el techo de la cueva, directo a vuestras cabezas.

-¡Maldito bichejo repugnante! Me has asustado- Chilló Fuxan, en el idioma de los Xvart, una lengua consistente en chillidos agudos y arrastrados. No fue sino hasta entonces que se dio cuenta del error. Debería adoptar un nuevo escondite cuando acabase con esa alimaña si quería seguir acechando a esos hombres. Retrocedió un par de pasos y sin dudarlo lanzó su lanza a la criatura. Sin pararse siquiera a ver si había acertado llevó la mano a la espalda y descaro el rústico arco que llevaba en la misma. 

De pronto sintió como Boff miro al techo y levantó tarde el bastón para ver como una masa informe con dientes caía sobre él. Se movió rápido pero no sabía si lo suficiente. - Cecil, solo salió de su boca.

Hardem esquiva a la bestia, que cae al suelo. A lo lejos oís un grito en un idioma que no conocéis.

La lanza se ha clavado con fuerza en la armadura rugosa del molusco. En lugar de intentar atacarte, mueve sus menudas patas para llegar a una de las columnas naturales y volver a llegar al techo. Va muy lento por lo que te da una tranquila ventaja.

El umbra estaba en su ambiente, las sombras, y eso se notaba. Sintió que algo se descolgaba rápidamente del techo, pero con un movimiento de puro instinto se apartó.

-Nos atacan!! - avisó a sus compañeros.

Mi mirada estaba fija en las paredes del techo, cuando noté que una gota caía encima de mi cabeza y al comprobar que era una especie de baba viscosa y maloliente, busqué y detecté a la criatura en forma de gusano que recorría el techo. Me desplacé buscando un buen ángulo y avisé al resto del peligro. Me pareció ver qué Raunix y Hardem esquivaban con presteza al enorme bicho pero no supe con seguridad si Innovaz había corrido la misma suerte.

- ¡Chicos! ¡En el techo! ¡Es una especie de gusano enorme con un solo ojo y cuernos! ¡Apartaos! 

Después de advertirles del peligro saqué mi honda y lancé un proyectil con tal de herirle o hacerle huir. La rapidez podía ser nuestra mejor aliada. Aún así me pareció que en esta ocasión no había alcanzado al enemigo. Las prisas no eran buenas...

Las bestias caen en picado al suelo, sin dañaros. Pero en lugar de haceros daño se mueven lentamente hacia la columna más próxima. Parecen inofensivas una vez en el suelo.

El grito de Boff llegaba tarde ya había esquivado habilidosamente al gusano que había intentado caer sobre él y vio como el resto hacia lo propio. - Que no vuelvan a subir. alertó al resto mientras comenzaba a conjurar dos proyectiles que salían disparados hacia el gusano que le había intentado atrapar dándole una muerte instantanea. Al ver que el suyo había caído apremió al resto acabar con ellos lo más rápido posible.

Aprovechando la inercia del rápido movimiento de esquiva sobre el perforador, golpeó al mismo apenas éste tocaba el suelo con dos rápidos golpes de espada. De reojo vio la magia de Hardem que funcionaba perfectamente como siempre.

- Había olvidado el poder de tu magia amigo, es bueno ver que sigues en forma. - dijo el Umbra

Quedó realmente sorprendido por la habilidad que demostraron sus compañeros. Ellos eran un buen guerrero y un poderoso hechicero...en cambio Boff no era más que un simple mediano. Aún así, no se amedrentó y trató de atacar con dureza a la monstruosa criatura que tenía frente a él y que trataba de buscar la pared. 

- ¡Voy a darle! Probablemente necesite vuestra ayuda...

El muchacho era consciente de sus limitaciones pero con aplomo y casi como acto de fe, tomó su cachiporra y descargó lo mejor que pudo un ágil golpe al perforador. Sabía que le había dado pero ¿No había sido suficiente? Parecía que no...

El proyectil de Hardem perfora la piel del gusano, matándolo en el acto.

Por su parte, la cachiporra de Boff dañan la parte dura del gusano, aunque sin conseguir hacerlo sangrar. El gusano se gira y en lugar de huir se acerca a los dos respectivamente. Cuando Boff tiene a pocos pies al perforador, éste se pone boca-arriba.