Partida Rol por web

Es una reptil volador con un jinete lagarto pero la sorpresa viene cuando ves que, colgando de una cuerda está Spencer B. Berwick, ¡el tío de Boff! Él también desapareció con el hechizo del pegatauro y ha aparecido en este mundo.

¡Ayuda, maldita sea, ayuda!

Te adentras en la selva y sigues por el camino que serpentea el lago con la mirada puesta en los cielos. El animal revolotea como puede mientras el anciano mediohombre se agarra con todas sus fuerzas al látigo. Ni jinete ni animal parecen poder desprenderse de él.

Despertó a Raunix y le comentó lo que había visto, quizá Raunix con su visión pudiera obtener más información sobre la criatura que acechaba en los cielos. Mientras él aprovecharía para descansar. El día había sido agotador. Combates, habían perdido a Cecil, sin duda, muy mal día.

¡NO ME LO PUEDO CREER! - exclamó el Umbra, el cual normalmente era sosegado pero lo que acababa de ver impidió cualquier autocontrol.

Raunix, Freith despertad - gritó llamando a sus compañeros. -El pájaro del que me hablabais, lleva a Spencer. -A continuación desenfundo la espada, preparó el escudo y trató de llamar la atención del ave para poder liberar al tío de Boff.

- Pero que pasa, ese maldito pájaro vuelve ha aparecer? Eso no pueden ser buenas noticias.

Freith se pensó seriamente no levantarse para recibir al pájaro, seguro que no auguraba nada bueno.

- ¿Como que lleva a Spencer? se despertó sorprendido el hechicero. A la altura a la que está no podemos atacarle. Les dijo. Miró a Gonso y al que tenía forma de lagarto. Y ahora como demonios les comunicaba lo que acababan de ver. Se llevó un dedo a los ojos y luego señaló el cielo. Para que por lo menos mirasen lo que ellos habían visto.

Salió y se asomó para ver la escena pero ya era de noche y no veía con la facilidad que veía el umbra. - Ahora tenemos que llamar su atención y hacer que descienda aquí.

Spencer reconoció una de esas caras que asomaban por la oscuridad y decidió a lanzarse al vacío. Aunque pese a su edad era muy ágil, una caída desde seis metros de altura no era algo sencillo. Intentó caer bien dando una pirueta pero aterrizó sobre su hombro, destrozándoselo.

El pterosaurio y su jinete salieron volando.

-Hubieseis podido derribar a esa bestia. Aaaaah

Raunix volvió a enfundar la espada, aunque las ganas de usarla un poco contra Spencer eran grandes, su parte racional se impuso evitando un combate que en estos momentos no era necesario.

-Sabíamos que te valías por ti mismo. En ningún momento tu integridad corría peligro. -dijo con una sonrisa maliciosa. -Vaya sorpresa encontrarte, que te ha sucedido desde que te envolvió la magia?

El golpe que se dio Spencer contra el suelo fue tremendo, pero el viejo sobrevivió. - No nos has dado demasiado tiempo para derribarlo que digamos. Y por cierto, ¿tu también estás aquí? ¿Has visto a Boff? ¿Y que hacías allí arriba?

Todo era un poco confuso, en vez de encontrar a Boff encontraron a su tio el cual estaba siendo transportado por un animal volador muy grande. Quizá el pudiera saber más de lo que ellos sabían.

- Y ya por preguntar, No sabrás dónde estamos ¿no? vio como Spencer dirigía una mirada a los dos nuevos integrantes del grupo. - Nos acompañan a ver al emperador para intentar salvar a un mediano que esperemos sea Boff, a la paladina impetuosa y a Cecil. Que han sido llevados prisioneros bajo el mar. Hemos capturado a uno de ellos. Es un tako y tienen pinta de ser como pulpos y por lo que hemos visto son muy dependientes del agua. No como ellos dos. Además el pueblo del Tako arrasó con el pueblo de la rana, así que nos hemos metido en otro embrollo.

El anciano se incorporó y se tocó el hombro con gesto dolorido.

-Demasiadas preguntas y respuestas, mago. ¿Cuánto tiempo lleváis aquí? Porque desaparecisteis unos instantes antes que yo y, por lo que veo, esos instantes se han traducido en meses. -Os quedasteis perplejos. -He contado más de doscientos soles. ¡Casi un año llevo aquí, solo! El barbudo que os acompañaba apareció dentro de una pared de piedra y tardó pocos segundos en morir por lo que llevo sobreviviendo en este mundo, meses.

Spencer miró un momento a la rana humanoide.

-Y lo mejor de todo es que no estamos en otro plano, como me pensaba, no. Temo deciros, muchachos, que estamos en nuestra tierra pero miles de años en el pasado. Lo único civilizado que hay son los anfibios y los saurios, los hombres aún viven en cavernas y adoran al Sol. -rió hasta que el dolor de su caída le hizo toser. Todos estábais muy serios.

-Por lo que respecta a mi sobrino Boff, ni lo sé ni me importa, como ninguno de vosotros. Pero debo deciros que, muy en el fondo, me reconforta no estar solo. De hecho, creo que tengo un plan. ¿Esa luz que sale de la caverna es vuestra? Necesito descansar y algo de sanación. A cambio os explicaré como salir de aquí.

Spencer era una persona repudiable, esclavista convencida y racista pero nadie podía negar que era inteligente. Si era verdad lo que decía y, por el color grisáceo y deshilachado de su traje y sombrero, debía estar en lo cierto, el mediano había vivido solo en estas tierras salvajes durante meses por lo que debía haber aprendido alguna cosa. No sin debatirlo antes, decidisteis meterlo dentro de la caverna, con Raunix continuando la guardia.

- Vaya con el viejo cabrón, parece que has aguantado bastante bien sólo, seguro que habrás traicionado ha alguna criatura de las de por aquí - mirando hacia la cueva - si quieres que te ayudamos deberías mostrar algo de interés por Boff, o no nos interesará estar contigo, pero una cosa ten por seguro, mi ballesta te va a estar vigilando.

- Siempre que tengas las respuestas no serán demasiadas. le respondió Hardem y luego escuchó con mucha atención lo que este les dijo. Habían viajado al pasado, por eso no reconocían nada de allí donde estaban ni las especies que allí habitaban. También el hombre llevaba allí sobreviviendo un año cuando ellos apenas si llegaba a tres días el tiempo que llevaban allí. Quizá estuviera exagerando el hombre, pero era probable que llevara bastante tiempo. Imaginó que el hombre barbudo era aquel desconocido que les acompaño en la última batalla. Una vida perdida siempre era una pena.

- Nosotros llevamos poco tiempo aquí, apenas unos días. Si tienes un plan acompañanos, aunque no seas santo de nuestra devoción tampoco debemos unirnos para salir de aquí y separarnos en nuestro tiempo.

Una vez dentro de la caverna, con el fuego crepitando y Raunix haciendo la primera guardia, el mediano habló:

-El conjuro de viaje en el tiempo requirió de varios objetos y de unas palabras mágicas que desconozco. Pero los objetos, muchachos, no os son extraños, ¿me equivoco? -Spencer rió. -A Dasshade le trajisteis tres escamas de dragón, uno de cada tipo. Luego necesitamos piedras de nuestro tiempo, que obviamente aquí no encontraremos por lo que espero que alguien tenga algo hecho, una flecha, un virote o una bala, en nuestra época y, lo más difícil, es que necesitamos un catalizador. He estado investigando durante estos meses y ese catalizador podría ser un poco de sangre de un elemental. Pero de un elemental tan raro que jamás habéis visto ninguno. Un elemental del tiempo.

Todos estaban atentos, nadie osaba intervenir.

-Pero, y he aquí mi aportación, es que he descubierto que en lo más alto de la pirámide de la ciudad imperial de los anfibios, cada día, cuando el Sol está ensu cénit, los sacerdotes pronuncian unas palabras, colocan las tres escamas, el objeto de la época a la que desean ir y... No lo logré ver bien puesto que mis ojos ancianos me fallan ya pero juraría que allí provocan una distorsión temporal. Cuando se crea un portal interplanar tu ves lo que hay al otro lado mientras que aquí se ve un vórtice lleno de luces y chispas, como el que nos tragó. Y lo mejor es que... -se sacó del bolsillo un engranaje de hierro. -Usan estas distorsiones para cruzar al otro lado, obtener tecnología y volver. -rió.

Todos hicisteis silencio excepto la rana humanoide, que se inclinó.

-¡Una pieza de los Dioses, alabado seas, mensajero celestial! -exclamó Gonso arrodillándose ante Spencer. Esto os lo tradujo Hardem.

-¿Veis? Estos sapos no han pasado de la charca a construir murallas sin algo que les ayude. Y ese algo es un fallo en el espacio-tiempo. Por eso construyeron tan alta pirámide, para llegar al vórtice y poder pasar. Este engranaje tiene más de trescientos años, pero prueba mi teoría.

-Muchachos, necesitamos: uno, las tres escamas de dragón. En este época no existen así que ni idea de dónde las sacan aunque deben tener un granero o algo porque lo hacen a diario. Dos, las palabras mágicas y tres, necesitamo subir a lo más alto de ls pirámide, que está infestada de guardias y sacerdotes a plena luz del día para que el mago lo deposite todo e invoque al elemental. -Spencer sonrió.

Todos estabais estupefactos. Era tan descabellado que podía ser real.

-¡ah! Y una vez allí hay que herirlo para obtener la sangre y provocar la distorsión. Y no tengo ni idea de cómo se hiere un elemental del tiempo. Supongo que si secuestramos a un sacerdote... A la vista está que tenéis experiencia en secuestrar gente de este tiempo

Aquello era imposible.

Tras perder de vista la criatura, te adentras en la espesura y vuelves a salir en el camino minutos más tarde, descubriendo una cueva con fuego dentro.

Agudizando el oído trato de acercarme a la entrada de la cueva. Después de todo puede que fueran algunos de otra tribu o incluso cazadores del clan.

A escasos metros de donde está el umbrio, ves un hombre a lomos de un asno. Lleva pieles y la cara pintada, pero es humano.

Algo no cuadraba, el hechizo que utilizó la trinidad fue para devolver la juventud a Astaroth. Seguro que había tenido efectos secundarios y había provocado que además se abriera el portal. Aquello tenía sentido. Por lo que la teoría de Spencer podría ser cierta además de lo que les había revelado del vortice. Tenía que pararse a reflexionarlo todo. Literalmente se había quedado mudo con lo que Spencer les había contado. No sería nada fácil reunir aquellos artilugios. Además había una cosa incierta. El ranoide había dicho que lo que había sacado Spencer era un pieza de los dioses por lo que lo declarado era cierto.

Se quedó pensando unos instantes.

- Quizá no tengamos que conseguir por nuestra cuenta los materiales, Spencer y menos secuestrar a nadie. Él nos guía, el otro nos vigila y el Tako es nuestro prisionero. Viajamos a la ciudad imperial a ver al emperador. Según lo poco que sabemos hay una profecia que decía que vendríamos y los Tako han declarado la guerra al resto de razas rompiendo la paz. No sólo eso sino que además parecen estar dominadas. Es probable que necesiten ayuda para resolver esto y como recompensa podemos pedir que una vez abierto el Vortice nos dejen pasar. Eso si, aún no sabemos como comunicarnos con ellos. Hasta ahora he conseguido entenderles mediante un hechizo. ¿Creéis que funcionaría? Si ellos habren ese Vortice deben de tener los materiales necesarios y podríamos ayudarles si aceptan ayudarnos. Eso si no nos matan antes de llegar.

Las palabras de Spencer eran sencillamente música para sus oídos ya que por primera vez había una solución para volver a casa. Las condiciones para conseguirlo sonaban casi imposibles. Además necesitaban recuperar a Cecil y a Boff. Seguramente la loca de la paladina también estaría con ellos.

Estaba pensando varias formas de conseguir las escamas, un sacerdote, palabras mágicas y herir a un elemental cuando su fino oído escuchó un pequeño ruido. Ninguno del grupo se había dado cuenta pero con sus reflejos habituales, sacó la espada y se colocó en posición de ataque.

-Parece que en esta cueva no paramos de tener visitas. -Dijo alzando la voz para avisar a sus compañeros de la llegada del humano subido en un asno.

-Un paso más y será el último. -añadió con voz gélida.