Partida Rol por web

Habías conseguido los asnos que tanto habías deseado. Esos animales serían útiles para cargar cosas, para criarlos y en caso de necesidad, para comeroslos. Pero de pronto había aparecido ese extraño llamado Spencer, un señor mayor pero del tamaño de un niño y de pies enormes y peludos que hablaba una lengua demasiado diferente a la tuya. Pese a ello, podíais comunicaros con señas y palabras muy básicas.

De pronto un graznido que ponía los pelos de punta os sorprendió. Eran hombres lagarto a lomos de pteradones. Y venían hacia vosotros.

-¿Luchar? ¿O huir? 

Entendiste lo que dijo ese hombre extraño. De pronto ves que saca una cuerda larguísima del interior de sus ropajes blancos.

Huir, hombres lagartos son muy peligrosos para nosotros. Tras esto el neandertal hinca sus pies en el asno para acelerar el paso.

El pequeño anciano subió contigo a uno de los asnos y acelerasteis el paso aunque ambos seres parecían acercsrse por momentos.

Los pteradones volaban más rápidos que los cuadrúpedos así que tanto tu como Spencer tendrías que luchar por vuestra vida.

El chamán observaba acercarse a esas rápidas criaturas voladoras. Hombrecillo tendremos que luchar a esas critauras.

-Bien pues. Es hora de sacar la castigadora -dijo el anciano al sacarse una enorme cuerda del costado.

El primer pteranodon se acercó rasante a Utu, intentando coger con sus garras al chamán. Éste, que apenas lo vio venir, fue apresado con suma fácilidad.

El eslizón que lo montaba esbozó una cruel sonrisa mientras el segundo pteranodon hacía lo mismo con Spencer. Pero el viejo mediano, con una habilidad sobrehumana, logró recostarse sobre uno de los asnos que llevaban en manada y esquivó el ataque.

Echando mano a su lanza corta el chamán trata de atacar a la criatura. Fallando su ataque debido a que combatía en el aire con la criatura.

-Tu, monstruo verde, ¡no te lleves al humano! 

Con la rapidez de un rayo el mediano chasqueó su látigo dos veces, destrozando la columna del jinete del pteranodon. Ahora, sin persona que lo dirigiese, el reptil alado soltó a su presa y se marchó de vuelta a la selva, libre.

El segundo pteranodon, dirigido por el eslizón, cargó otra vez contra el anciano. Spencer, distraído con el ataque y su látigo apenas pudo hacer nada para evitar a aquella mole alada. Un fuerte sonido de crujido resonó junto al alarido que soltó el mediano. 

-¡yaaaaaaaargh! -gritó al notar como sus costillas se rompían. 

Otra vez los asnos, al ver bajar a la bestia, intentaron morderla y golpearla y uno de los asnos consiguió clavarle una buena dentellada a los pies del pteranodon. El eslizón volvió a alzarse para preparar una nueva carga.

Aquella criatura había soltado al chamán mientras este preparaba su siguiente ataque, su espalda golpeó ruidosamente contra el suelo. Rápidamente sacó una honda de su sucio zurró y atacó al jinete de la criatura voladora que estaba sobre el pequeño hombre. La roca habilmente lanzada por el furioso chaman acompañado de una maldición golpeo la espalda del lagarto 

Muere lagarto horrible.

-¡Buena, salvaje humano! Ahora me toca chasquear el látigo otra vez a mí.

El mediano volvió a azotar dos veces su mortífera arma sobre el lomo del lagarto alado, que gritó y se removió en el cielo.

El eslizón mueve las riendas y vuelve a la carga tras ver como el anciano del látigo había abierto una herida importante en el vientre de su montura. El pteranodon volvió a mover sus garras hacia Utu, que estaba en el suelo. El chamán las esquivó y se preparó para volver a atacar mientras los asnos se dispersaban.

-Ya los recuperaremos, Utu. ¡Derriba al lagarto! -gritó Spencer.

Escamoso hijo puta te vas a enterar Tras esto empuño su honda atacando al lagarto con tan mala suerte que la roca pasa por encima de la montura sin causar daño ninguno.

Con un enésimo movimiento el pteranodón consigue apresar al chamán, aunque sin hacerle daño. Spencer, por su parte, carga con su látigo al viento y lo lanza hacia el torso del eslizón.

La cuerda se ata al escamoso cuerpecillo y con un grito agudo el lagarto observa como tiene colgando de él al anciano vestido de blanco. El pteranodón sale volando y la distancia del suelo cada vez es mayor.

-Utu, no intentes soltarte, ¡es una locura! Déjame trepar primero -dijo el mediano mientras hacía acopio de fuerzas para trepar por la cuerda.

Utu desobedeciendo la orden del medio hombre lucha con la criatura y consigue soltarse. Utu no sigue ordenes de mediohombres.

Haces palanca entre sus zarpas y te sueltas pero solo tienes unos instantes para balancearte y evitar una caída importante.

-¡Utuuuuuuu! -gritó el mediano al ver como caías desde unos ocho metros de altura.

Amortiguas la caída como te enseñaron los ancianos del Clan Alce allá en las montañas, para que pudieses sobrevivir entre los peligrosos barrancos helados. Ves como el anciano sigue atado al pterosaurio con su látigo y se aleja volando mientras tu sigues en el suelo dolorido.

Estás furioso. La hierba seca de tu alrededor comienza a ondear mientras tu magia parece querer salir.