Partida Rol por web

Habíamos llegado tarde. Sin que nos hubiéramos percatado de ello, se habían transformado. Todos ellos. Tiemblo al ver el gran grupo de alumnos contagiados, los profesores secuestrados, las chicas armadas, a Seto-san. Cada palabra suya la escupe con odio, y odio es lo que quiere dar al mundo. No me puedo creer que este sea su plan final: una cosa era revivir a viejas conocidas, o crearse un pequeño grupo de amigos, aunque no estuviera de acuerdo con ello. Pero ahora lo que quería era convertirnos a todos.

Miro a Nao y a Rin, pensando en como salir de esta. Saco mi móvil, pero la señal arriba sigue indicando que no hay cobertura. Si tan solo pudiéramos contactar con Takeuchi o la policía... ¡Mierda! ¿Solo somos tres contra todos ellos? Aprieto los puños, todavía estrujándome los sesos para saber qué hacer, mientras el discurso de Seto-san sigue, asustándome y enfadándome a partes iguales. La chica termina con unas palabras que parecen llamar a la batalla, momento en el que doy un paso al frente, colocándome entre ella y mis amigos.

-¡No has compartido tu poder con ellos, los has obligado a recibirlo! ¡Si de verdad quisieran un mundo como el que tú quieres, no habrías tenido que forzarles!-me giro hacía Nao y Rin, y llevada por la adrenalina, explico de la manera más rápida y simple posible lo que se me ha ocurrido.-Aquí no hay cobertura, pero si os lleváis el autobús* que nos trajo hasta aquí o subís a un sitio alto, quizás encontréis un lugar con cobertura para llamar a Takeuchi o a la policía, avisarles de su plan. ¡Y si no podéis conducir, pinchad las ruedas! ¡No pueden volver a Morioka ni a ningún otro sitio con gente!

Claro que había una parte importante del plan que necesitaba ocurrir para que les diera tiempo. Les miro a los ojos, sabiendo que no va a ser tan fácil explicarlo, que me da miedo lo que toca hacer, pero sabiendo que el tiempo era crucial.

-No queda tiempo, así que corred. Yo me quedaré aquí y les distraeré. No dejaré que me conviertan.

La situación era muchísimo peor de lo que Nao pensaba. Todo iba de mal en peor. Tal como temían, habían contagiado a todos los alumnos. Aunque, al parecer, no así a los adultos, ya que los tenían a todos atados y amordazados. Maki habló, y lo que decía era escalofriante: No le bastaba con contagiar a toda la escuela. Quería infectar al mundo entero. Además, daba a entender que tanto Maki como los demás ya no eran humanos.

Al igual que Mieko, estaba temblando aterrorizada. Estaban solos contra todos ellos. Y eran todos inmortales. No podían detenerlos. Y seguramente ellos tres no tardarían en ser infectados también. Después vendría el resto del mundo. Era imposible hacer nada… Nao agachó la cabeza, derrotada.

Mieko alzó la voz, lo que hizo que Nao se espabilase un poco. Tenía toda la razón sobre que había obligado a todos a transformarse. Y también en que si llegaban a un sitio poblado sería el fin. Seguirían contagiando a más gente y serían cada vez más imparables.

—¡No! ¡No puedes quedarte aquí! ¡Ven con nosotros! —exclamó, agarrándola del brazo. Esa parte de su plan era una locura—. ¡No me iré sin ti!

No permitiría que se quedase sola contra ellos. Si Mieko no se iba, Nao tampoco. Por otra parte, el plan de romper las ruedas de los vehículos era bueno, pero necesitarían un cuchillo o un destornillador de gran tamaño.

—Tenemos que ir a la cocina y coger cuchillos para poder cortar las ruedas —susurró, tratando de que los esbirros de Maki no la oyeran—. Si no, no podremos pincharlas.

Sota había estado en todo momento del discurso al lado de Maki, aunque a diferencia del resto estaba luchando por no dejar que “aquello” que tenía en su interior dominara su conciencia. Su sangre vibraba, saltaba, emocionada por las palabras de la chica, no pudiendo evitar sonreír en alguna ocasión mientras cerraba los puños con fuerza. Era como aguantar las ganas de un estornudo, donde todo tu cuerpo parecía prepararse para ello pero luchabas con todas sus fuerzas para no hacerlo.

La sangre descendía por su nariz aunque era lo que menos le importara en el momento, considerándolo un daño colateral. Estaba tan concentrado apretando los dientes que podía desangrarse allí mismo sin inmutarse, aunque perdió esa concentración para soltar una carcajada de emoción al escuchar a Mieko hablar. Le resultaba realmente gracioso que intentaran hacerles frente cuando no sabían siquiera lo que podían hacer. Pero él lo había visto y sentido en sus propias carnes, las capacidades que adquiría, el poder, la fuerza…

Usando su fuerza de voluntad se adelantó un par de pasos, queriendo intentar estar en medio de ambos grupos. Aun así, todavía estaba luchando para controlar el impulso de su sangre.

Dejaros de heroísmos. Somos más rápidos y fuertes de lo que pensáis, eso sin contar la inmortalidad.- A pesar de todo seguía manteniendo ese tono ácido que le caracterizaba, aunque mientras hablaba no dejaba de mirar a Mieko, tal vez esperando que entendiera.- Vosotros no tenéis ninguna oportunidad contra ellos.- Limpió la sangre de su nariz al pasar su mano mientras obligaba a sus piernas a girarse, dándole la espalda al grupo de Mieko y mirando en esta ocasión directamente a la líder de todo, Maki Seto.

Empiezo a pensar que te encanta que te diga que te estás pasando con las formas.- Manteniendo su labia irónica, dejó las manos en su espalda para ponerse en una postura cómoda, aunque claramente su cuerpo seguía temblando al resistirse a ese flujo de emociones invasivas.- ¿Sabes? Realmente empezabas a gustarme, pero no me termina de convencer ese punto de locura aniquiladora.- Si el resto estaba atento, con sus manos en la espalda intentaba hacer un gesto claro para que se fueran.

El discurso de Maki era sin duda peor a todo lo que pensaba, sus planes eran sin duda un peligro para la humanidad, debían hacer algo pronto, le gustaba el plan de Mieko, pero no a costa de su sacrificio, justo cuando iba a ofrecerse a el mismo como mejor sacrificio apareció Sota, el no pudo mas que fruncir el ceño hacia él, pero en sus palabras había lógica, aun se encontraba muy confuso en si debía o no con fiar en él, pero en este momento había que actuar y no se podía dudar, pero con un susurro le dijo -G…gracias-.

Dejando atrás toda su etiqueta y formas correctas de actuar, tomo la mano de Mieko y la de Nao, no sin poder evitar sonrojarse por su atrevimiento y comenzó a halar de ellas para sacarlas de ese lugar, ellos no servirían para detener a estos seres, pero Sota al menos podría tener una pequeña posibilidad de retrasarlos lo suficiente para que ellos pudieran actuar.

El ambiente estaba tenso, todos podían notar como los chicos y chicas estaban preparados, iban a ir a buscar al resto de alumnos que aun quedaban en la zona cuando Mieko hablo, fue Maki la que le respondió

Takenaka Mieko… sabia que serias una de las que se me opondría, lo sabia desde el momento en el que te conocí. Pero no te equivoques. No he obligado a nadie… todo el mundo tomo una decisión que le llevo a donde esta hoy

La chica tenia una sonrisa de satisfacción en el rostro hasta que escucha las palabras de Sota, le observa detenidamente y dice:

¿Porque te resistes? Dejate controlar por tus impulsos… sabes que es lo que quieres… no te dejes arrastrar por tu parte humana

Decía mientras sonreía levemente.

Maki mira hacia donde estaba Mieko y sonríe mientras empieza a caminar hacia ellos y el resto de alumnos parecen expectantes.

De pronto un fuerte estruendo se escucha y la puerta que separa a Mieko, Nao y Rin del resto se cierra

Los chicos puede ver como delante de ellos esta Aoi, la chica ha cerrado la puerta y ha colocado varios muebles bloqueándola, pese a que mantiene aquellos rasgos extraños tiene una expresión diferente, les mira y dice:

Si queréis salvaros seguidme… rápido, solo hay una forma de poder detener a Maki… venid conmigo rápido si no queréis morir o convertiros en eso

Dice la chica mientras empieza a correr

Tras el cierre de la puerta Maki pone mala cara y algunos chicos tratan de abrir la puerta, pero parece firmemente bloqueada, Maki les mira y dice:

Ignoradles… si les encontráis traedlos ante mi… pero sigamos con nuestro plan

Los chicos y chicas vitorean y comienzan a marcharse de la sala por otras puertas, pero Maki se gira y mira a Sota:

¿Locura aniquiladora? Empiezo a pensar que no es lo mismo darle el don de evolucionar a alguien que ha muerto que a alguien que esta condenado a ello pero que aun no lo ha hecho…

Después de tantos días de tención y horror, una sonrisa se dibuja en el rostro de Rin, al tiempo que una lagrima rueda por su rostro y sin pensarlo ni un instante corre detrás de su amiga, no piensa ni un momento que pueda ser una trampa, simplemente se deja llevar y corre con toda la fuerza que su cuerpo nada atlético le permite

Seto-san parece estar disfrutando, sonríe negándose a escuchar mis palabras. 

-¡Pero ninguno sabía lo que significaba tomar esa decisión a largo plazo!-le respondo, todavía intentando ganar tiempo, deseando que Nao y Rin se vayan ya. A pesar de los ruegos de Nao, lucho por mantenerme firme. Me conmueve lo mucho que quiere que me vaya con ellos, pero no puedo dejar que lo vea. Si muestro dudas, si me dejo llevar por mi deseo de echar a correr y ponernos a salvo... habremos perdido. No hay otra manera. 

O eso pienso, hasta que Sota intercede. Primero con palabras desalentadoras y una mirada difícil de interpretar, luego con un gesto que habla por sí solo.

Rin tira de mí y de Nao, y esta vez no pongo resistencia. Busco la mirada de Sota, una forma de hacerle saber que le había entendido, que agradecía su gesto, incluso que confiaba en él. Pero tiene el rostro volteado hacía Seto-san, así que me voy, esperando al menos que haya podido oír las palabras de Rin.

Mi primera reacción al ver a Aoi es la de seguir huyendo. Todo en mí me grita que es una trampa, que es una de ellos. Llevamos sabiéndolo desde el principio, pero pronto noto algo extraño en ella. Ha bloqueado la puerta por la que acabamos de salir, y noto algo raro en su rostro, diferente a la del resto de transformados.

Rápidamente nos pide que la sigamos, y Rin se decide enseguida, corre detrás de ella. Yo me detengo, me giro hacía el camino hacía la cocina. Como había dicho Nao, es ahí donde encontraríamos las herramientas necesarias para pinchar las ruedas. Quizás esta era nuestra última oportunidad para ocuparnos de ello. Miro a Nao preocupada. ¿Si tomo ese camino, me seguiría? En ese caso, ¿era lo correcto dejar a Rin a solas con Aoi?

Pero lo más importante: no hay tiempo para preguntarnos qué deberíamos hacer, ¿verdad?

Me digo a mí misma que debo confiar en Aoi. Si Sota había sido capaz de resistirse a Seto-san, Aoi también debería ser capaz. En ese caso, no sería una trampa, sino lo correcto el seguirla para detener a Seto-san... Pero no puedo seguir perdiendo el tiempo, y temiendo perder de vista a Rin y a la chica durante mi indecisión, le doy la espalda al pasillo a la cocina y echo a correr detrás de ellos.

Ahórrate las amenazas.- No se giró para ver qué había ocurrido detrás suya más allá de que la puerta se había cerrado y que, al parecer, habían logrado escapar. Estaba reteniendo a la “líder” de aquello, pero el resto ya dependía completamente de ellos.

De todas formas Sota seguía luchando en su interior con su propia esencia, una pelea encarnizada donde desconocía quién era su verdadero yo. Mantenía los puños apretados dentro de los bolsillos y de vez en cuando fruncía el ceño por el esfuerzo que le suponía aguantar unos minutos más, sobre todo ahora que estaba delante de Maki. Aun así ya fuera porque sus convicciones eran realmente fuertes o porque estaba aprendiendo a resistir la influencia, logró mantener la compostura e incluso atreverse a acercarse.

Maki.- Adelantó un par de pasos, acortando la distancia que les separaba si ella le dejaba.- Quiero lo mismo que tú, pero no así.- Era algo que le había dicho en varias ocasiones y no se cansaría de repetir. Pensaba realmente que ese “don” era una bendición, ya no solo por la inmortalidad sino por la mejoría que sufría su propio cuerpo. Además, siempre había intentado defenderla, o incluso justificarla al resto.- Aunque sea algo bueno, sólo estás consiguiendo que te teman y odien lo que tenemos, lo que somos.- Si dejaba ese contacto directo, Sota cogería directamente la mano de Maki para dar un ligero momento íntimo.- Déjame que hable con ellos. Sin presiones ni un “ejército” persiguiéndolos. Sólo así podrán entendernos.

—Entonces… ¿Planeabas esto desde el principio? —preguntó al oír el comentario de Maki sobre Mieko. ¡Estaba planeando arrasar con el mundo desde el principio! ¡Desde que puso un pie en el aula!

Antes de que pudieran irse de allí, Sota dio unos pasos adelante, acercándose a ellos. Sus movimientos y sus palabras pusieron en alerta a Nao, temiendo que fuese a saltar hacia ellos en cualquier momento. Sin embargo, sus palabras y sus acciones acabaron siendo completamente sorpresivas. ¿Estaba intentando hacerles ganar tiempo?
Abrió la boca para decir algo, pero fue interrumpida cuando Rin la tomó de la mano y la arrastró con él fuera de la habitación.

Nao miró a Aoi como quien mira a un fantasma. ¿Los había salvado? Seguía teniendo los síntomas del contagio, pero algo en su rostro había cambiado. ¿Estaba logrando resistirse, como Sota?

Pedía que la siguiesen. Pero ¿a dónde? ¿Qué es lo que pretendía? Nao miró a sus amigos con dudas. Rin no se lo pensó ni por un instante, pero Mieko parecía indecisa.

—Ella ha pasado mucho tiempo con Seto. Puede que sepa cómo detenerla —razonó Nao. Si conocía una forma de pararle los pies, sería un mejor plan que intentar pinchar las ruedas del autobús, cosa que solo serviría para retrasarlos—. Deberíamos ir con ella.

Finalmente, las dudas de Mieko parecieron disiparse, y ambas fueron corriendo tras Aoi y Rin.

Aoi les lleva corriendo hacia lo que parecían ser las oficinas del lugar, por allí la chica abre una puerta que les lleva a unas escaleras que descienden, esto les lleva al sotano un pequeño refugio seguramente de la segunda guerra mundial en donde Aoi cierra justo después de que entren, la chica les mira directamente:

Tenéis que quedaros aquí… no quiero que sufráis daño… Maki se ha vuelto loca y va a matar o convertir a todo el mundo. Pero aquí estaréis a salvo.

Mira entonces de nuevo a los tres pero sobre todo a Rin y dice:

Yo puedo ocuparme de todo… puedo intentar detenerles… creo que si detengo a Maki quizás pueda detener al resto poco a poco

Sota podía ver que las dos yankees se habían quedado allí y observaban la escena ante una tranquila Maki, la chica sonríe y dice:

Lo que somos… somos esto… la oscuridad, la oscuridad de la muerte. No te estaba amenazando… no te equivoques. Tu eres en parte un experimento para mi, porque tu no has muerto… piensas así porque no has visto la oscuridad de la muerte, la oscuridad absoluta y te has envuelto en ella. ¿Sabes porque nuestra sangre es negra? Porque somos la oscuridad, la oscuridad de la muerte.

Decía con una leve sonrisa, entonces mira seria a Sota y dice:

Todo esto es un castigo a los humanos… a aquellos que me mataron y no me dejaron morir… tienen que conocer la oscuridad… la oscuridad de la muerte

-Pero…- comienza a decir y sus palabras se desvanecen, no se que decir, no quiere que sea solo ella quien enfrente a Maki, aun con la ayuda de Sota seria solo dos contra un ejército, aun con sus habilidades están en clara desventaja -… no podemos quedarnos solo aquí, debe haber algo que podamos hacer, algo desde la retaguardia, además hay que avisar de la situación actual, en el peor de los casos si ellos salen de este lugar los tomaran desprevenidos y sin ningún tipo de defensa, sería una masacre-

Maki tenía razón en una cosa, y es que Sota no lograba entender la oscuridad a la que se había sumido la chica. ¿En realidad podría llegar a comprender la magnitud de su sufrimiento algún día? El chico no se consideraba un héroe, mucho menos un valiente príncipe que cabalgaba a lomos de su caballo para salvar a la princesa… pero sí era alguien agradecido y, tras concederle su preciado deseo de una aparente inmortalidad, sentía que se lo debía.

Sin saber exactamente qué estaba haciendo asintió ante sus palabras antes de agarrar el mentón de Maki para alzar su rostro, queriendo que le mirara.

Enséñamelo.

Sigo a Aoi a toda prisa, sin saber qué esperar de su plan. ¿Tendría algún arma, algún secreto, alguna forma de pedir ayuda? La verdad resulta ser muy distinta a lo que yo preveía: quiere que nos quedemos quietos, escondidos, alejados del peligro.

-¡No te hemos seguido para escondernos y dejarte sola contra todos ellos!-me alivia saber que Rin piensa igual que yo. Cuantos más del grupo la apoyemos, más posibilidades tendremos de ganar. Claro que... ¿y si no había manera de aumentarlas? ¿Y si éramos simples adolescentes, indefensos ante una versión humana superior? No, me negaba a ello. Tenía que haber alguna manera...

-¿Qué tenías en mente? Seguro que podemos ayudar de alguna manera, aunque sea distrayendo o atrayéndola a algún lado.-sera arriesgado, pero a pesar del peligro que corríamos, puede que fuera una buena baza. Intento que no me tiemble la voz al continuar:-Quiere matarnos o convertirnos, ¿no? Pues aprovechémoslo.