Partida Rol por web

Una gota de sudor recorría la cara del detective Adams, no podían fallar, se trataba de su compañero, pero entonces vió que el ayudante del fiscal sacaba su arma y apuntaba directamente hacia la puerta.

- ¡Le dije que no nos jodiera Threev, prefiero dispararle a usted antes que ha McCoist!- Dijo Frank mientras sacaba su revólver y apuntaba hacia el ayudante del fiscal.

Entonces, antes de que Dany pudiera contestar al detective, se oyó una comunicación por rádio. Entonces todo ocurrió muy rápidamente, la sombra, McCoist inconsciente, la voz del murciélago.

- Suerte maldito tarado, acaba con ese payaso...- Susurró Frank, más para sí que para el justiciero enmascarado. Al instante, hicieron acto de presencia los agentes de Threev y batman desapareció.

- Agentes, olvíden al murciélago, que dos de ustedes se lleven al detective McCoist a un hospital, pero atenlo y hagan guardia, no sabemos si sigue controlado por el Joker, el resto, ayudennos a salir de esta jaula y sigan con nosotros, vamos a rescatar al comisario.- Decía Frank decidido mientras intentaba empujar la puerta para abrirla, esperando que los intentos del detective la hubieran ablandado.

Los agentes de la ley no mueven un músculo ante las órdenes del agente Adams, y miran de reojo al Fiscal. Threev, que ante la desaparición del peligro inminente que suponía McCoist y la fulgurante aparición del murciélago, se relaja brevemente, hasta que se da cuenta que ahora es Adams el peligro inminente, apuntándole con su arma.

- ¿Qué cree que está haciendo, agente Adams? ¿Acaso quiere ir en contra de la Ley? ¿O acaso todo esto le está superando?

Aún con el arma bajada, se acerca despacio al detective. - Tranquilo Adams, no pretendo hacerle nigún daño. Debemos seguir con la misión, como ha dicho Batman, y rescatar al comisario Gordón. - Levanta el móvil para hablar con el agente de policia que hay al otro lado de la cámara acorazada. - Agente, estamos atrapados aquí, intente abrir la puerta lo más rápidamente que pueda, la vida del comisario Gordón está en peligro.

Threev nota que tanto Adams como Taylor siguen desconfiando de él, y decide arriesgarse para que los detectives no le ataquen. - Si no se fian de mi porque llevo un arma, no es problema, se la entrego y ya está. Al fin y al cabo sólo la he utilizado para defenderme mientras estaba sin su ayuda, pero ahora que cuento con ella, no veo incoveniente en deshacerme de la pistola - dice el Fiscal, mientras se acerca a Adams sujetando el arma en clara posición de rendición, cojiéndola con dos dedos del cañón para entregársela en mano.

Sean clava su mirada en el murciélago.

- Dale caña al payaso, murciélago - espeta sin excesivo ánimo.

Ahora Sean suspira para que el joven Freddy pueda recuperarse de ésta. Asiste perplejo a la discusión de Threev y Adams. El fiscal sigue en sus trece de controlar la situación sólo porque él lo vale. Tal vez tenga razón, pero no son formas de hacer las cosas y él debería saberlo. Los agentes siguen estorbando más que ayudando. La carne de cañón del fiscal. Siempre en medio. Recordaba los años en los que él también era parte de esa marabunta que siempre son los primeros en recibir los disparos. Les dijeron siempre que aquel era su trabajo, pero todo era una podrida mentira.

Miró al fiscal.

- No. Al que ha superado esto es a ti, Daniel. Mírate. Crees tenerlo todo bajo control y mandas a tus chicos a morir por tu causa. Estés del lado que estés poco salvo el exceso de carmín en los morros te distingue de ese hijo de puta del Joker.

Taylor tiene el arma empuñada pero no apunta a Threev. Ahora mismo, pese a sus diferencias, o trabajan juntos, o estan realmente jodidos. ¿Era este el plan inicial del Joker? ¿Que desconfiaran unos de otros? Si era así, bravo payaso, lo has conseguido.

- Quédate tu arma si quieres. El mayor peligro eres tú mismo.

Acto seguido se dirige hacia la puerta y se suma al esfuerzo de intentar abrirla junto a Adams.

Mientras varios policías se encargan de retirar a McCoist al hospital de Gotham, nuestros protagonistas salen del pequeño trance de hostilidad que ha surgido dentro de la cámara. Los policías que han quedado en la sala contigua, aúnan esfuerzos con la barra que usaba el detective caído. Finalmente, la gruesa puerta cede ante la ley para liberarles.

Es hora de cumplir la misión, las energías se agotan tras una noche gran esfuerzo y no menos heridas. Reorganizados, salís de la planta y comenzáis el ascenso por el resto de los pisos hasta la última planta. No hay ningún altercado que os frene, aunque parece la calma que precede a la tormenta.

Accedéis por una puerta que da a un pasillo con un gran ventanal. La noche sigue en Gotham, aunque por poco rato ya. La galería está rota y deducís que el Joker habrá accedido al edificio por esta parte mediante el helicóptero. El viento sopla fuerte y las nubes se han vuelto numerosas y retorcidas volviendo a amenazar lluvia. El comunicador de Threev crepita para oírse: - Señor, el refuerzo aéreo ya está llegando. Hemos tenido que solicitar ayuda de una unidad aérea de una cadena de informativos ya que el helicóptero de la comisaría ha caído hace varias horas... –

El rumor de los rotores aumenta y una mancha blanca aparece en el horizonte. Es el helicóptero cargado de agentes. Unas gotas caen dispersas a través del ventanal. El fiscal percibe la energía estática acumulada en el ambiente. Los detectives no se demoran y se acercan a la puerta del final de pasillo. Tras asegurar que nada la protege, la abren viendo un nuevo escenario. La decoración ha tomado el espíritu atormentado del Joker. Pintadas de spray con sonrisas verdes y púrpuras aparecen en todas partes. Se han estado divirtiendo un buen rato aquí. La oscuridad engulle la estancia en gran medida aún así, podéis observar que la gran sala debe de tratarse de un almacén para el material que traigan desde la azotea por helicóptero. No tardáis en cruzaros con una curiosa entrada, como si fuera el acceso a una atracción de circo. Ante vosotros se abre una senda con grandes espejos en los cuales os veis reflejados hasta el infinito. Parecen surgir tres caminos. Una voz, traída por la megafonía os informa:

- Pasen y vean señoras y señores... -  No es la voz de Joker, Debe tratarse de Jervis Tetch y una de sus locuras. – Para llegar al final es necesario dejarse caer en la madriguera del conejo. Hay tres oportunidades, tres pasillos, pero... cuál será la correcta? Una? Las tres? Ninguna? Jajaja. Para ayudaros a avanzar, vuestro inseparable Gordon comenzará a daros caza pasados unos instantes y os cortará la cabeza. Que comience la prueba!! –

Os miráis sabiendo que debéis tomar una decisión. Percibís un ruido a vuestras espaldas, al parecer han inutilizado la puerta por la que habéis entrado. Por encima vuestro un montacargas comienza a descender, seguramente con Gordon y quién sabe si con alguna sorpresa más. Su descenso terminará entre el laberinto de espejos. Los 3 policías que van con vosotros empiezan a lamentarse de haber llegado aquí y ser ingrediente de éste cocktail neurótico.

- La solución parece simple - farfulla Threev - el Sombrerero nos quiere dispersos. Taylor, Adams, cada uno iremos por un camino, con un agente como ayuda, y el que llegue a la salida, que avise a los otros por el móvil. - Se mete las manos en los bolsillos y empieza a pasear como si estuviera alegando en un juicio. - A menos, claro está, que tengaís una idea mejor, o simplemente no confieis en cualquier sugerencia que yo haga...

Clava la mirada primero en Taylor y luego en Adams. - Y claro, siempre podemos esperar que el montacargas con el Comisario Gordon llegue hasta aquí, y acabar con el si nos ataca. - Mientras dice esto, el Fiscal coge su arma, que ni Adams ni Taylor quisieron quitarle cuando se la entregó, y comprueba que el cargador está apunto. - Como suele decirse, muerto el perro, se acabó la rabia.

Termina su charla con una carcajada seca, mientras indica con la cabeza a uno de los policias que le siga, mientras Threev se adentra por el pasillo del medio...

Jodido Jarvis Tech. Uno de los tipos más peligrosos y desquiciados de todo Gotham City. Encerrado en innumerables ocasiones y siempre con el mismo resultado... fugado en cuestión de semanas. Ese cabrón tiene demasiado buen coco, pero es un mierdecilla en el cuerpo a cuerpo. Si llegaban hasta él no tendrían problema pero... ¿qué sorpresa les tendría preparada?

Sean sonríe al fiscal.

- Por una vez parece que vamos a estar de acuerdo - Mira a Frank de soslayo - ¿Qué te parece, colega? ¿ Nos repartimos?

Luego fingió no escuchar lo de "muerto el perro..." pero su impulsivo carácter, de sobra conocido en las calles de Gotham le hizo farfullar de nuevo.

- No me hagas aplicarte el cuento... - dejó la frase sin acabar pero su tono parecía algo irónico. Igual estaba de coña, o igual ya estaba perdiendo los papeles y volviendose un tarado como la mitad de los que estaban allí.

Jamás consentiría que le pasara nada a Gordon. Demasiados años en las calles derramando la misma sangre en el mismo asfalto. Habían sido superior y subordinado demasiados años como para no cogerle cariño a ese viejo sabueso de Jimbo.

- Quedesela Threev, prefiero que pegue tiros a que nos electrocute...- Fue la respuesta de Frank cuando el ayudante del fiscal le ofreció el arma.

Acto seguido se quitó los prototipos que le eran más incómodos que útiles y se puso manos a la obra para intentar abrir la puerta.

Los minutos pasaron, y el detective sentía todo su cuerpo, cómo cada vez pesaba un poco más, el chaleco y las armas no ayudaban a conseguir una sensación de más ligereza, y Adams sentía que cada vez iba más lento, escalón tras escalón, pero había algo que le hacía seguir moviendose, la imagen de Gordon y del sombrerero.

Mezclaban el deber con la rabia, y eso le daba al detective más fuerzas de las que necesitaba...

Una vez entraron en la sala, Tetch dió a conocer su trampa.

Un psicópata de ese calibre disfrutaba haciendo que sus enemigos cayeran en sus trampas, y no les bastaba con eso, si no que les gustaba regodearse de ello. No entrar en el juego podría ser fatal para Gordon, y siempre que entraran, tendrían tiempo, al menos, para pensar en algo...pero...donde estaba la solución del acertijo...todavía no la había presentado, la elección estaba sujeta al azar...

Taylor, tu por la izquierda, yo la derecha, pero ten cuidado, no estás como para dejarte machacar otra vez...ha sido un placer compañero. Agente -Dijo señalando a uno de los policías que pensaban distraidos en su mala suerte- sígame....

Adams avanzó por el pasillo de la derecha con su arma desenfundada y cargada, atento a todo.

- Agente...¿Como se llama?...(Esperó la respuesta)...bien (nombre), quedese detrás de mí y haga lo que le diga, esté alerta, el sombrerero es muy listo...

Threev entra en el pasillo del medio, seguido por el agente que le acompaña, pistola en mano. Mira a su alrededor, y ve su desfigurado rostro en los espejos... Se pasa la mano enguantada por el pelo, como si colocarse mejor el cabello mejorara su aspecto.

Camina despacio, con el arma guardad, más atento a cualquier sorpresa que el Sombrerero les tenga preparada, que a disparar a la menor oportunidad.

- Vamos señor Tetch... ¿O puedo llamarte Jarvis? - el Fiscal habla en voz alta, asegurándose de que el Sombrerero, esté donde esté, pueda oirle.

El agente de policia está nervioso. El pasillo de los espejos, el macabro Fiscal, todo el caos de Gotham... Camina intranquilo tras Threev, girándose a cada pequeño paso que da, sujetando con fuerza su pistola con ambas manos.

Taylor mira hacia arriba revelando un gesto de fingida desesperación.

- No seas dramático Adams. En un rato volveremos a estar en equipo y joderemos a ese cabrón. Buena caza, compañero.

Acto seguido le hace una señal al policía que le acompañará. Ignorando el dolor que todavía aflije su cuerpo y cojeando de la pierna izquiera, se dispone a entrar por el pasillo de la izquierda, tal como han acordado sus compañeros. Se fija por un momento en el poli que le acompaña. La carne de cañón de Threev... joven, demasiado joven para meterse en la boca del lobo con tan pocas esperanzas de sobrevivir.

Se vuelve hacia él antes de seguir avanzando.

- ¿Cuantos años tiene, agente? - pregunta con cierto toque paternal, igual que hacía Gordon cuando trabajaban juntos en el GCPD - ¿Te espera alguien en casa?

No iba a dejar que el juego del psicópata dejara otro hogar más desolado por sus tontas ambiciones y estúpidos juegos. Aquí los que tenían que jugarse el pellejo eran ellos, que para eso habían sido escogidos directamente por Gordon, por Batman... por Gotham.

La oscuridad de los tres pasillos os engulle. A los pocos pasos puedes sentir la soledad, a pesar de la rápida respiración del agente siguiéndote de cerca. El techo es realmente bajo creando gran sensación de claustrofobia. Hasta el sonido de vuestros pasos parece ser devorado en esa atmósfera. Como bien ha descrito el Sombrerero, tienes la sensación de estar cayendo por una madriguera. A ambos lados puedes verte rodeado de penumbra proyectándote hasta el infinito. Las imágenes te imitan a cada movimiento que haces pero algo sobrenatural te perfila en los espejos. El agente, realmente excitado te dice con voz queda, casi un susurro. – De... Deberíamos volver. Si jugamos a su juego tenemos las de perder –  Tratas de tranquilizarle preguntando su nombre, por su familia, pero eres consciente que las palabras revelan vuestra posición y sabes que Gordon intentará cazaros.

Avanzáis recto varios metros pero la sensación de no saber qué dirección estás llevando debido a la falta de luz y la distorsión del campo visual por los espejos es muy notoria. Tienes que luchar por no caer en mareos. Pronto empiezas a percibir un sonido como de un zumbido. Algo electrónico que está oculto en alguna zona del trayecto. Avanzas y el camino gira brúscamente a la derecha.  Cómo es posible? Debería cruzarme con el camino de Threev!! Cierras los ojos confuso superando las naúseas de la desorientación.

Una voz se manifiesta traída por megafonía acoplada a lo largo del techo. Su voz, calmada y lenta parece tener todo bajo control. – Vuestra caída ya ha comenzado. No temais, pronto acabará. A menudo, vuestros compañeros son vuestra mayor amenaza... Quienes os obligan a arrastraros a situaciones de peligro que no os merecéis. Vuestra mente, ya sabe qué hay que hacer...Tan sólo hay que tener el valor de hacerle caso –

De nuevo, se produce el zumbido. Te apoyas sobre el frío cristal de un espejo. Cuando levantas la vista, tu imagen comienza a reirse de tí con expresión de desprecio. Una voz, la tuya! Te habla: - Puedes salvarte aunque tengas que matar al agente. Nadie sabrá qué ha ocurrido. McCoist ha salvado su vida alejándose de aquí. Sálvate! –

El sonido característico del martillo de la pistola siendo bajado te hace girar rápidamente. El policía, totalmente paranoico te apunta sujetando el arma con las dos manos. Su voz tiembla. – Debo matarte para salir con vida. Lo... Lo siento... No eres mal tío pero tengo familia... Pont... Ponte de rodillas. Te juro que tendrás una muerte digna... Diré que has sido un héroe... -

La oscuridad de los tres pasillos os engulle. A los pocos pasos puedes sentir la soledad, a pesar de la rápida respiración del agente siguiéndote de cerca. El techo es realmente bajo creando gran sensación de claustrofobia. Hasta el sonido de vuestros pasos parece ser devorado en esa atmósfera. Como bien ha descrito el Sombrerero, tienes la sensación de estar cayendo por una madriguera. A ambos lados puedes verte rodeado de penumbra proyectándote hasta el infinito. Las imágenes te imitan a cada movimiento que haces pero algo sobrenatural te perfila en los espejos. El agente, realmente excitado te dice con voz queda, casi un susurro. – De... Deberíamos volver. Si jugamos a su juego tenemos las de perder – 

Avanzáis recto varios metros pero la sensación de no saber qué dirección estás llevando debido a la falta de luz y la distorsión del campo visual por los espejos es muy notoria. Tienes que luchar por no caer en mareos. Pronto empiezas a percibir un sonido como de un zumbido. Algo electrónico que está oculto en alguna zona del trayecto. Avanzas y el camino gira brúscamente a la derecha.  Cómo es posible? Debería cruzarme con el camino de Adams!! Cierras los ojos confuso superando las naúseas de la desorientación.

Una voz se manifiesta traída por megafonía acoplada a lo largo del techo. Su voz, calmada y lenta parece tener todo bajo control. – Vuestra caída ya ha comenzado. No temais, pronto acabará. A menudo, vuestros compañeros son vuestra mayor amenaza... Quienes os obligan a arrastraros a situaciones de peligro que no os merecéis. Vuestra mente, ya sabe qué hay que hacer...Tan sólo hay que tener el valor de hacerle caso –

De nuevo, se produce el zumbido. Te apoyas sobre el frío cristal de un espejo. Cuando levantas la vista, tu imagen comienza a reirse de tí con expresión de desprecio. Una voz, la tuya! Sus facciones desfiguradas y esa voz grave le confieren una imagen demoníaca. Trata de apoderarse de tí y te habla: - Puedes salvarte aunque tengas que matar al agente. Nadie sabrá qué ha ocurrido. McCoist ha salvado su vida alejándose de aquí. Sálvate! –

El sonido característico del martillo de la pistola siendo bajado te hace girar rápidamente. El policía, totalmente paranoico te apunta sujetando el arma con las dos manos. Su voz tiembla. – Debo matarte para salir con vida. Lo... Lo siento... No eres mi enemigo, pero tengo familia... Pont... Ponte de rodillas. Te juro que tendrás una muerte digna... Diré que has sido un héroe... -

La oscuridad de los tres pasillos os engulle. A los pocos pasos puedes sentir la soledad, a pesar de la rápida respiración del agente siguiéndote de cerca. El techo es realmente bajo creando gran sensación de claustrofobia. Hasta el sonido de vuestros pasos parece ser devorado en esa atmósfera. Como bien ha descrito el Sombrerero, tienes la sensación de estar cayendo por una madriguera. A ambos lados puedes verte rodeado de penumbra proyectándote hasta el infinito. Las imágenes te imitan a cada movimiento que haces pero algo sobrenatural te perfila en los espejos. El agente, realmente excitado te dice con voz queda, casi un susurro. – De... Deberíamos volver. Si jugamos a su juego tenemos las de perder – 

Avanzáis recto varios metros pero la sensación de no saber qué dirección estás llevando debido a la falta de luz y la distorsión del campo visual por los espejos es muy notoria. Tienes que luchar por no caer en mareos. Pronto empiezas a percibir un sonido como de un zumbido. Algo electrónico que está oculto en alguna zona del trayecto. Avanzas y el camino gira brúscamente a la izquierda.  Cómo es posible? Debería cruzarme con el camino de Threev!! Cierras los ojos confuso superando las naúseas de la desorientación.

Una voz se manifiesta traída por megafonía acoplada a lo largo del techo. Su voz, calmada y lenta parece tener todo bajo control. – Vuestra caída ya ha comenzado. No temais, pronto acabará. A menudo, vuestros compañeros son vuestra mayor amenaza... Quienes os obligan a arrastraros a situaciones de peligro que no os merecéis. Vuestra mente, ya sabe qué hay que hacer...Tan sólo hay que tener el valor de hacerle caso –

De nuevo, se produce el zumbido. Te apoyas sobre el frío cristal de un espejo. Cuando levantas la vista, tu imagen comienza a reirse de tí con expresión de desprecio. Una voz, la tuya! Te habla: - Puedes salvarte aunque tengas que matar al agente. Nadie sabrá qué ha ocurrido. McCoist ha salvado su vida alejándose de aquí. Sálvate! –

El sonido característico del martillo de la pistola siendo bajado te hace girar rápidamente. El policía, totalmente paranoico te apunta sujetando el arma con las dos manos. Su voz tiembla. – Debo matarte para salir con vida. Lo... Lo siento... No eres mal tío pero tengo familia... Pont... Ponte de rodillas. Te juro que tendrás una muerte digna... Diré que has sido un héroe... -

- De acuerdo agente... - Threev suspiró, con aire de resignación. - Entiendo que lo haga, al fin y al cabo, usted puede tener más oportunidades de atyudar a sus compañeros que yo.

Mientras habla con el asustado policia, el Fiscal extiende su enguantada mano izquierda y la pone en el hombro del policía, dándole unas amistosas palmaditas. - Usted cumpla con su deber, agente, como yo lo hare con el mio... ¡¡¡HACER CUMPLIR LA LEY!!! - grito Threev, mientras descargaba una gran cantidad de corriente sobre el sorprendido agente de la ley, cuando, en una de sus palmaditas, su mano quedo sobre su hombro, agarrándolo con fuerza.

Los arcos de electricidad iluminan el oscuro pasillo lleno de espejos, saltando del cuerpo de Threev al agente y todos los aparatos eléctricos cercanos.

La habitación daba vueltas hacia todos los lados, a Frank le costaba mantener el equilibrio y se tambaleaba contínuamente, solo podía seguir apoyandose en los cristales de los laterales, sintiendo el frío espejo.

Un zumbido acosaba sus oídos, parecía que la atmósfera estaba más cargada y la presión empujaba desde arriba, como una fuerza invisible casi irresistible.

El zumbido se fué trasformando en palabras, que formaban una frase.

Irme...matar al agente...no...jamas...jamas me rendiré, antes muerto...

Y justo en ese momento, el detective detectó el martilleo de un arma detrás de sí. El agente le apuntaba, parecía que había caído bajo la tentación de escapar...Adams había pensado enviarle de vuelta cuando empezaron a encontrarse mal, pero los mareos le quitaron la idea de la cabeza...demasiado tarde.

- Tranquilo Jimmy...no quieres hacer esto...se que no quieres...voy a tirar mi arma al suelo y me voy a agachar lentamente, no hagas algo de lo que luego puedas arrepentirte...vete si quieres, no se lo diré a nadie, vuelve por donde hemos venido...no te seguiré...- Frank soltó su revolver a una distancia y se fue agachando hasta ponerse de rodillas frente al agente, tenía fe en el joven policía, pero sabía que los psicópatas de Gotham eran muy hábiles, si sus palabras no le convencían, tendría que hacer algo que no querría.

Lentamente, el detective se llevó las manos a la cabeza, pero acercó su mano derecha a la pistola que colgaba con cinta aislante de su espalda, un truquito que podría salvarle la vida...

El agente permanece apuntándote temblando. Sabe de lo que eres capaz. Sin embargo, tus palabras coordiales es algo extraño en tí. Quizá esta vez, aunque sea para salvar la vida tu actitud no sea hostil. Eso piensa el policía al menos. Posas tu mano sobre su hombro y el agente baja el arma sujetándola con ambas manos a la altura de la cintura. Baja su rostro en actitud avergonzada pero satisfecho de cumplir sus deseos. Error.

Tu mano adquiere fuerza y se aferra al hombro del policia. El apretón comienza a ser doloroso y el policía emite un ligero quejido. Intenta girarse hacia tí, pero tu mano ya se ha convertido en una prensa impidiendo realizar el movimiento. La energía fluye a través millones de células canalizándose por tu brazo y pasando al agente. Sus músculos se agarrotan y varias convulsiones convierten al policía en una marioneta danzante. El humo que surge a través su uniforme revela que la piel comienza a quemarse. Numerosos filamentos luminosos salen de su cuerpo para proyectarse contra cualquier receptor que alcancen. Finalmente, sueltas su hombro y el cuerpo cae rígido al suelo. El humo comienza a llenar el pasillo.

Te miras en el espejo y tan sólo tu rostro deformado es visible en él envuelto en humo. Descansas unos instantes recuperando las fuerzas. Esta vez, la descarga no ha sido tan intensa como en la planta anterior y no tardas mucho en volver a la carga. Unas palabras van en tu búsqueda... - Bravo Señor Threev. Me encanta tu actitud. Un hombre con un rostro para cada situación. Decides el destino dejándote llevar por tu instinto. Un instinto marcado por dos caras. Dos Caras, un bonito nombre para tí... -

Del agente muerto, una moneda ha salido de su bolsillo fruto de la caída. La recoges y una pequeña descarga se produce fruto de la carga estática que conserva. Curiosamente, tiene una de las caras marcada al recibir la descarga. Parece irrisorio, pero, al igual que tú, el dinero es poderoso y tiene una cara amable y una marcada. Decides guardarla como recuerdo haciéndola bailar antes entre tus dedos.

Tus pasos continuan y te llevan a una sala rectangular de unos 10 metros cuadrados. En medio, un montacargas yace en el suelo vacío. La oscuridad no deja ver bien las inmediaciones, pero parece que al otro lado el camino continua de nuevo en forma de dos caminos, izquierda y derecha. Tus fuerzas ya casi están renovadas pero aún no podrías realizar otra descarga, así que agudizas tus sentidos y aprovechas la oscuridad para ocultarte de la posible presencia de Gordon.

Threev se aproxima sigilosamente al montacargas, mirando a mi alrededor para evitar sorpresas. Saca la pistola, preparándola en su mano derecha, mientras en su mano izquierda aún sostiene la moneda electrificada que el perdió el agente muerto. Asesinado. No, muerto en defensa propia. Vale, lo que tu digas, Dany.

El Fiscal se queda unos momentos quieto. - ¿Que me está pasando? Se aprieta las sienes con fuerza. - ¡¡Ah...!! Esto es una locura... Entonces es que estás loco. - Mejor seguir adelante.

Y continua caminando hasta la bifurcación de caminos, pensando cual escoger.

Justo cuando escuchó el sonido del arma del agente se percató en qué consistía aquella trampa. Jodidos retorcidos. Taylor juró por todo lo más sagrado que la celda de Arkham se les iba a quedar en unas vacaciones en comparación con lo que les reservaba al Joker y al jodido Jarvis. Su rostro reflejado en el espejo estaba desencajado, colérico, histriónico. Otro de sus malditos trucos.

Miró condescendiente al agente. Justo en ese momento sintió de nuevo el dolor punzante y seco que le atravesaba practicamente todo el cuerpo. Aguanta Sean, se dijo a sí mismo. No es momento para flaquear, este chico te necesita.

- ¿Vas a ser un asesino como ellos? - No caigas en su juego - Sean se acercaba al agente paulatinamente.

Sean alza una ceja, procura que los nervios que tiene a flor de piel no sean evidentes ante el agente de policía. Trata de mantener la calma. Nunca fue un hábil negociador, pero es curioso como las tornas cambian cuando es tu pellejo el que está en juego.

- Vamos, mírame a los ojos chico. No eres como ellos. Baja ese arma.Somos los buenos ¿recuerdas?

Sabía lo que haría el murciélago en una situación así. Sacaría uno de sus bat cachivaches, una bomba de humo o directamente le habría crujido la cara al chico. No era mala opción, pero en estos momentos Sean no tenía los reflejos de una gacela precisamente. Continuó acercándose, esta vez dando pequeños pasos laterales para colocarse en uno de los flancos del agente que le apuntaba.

- Eso es lo que quieren, que nos matemos unos a otros... no vamos a darles ese gustazo. Si nos quieren muertos, tendrán que hacerlo ellos, chico.

Lo siento chico, se trató de decir de nuevo a sí mismo Taylor, cuando sus dedos ya se posaban sobre el gatillo de su arma, dispuestos a volarle el hombro al muchacho en caso de que éste moviera un sólo párpado. Estaba preparado para disparar, pero no para matar.

Tus palabras tratan de apaciguar al policía. Al menos consigues lo suficiente para que no dispare, pero conoces bien la situación. Su sudoración, su pulso tembloroso, su mirada desencajada. No tardará mucho en dejarse llevar y terminará disparando. Así que finalmente llevas a cabo tu estrategia decides derribar al policía sin tener que llegar a matarle. 

Aprovechas uno de sus ticks nerviosos para hacer con tu arma y disparas sobre él a corta distancia. No puedes fallar. Con la detonación se ilumina el angosto pasillo viéndote multiplicado por mil en todas las direcciones hasta el infinito, como si fuera una pesadilla. El policía recibe el impacto y cae de rodillas soltando el arma. Le das una patada para alejarla de vosotros. El agente se lleva una mano al hombro herido tratando de taponar la salida de sangre. Parece que el dolor le ha hecho salir de su trance. Lucha por mantener la consciencia.

La practicas un torniquete con el cinto de su uniforme. Sobrevivirá, aunque tendrá que verle un médico. No puede regresar ya que la puerta de entrada la han bloqueado pero aguantará si permanece escondido ahí hasta que solucionéis el asunto.

Decides continuar cuando a los pocos metros percibes que el suelo cede a tus piés. Será otro mareo o realmente comienzas a caer?

Tus palabras tratan de apaciguar al policía. Al menos consigues lo suficiente para que no dispare, pero conoces bien la situación. Su sudoración, su pulso tembloroso, su mirada desencajada. No tardará mucho en dejarse llevar y terminará disparando. Así que finalmente llevas a cabo tu estrategia decides derribar al policía sin tener que llegar a matarle. 

Aprovechas uno de sus ticks nerviosos para hacer con tu arma y disparas sobre él a corta distancia. No puedes fallar. Con la detonación se ilumina el angosto pasillo viéndote multiplicado por mil en todas las direcciones hasta el infinito, como si fuera una pesadilla. El policía recibe el impacto y cae de rodillas soltando el arma. Le das una patada para alejarla de vosotros. El agente se lleva una mano al hombro herido tratando de taponar la salida de sangre. Parece que el dolor le ha hecho salir de su trance. Lucha por mantener la consciencia.

La practicas un torniquete con el cinto de su uniforme. Sobrevivirá, aunque tendrá que verle un médico. No puede regresar ya que la puerta de entrada la han bloqueado pero aguantará si permanece escondido ahí hasta que solucionéis el asunto.

Decides continuar cuando a los pocos metros percibes que el suelo cede a tus piés. Será otro mareo o realmente comienzas a caer?