Partida Rol por web

El viaje ha sido duro por lo que un buen trago con el que refrescar la garganta y un camastro en el que poder relajar las piernas os vendrían que ni pintados.

El pueblo de La Recueja es pequeño y bastante "cuco·. Su motor economico es la agricultura, pero también está pegando fuerte el turismo rural ultimamente, por lo que no os cuesta encontrar una taberna con buena pinta, "Taberna Osbourne".

Al entrar, de un rapido vistazo veis que el local está lleno en su mayoría de rumanos. Como en toda taberna algunos simplemente beben en la barra, otros parecen festejar algo alegremente, algunos juegan a las cartas y unos cuantos parecen tener ganas de salir con el ojo morado.

En la barra un rostro conocido se acerca a vosotros mientras canturrea algo.

Rapidamente reconoceis el rostro.

Es Bertín Osborne, un bardo que gozó hace unos 20-30 años de gran exito y reconocido mujeriego. Aunque ya está algo mayor, mantiene gran parte de su encanto y buena voz.

¿Quereis algo, muchachos? se dirige a vosotros con una sonrisa en la boca mientras deja un plato bajo la barra y se pone el paño al hombro.

Francisco apoya su pesada humanidad en un taburete mirando un poco alrededor para hacerse a la idea de en dónde se ha metido cuando aparece el tabernero con su pregunta. Entonces el cocinero lo mira fijamente y directo a los ojos mientras dice:

-Dos cosas. Una botella grande de cognac y nada de canciones.-

Dentro del garito en el que estamos, voy mirando con mis os ojos a toda la gente quenos rodea, por el olor que hay en la sala, debe de haber un semi-pez por aqui

Cuando el camarero nos pregunta si queremos tomar algo, veo que Francisco Jose Maria Jesus Perfecto Solapajo de Torrérez y Arriezno Guzmán (me parece que le llamaré Fran de ahora en adelante), jocosamente le dice a nuestro camarero que no cante mas, y le pide una botella de licor, y yo le replico:

-Pero que sea la del toro negro, que si no, no es lo mismo.

William entró después de Kilder. -Tú, vas un poco fuerte ¿no?- Cuando decía tú, se refería a Francisco Jose Maria Jesus Perfecto Solapajo de Torrérez y Arriezno Guzmán -Un Cognac, ¿pero que horas son estás?

Pues mira, Bertín, ya que estoy aquí, pon me un gazpachico. De esos que haces tú, de la huerta. Pero de la huerta de verdad, nada de tetrabrick.-

Ernesto se adentra en la taberna, con el cuerpo encorvado y frotándose las manos se aproxima a la mesa en la que sus compañeros. Hic, hic,...ya eztáiz penzando en emborracharoz, azquerozoz humanoz...

Sus ojos rojos se dirigen uno a uno a sus compañeros y terminan mirando al tabernero. Traed comida comeztible, un buen trozo de quezo y un buen vino eztará máz que bien

El hombre-rata se sienta junto a sus compañeros. Parece ser que no está de buen humor y comparte con sus compañeros sus preocupaciones. Zi zigue el loco de Botín con zuz préztamos tan baratos va a conzeguir que todoz noz arruinemoz, hay que conzeguir que alguien le atravieze la garganta

Al cocinero siempre le había hecho gracia el efecto que su extenso nombre tenía en las personas, asi que esta vez simplemente dijo:

-Chicos, no hace mucho que nos conocemos, pero mis amigos me llaman Paco.-

En cuanto veo gente jugando con las cartas no puedo evitar sacar mi baraja de la mochila que cruza mi pecho. Me siento con el resto de compañeros mientras barajo las cartas de maneras extrañas con una técnica mas que depurada.

- Para mi otro vinito. Y trae un poco de jamón. -

Pongo la baraja delante de Paco para que corte.

- ¿Una partida? -

Dije sonriente, ignorando un poco lo que hablaban mis compañeros.

Bertín desaparece un par de minutos tras una puerta que suponeis da a la cocina y vuelve con todo lo que habíais pedido. Cognac para unos, gazpacho, vino y algo de buena comida para los otros. Tras probarlo veis que todo es de buena calidad, lo que contrasta con la clientela y con el tamaño del pueblo.

No borra la sonrisa de la cara mientras os sirve.

Bueno, ¿y que os ha traido por aqui si se puede saber?

La pregunta os ha sonado a la misma rutina que repite con cada nuevo visitante que llega al pueblo, pero aun asi el esfuerzo por aparentar interés es notable.

Echando un profundo vistazo a la sala ves que en su inmensa mayoría son rumanos y ninguno destaca demasiado por encima de los demás a excepción de un encapuchado sentado en la esquina que no levanta la vista de la mesa y su bebida.

En cuanto a la decoración de la sala, hay muchos cuadros de Bertín con otros famosas celebridades de la republica y del artisteo, además de instrumentos musicales, discos de oro y algún que otro trofeo musical.

Me quedo observando al encapuchado, mientras intento dar un trago a la copichuela, al no tener unos labios bien definidos y totalmente elásticos, finalmente decido dar un lengüetazo a la copa.

Diosss, me pica toda la boca, la próxima vez me pido mejor un torres 10.

Le doy un codazo a un compañero, y le digo, señalando con la frente al encapuchado:

-Voy a ver si podemos pillar algo para esta noche, jejeje.

Me aproximo al que supongo humano, esquivando a todos los rumanos que puedo, y con las manos en los bolsillos, protegiendo mi cartera.

Me siento a su vera, y le digo:

-Buenos dias caballero, ¿estas dormido?, ¿o intentas que levite tu copa?

-Otra vez con los prestamos del Botín...-

Mientras Bertín traía lo pedido, William aprovechó para charlar un rato.

-Que quieres que te diga, Ernesto. Deja de quejarte y haz que absorva tu negocio. Dicen que le ha dado por comprar prestamistas pequeños. O mejor todavía, baja el interés de los tuyos... que ni a un compañero le haces rebajas...- Metió la mano en el bolsillo y se dió cuenta de que llevaba menos monedas de las que creía. -¡Bah! Lo que tendríamos que hacer es volver al trueque... Oye, Paco. Te doy un ramo de lavanda si me pagas el gazpacho.-

Ernesto gustaba de quejarse de su competencia, por lo que William le dió pie a seguir la conversación. ¿Pero eztaz loco?...Sus ojos se abren de par en par...¿Bajar loz interezez?...ezto no ez un negocio de hierbaz...la rata miraba con sorpresa a William, como si no creyese que alguien pudiese estar diciéndole aquellas cosas.

Ez como si tú a cambio de unaz hierbaz para aliviar los dolorez no cobrazez nada. No podríaz vivir.Deja de fumar ezaz pajaz que encuentraz en loz bozquez...La rata parece ofendida y mirando a los demás comenta, esperando que le den la razón... Bajar loz interezez dice...Mueve la cabeza dando a entender que le parece un chiste lo que William le ha comentado. Con cierta soberbia, como si supiese que tiene la verdad absoluta, le da un trago a la copa de vino. ¿Y a ezto lo llamaz vino?Mi padre meaba un elixir mejor.

Ernesto una vez que se ofende trata a todo el mundo por igual, así que ofuscado vuelve a tomar otro trago de vino y comienza a roer el queso.

Momentos después se da cuenta que ha podido ser algo exasperante y comenta: Perdona William, ez que Botín noz va a arruinar a todoz. Zi quierez algo de dinero yo te lo puedo preztar, a precio de compañero claro eztá

-¿Y para qué quiero yo lavanda?- responde el cocinero mientras comprueba que el apenas si lleva unos cuantos leuros encima.... y nada más. Entonces agrega -Hay que joderse... animales que quieren votar, las personas de verdad sin un puñetero duro... esto se está yendo a la mierda y no sé cuánto vamos a durar.-

y termina con una frase que en él es ya un clásico mientras sacude la cabeza:

-Esto con Papuchi no pasaba...-

Y al cabo de unso segundos agrega en un tono más bajo y mirando a Ernesto:

-Y tú. Como vayas por ahí diciendo que tienes dinero para prestar vas a hacer que cualquiera de todos estos rumanos nos quiera empezar a soltar ostias.-

Bertín se resigna al ver como todos habeis pasado totalmente de su pregunta. Al fin y al cabo en un bar la gente no va a hablar con el camarero.

Da la vuelta y se aleja un poco para seguir fregando junto a la barra, aunque siempre pendiente por lo que pueda querer cualquier cliente mientras canturrea en voz baja

Kilder va hacia una de las esquinas en donde podeis ver a un hombre encapuchado de tal manera que no ver ni un ápice de su rostro.

Ambos charlan sobre algo, pero logicamente no llegais a escuchar qué.

El encapuchado no se mueve cuando le hablas.

Estoy esperando dice de forma concluyente...como si eso dijera mucho

Aunque el resto de las mesas están llenas de comensales y bebedores, en esta tan solo se sentaba él y ahora tú. Como un halo de misterio recubre a este ¿hombre? Su tono de voz ha sonado grave y ronco, claramente es macho, pero no sabrías decir si es humano o no.

-Seguro que si los animales votaran nos iría mejor. Mira tú como estamos, otro día sin trabajo y tendré que tomar le la palabra a Ernesto.-

Desde que se conocían, cada vez que se paraban en una taberna mantenían discusiones parecidas. Que si con Papuchi esto no pasaba, que si los animales tienen que votar, que si Palpatin nos está arruinando, que si la culpa es de los catalanes... y 8 de cada 10 diez discusiones acababan igual, otro día a las espaldas y la misma situación que el día anterior. Una de las otras dos ocasiones solía acabar con el grupo saliendo por patas de la taberna, porque alguno de ellos se había metido en problemas, por lo general Roland o Kilder. Y la que completaba la estadística, se iban por no aguantar el olor de algún que otro semi-pez. Pero esta vez, William quería que fuera diferente.

Osborne se había alejado. -¡Jefe!- Le hizo gesto para que se acercara. -¿Cómo está la cosa por aquí? ¿hay faena para un grupo de aguerridos aventureros?-

Bostezo al oir la contestación del misterioso encapuchado, y le digo:

-Perdona que me meta en tus asuntos, pero ¿estas esperando algo importante, o a alguien en especial?. (soy un poquito portera a veces, ya lo se), pero es que tengo un amigo que me parece que vende hierbas, y si es una chica, i gual le interesaria alguna. Me parece que estas muy serio igualmente, hoy es tu dia de suerte, si te puedo ayudar en algo, sólo tienes que decirmelo, igualmente, no tebngo nada mejor que hacer, y estoy sin un leuro.

Apoyo un codo en la mesa, esperando a que me conteste.

Vuelve la cabeza ante el grito de William, aunque siguió con los platos.

Pues supongo que si, siempre suele haber algo, aunque ya os aviso que no tengo ratas en mi sotano. Practicamente todos los aventureros asumían que en el sotano de una taberna debía haber ratas si eres de nivel bajo y, tal vez, una puerta demoníaca si eras algo más experimentado.

Podríais preguntarle al capitán de la Guardia Local o al alcalde. Los edificios se ven bastante facil, uno pone ayuntamiento y el otro Guardia Civil.