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Crónicas de los Condenados. [+18] Cap 2: Intrigas Palaciegas

Capitulo 2: Biblioteca del Castillo Brisa

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26/11/2017, 18:03
Director

Habían sido citados en la biblioteca, y a diferencia de la reunión previa, ahora los esperaba una pequeña mesa, que tenía unos bocadillos delicados en ella. Pequeñas delicias, que también estaban en una mesa, no demasiadas, junto con una botella de cristal, lleno de un vino tan rojo y espeso que podía ser sangre.
Un esclavo estaba allí, atento y lejano, a cualquier petición que hicieran, por lo demás, parecía que la Dama Comerciante Harper había hecho que se mantuviera lejos, para que pudieran conversar en calma.
Llegaron a la vez, la Capitana, el Comerciante y la Anciana, y se sentaron. El esclavo llevo el asiento a la mujer, y esta le agradeció cortésmente, y luego hizo lo propio, si lo dejaban, con el de la capitana. Las vestiduras de la mujer eran de buen material, repujado y con dibujos con las costuras. Las joyas que llevaban hacían juego con el vestido.
Tomo, pícaramente la primer masita, y la degusto con delicia, quedaban nueve ahora.
- Ansio venir al castillo por estas delicias, el Duque tiene un esclavo cocinero que he querido comprárselo en varias ocasiones, pero no me lo quiere vender. Menos mal, sabe que pagaría cualquier cantidad por el y las masitas que hace. Asi que tengo que conformarme con esperar a los inviernos…-

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26/11/2017, 20:58
Director

El Duque por medio de un criado, te ha encomendado enviar un vino especial de la casa, y entregarlo a los invitados de la biblioteca. Tambien te ha dicho que debes extraer información de Uric y Marna, aunque sea circunstancial.

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27/11/2017, 17:43
Sheena

No había tenido demasiado tiempo entre el final de una reunión y el comienzo de la otra, sin embargo había aprovechado para cambiarme, ahora lucía un vestido si es que se lo podía llamar así de una pieza algo menos transparente que el anterior que a cada paso estaba apunto de revelar parte de mis nalgas por lo corto que era. Mi cabello rubio caía por la espalda y mis pechos y pezones tenían un escote recatado que perdía el sentido al ver como la suave tela transparentaba mis senos. Me acerqué esta vez no tanto para servir a los invitados sino para hacer más apetecible la noche a ellos, en especial a Uric que me había solicitado por lo que apenas llegó este busqué acercarme a él, esperando que mi atuendo y actitud le resultara satisfactoria.

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28/11/2017, 09:24
Uric

El comerciante se paseó por la biblioteca curioseando algunos títulos y hojeando al azar los libros que iban llamando su atención. La cháchara sobre los dulces no le interesaba, ni los comentarios de la anciana sobre el cocinero, pero tomó uno de los dulces y lo mordisqueó despacio.

Había conseguido convencer al duque y allí estaba Shenna también, con un vestido que realzaba su figura. Complacido por saber que no encontraría su lecho frío y vacío aquella noche, le indicó con un gesto que le sirviera una copa y mientras la contemplaba alejándose, meneando sus caderas, se dirigió a las damas.

- Una biblioteca muy completa, sin duda. Pero había algo concreto que os traía aquí, Harper? Tal vez pueda ayudaros a buscar aquello que os interesa, si me decís de qué se trata. He leído algunos libros... en mi juventud... - habló de tal modo que parecía que mucho tiempo había transcurrido desde aquel momento pasado, aunque por su rostro podía verse que el comerciante era todavía joven. Miró a Marna arqueando una ceja, preguntándose si Harper les había realmente hecho reunirse allí para algo de utilidad o para chismorrear mientras tomaban la merienda.

Cuando la esclava volvió ofreciéndole su copa, Uric la recompensó dándole a su boca el dulce que apenas había probado.

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01/12/2017, 18:03
Marna Berenna

En lo general siempre era de andarse con pantalones largos, de corte recto, apenas holgados, con una faja de cuero polvorienta, gastada, atada a su cintura, y por dentro una mugrienta camisa de lino, siempre con los primeros dos botones desabrochados, porque su enorme pecho no daba abasto ni vendado, oscuras manchas de sudor y mugre, arremangada descuidadamente hasta los codos, con dos brazaletes largos de cuero que cubrían desde su muñeca a la mitad del antebrazo. 

Solo por esa específica ocasión había permitido que el Sr. Puck se encargara de su atuendo. Y ahora se arrepentía de sobremanera. Ahora andaba con sus largos cabellos, casi siempre trenzados, completamente sueltos, creando un océano negro, tan solo una media cola que quitaba algunas hebras de su bella cara se ataban por detrás con un hilo. Los pantalones eran de cuero, ajustados a sus fortificadas piernas, una camisa blanca y pulcra de un material mucho mas abrigado que se ajustaba perfectamente a su pequeño torso, pero su pecho notable parecía a punto de estallar, tampoco ayudaba el chaleco de cuero que se ajustaba en su cintura y se remarcaba por debajo de sus senos. Sobre todo eso, gracias a la pulcritud del Sr. Puck, llevaba un largo tapado negro de bordados en color gris oscuro. La larga capa de gran capucha negra que ahora colgaba de su brazo había sido lo único propio. Y con mucha insistencia tuvo la decencia de negarse a traer un sombrero, con suerte para el duque que no tenía un pañuelo en estos momentos. Sus accesorios solo eran los arneses de cuero repujado en los cuales llevaba su sable y su pistola. 

La biblioteca sacó lo mejor de su niñez, sus ojos miraban a alrededor embelesados, tantos libros, tantos relatos, estaba en un éxtasis de alegría y gracias a su educación lo único que lo demostraba era su cara. A pura fuerza de voluntad se contenía de no tomar un grupo de libros, sentarse en el suelo, y comenzar a jugar como en la biblioteca de su antiguo hogar. El sólo pensarlo la llenaba de cierta nostalgia. ¿Cuánto ya había pasado de la última vez que su padre llegaba de sorpresa, tomaba un libro al azar, y comenzaba a leerlo con aquella profunda voz de caverna que la hipnotizaba? No podía contarlo, era demasiada tristeza. 

Todo eso cruzaba por su mente mientras su cuerpo había quedado plantado frente a un estante con libros hasta que leyó lo que buscaba “rutas y caminos, bajo los mares” de Hrotghar Rolfson. La voz de Harper la sacó de su ensoñación, tomó el libro con tranquilidad, miró a la comerciante apreciando mejor sus vestimentas, sin cambiar su inmutable rostro sólo le respondió con una ligera sonrisa mientras se acercaba a la mesa, permitiendo que el esclavo haga lo correcto con su silla, le agradeció, y luego escuchó la respuesta de Uric a la anciana. Lo miró por simple reacción para descubrir que éste también la miraba para luego se dirigía a la esclava, pero Marna se quedó aún mirándolo, sin cambiar su rostro tomó una de los dulces y lo comió de un bocado mirando a Harper. 

- No soy muy afín a los dulces, la verdad, pero admito que estos pequeños son admirables. - comentó con voz serena. - Lo mio es el mar... - prosiguió tomando el libro y hojeándolo sin abrirlo, volvió a apoyarlo sobre sus rodillas, iba a pedirlo prestado. - ... pero en lo que pueda ser útil Dama Harper. - era el primer momento en había usado el Dama, por lo general entre sus colegas no había mas que brutos, y pocos Señores, usualmente hombres de respeto. - Si me permitís la pregunta. Al ser invitada asidua del lugar, tal vez pueda saciar mi ingenua curiosidad, ¿a qué se debe la restricción antes dada por el Duque Yannur? - inquirió clavando sus dorados ojos en la mujer.

Notas de juego

Hola a todos. 

Perdón, especialmente al master, por mi tardanza. Trataré de responder todo lo q pueda a lo largo del día. Besos

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02/12/2017, 04:14
Sheena

Observé como ingresaba también Marna a aquella reunión, me acerqué a servirle de una jarra de vino una copa, no dudé en contonearme ante el que esperaba fuera mi hombre aquella noche. Mis pechos se bamboleaban con mi andar más fácilmente con aquella ropa y al inclinarme al servir, parte de mis nalgas quedaron a la vista. Abrí mis labios al ver que me iba a dar algo en mi boca y aunque no me hubiera dado permiso, lamí en parte el dedo que se acercó a mis labios. Esperaba estar complaciendolo con mi comportamiento. 

Observé y escuché a Marne, mientras me quedaba junto a Uric por si quería acariciarme o quería que yo le brindara alguna atención. Me gustaba la idea de llevarme a la boca otra cosa que no sea aquél dulce, pero entendía que para Uric no debía ser el momento. 

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08/12/2017, 02:41
Dama Harper

La Comerciante bebió un poco del té que tenía en la mesa, aderezándolo con sorbitos de licor afrutado, que diluía entre las dos tasas, solo que cada tanto, volvía a comer un bocadito.

- No vengo aquí por los libros, Estimado Uric. Vengo aquí por la tranquilidad de poder hablar en soledad.- observo a la joven esclava, y siguió comentando. - Directa al grano, por lo que veo, Capitana Marna. El castillo guarda muchos secretos, invitados no requeridos, invitados que no quieren verse, algunos experimentos de los siervos del duque. Si ha dado esa restricción, y mi animo no es del todo templado, yo haría caso. Podria encontrarse con la muerte… o algo peor.-

Las masas finas, por cierto, eran muy ricas.

- Como he dicho ya el castillo Brisa guarda muchos secretos, sobre todo en los sótanos. Pero soy una señora ya anciana. Queria saber si alguno de ustedes, queridos comerciantes, estaba interesado en hacer alguna clase de lucrativo negocio…además los usuales, claro. Me encantaría comprar algunas pieles vuestras, una pequeña cantidad, como tres, para ir viendo la calidad de las mismas, y no pasar frio aquí, en estas tierras. Me temo que este año el frio será intenso y yo ya no soy joven…-

La biblioteca no era enorme, contaba con menos de veinte tomos. Y por lo que pudo ver mientras revisaba, la mayoría no estaban en idiomas hablados por Marna. Habia ya visto cinco.

NOTA para Marna. Puck se quedo en el Barco.

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09/12/2017, 10:42
Uric

A Uric le importaban poco los rincones del castillo que pudiera ver o no. Le interesaban más las personas que se habían reunido allí, mucha gente en un reducido espacio, y eso siempre creaba conflictos, choques. Podía sentirlos ya, cerca.

No entendía muy bien para qué les había llevado hasta allí aquella vieja señora. Para charlar tomando pastas? Al menos había sido bastante previsor de llevarse a la esclava con él. Mientras la dama parloteaba sobre sótanos y peligros, el comerciante miró los dedos que Sheena le había humedecido al lamerlos y aprovechando que se había quedado junto a él, la tomó por el pelo, la acercó hacia sí y limpió los dedos restregándolos en su mejilla. 

Luego se sentó cómodamente en una de las butacas de lectura y abrió el saco que llevaba con él. Allí tenía la piel que las damas habían visto en el salón, y alguna otra cuidadosamente doblada. Al menos iba a conseguir una venta. Buscó un lugar donde extender las pieles, y entonces llamó a la esclava. Le indicó que se colocara arrodillada ante él, le hizo poner sus manos en el suelo de piedra y cuando la esclava estaba frente a él, Uric la miró fijamente un instante y la hizo agachar la cabeza, mirando al suelo. Se levantó con un suspiro, rodeó a la joven y colocó en su lugar la tela del vestido que se había levantado, cubriéndole de nuevo las caderas. 

Tras aquello, satisfecho, desdobló una de las pieles nuevas y la extendió. Usando a la esclava como si de una mesa se tratara, la piel cálida y suave la cubrió como un espeso mantel. Luego pasó la mano por el fino pelaje.

- Vos misma podéis verlo, con esta piel nada tendréis que temer del invierno - miró a Harper - y os durará por muchos años, os lo puedo asegurar. Bien valen las monedas que lleváis en la bolsa, Dama. Y vos - se volvió hacia Marna, que hojeaba los lbros, y desdoblando la tercera piel, la lanzó también sobre la esclava para mostrar un pelaje incluso más frondoso. - Os interesaría algo asi? Ni la brisa ni la sal marina dañarían esta piel durante mucho tiempo. Digna de una capitana, sí - asintió satisfecho. - O encontráis algo de mayor interés entre esos libros? - Y acercándose, tomó el primero que le vino a la mano y leyó su título.

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11/12/2017, 02:06
Director

A Berinian lo habían llegado por los pasillos del palacio, ascendiendo. Estaba cansado, y hambriento, pero ya hacia ahí dentro considerablemente menos frio que en el exterior, aunque no era poco el frio que había aun.
El lugar no resulto ser inaccesible, si no una cómoda y pequeña biblioteca en la mitad de los pasillos. Al pasar por la puerta vio un pequeño fuego de hogar, y cuatro personas allí.
Una voluptuosa mujer morena de ojos ambarinos, parecía algo fuera de lugar con las ropas de corte. Una dama mayor, pero de buen ver, como la abuela rica que todos deseaban tener, y otro con aspecto de comerciante también, que usaba a una jovencita a modo de modelo, la jovencita estaba ligera de ropas y en ese instante, la tapaban con una excelente piel.

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11/12/2017, 02:07
Dama Harper

La Dama Harper observo las acciones de Uric frunciendo un poco el seño.
- Tsk, Tsk, Tsk. – dijo Harper. – Muy difícil es ver la caída de un vestido con una esclava a cuatro patas. Ponla derecha, y evita humillarla en mi presencia, querido, o perderás una cliente, al menos. Por otro lado, no es de caballero ignorar las preguntas de una dama, aunque esta sea ya una anciana… –
Se giro en la silla. – Si ha llegado alguien más en la compañía. Perfecto. Demos la bienvenida a Maese Berinian. El caballero aquí presente esta bajo mi invitación expresa mía, lo mismo que ustedes. Todos nosotros somos comerciantes, querido, puedes relajarte y sacarse ese bonito sombrero… - le ofreció la mano avejentada, llena de carísimos anillos de joyas y metales preciosos.- Claro que algunos somos más ricos que otros.

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11/12/2017, 14:08
Berinian Kanan

Berinian escuchó voces detrás de la puerta decorada que le habían indicado que era la biblioteca, el lugar donde había sido invitado. Llamó y abrió. Allí observó una escena que no lo sorprendió en absoluto, tal vez porque ya estaba muy acostumbrado a verla: ricos hombres jugando, en cierto modo, con una esclava.

Bueno, si es suya, que hagan con ella lo que quieran, pensó el comerciante. Mientras no la desaprovechen..., fue su único pensamiento crítico.

Observó y sonrió a los presentes y se quitó el sombrero de ala haciendo con él un saludo y una leve inclinación de cabeza.

- Berinian Canaan, a su servicio - se presentó a todos y en especial a la anciana que se había presentado como la anfitriona, a la cual tomó la mano enjoyada y ostentosa que esta le presentaba, colocando levemente sus labios en el dorso de su mano. A pesar de su apariencia, un oficial marino, el hombre parecía conocer algo de etiqueta. Fundamental para coronar con éxito muchos negocios.

- Así que sois vos la dama Harper a quien debo la invitación y mi gratitud. Un placer - dijo sonriente antes de volverse a los otros dos invitados por la anciana. Una joven hermosa, que parecía observar a la esclava escasamente vestida y un hombre joven que daba la impresión que jugaba con la misma, humillándola y poniendo y quitando ciertas telas y pieles de su cuerpo, eran la compañía de la dama a la par que comerciantes. A saber de qué -. Felicidades por su prosperidad - contestó sonriente a la mujer ante su alarde de riqueza.

Sí, mejor tápala, pensó al ver a la joven esclava con la piel sobre sus hombros. Con el frío que hace en este castillo si se te enfría y enferma será todo un desperdicio.

Observó durante unos momentos a la esclava y tuvo que admitir que realmente era hermosa. Dedicó un rato a observarla con mayor interés, caminando en torno a ella, evaluándola.

- Magnífica - llegó a decir pensando en voz alta, más a sí mismo que a los presentes.

- Disculpen, me quedé absorto. Me ocurre con frecuencia cuando observo un "producto" de excelente calidad y me da por valorarlo o admirarlo - comentó con una sonrisa sardónica -. Su dueño realizó una gran adquisición - añadió mirando a los tres mercaderes, a la espera de que alguno se diera a conocer como tal.

- Y hablando de productos y mercancías, ¿Sería descortés saber a qué tipo de comercio se dedican ustedes? - preguntó el marino con una suave sonrisa.

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12/12/2017, 03:32
Marna Berenna

Ante la acotación de la anciana por su forma directa Marna solo le respondió con una pequeña sonrisa simplemente diciendo. - Una de mis tantas cualidades adquiridas. - prosiguiente dedicó su atención a las palabras de la comerciante con total seriedad. 

En un gesto de completa absorción por la historia la capitana se enderezó en el asiento, cruzando sus piernas con elegancia innata, dejando el codo en el descanso del mismo, apoyó su cabeza en el puño para sostenerla. Sus ojos se habían afinado, su gesto se encontraba serio, dándole un aire casi de hombría. Solo su cuerpo y bello rostro delataban su género. 

Tal vez antes se arrepentía, pero este castillo, poco a poco, despertaba su "ingenua curiosidad". Sonrió internamente, haciendo brillar sus ojos de oro. - Entiendo. - fue todo lo que contesto al final, tragándose su excitación. Sólo quito sus ojos de Harper cuando la esclava se acercó, aceptó la copa volviendo a agradecerle con el anterior gesto de elevarla. Continuó escuchando a la anciana. 

- Los negocios siempre están al dente, Dama Harper. - afirmó en respuesta a la proposición. Pero su atención se refugió en la escena que creaba el mercader junto con la esclava. Lo miró como si aquél hombre fuera estúpido, ¿qué rayos hacía con la esclava teniendo una mesa enfrente?... dudaba verdaderamente concluir algún negocio con este tipo. Pero al menos podía sacar provecho de ver su futura mercadería, si los mares movían las olas a su favor. 

Mantuvo su gesto sereno, inmutable, aguardando a que el hombre terminara aquella pantomima de desvalorizada autoestima, ahora entendía el exuberante atuendo. También mantuvo aquella pose de Capitán en barco. No respondió ante las palabras del mercader, simplemente le miró y sonrió satisfecha, asintiendo apenas con la cabeza aún apoyada en su puño. No es que estuviera de acuerdo, pero la mujer era una esclava, no estaba siendo abusada, y ella tenia otros intereses. Sólo miró a Harper defender a la esclava, y luego movió apenas su cabeza, sin levantarla, para ver al hombre que ingresaba al salón para besar las arrugada mano de la vieja. Lo miró inexpresiva, casi con aburrimiento, más pantomimas para la cuál sólo enarcó su ceja derecha. Y ante la curiosidad del hombre Marna pensó - "Al mal paso, darle prisa. Mejor acabar con esto de una vez y empezar los negocios. A ver que tanto se trae este. "

Prosiguió por ponerse de pie, con elegancia y postura firme, con su rostro taciturno y voz serena se presentó. - Capitana Berena Marna. Comerciante marítima... un placer. - hizo una ligera inclinación de cabeza a modo de saludo y volvió a sentarse con aquella misma elegancia y soltura con la que se movía a pesar de aquellas tan ajustadas ropas.

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17/12/2017, 11:19
Uric

El comerciante sonrió al recién llegado, dejando por un momento las pieles para presentarse. - Uric, comerciante, como podéis ver. Si necesitáis abrigaros este invierno... ya sabéis - hizo un gesto vago, y no se podía distinguir si indicaba las pieles, o a la esclava que las sostenía, o a ambas.

Luego se volvió a la vieja impertinente. Más ricos? Con gusto le hubiera hecho pagar a base de azotes hasta su última moneda. En su opinión, por muy anciana que fuera siempre se estaba a tiempo de aprender. Y ella no sabía contener su lengua. Pero el joven compuso una sonrisa, y sin responder a sus quejas respecto a la esclava, tomó una de las pieles y con total parsimonia la dobló con cuidado, dejando las otras donde estaban. - El señor Canaan tal vez quiera valorar la mercancía antes de que otros se hagan con todas. Pero dígame, dama Harper...

Si la vieja no quería sus pieles, por él podía morir de frío en el primer campo helado. Y su aborrecimiento aumentó al sentir la compasión de la dama por una simple esclava. Debilidad y decadencia, se las hallaba por todas partes. No era de extrañar que un ejercito decidido sembrara el caos en una tierra con una nobleza tan pusilánime.

- Teníais alguna otra propuesta que hacernos? Si vos habéis visto una buena oportunidad, seguramente se tratará de una inversión interesante.

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19/12/2017, 22:21
Dama Harper

La anciana sonrió ante el esfuerzo, quizás no obvio de controlarse del vendedor de pieles.
Luego comió otro de los bollitos, saboreándolo, y bebió un poco de té para bajarlo, mientras el silencio se apoderaba de todos, y ella masticaba tanto el té como lo que quedaba del bollito. Se limpio los labios con una servilleta, y observo a los demás, hablando como si fuera una conspiración. Y quizás lo era.
- Es Sencillo realmente. Imagino que como mucho tienes cien pieles, mi muy estimado Maese Uric, el valor de cada una debe ser de cincuenta monedas de plata. Seguramente puedes venderlas bien, alrededor de doscientas o trescientas monedas, debido a la demanda que tendrán aquí. –
hizo cálculos mentales rápidos, contando con los dedos. – Eso te daría una ganancia de mil quinientas monedas de oro, a tres mil, con muy buena venta. Quién sabe. No hay cien personas con la posibilidad de comprarlas aquí.
Observo entonces a la mujer que estaba allí, no a la esclava.
- Usted, Capitana, no parece demasiado comerciante. Esta incomoda en esas bonitas vestiduras, y su piel, por morena que sea, no parece ajena al mar y al sol. Sus manos son callosas querida, y aunque dueña de un cuerpo que me genera envidia por sus curvas que no tuve, y por la juventud que ostenta, me da claras señal que es mas aventurera que comerciante. No quiero decir pirata, pero si lo digo, no estaré demasiado desacertada, ¿no es así?
Y se giro al recién llegado, Berinian.
- Y que puedo decir de usted, excepto que la fama lo precede señor. Sus mercaderías son muy interesantes, y estaré muy interesada en comprar algunas. De eso se desprende que es alguien a quien el fin justifica los medios. Los junte porque los tres son gente que puede conseguir lo que deseo. –
Saco una pequeña cajita, de su cartera, y era de oro repujado, con extrañas runas en un lenguaje desconocido a los presentes. La abrió, con cuidado, y tomo el envoltorio, que era un pañuelo de seda que envolvía algo. Ella lo abrió, mostrando una gema de muchas facetas, grandes como el huevo de una gallina. En caso de no ser falsa, con esa gema se podía comprar al menos un barco, o mucho mas.
Dejo la joya en uno de los platos, que con la luz del fuego refulgió, como solo las verdaderas gemas relucían ante la luz.
- Hay algo en uno de los sótanos del Duque, un pequeño vial, que deseo tener en mi poder. Los traje, porque son lo suficientemente audaces para intentar conseguirlo. Están viendo el pago. Pueden verla si lo desean, tocarla, para verificar su autenticidad. Es el corazón de sangre, una gema por la que han sangrado príncipes y reyes.-

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20/12/2017, 22:52
Berinian Kanan

- ¿Pieles? No es mal negocio, Uric, en estos lugares y en estas fechas - asintió -. Quien sabe, tal vez podamos hablar más tarde sobre ello, aunque aquí, al igual que vos, estoy para vender, no comprar. Mas si un negocio surge, ¿Quien soy yo para negarme a él? - comentó con suave sonrisa.

Berinian sonrió aviesamente cuando la anciana hizo gala de su conocimiento sobre el marino y sus mercancías... sin revelar absolutamente nada, manteniendo dicha sonrisa ante la descripción que daba de los otros dos comerciantes, no especialmente elogiadora. Sin embargo su sonrisa aminoró tan pronto la mujer realizó su declaración de intenciones. Conforme la dama Harper hablaba el meridianense fue enarcando una ceja, entre incrédulo y divertido con lo que oía.

Después devino el silencio. Lanzó miradas de soslayo al Corazón de Sangre, a los presentes con esclava incluida, y de nuevo a la extraordinaria gema mostrada sin decir nada en un primer momento. Finalmente contuvo una pequeña risa y dominada esta, tomó la palabra.

- Así que afirma usted que somos audaces ¿Tanto como para robar en casa de nuestro propio anfitrión? Y quien dice casa, dice fortaleza custodiada por guardias - comentó con ironía el hombre -. Siempre me he preciado por ser un comerciante... "respetable" - dijo con un tono de suave sarcasmo -. Dígame dama Harper, ¿Convertirnos en vulgares ladrones es un progreso en nuestro oficio? - le preguntó aunque no esperó respuesta mientras tomó la piedra preciosa la observó con detenimiento, asintió y la devolvió a su propietaria.

- Debo entender que ese pequeño vial escondido en esos sótanos bien vale este pedrusco ¿Si esta ha matado a príncipes y reyes, aquel vial que ha hecho? ¿Resucitarlos? - inquirió, tratando de saber cómo algo tan valioso bien valía un frasquito del interior del castillo, deseando averiguar sus propiedades.

- Por otro lado veo otro problema en este negocio, dama Harper - comentó divertido -. Tres hipotéticos participantes tienen un fantasioso éxito y solo obtienen un único premio, indivisible - miró con sonrisa socarrona a los otros dos comerciantes - Y como hombre honorable me postulo como guardián de la gema para los tres, hasta poder encontrar donde venderla y ellos aceptarán, confiando en mi - terminó lanzando una carcajada y negando con la cabeza.

- Mi señora Harper, lo veo complicado - admitió con sinceridad -. Nuestra honradez y la buena fe entre nosotros es un fuerte obstáculo para tamaña empresa - afirmó con segundas intenciones, mostrando sus blancos dientes con una sonrisa lobuna.

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09/01/2018, 10:53
Uric

La vieja dama se permitió organizar la contabilidad de las pieles de Uric y este chasqueó la lengua asqueado. Mientras la entrometida mujer daba su opinión sobre todo y sobre todos, él recogió sus pieles y las guardó con cuidado, escuchando las palabras que allí se decían.

Harper intentaba engatusarlos para adentrarse en las zonas prohibidas del castillo y para robar a quien les había ofrecido su hospitalidad. Mas Berinian habló bien y dejó al descubierto las patrañas de la vieja.

- Dama - me volví a dirigir a ella, en un tono de hastío - si deseáis el vial como decís, bien haréis en explicarnos sus beneficios y porqué intentáis robárselo al Duque. Pienso que, partiendo de este hecho, bien podría subirse el precio de semejante tarea, o podéis bajar vos misma a los sótanos en busca del vial. - Luego miré a Berinian y sonreí, alargando la mano para pedir la gema y poder observarla con detenimiento. - Si aclaramos este asunto, no tendré inconveniente en dejaros guardar la joya, siempre que reciba sin demora su equivalente en monedas contantes y sonantes. después, por mí podréis guardarla cuanto se os antoje, señor.

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13/01/2018, 21:24
Marna Berenna

A pesar de la tensión que podía palparse en el ambiente, Marn, mantuvo la calma en todo momento. Sólo cuando la anciana comenzó a especular sobre ella y su verdadero rubro el rostro de la morena se endureció ligeramente, dándole un aspecto aún mas pirata que antes, aún asi no respondió, dejó que la conversación fluyera. 

Sus ojos se clavaron en aquel huevo, y como iba de mano en mano, mientras los gallinas con los cuales la había equiparado la anciana hacían lo esperado de cualquier comerciante media clase, echarse atrás a la primera de dudas. Cuando todos terminaron de dar sus excusas para el trabajo la Capitana sonrió con total confianza. 

Volvió a ponerse de pie, aún con aquella socarrona sonrisa, y clavó sus ojos ambas en la comerciante anciana. 

- Habéis dicho que deseáis el vial, habéis dicho que los tres poseemos cualidad para conseguíroslo, y también habéis dicho que esto... -prosiguió con aquella voz fría, apuntando con su cabeza hacía la brillante gema. - ...sería nuestro pago. Pero... tal vez sea muy rebuscado lo que diré, pero jamás ha dicho que deberíamos trabajar juntos. - Se cruzo de brazos, haciendo que sus senos se levanten resaltando aún mas de lo que ya lo hacían. - A diferencia de estos tan "recatados" señores, como habéis observado, soy una persona de acciones, más aún si se me paga por ello. - comentó con tranquilidad. - Sin embargo, y muy a mi pesar, en algo concuerdo y es que... - hizo una pausa, inclinándose sobre la mujer anciana, apoyó un mano en el apoyabrazos de la vieja comerciante, y la miró con total seriedad, sin intimidarla, mas bien estudiándola. - ¿Por qué robarle al hombre con el cual ha desarrollado cierto vinculo? Y, ¿por qué confiar tal tarea a tres extraños?. Disculpe mi escepticismo pero si tuviera tamaña campaña en desarrollo no la delegaría a tres personajes cuya lealtad es de dudosa procedencia. - finalizó con su rostro y torso casi sobre la mujer. Quería saber si mentía, quería saber si era una trampa. - ¿Qué le asegura que no le robemos nosotros a usted y nos quedemos con todo? - 

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22/01/2018, 23:35
Sheena

Obedecí a las ordenes dadas, en primer lugar volviendome un mueble más, en cuatro patas las había mantenido separadas para que al levantarse mi vestido puediera apreciarse el comienzo de mi sexo, húmedo, depilado y un color rosado. Pero no había podido exhibirme tanto como lo había deseado porque la mujer aquella no había dejado que hiciera lo que más deseaba: humillarme. La miré con odio, un odio renovado pues hace tiempo que no lo sentía. Me erguí y noté como un hombre me rodeaba y observaba. Yo aproveché a comodar mi ropa y mi vestido, ampliando al límite mi escote e inclinandome levemente para que pueda apreciar mis curvas. El examen no duró demasiado y no pudo ser todo lo satisfactorio que hubiera deseado. 

Me acerqué un poco al hombre que me había hecho ir allí, a él iba a servirlo, o al menos eso creía, esa noche. El pedido de la anciana era una locura, por lo que estimé que ahora ya dejaría de ser obediente con ella. Lo miré excitada y humedecí mis labios. Deseaba sentir su mano en cualquier parte de mi cuerpo, y si aquella anciana podía observarme mejor para mi. ¿Acaso me habría conocido a mi antes o a mi familia? Una mujer tan anciana, acaso podría ser?. Lo dudaba, pero no me importaba. La idea de qué alguien que guardara respeto por mis padres me viera así no hacía más que excitarme aún más. 

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25/01/2018, 04:26
Dama Harper

La anciana casi no puede disimular una sonrisa cuando Berinian se llamo a si mismo “respetable”, de hecho, casi se atraganta y apuro el vaso de agua que tenia al alcance de la mano en la mesita.
- Lo siento. Me atragante.- se disculpo.
- Señor Kanan. – dijo, respondiéndole al primero, pues había sido el primero en responderle a ella. – Yo estoy ofreciendo una simple transacción comercial, que puede ser provechosa para todos. ¿Vulgares ladrones? Somos comerciantes, y no de los que se quedan en los hogares, si no de los que salen al camino. Los ladrones vulgares no obtienen gemas con nombre, Señor Kanan, obtienen limosnas tan míseras, que hombres como usted y mujeres como yo no sé molestarían en levantar de un suelo embarrado. Respecto al Vial, no le incumbe porque lo deseo, pero… ¡no sea ridículo! Resucitar? ¡Nada más lejos de la realidad!- bufo, algo enojada, quizás, ante esa posibilidad, y bebió algo del té caliente.
Luego, respondió, ante la carcajada y la osadía del hombre, y vio que a pesar de que era una anciana había dureza de acero en esos ojos.
- No sea ridículo, mi buen Señor! La gema que ofrezco, es tan solo para demostrar mi interés por el vial. La gema en si es indivisible, como usted hacer notar, aunque no es del todo cierto, puede dividirse, pero a un costo considerable de su valor. No! La gema es la cereza que va arriba del postre. ¿Que “Aventurero” que se precie, toma el vial solicitado, y deja los otros tesoros que existen en la famosa bóveda? Yo sugiero, mi buen señor, que acceda a esa bóveda, adquiera lo que considera prudente obtener, para su beneficio y que cuando tenga ese vial en su poder, tenga en mente que a mí me interesa y puedo pagar por él.
Se giro hacia Uric, tranquila, como si sus palabras y amenazas fueran vacías.
- Señor Uric. No tengo nada que explicarle sobre el contenido. Yo ofrezco una empresa, y un pago por la misma. Podes subir el precio, pero claro, dado que soy la única compradora de la misma, no estáis en posición de brindar algo de oferta y demanda, además, puedo asegurarle que la gema bien vale tres veces el valor del vial, que es algo que me es de utilidad más que nada mi. Pero de nuevo, ustedes de acceder a la bóveda, podrían saciarse de lo que allí encuentren y ver que entregarme el vial es simplemente una acción extra de comercio. Respecto a la gema en sí, seré yo quien la guarde. No pienso entregaros el pago por no hacer nada, agradables caballeros. –
Luego Marna, cuando todos hubieron hablado, se inclino hacia la anciana, demostrando su poderío físico sobre ella, o insinuándolo, de tal forma de ser letal y también insinuar el trasero a los otros dos hombres y demostrar que era una buena pieza de conquista. Los rostros de ambas, negra y anciana quedaron cerca,
- Querida, vas a tirarme el Te. Levanta si eres tan amable.- dejo la tacita sobre la mesa cuando ella libero el brazo. – Ustedes no son extraños. Se un poco de todos y a que se dedican. No se llega a anciana comerciante sin tener informantes útiles en varios lugares. –
Se incorporo, y se hizo espacio con Marna, para mirar a los allí presentes.
- Voy a responder a los huecos en mi explicación inicial. Me interesa el vial, si trabajan entre si o en contra, no me interesa, yo solo deseo el producto final de esa empresa, no los pormenores. Estoy dispuesta a colaborar en menor medida para que ello sea posible, sugerir que guardias son sobornables y dar una aproximación de los turnos. También puede que tenga un Mapa y una cantidad de efectivo para hacer eso, digamos, cien monedas. – Los miro, haciendo caer los ojos a los dos hombres y mostrando los ojos claros que en otras épocas pasadas habían encandilado al más recio de los hombres. – Y finalmente, no les conviene matarme, o robarme, por la sencilla razón de que les convengo más viva que muerta. O si, seguro deberían enfrentarse a mis guardias, pero probablemente los superarían y para esa altura, ya estaría muerta, pero soy anciana, he vivido bastante y no me queda mucho de vida Ese vial puede ayudarme a conservarme un tiempo más. Por ello pago una fortuna por él. Por eso me arriesgo con ustedes, Caballeros y Dama. Y porque nuestro anfitrión es un mierdas. Solo hablan de la forma en que lo hacen porque no lo conocen aun, pero es alguien de la peor calaña, que si nos tiene aquí como invitados es porque pretende divertirse con todos nosotros, y hacernos bailar a su música. Y porque soy la única que lo conoce y ha sobrevivido dos veces para contarlo.
Se dio media vuelta, y se sentó, al parecer cansada.
- Las posibilidades que veo son estas. Abandonan la empresa, y van a contárselo al Duque. Abandonan la empresa y no se lo cuentan a nadie. Deciden matarme y quedarse con la gema, y entonces llega el momento de repartirla, en cuyo caso, ustedes aliados, pasan a ser enemigos y deben pelar por ella. Deciden Saquear la bóveda y trabajar entre ustedes, o deciden traicionarse. Deciden ir cada uno por su cuenta. Consiguen saquear la bóveda, obtienen lo que les interesa, y deciden venderme el vial, o deciden no hacerlo. En todo caso, decídanse. –

Notas de juego

Lo primero que sienten al tocar la gema, aquellos que la han tenido en su poder, es que es pesada, y fría al tacto, pero no extrañamente fría, simplemente ...fría. Una extraña luz emana de ella, y aunque las facetas están bien cortadas, se siente un poco rasposa al tacto. Su color es extrañamente morado o violaceo y tiene un brillo muy llamativo. Despide un ligero olor a frutas.
El tamaño es superior al huevo de una gallina.

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25/01/2018, 11:25
Berinian Kanan

- Tranquilícese, capitana Marna. No es necesario intimidar a una "pobre" anciana. Un poco de respeto a las canas - le pidió con tono jocoso y a la vez suave, terciando, aunque al pronunciar la última palabra su mirada se dirigió a la dama Harper, borrando su sonrisa y mirándola de soslayo -. Además, nos hemos reunido aquí como gente civilizada y creo que ir apuñalando y robando a ancianos indefensos no es algo "digno" de nosotros - añadió con una sonrisa lobuna y un tono que no dejaba claro si hablaba con segundas intenciones -. Por otro lado, si deseáis lanzaros a la aventura en solitario, adelante. Aplaudo vuestra valentía, pero permitidme que no aplauda vuestro "buen" juicio - remarcó mirando a la medioelfa y admirando por unos momentos sus hermosos ojos almendrados -. Honestamente: creo que esta puede ser una empresa interesante, ahora que la dama Harper está dispuesta a mostrarnos ciertas... garantías. O avales, según se mire, imprescindibles para todo proyecto. Aunque sea en forma de información. Como comerciante puedo aseguraros que una asociación adecuada bien puede reportarnos un negocio lucrativo. A todos - comentó diplomática y convincentemente -. Solo hace falta que esté bien planificada - sentenció antes de volverse hacia la anciana.

- Bien, dama Harper. Habéis comenzado a exponer cierta información interesante. Un mapa, unos turnos de guardia, unos soldados sobornables... Por favor, no os detengáis. Explayaos - la invitó con una sonrisa, indicio tácito de que estaba interesado en la proposición si había un plan sólido por detrás.

- También nos parecería imprescindible saber sobre nuestro anfitrión, este lugar, el significado de sus veladas y el sentido de la palabra "sobrevivir" que habéis empleado - dijo el marino frunciendo el ceño con seriedad al entender perfectamente el significado del adjetivo "mierdas" tan bien como que en esa noche, en ese lugar, habría gente que no viviría para contarlo.

Y hablando del anfitrión...

Entonces su mirada se giró hacia la joven y hermosa esclava. Ya que nadie le había respondido, inicialmente, a la pregunta que realizara sobre la muchacha, Berinian decidió que fuera ella misma quien contestara.

Dio unos pasos hacia ella y tomando su mentón elevó su rostro forzándola a mirarle, enérgicamente pero sin rudeza. Admiró su agraciado y redondeado rostro, sus profundos ojos azules y sus labios carnosos. Al contacto, su piel resultó tersa y suave.

Sí, es una esclava magnífica.

- Dime, esclava. ¿Quien es tu señor? ¿A quien sirves? - le preguntó con tono grave, atravesándola con una mirada intensa y admonitoria.