Partida Rol por web

Miro a Lazar y niego con la cabeza, ya sabía de sobras que era un niño malcriado.

No me he deshecho de ti, te he dado una responsabilidad y has demostrado ser más que capaz, por eso creo que mereces ese honor.

Yo ya he saldado mi deuda con el, que es lo que necesitaba para ser realmente libre.

Pero nos falta un ultimo paso. Retiro la manga de mi camisa y le ofrezco mi brazo. Demuestrame bebiendo de mi tu lealtad, y la ciudad será toda tuya. Digo sonriendole.

Antes de acabar con el tema de la ciudad, te sonrio y te hago un gesto para que te tranquilices.

Algo hemos estado informados, pero de eso se encargará Jervais, que para eso es nuestro superior en nuestro clan, no te preocupes Teodor.

Pero antes necesito de tu confianza absoluta. Digo retirandome la manga de la camisa y ofreciendole mi brazo. Necesito que me demuestres tu fidelidad bebiendo de mi sangre, entonces toda la recompensa será tuya.

No es lo que más me apetece, pero confio en que no vaya a más, y la rcompensa seguramente merezca la pena.

-La teneis por siempre. Vos y la casa.

Acepto la vitae de mi sire y bebo.

Yago se tomó un momento para considerar las palabras de su Sire y su significado, puesto que no eran poca cosa que digerir para su joven No-Vida.

En primer lugar, le estaba dando lo que era, relativamente hablando, su independencia permanente de su servicio directo. Concediéndole la edad adulta, por decirlo de alguna manera, en la Larga Noche que tenían por delante. Por sí solo, ya era algo importante. Pero aún había más...

Su propio Dominio. Nominalmente, al menos, puesto que ella acababa de decir que los derechos sobre la aldea le pertenecían a ella y sus palabras podían tomarse únicamente como cesión, no como entrega... (Siendo particularmente tortuoso, cierto, pero no era tan absurdo no obviar el detalle.) Incluso así, era un gran salto en su posición en la sociedad cainita; ser un Príncipe de un lugar perdido de la mano de Dios era mejor que no ser más que otro neonato en Dominio ajeno, después de todo... Yago hubiera preferido, en lo personal, empezar por un cargo de Senescal, para aprender a gestionar una Corte, pero aprender sobre la marcha en un Dominio diminuto le parecía factible.

Otro tema era la píldora envenenada que podía ser un Dominio en aquellas tierras en disputa; esperaba que la aldea estuviera lejos de las líneas de esa guerra, al menos... Incluso envenenada, tomaría aquella píldora, pese a todo. La elusiva presencia que le había guiado hasta las tablillas a su llegada a Tihuta, el secreto de aquella escritura extraña habían despertado su interés; la posibilidad de seguir indagando y descubrir más sobre el Plan Divino le atraía sobremanera.

- Llevo poco en Transilvania, mi dama, - dijo con una agradecida sonrisa en los labios. - pero creo que ya he visto lo suficiente como para saber que la tranquilidad es un bien extremadamente raro y valioso en las tierras más allá de los bosques.

Inclinó la cabeza, antes de hacer explícita su respuesta al regalo de Troglodytia. Sin duda, su Creadora ya sabía que él aceptaría de buen grado, incluso antes de ofrecerle el regalo, pero estaba seguro que le agradaría que lo expresara en palabras. - Me honra, mi Sire, al entregarme un Dominio. ¿Lo regiré en mi nombre, o seré custodio en el suyo?- No había malicia ni acidez en su pregunta, ella bien lo podría notar. Sólo no quería tomar más de lo que le correspondía, y él era joven para, por lo que él sabía, recibir un Principado como para no considerarlo. - ¿En qué lugar se encuentra?

De sus estudios en preparación para su viaje, recordaba haber encontrado sumamente interesante la región que rodeaba al pequeño feudo de Balgrad, o Alba Iulia, como era conocida en la antigüedad. En otro tiempo, había sido una ciudad importante para el Imperio Romano; un lugar con tanta historia pasada sin duda tendría tesoros para alguien de su clan; rezaba porque la aldea estuviera en sus cercanías (amén que eso le situaría lejos del frente entre Tzimisces y Tremeres)

"¿No quieres responder a ninguna de mis preguntas? Bien, quizás no sea el momento. La inmortalidad es larga y yo un cometa imparable. Puede que cuando mi alma brille unas cuantas leguas por encima de la tuya sea más fácil tirarte de la lengua; o puede que para entonces ya no me importe un comino nada de esto, y tampoco tu."

Sonrío ante la mención de la palabra "lealtad" pero no por los motivos que pueda pensar mi sire.

"Ni si quiera la lealtad del vínculo dura para siempre"

muerdo la carne, abriendo la arteria radial y sorbo con furia su vitae.

Miro completamente confundido y abrumado a mi Sire.

- Pero… Sire… - digo conmocionado – lo que me pedís va contra la Pirámide… podrían… - callo un momento – podría haber consecuencias para los dos, Sire…

Sonrio cuando Teodor deja de beber de mi brazo y le hago un gesto reconfortante, demostrando que estaba orgulloso de el.

Bien Teodor, entonces todo mi trabajo aquí ha acabado. En breves podrás recibir tu dominio y partir hacia allí si quieres, voy al salón principal junto a Jervais para preparar la partia. ¿Vienes?

Tras eso me dirijo fuera de la habitación.

Miro complacido ante Lazar. Aunque su temperamento era totalmente inestable, tenía una buena educación y sabía perfectamente que debía hacer en cada momento frente a otros.

Al acabar le hago un gesto reconfortante, demostrado que estaba orgulloso de su decisión.

Bien Lazar, pues yo ya he acabado mi trabajó aquí, en breves podrás disfrutar de tu nuevo dominio. Por ahora voy a ir al salón con Jervais para preparar nuestra marcha. ¿Vienes?

Veo la duda en mi chiquillo, pero es capaz de aplacarla rápidamente, demostrando su gran sentido del deber, lo cual me hacía totalmente orgullosa de haberle elegido.

Es una pequeña aldea, no comparable a las Siebenburgen, se llama Deva, la podrás situar rápidamente en los mapas de igual manera.

Será en tu nombre, tu has luchado en esta misión y lo mereces, además te irá bien ser independiente, aunque siempre podrás contar conmigo cuando me necesites en tus noches más oscuras.

Hago una pequeña pausa.

Solo necesito una ultima cosa, demuestrame tu lealtad de nuevo, bebiendo de mi sangre. Tras eso te ofrezco mi muñeca.

Miro algo molesto a Markus, entendia en parte sus miedos hacia el clan, pero, ¿no era yo mismo su sire?

¿No es la lealtad lo que más se valora en ella?¿No te escojí a ti de un montón de candidatos?¿No estás dispuesto a ser leal a mi?

Mi tono va aumentando a medida que digo cada una de las palabras.

Pues vámonos de aquí ya

- Sí, Sire, claro que lleváis razón, – dudo al principio pero el aumento de su tono no hace más que aumentar mi desconfianza – pero ¿a cambio no os he demostrado yo todos estos años mi lealtad? ¿Por qué dudáis ahora de ella?
.
Me pongo en pie. No voy a tolerar que pretenda ponerse por encima del clan.
- No venderé mi lealtad al clan por un pedazo de tierra. La Pirámide es más importante que cualquiera de nosotros.
.
Mi decisión ya es firme aunque me pueda costar esa posición y la relación con mi Sire.

Retorno a la sala principal siguiendo a mi sire.

No pudo evitar sentir una punzada de ofensa ante la petición de Troglodytia. Una promesa de Yago era tan buena como cualquier Juramento que la Vitae pudiera imponer sobre otro (al menos, él estaba convencido de esto). Pedirle garantía adicional era, como poco, injuriante para su honra y honor.

Esas mismas palabras salidas de labios de cualquier otro ser, humano o sobrenatural, hubieran acabado en violencia con el pálido caballero. De hecho, su rictus y lenguaje corporal cambiaron de inmediato; no hubiera habido una reacción muy diferente si su Sire acabara de abofetearle.

La sonrisa murió en sus labios de inmediato y su rostro retomó la firmeza y severidad que sus compañeros de cuadrilla estaban más acostumbrados a ver en él.

Si cualquier otro ser hubiera dicho aquellas palabras... Pero no había sido así, sino que venían de ella. Su innegable superiora a la que debía, aún, lealtad y servicio; si bien aquella fuera la última vez que era así, pues le estaba dando la independencia y Dominio propios (Deva, tendría que buscarla en el mapa...), no dejaba de ser una orden que debía respetar.

- Beberé de usted, mi dama. - dijo, con toda seriedad en su rostro. - Pero bien debería saber que el valor de mi palabra es como poco igual a cualquier imposición realizada por la Sangre, y la sugerencia de necesitar una mayor garantía me ofende profundamente. - cuadró los hombros con firmeza. - Tras recibir su regalo de independencia y libertad, sepa que ya mi deber no estará por encima de mi honra para ignorar tal ofensa. - Y se inclinó para beber obedientemente.

La verdad, no comprendía la necesidad de aquello. Dudaba que se quedara lo suficiente o viniera por la región con la frecuencia suficiente como para que el Vínculo no se debilitara con el paso del tiempo... 

Cuando noto que Aurel aparta el brazo, lo aguanto un segundo más en mi boca y después de soltarlo me paso la lengua por la comisura de los labios de forma lasciva.

"Habría sido tan fácil diabolizarte ahora... pero todavía me gustas. Tus atenciones y regalos han sido de lo más útiles"

Sin demorarme me pongo en marcha a su lado y le doy algo de conversación de camino al salón

- ¿Tienes alguna idea de lo que va a ocurrir ahora con este castillo?

Miro a Markus con rabia, pero isn ninguna intención de agredirlo.

¡Se acabó! Por mi puedes pudrirte antes de llegar al frente de ninguna ciudad, y a partir de este momento yo me lavo las manos.

Veo que he criado una serpiente. He sido un ofreciendote respaldo y un lugar cuando lo has necesitado.

Quedas expulsado del clan y nunca vengas a pedir ayuda o socorro.

Tras eso me marcho de la habitación con un portazo.

La verdad es que desconozco que querrá hacer Jervais con el castillo. Quizá se lo entrega a algún subordinado suyo, realmente lo desconozco.

Vamos, seguramente nos diga algo en breves.

Salgo de la habitación esperando que Lazar me siga.

Sonrio, más por la capacidad de Yago de obedecer que por el echo de cumplir esa orden.

Sé de sobras que vuestra palabra es suficiente, por eso os he traído hasta aquí, y que cumplas incluso esta orden aún lo deja más claro.

Ahora ya sois un adulto, no mi pequeño chiquillo, y encontraréis cosas mucho peores que por esto que acabas de pasar. Refiriendo a hacerle beber de nuevo mi sangre.

Haced lo que debais hacer Yago de la Cruz, pero ahora vayamos con Jervais y acabemos con esta misión.

Salgo de la habitación esperando a que Yago me siga.

Tu y Zahara salíis de la habitación y rápidamente emprendeis camino a la salida. Evitais la sala por donde sabíais que Jervais estaba, para que no os pudiese impedir que os fuerais, y finalmente llegais a la puerta principal del recien contruido castillo, donde encontrais los carros "nocturnos" listos para poder salir de inmediato.

- Estoy convencido de que la oscuridad que me espera es mayor que la que ya he recorrido. - dijo, con voz grave, mientras limpiaba cuidadosamente su rostro para no desperdiciar lo más mínimo de Vitae.- Tengo la esperanza, sin embargo, de que el hecho de que me conceda la independencia no tenga que significar, necesariamente, que nuestra relación se torne amarga. Al menos por mi parte, siempre gozará de mi respeto, mi dama. Sólo pido lo recíproco.